Los vicepresidentes de la CEOE nombran a Gerardo Díaz Ferrán nuevo presidente en sustitución de José María Cuevas ante el empeoramiento de su salud

Las biografías de la agencia Efe sobre las dos personas que, según hemos sabido esta semana, representan un antes y un después en la historia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) aportan algunos datos sobre los protagonistas del relevo: el todavía presidente, José María Cuevas -22 años en el cargo- y su presunto sustituto, Gerardo Díaz Ferrán, vicepresidente de CEOE y presidente de la patronal madrileña y de la Cámara de Comercio de Madrid.

Lógicamente, la biografía de Cuevas, de 72 años, es más extensa (cinco folios frente a dos) que la de su cantado sustituto, que tiene 64. Pero, curiosamente, las peripecias personales de sus tiempos mozos arrancan con párrafos que apuntan similitudes de años duros y trabajosos; quizás, también, años ambiciosos.

«Hijo de comerciantes que por problemas políticos tuvieron que abandonar en 1933 su pueblo, Barruelo de Santullán (Palencia), José María Cuevas», relata la nota biográfica, «realizó sus primeros estudios en Madrid en los Padres Escolapios. En 1950, la familia Cuevas Salvador regresó nuevamente a Barruelo y allí José María alternó los estudios de bachillerato con el despacho en el almacén de comestibles de sus padres. En la Universidad de Valladolid», se añade, «inició la carrera de Derecho y la continuó en Madrid con una beca que le posibilitó vivir en el colegio mayor Santa María de Europa, afín al Sindicato Español Universitario (SEU), donde coincidió con Fernando Martín Villa, Fernando Suárez, José Barrionuevo y Juan José Rosón, entre otros».

De la infancia y de la juventud de Gerardo Díaz Ferrán, de sus referencias políticas, la agencia aporta menos datos, pero, curiosamente, algunos son coincidentes con los de su predecesor. «Desde los doce años», dice el apunte biográfico, «compaginó los estudios con el trabajo en la empresa familiar de transporte de viajeros, lo que no le impidió acabar la carrera de Ingeniero Técnico Industrial».

Un somero repaso al número de acuerdos firmados durante los últimos 22 años por José María Cuevas, el empresario sin empresa, acreditan su apuesta por el diálogo social. Y así se lo han confirmado a EL MUNDO varios de sus interlocutores al otro lado de la mesa negociadora, dirigentes sindicales que se las han visto con él y que, a lo largo de los años, algunas conclusiones han sacado tanto sobre José María Cuevas como sobre el presidente de la CEOE.

«Durante la Transición, Cuevas fue un hombre inteligente que, a pesar de proceder de una estructura sindical franquista, se reconvierte y apuesta por una organización empresarial independiente en una España democrática. Y en ese contexto percibe que tendrá que ser el diálogo social el que legitime a esa nueva organización empresarial», subraya uno de sus más duros interlocutores sindicales.

«Cuevas», continúa, «siempre ha apostado por los acuerdos. Nunca ocultó sus preferencias políticas, pero siempre reconoció la interlocución sindical. Ha navegado en todas las coyunturas políticas y en todas ha firmado acuerdos, en todas».

«Siempre ha preferido el acuerdo a una reforma impuesta. Lo demostró, por ejemplo, cuando el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, quiso aprobar la reforma del sistema de negociación colectiva por decreto. En ese momento se las tuvo con Rato, y no le tembló el pulso».

«Todo está preparado para que la sucesión al frente de la CEOE se produzca de forma ordenada. Cuevas se ha encargado de ello», reconoció a este diario un miembro de la patronal. «Pero, al margen de que ambos tendrán que encargar nuevas tarjetas de visita, ¿qué sabemos? Se supone que Díaz Ferrán es el continuismo. ¿Pero qué significa eso? ¿Significa que no habrá reformas en la estructura de la organización? ¿Significa que todo va a seguir igual? ¿Cuál será su actitud respecto al Partido Popular en un contexto de refriega política y a las puertas de unas elecciones generales?», se preguntaba en voz alta un interlocutor de este diario en la CEOE.

Lo cierto es que es inútil tirar de hemeroteca para hacerse una idea de qué es lo que piensa Gerardo Díaz Ferrán sobre la CEOE, sobre la autonomía de la patronal, sobre su estructura. Los periódicos viejos sí que sirven para perfilar su trayectoria como empresario y como dirigente empresarial. En 1967 fundó, junto a su socio y amigo Gonzalo Pascual, la empresa TRAP S.A, dedicada al transporte de viajeros. Desde ahí, ha mantenido una política empresarial expansiva que le ha llevado a la presidencia, entre otras muchas, de Viajes Marsans, o al consejo de Air Comet, con la que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero -quizás este sea un dato relevante- ha cerrado un acuerdo para resolver el conflicto de Air Madrid.

Desde el punto de vista de la actividad pública, en 1998 fue elegido vicepresidente primero de CEIM en el equipo de Fernando Fernández Tapias, al que arrebató la presidencia de la patronal madrileña en 2002 para, según las hemerotecas, regocijo de Esperanza Aguirre y desconsuelo de Alberto Ruiz-Gallardón.

Además, preside la Cámara de Comercio de Madrid. Su relación con el presidente de la cámara de cámaras, Javier Gómez Navarro, ha facilitado un acercamiento entre esta institución y la CEOE. Esto es, tanto en su actividad empresarial como pública, Díaz Ferrán, un empresario con empresa, que ha dado pasos en bien distintas direcciones.

Quizás la descripción de uno de sus interlocutores sindicales en el ámbito del transporte madrileño aporte una pista sobre el futuro de la patronal. «Si había conflictos en ASINTRA sólo participaba directamente en las negociaciones cuando el diálogo entre la empresa y los sindicatos se había roto. Era un negociador duro, pero, en ocasiones, con capacidad de maniobra cuando le ponías una huelga sobre la mesa. Ya sabes, el bolsillo. Supongo». Las respuestas comenzarán a llegar a partir de mediados de año, cuando se consumará el relevo.

La previsible llegada a la presidencia de CEOE del presidente de la patronal madrileña CEIM y de la Cámara de Comercio de Madrid, Gerardo Díaz Ferrán, puede abrir una nueva etapa en las relaciones con la patronal de la Comunidad Valenciana, Cierval. Diferente, no necesariamente mejor que la vivida con Cuevas. En el corto plazo, las buenas relaciones de Díaz Ferrán con Ferrando pueden convertirse en un activo importante para la candidatura de éste a la reelección en Cierval si sabe gestionar bien los dos acontecimientos clave de este mes: El relevo de Cuevas y la cumbre empresarial mediterránea que se celebra a partir del día 27 en Valencia.Si Ferrando se queda en las medias tintas puede volverse en su contra, sobre todo en un momento como el actual. Díaz Ferrán impulsó, como presidente de la Cámara madrileña, la presentación de la Autoridad Portuaria de Valencia en junio del año pasado; la CEIM ha defendido que se agilice la construcción del AVE Madrid-Comunidad Valenciana y ha reivindicado el eje económico Madrid-Valencia como referencia de futuro para todo el país. Debe visualizarse que la llegada de Díaz Ferrán a la presidencia de CEOE sirve a los empresarios de la Comunidad, a través de Ferrando.

Después de 23 años, José María Cuevas abandonará la presidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), a partir del próximo 30 de junio. Durante esas dos décadas largas, la CEOE se ha convertido en uno de los agentes sociales imprescindibles para modular las reformas económicas en general y laborales en particular. El sello general de la presidencia de Cuevas ha sido el de la discreción, un trabajo intenso en la cohesión interna de la organización patronal y la aceptación del diálogo con los sindicatos y con el Gobierno como herramienta básica para establecer un marco general de convivencia en las empresas.

Con independencia de las opiniones encontradas que haya podido suscitar en 20 años de ejercicio, conviene recordar dos hechos, que han llevado a los sindicatos a pedir al nuevo presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, que continúe la línea de entendimiento con ellos. El primero es el propio consenso entre los agentes sociales que ha caracterizado esta larga etapa; y el segundo, la moderación salarial, producto de ese acuerdo y base sobre la que se sustenta el crecimiento económico español.

Pero el papel de Díaz Ferrán, empresario destacado en el negocio turístico -Cuevas carecía de empresa, y se asemejaba más a un funcionario-, tiene que ser forzosamente distinto y debería responder a intereses más amplios. Las empresas españolas ya no están obligadas a encastillarse en posiciones defensivas respecto a los sindicatos y al Gobierno, como en tiempos de la transición o en los ochenta; muchas compañías se enfrentan a problemas económicos, jurídicos y políticos en el mercado europeo, que debe ser el nuevo horizonte de la CEOE; las pequeñas y medianas empresas tienen vida propia, en algunos casos más prósperas que las grandes; y, en fin, los empresarios están metidos de lleno en un cambio tecnológico y financiero de gran alcance que rebasa la modesta perspectiva, casi exclusivamente laboral, de la CEOE de hoy.

Díaz Ferrán tiene que conducir la misma nave, pero por distintas y más peligrosas rutas. Y deberá hacerlo manteniendo en lo posible el principio del diálogo social y evitando politizaciones indeseables.