7 marzo 2006

Los partidos tradicionales, el Partido Laboralista y el Likud, sufren una severa derrota

Elecciones Israel 2006 – Triunfo de Kadima, el nuevo partido creado por Sharon, reemplazado por Olmert por su enfermedad

Hechos

  • Kadima (Ehud Olmert)- 28 escaños
  • Laboralista (Amir Peretz)- 20 escaños
  • Likud (Benjamin Netanyahu)- 11 escaños

30 Marzo 2006

El turno de Olmert

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Una pequeña revolución se ha consumado en Israel. El partido Kadima (Adelante) ganó el martes las elecciones legislativas en su primera cita con las urnas, pese a su muy reciente creación de la mano de un Ariel Sharon que desde el hospital donde yace en estado de coma irreversible ha proyectado parte de su carisma sobre su sucesor, Ehud Olmert. De los comicios sale un claro mandato a favor de la retirada y la separación unilateral de Cisjordania que propone Olmert, pero también un aviso a la clase política de que no se olvide de los programas sociales en un país en el que ha crecido la pobreza.

La victoria de Kadima ha sido más corta de lo esperado, con 28 escaños sobre 120, y aunque basten para encabezar el Gobierno, no está clara su formación. Olmert puede contar con los 20 puestos del laborismo de Amir Peretz, también debutante que ha salvado los muebles, y, con mayores dificultades, con los 13 de los ultraortodoxos sefardíes del Shas, partido que aunque tiene como preocupación básica que le compren a buen precio el apoyo al Gobierno de turno, no es partidario de sostener a Kadima en su plan, aún modesto, de retirada de Cisjordania. El gran derrotado es el Likud del ex primer ministro Benjamín Netanyahu, que se desploma de 40 a 11 escaños, lo que contrasta con el éxito de Nuestro Israel (12 escaños), otra formación de la derecha dura en la misma línea del Likud. Pero salvo el laborismo, ningún otro partido va a ofrecer fácilmente su apoyo a Olmert para desmantelar colonias en los territorios ocupados.

El paso adelante del nuevo líder israelí con respecto a su mentor Sharon es el de haber anunciado de forma bastante precisa qué fronteras, impuestas unilateralmente, ofrecería para la paz: la evacuación de algo más de la mitad de Cisjordania, de forma que Israel se anexionara los territorios que ya abraza el muro empezado a construir por su antecesor, más el valle del Jordán, dícese en este caso que por razones de seguridad. Nada de eso es aceptable, sin embargo, para el presidente Mahmud Abbas, y menos para el gobierno del movimiento integrista y terrorista Hamás, ganador de las legislativas palestinas de enero, cuyos miembros juraron precisamente ayer el cargo junto al primer ministro, Ismail Haniye.

La paz no está hoy más próxima que ayer en Palestina, pero si Olmert comienza a desmantelar colonias, como Sharon hizo el año pasado en Gaza, ese movimiento podría acabar siendo favorable al proceso político negociador en la zona.