29 enero 2015

La decisión fue respaldada por los principales accionistas: los March y Telefónica

La SEPI designa a Fernando Abril-Martorell nuevo presidente de Indra en sustitución de Javier Monzón

Hechos

El 29.01.2015 el Consejo de Administración de Indra nombró a D. Fernando Abril-Martorell nuevo presidente de la compañía.

Lecturas

PRINCIPALES ACCIONISTAS DE INDRA:

  • Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (del Estado) – 20,1% de las acciones.
  • Corporación Financiera Alba (Familia March) – 10% de las acciones
  • Telefónica – 6% de las acciones

Indra es una empresa multinacional española que ofrece servicios de consultoría sobre transporte, defensa, energía, telecomunicaciones, servicios financieros; así como servicios al sector público. Pertenece al Ibex 35 desde 1999.

FINAL DE LA ERA MONZÓN EN INDRA

 D. Javier Monzón ha permanecido al frente de Indra con el apoyo de las SEPIs de los Gobiernos de D. Felipe González (PSOE), D. José María Aznar (PP), D. José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y casi una legislatura completa del Sr. Rajoy (PP), pero finalmente ha sido esta SEPI rajoyiana la que ha acabado con él.

30 Enero 2015

Defensa fuerza la dimisión de Monzón e Indra se dispara en Bolsa un 20%

Carlos Segovia

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«Como ahora se va a hablar de mí, me ausento». El ya ex presidente de Indra, Javier Monzón, abandonó en la mañana de ayer la sala del consejo de administración cuando llegaba el punto clave del orden del día: su relevo tras 22 años en la compañía. Lo hizo sin estridencias, según testigos consultados, tras haber perdido definitivamente el pulso que había mantenido con el Ministerio de Defensa en los últimos meses y, especialmente, en los últimos días.

Monzón, presidente de Indra desde su fundación en 1992, consiguió estar al frente de esta empresa tecnológica estratégica para el Estado con los Gobiernos de Felipe González, Aznar y Zapatero, pero ha caído con el de Mariano Rajoy. «Hay tres razones que explican su marcha: la falta de sintonía con el Ministerio de Defensa, las cuentas de 2014 de Indra y la caída de cotización en Bolsa», explican fuentes gubernamentales. Estas descartan razones relacionadas con escándalos como la reciente imputación de un alto directivo de Indra por presunto falseamiento de facturas a la Comunidad de Madrid.

El Estado es directamente el primer accionista de Indra a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) desde agosto de 2013 al comprar a Bankia el 20% del capital. Lo hizo a 10,19 euros y, en los últimos meses Indra ha venido cotizando en Bolsa en torno a ese precio o por debajo provocando minusvalías en un paquete que el Estado quiere revender a corto o medio plazo. Ayer registró una subida cercana al 20%, ante la perspectiva de que Telefónica se convierta en accionista de control.

En paralelo, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, tienen puesta la proa a Monzón desde el pasado verano por no avenirse, en su opinión, a integrar la gestión de Indra en un marco más amplio que contempla a toda la industria considerada estratégica para el Ejército español. «Se hace así en todos los países de nuestro entorno e Indra tenía que entenderlo», señalan fuentes de Defensa.

La debilidad política y bursátil de Monzón empezó a atraer fondos extranjeros. Este diario publicó el pasado 22 de diciembre la oferta del fondo británico Hanson con el ex líder de Alianza Popular, Antonio Hernández Mancha, como intermediario. Telefónica vio entonces la oportunidad de entrar en su capital a bajo precio y hacerse con un negocio tecnológico que la operadora considera complementario. Hacía así un favor a Monzón –que necesitaba un caballero blanco para evitar que fondos extranjeros controlaran el futuro de la sociedad– y al Gobierno, que quiere vender asegurando la españolidad de la sociedad.

Con el visto bueno de Monzón y también del Gobierno, la empresa que preside César Alierta empezó a comprar con discreción en el mercado en las últimas semanas, hasta convertirse ahora en uno de los socios de referencia con hasta el 6% del capital.

Alierta veía con buenos ojos que Monzón continuara como presidente un tiempo y designara como consejero delegado a Fernando Abril-Martorell, que fue su ex lugarteniente en Telefónica y así estaba previsto. El segundo accionista, el grupo March, estaba de acuerdo en esta transición suave. El pacto de Telefónica con la Sepi implica terminar comprando su participación cuando la cotización mejore e implique plusvalías razonables para el Estado. A cambio, el propio presidente de la Sepi, Ramón Aguirre, fue quien escribió el pasado martes al presidente de la Comisión de Nombramientos de Indra y fiel a Monzón, Daniel García Pita, pidiendo la entrada de Abril-Martorell como consejero con vistas a su nombramiento como nuevo presidente. La Sepi no estaba en principio en desacuerdo con un cambio gradual, pero sí el Ministerio de Defensa. Morenés y Argüelles vieron la oportunidad de acabar con Monzón y exigieron a Alierta que en el mismo consejo de administración de ayer que entraba Abril-Martorell se produjera el relevo en la presidencia. Tenían además el argumento de las malas cuentas de 2014 en que Indra se está resintiendo, entre otros factores, de su apuesta por Brasil. Hacienda, que controla la Sepi, dio la razón a Defensa tras conocer el estado de las cuentas.

Monzón se resistió, pero terminó capitulando en la madrugada de ayer en una reunión en la que participó también Adolfo Menéndez, consejero de Indra a propuesta de la Sepi pero de plena confianza del Ministerio de Defensa.

«Las penas con pan, son menos», afirman en el bando ganador en alusión a que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no se opone a que Monzón, de 58 años, se vaya con un fondo de pensiones de 12 millones acumulados estos años e incluso con cuatro adicionales por no competir en los próximos dos años con la empresa que creó. 16 millones de salida que, en el entorno de Monzón piden comparar con la creación de valor que ha supuesto su gestión desde que nació la sociedad en 1993.

Tras aceptar Monzón que se le revocaran sus poderes ejecutivos y su nombramiento como presidente de honor, el consejo de administración fue como la seda. García Pita y el secretario del consejo, Pedro Ramón y Cajal, pilotaron la histórica reunión del consejo. El consejero del grupo March, Juan March de la Lastra, dejó claro que habría preferido otra solución y elogió a Monzón. Éste fue nombrado, no obstante, presidente de honor de Indra y se mostró dispuesto a colaborar con Abril-Martorell en todo lo que se le requiriera.

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EL DETONANTE

Fondos extranjeros con Hernández-Mancha como intermediario buscaron el control y Telefónica se ofreció a asegurar la españolidad de Indra.

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LA PRESIÓN

El Ministerio de Defensa pretendía la salida de Monzón desde hace meses por falta de sintonía y la Sepi dejó de defenderle al ver las cuentas del pasado ejercicio.

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20%

Indra protagonizó una subida histórica en Bolsa ante la entrada de Telefónica como futuro accionista de control.

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EL RELEVO

El Gobierno acepta como nuevo presidente a Abril-Martorell al que ya nombró consejero de Aena. Es de confianza de Alierta y consejero de Prisa y de Ence Energía

Fernando Abril Martorell.

24 Noviembre 2015

El jet ‘secreto’ que acabó con Monzón en Indra

César Urrutia

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La falta de «transparencia» del ex presidente de Indra, Javier Monzón, con el consejo de administración de la multinacional tecnológica y de defensa, fue el motivo. El consejo ignoraba que Indra disponía de un GulfStream 200 al servicio exclusivo de Monzón, presidente desde la fundación de la compañía, en 1993. La consecuencia, su destitución fulminante el pasado miércoles y por unanimidad de la presidencia de honor del grupo.

El GulfStream 200, un jet de fabricación estadounidense para altos ejecutivos, fue traspasado al jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo por 19 millones de euros, según el diario luso Correio da Manha.

La estrella lo utilizó para viajar al estreno de una película sobre su vida el pasado 10 de noviembre en Londres. Cuenta con las mejores prestaciones y todo tipo de comodidades propias de un avión de primera clase. Tiene capacidad para ocho pasajeros y un alcance de 6.000 kilómetros a una velocidad máxima de 900 kilómetros por hora. El régimen de propiedad por el que Indra ponía el jet a disposición de Monzón era de leasing, sólo que el uso de la aeronave era desconocido, al menos de modo oficial, por la compañía. Otras fuentes aseguran sin embargo que el avión «no era de uso privativo de Monzón y que distintos ejecutivos de Indra hicieron uso de él». Se alquilaban horas de vuelo, «por lo que no era necesario informar al consejo, y era compartido con otras empresas», añaden.

La empresa no vive precisamente tiempos de bonanza. Pérdidas millonarias más allá de lo previsto y una decidida apuesta inversora por el ahora problemático Brasil han desembocado en un ajuste de plantilla de 1.750 trabajadores en España y otros 1.000 en Latinoamérica. La ejecución de ajuste se concentrará en este último trimestre del año.

Mes a mes a lo largo de 2015, quien fue uno de los ejecutivos más poderosos del Ibex 35, superviviente en una empresa semipública a tres presidentes del Gobierno –González, Aznar y Zapatero– y perteneciente al círculo más próximo al Rey Juan Carlos, ha perdido apoyos e influencia.

Tras 22 años en el cargo, Monzón fue sustituido en enero por Fernando Abril Martorell tras un sonado distanciamiento con su principal accionista, la SEPI, perteneciente al Ministerio de Hacienda. Con Corporación Financiera Alba como segundo mayor accionista, Telefónica apuntaló la españolidad del accionariado ante la posibilidad de la entrada de inversores no deseados en el capital.

«El Consejo de Administración ha valorado por unanimidad muy positivamente la gestión del Sr. Monzón y su contribución a los logros de Indra durante su presidencia, que ha ocupado desde su fundación», informó en enero la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Su designación como presidente de honor se justificó «como reconocimiento a su contribución a la sociedad». La salida del consejo de administración quedó no obstante compensada con una indemnización de 16 millones (12 millones por el fondo de pensiones acumulado y cuatro como la cláusula del jardinero que cubre la prohibición de competir con la empresa que presidió desde su fundación). Ahora, la salida de la presidencia de honor no ha contado con ningún comentario por parte de Indra.