5 febrero 2017

Acusa a Irene Montero Gil, a Juan Manuel del Olmo y a Rafael Mayoral

Luis Alegre Zahonero rompe con Podemos y Pablo Iglesias denunciando que ‘una camarilla’ pablista ha tomado el control del partido

Hechos

  • El 2.02.2017 Dña. Carolina Bescansa y D. Ignacio Álvarez anunciaron su abandono de la dirección de Podemos.
  • El 5.02.2017 D. Luis Alegre anunció que el tampoco participaría en la nueva dirección de Podemos.

Lecturas

El 6 de febrero de 2017, a pocos días de la celebración de II Asamblea de Podemos, D. Luis Alegre Zahonero, uno de los fundadores del partido y exsecretario general en Madrid publica en ElDiario.es un artículo criticando la situación actual de Podemos. Denuncia que Podemos está acabando en manos de una ‘camarilla’ de cortesanos de D. Pablo Iglesias Turrión, citando expresamente a Dña. Irene Montero Gil, D. Juan Manuel del Olmo y D. Rafael Mayoral, y a los que califica como una camarilla dañina tanto para podemos como para el propio Sr. Iglesias que puede acabar con el partido.

“Siento lástima por Luis Alegre”

D. Pablo Iglesias Turrión es entrevistado en ‘Las Mañanas de Cuatro’ ese mismo 6 de febrero de 2017 y al respecto se limita a comentar: “Siento lástima por Luis Alegre. Lamento que se hable de él porque insulte de manera tan vil a compañeros y no por su trabajo filosósfico y no voy a hacer ningún comentario, estoy orgulloso de mi equipo”.

Las palabras de D. Luis Alegre suponen el final de su carrera política, dado que ha dejado claro que no tiene ninguna intención de seguir siendo miembro del Consejo Ciudadano tras la II Asamblea de Vistalegre.

La diputada de Podemos, Dña. Irene Montero es, junto a D. Rafael Mayoral y D. Juanma del Olmo señalado por D. Luis Alegre como los seguidores de D. Pablo Iglesias que han formado ‘una camarilla’ perjudicial para el partido en medio de la contienda entre ‘pablistas’ y ‘errejonistas’.

02 Febrero 2017

Carta de renuncia

Carolina Bescansa & Nacho Álvarez

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Compañeras, compañeros:

Ayer se cumplieron dos años de la Marcha del Cambio. Han pasado muchas cosas desde aquel invierno. La situación política del país ha cambiado y sin embargo la situación social sigue atravesada por las mismas dificultades y penurias que entonces. Podemos también se ha transformado. Se ha hecho más grande y más fuerte, aunque no lo suficiente como para garantizar el cambio que seguimos soñando para nuestro país. Hoy sabemos que Podemos es algo que ya no pertenece a las personas que lo fundamos. Podemos está por encima de todas nosotras, de todos nosotros. Con sus aciertos y sus errores, Podemos es hoy la única herramienta que tienen las grandes mayorías de nuestro país para defenderse de las injusticias de la crisis y los abusos de los poderosos. Cuidar Podemos es una obligación ética y política de todas las personas que lo dirigimos y lo integramos.

La convocatoria de esta segunda Asamblea Ciudadana era para muchas de nosotras una necesidad inaplazable. Queríamos volver a abrir las mesas de trabajo, debatir y reformar la herramienta para asegurarnos de que la próxima vez no nos quedaríamos a las puertas del cambio. Sin embargo, Podemos ha llegado al dintel de esta Asamblea atrapado en un eje de confrontación entre dos compañeros. Este eje ha dificultado el desarrollo de los debates que alumbraron e hicieron florecer a nuestra organización, los debates sobre los derechos, el trabajo, la dignidad, la soberanía y la democracia. La intensificación y la extensión territorial del enfrentamiento han provocado una maraña de ruido que nos dificulta comunicarnos con quienes nos han ofrecido su apoyo, muchas veces con enorme sacrificio, y que esperan de nosotros que sigamos defendiendo sus derechos.

Hace un mes constituimos el Colectivo Mayo-2011 y creamos el espacio Pensando Vistalegre. Propusimos a los principales equipos un acuerdo de mínimos destinado a desactivar el enfrentamiento, evitar el choque de trenes y permitir al conjunto de la organización debatir sobre proyectos políticos y propuestas organizativas. Hoy debemos admitir que, por ahora, no hemos logrado nuestros objetivos. Sin embargo, seguimos creyendo en lo acertado de una posición que, estamos seguros, es mayoritaria en la organización.

Pensamos que son los equipos más fuertes los que están actuando de espaldas a la voluntad de diálogo y acuerdo, voluntad que es compartida por la gran mayoría de las personas inscritas en Podemos. Por eso no podemos integrarnos en ninguna de las listas que competirán por la dirección política de la organización. No queremos retroceder ni eludir nuestra responsabilidad. Sencillamente creemos que seremos más útiles trabajando para la recuperación de los grandes debates políticos que fundaron Podemos, y para impulsar los acuerdos que tendrán que producirse después de Vistalegre. En estos momentos, eso solo lo podremos conseguir dando un paso hacia el margen en esta escena.

Ha sido un honor formar parte del Consejo Ciudadano y el Consejo de Coordinación Estatal de Podemos. Ha sido igualmente un honor poder dirigir, respectivamente, la Secretaría de Análisis Político y Programa, y la Secretaría de Economía. Nos hemos esforzado por aportar lo mejor de nosotros mismos en ambas tareas, pero ahora mismo creemos ser más útiles ayudando, desde una posición distinta, a que nuestra organización afronte en las mejores condiciones posibles los retos que tendrá que superar a partir del 13 de Febrero.

Seguimos y seguiremos defendiendo el Podemos bonito y útil por el que siempre hemos apostado, y trabajando todos los días para ser más y ser mejores. Con fraternal gratitud,

Carolina Bescansa y Nacho Álvarez

05 Febrero 2017

¿Qué está pasando en Podemos?

Luis Alegre

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No querría reprocharme nunca haber estado callado mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el control de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir casi con seguridad, porque van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo

Si entra una mosca en casa y alguien aprovecha, saca una pistola, y mata a la suegra, no cabe decir que haya matado moscas a cañonazos. Ha cometido un crimen que nada tiene que ver con la mosca.

Puede decirse que esto es lo que está pasando en Podemos. El actual equipo de Pablo Iglesias (que no conserva ya ni a una sola de las personas que le hemos acompañado desde el principio) entró en Podemos con un objetivo que sólo podía conducir a la destrucción del proyecto. Entraron tarde y entraron mal, con la intención de excluir a todos los que no formaran parte de su pandilla. No son más de 4 ó 5 personas, pero suficientes para dar al traste con todo.

La estrategia que han seguido es tan simple como eficaz: en primer lugar, acusar de «errejonista» a cualquiera que no fuera de su estrecho círculo de confianza (que venía ya prefabricado desde fuera); en segundo lugar, defender que todos los errejonistas deben estar fuera de Podemos. La conclusión inevitable de esto es que todo el mundo, menos ellos, debe quedar fuera de Podemos.

No voy a negar que, desde mucho antes de que entraran en Podemos Rafa Mayoral, Irene Montero o Juanma del Olmo, ha habido comportamientos desleales contra Pablo. Siempre me he enfrentado a esas deslealtades (y nunca las perdonaré), sin importarme si venían con sello «anticapitalista» o «errejonista». El comportamiento de muchos «anticapitalistas» en Vistalegre I ponía de manifiesto que no lograban entender el tipo de operación que teníamos por delante. Y disparaban de un modo insensato contra el líder que necesitábamos.

Un tiempo después, yo mismo he sido víctima de ataques de «errejonistas» que tampoco sentían ningún respeto ni por el secretario general de Podemos (en términos orgánicos) ni por Pablo Iglesias (en clave personal). Pero, desde que fundamos Podemos, no me he encontrado con nada tan dañino para Pablo y para el proyecto como la camarilla que, a día de hoy, está dispuesta a destruirlo todo con tal de no perder su condición de cortesanos.

Aún no consigo entender cómo Pablo lo ha permitido. Soy su amigo desde hace más de 20 años y sé que Pablo no es así. Lo único que se me ocurre pensar es que sigue sin tener ni idea del tipo de cosas que se hacen en su nombre. Pablo es un hombre de honor por encima de todo. Y cuida hasta la muerte a la gente que considera sus amigos. Pero creo que ahora se confunde: llama amigos a quienes no tienen más interés que el de mantener su posición excluyente, incluso si eso implica la destrucción de Pablo (y, por lo tanto, de Podemos).

De todas formas, voy a votar a Pablo a la secretaría general y lo voy a hacer con entusiasmo, porque necesitamos que siga liderando Podemos. También voy a votar a Pablo al Consejo Ciudadano porque, como cuestión simbólica, me parece importante (y de justicia) que saque más votos que Errejón.

Pero no me puede pedir que vote a una lista llena de gente que, honestamente, creo que va a acabar con él y con Podemos sin miramientos. Tampoco puede exigir que le acompañemos en el último giro truculento, tras el que parece más sencillo entenderse en lo político con Anticapitalistas que con Errejón, con el que trazó la estrategia con la que nació Podemos y en gran parte contra esos mismos anticapitalistas. Entre otras cosas porque la alianza de esas dos familias es imposible y no va a tardar en saltar por los aires. Lo único que los une es su pertenencia común al siglo XX y su rechazo compartido a la hipótesis que hizo posible Podemos (hipótesis que, insisto, siempre ha sido tan de Pablo como de Íñigo).

Necesitamos un Podemos dirigido por Pablo, pero también por Íñigo, Carolina y Nacho. Un Podemos en el que todxs asuman y respeten de verdad el liderazgo de Pablo (cosa que no siempre ha ocurrido) y en el que Pablo sea de verdad el secretario general de todxs (cosa que tampoco).

No me he animado a escribir un artículo como este hasta que dos personas tan imprescindibles para el proyecto como Carolina Bescansa (Secretaria de Análisis Político) y Nacho Álvarez (Secretario de Economía), el día 1 de febrero, han anunciado su intención de no participar en el proceso de Vistalegre2.

Pero, sobre todo, me ha movido ver cómo, con una lógica de persecución del enemigo interno que recuerda a las peores tradiciones de la izquierda, se acusaba de traidores a personas como Miguel Vila o Eduardo Fernández Rubiño. Ambos comenzaron con esto, al igual que yo, mucho antes de Vistalegre I; antes también de la maravillosa campaña de las elecciones europeas; incluso mucho antes de que saliéramos a la luz aquel enero de 2014. Siempre han estado, al igual que yo, tratando de combatir toda deslealtad, viniera de donde viniera. No sólo Eduardo y Miguel, por supuesto, sino una lista interminable: Pedro de Palacio, Clara Serrano, Carlos Fernández Liria, Dani Corral, Paz Vaello y un largo etc., y que van en equipos que no son el de Pablo o no van en ninguno. En esta situación, no podría dejar de decir, sin sentir vergüenza, a qué creo que se debe.

En cualquier caso, digo todo esto ya desde fuera, sin más pretensiones que las de alguien que ya ha abandonado todas las responsabilidades orgánicas. Mi sitio está en la Universidad, con mis libros, con mis clases, con mis alumnos y alumnas. Estos 3 años han sido años excepcionales; años en los que se abría una clara posibilidad de cambio y todxs estábamos obligados a darlo todo para entrar por esa rendija; años excepcionales en los que, pasado el tiempo, uno se habría mirado a sí mismo con vergüenza si se hubiera estado dedicando a otra cosa mientras tanto. Nunca he cobrado un solo euro de Podemos ni he querido ocupar ningún cargo público, y estoy orgulloso de que haya sido así.

Ahora, ya hay un partido (en guerra, pero un partido), con sus inercias internas y sus dinámicas institucionales. La excepcionalidad del momento en el que había que crearlo todo de la nada ha pasado. Y, por lo tanto, los que no nos hemos dedicado nunca a la política de modo profesional, podemos volver a nuestras tareas, las que nos dan de comer y las que nos hacen felices (en los casos afortunados, como es el mío, en el que las dos cosas coinciden) sin mayor cargo de conciencia. Ese es, pues, todo el interés que tengo: poder volver tranquilo a mi oficio.

Pero no querría reprocharme nunca haber estado callado mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el control de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir casi con seguridad, porque van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo. Estoy seguro de que Pablo se dará cuenta un año o dos después de que le hayan matado los suyos, pero ya será tarde. No creo que este artículo cambie nada. Pero si las tareas imposibles nos paralizaran, no habría llegado nunca el día de montar Podemos. Y eso no va en el carácter de quienes comenzamos esta historia.

07 Febrero 2017

Abrazos, pero sin mentiras

Carlos Fernández Liria

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El bochorno que sienten los votantes de Podemos ante el espectáculo que se viene dando desde el 26J está justificado. Nunca se ha visto jugar de una forma tan irresponsable con la esperanza de millones de personas. Y teniendo en cuenta la importancia inmensa de este proyecto político, no sólo para España, sino para toda Europa y el mundo mismo, coincido con Jose Luis Villacañas en que la cosa se puede calificar de “crimen contra la humanidad”.

En general, la inmensa mayoría de Podemos quería evitar este resultado patético y desalentador. En general y de forma masiva, se clamaba por un acuerdo. He escuchado este clamor por parte de muchos de los llamados ‘errejonistas’, por muchos ‘pablistas’ y también por los Anticapitalistas. Además, Carolina Bescansa y Nacho Álvarez dieron un paso al frente y propusieron una mesa de diálogo que ha desembocado fatalmente en su dimisión de la dirección de Podemos. Por nuestra parte, los promotores del manifiesto El Abrazo, también lo hemos intentado. Antes de todo esto, se intentó ya por parte de Luis Alegre, buscando una lista sensata y de consenso para la secretaria general de Madrid. Pero todo ha sido en vano.

¿Por qué? No se pedía la luna. La unidad era viable. Y, además, lo era de la única manera deseable: reglamentando la pluralidad interna de Podemos. Pablo Iglesias, como secretario general, podría perfectamente, en estos meses, haber sentado a todas las partes y haber forzado un acuerdo. ¿Por qué no se hizo? Porque unos pocos tenían otra estrategia para lograr la unidad: eliminar a todos los que se atrevieran a disentir.

En el clima de terror que luego se desencadenó, nadie en estos meses se ha atrevido a decir las cosas claras. Hasta que, finalmente, ha tenido que ser Luis Alegre el que rompiera el silencio: una pandilla de burócratas intransigentes han secuestrado la Secretaría General, decidiendo emprender una guerra de exterminio contra el ‘errejonismo’. Un disparate sin igual, pero al que se añadió el dislate de que todo el que no estuviera de acuerdo en participar en esa guerra fuera inmediatamente calificado de ‘errejonista’. Al final, han acabado siendo ‘errejonistas’ casi todos los que construyeron Podemos y la mayoría de los que formaron el equipo de Pablo Iglesias antes de que Rafael Mayoral, Irene Montero, Juanma del Olmo, Fran Casamayor y Marco Candela decidieran que Podemos se podía arreglar en un pis pas, por los mismos procedimientos en que antaño arreglaban las cosas en las Juventudes Comunistas.

Yo nunca he sido ‘errejonista’ y mucho menos lo ha sido, desde luego, Luis Alegre, que tuvo que soportar una jugada muy sucia para desalojarle de la secretaría general. Pero uno no puede menos que asombrarse de que haya quien pueda llamar a la unidad al mismo tiempo que declara el estado de guerra. El resultado de su concepción de la unidad puede comprobarse en la foto que encabeza este artículo. Que las cosas son como dice Luis Alegre, es tan evidente como que es evidente que él ya hace meses que se retiró del escenario y que, por lo tanto, todo lo que se podría jugar interviniendo ya lo ha dado por perdido. Que una persona como Nacho Álvarez tuviera que montar una plataforma de diálogo para acabar dimitiendo, también es muy indicativo, porque cualquiera que conozca a esta persona sabe que es patológicamente antinarcisista y que es metafísicamente imposible que haga algo con mala voluntad o por interés propio. Cualesquiera que hayan sido las deslealtades que en el pasado hayan caído del lado ‘errejonista’, no son ellos, desde luego, los que planearon Vistalegre 2 como un escenario para la confrontación total. Ha sido el equipo de Pablo el que –a veces incluso a sus espaldas, como ocurrió durante el verano con la lista por Madrid– declaró la guerra sin cuartel que tanto daño nos ha hecho en Podemos.

Y todo ello, cuando estaba claro que nadie disputaba en ningún momento la Secretaría General. Lo único que se ha jugado es el ansia de poder de una camarilla para hacerse con el control de Podemos. Nadie que pudiera hacer sombra a este proyecto se libraba del adjetivo ‘errejonista’. Entre mis amigos, el primero en caer fue Santiago Alba Rico, y su delito fue colgar un tuit en el que advertía de que El País estaba jugando a dividir Podemos, elogiando a los ‘errejonistas’, y que no cayéramos en la trampa. Esa camarilla sabe perfectamente que, desde el primer momento, concibieron Vistalegre como la gran ocasión para acabar con el ‘errejonismo’. Lo negarán en público pero dudo que se atrevan a negarlo ante el espejo.

Esta camarilla de la que hablamos es, además, un equipo tan torpe e incompetente que nos ha tomado a todos por tontos. Han creído que bastaba con odas a la unidad y emotivas declaraciones abstractas de amistad para tomarnos el pelo. Pero la gente no ha caído en la trampa de confundir la uniformización del partido mediante el exterminio del adversario con la unidad que todos anhelamos y que pasa por hacer sitio a la pluralidad interna. Sean cuales sean los delitos que se imputen a Errejón y su equipo, representarían en todo caso una tendencia interna. Una tendencia, además, que tiene detrás a casi la mitad de los inscritos de Podemos. Las tendencias se pueden combatir. En concreto, yo mismo combatí y podría seguir combatiendo esa tendencia. Considero a Errejon, además, responsable del mayor error de Podemos desde el principio: habiendo comprendido la importancia de los significantes en el mundo político, comprar el significante “populista” con tanto entusiasmo. Pienso que fue un error, pero no un delito ni una traición. Es posible que me equivoque, aunque es lo que pienso. Por eso son buenas las tendencias dentro de un partido político. Y también ha habido, como dice Luis Alegre, deslealtades y golpes bajos. Pero pretender exterminar al ‘errejonismo’ ha sido declarar una guerra suicida, absurda y sin sentido. Me duele pensar que los que eligieron ese camino para defender a Pablo Iglesias han logrado desdichadamente arrebatarle a sus mejores amigos y sus mejores defensores. El daño que le han hecho personalmente sólo es comparable al daño que han hecho a Podemos.

Pablo Iglesias ha declarado que Luis Alegre ha insultado a compañeros. La verdad es que no lo ha hecho, más bien todo lo contrario. Ha callado, sin duda armándose de paciencia, durante seis meses, para no tener que decir la verdad de lo que estaba pasando. Imagino que porque pensaba que decir la verdad podía perjudicar al proyecto que él mismo fundó y construyó piedra sobre piedra. Y, sobre todo, para no hacer daño a un amigo al que quiere muchísimo desde hace veinte años. Cuando finalmente, a raíz de la dimisión de Carolina Bescansa y Nacho Álvarez, se ha decidido a hablar, lo ha hecho con el mayor respeto y con el mayor cariño hacia Pablo Iglesias. No ha insultado a nadie. Pero es que la verdad, a veces, duele escucharla.

Por mi parte, estoy en una situación parecida. Soy de los que piensan y siempre han pensado que Podemos ha sido posible gracias a la inteligencia y también a la generosidad de Pablo Iglesias. He sido a mucha honra un mamporrero pablista y lo he hecho por convicción y con entusiasmo. Pero hace ya meses que le dije a Pablo que sería siempre un incondicional, excepto contra sus mejores amigos. Contra sus mejores amigos, no necesariamente los míos. En la guerra contra su magnífico equipo inicial, contra sus mejores amigos y su mejor proyecto de partido político, no puedo acompañarle.