13 septiembre 1996

Batalla por ser 'La Reina de las Mañanas' (y la princesa)

Ante la llegada del PP al poder, María Teresa Campos y su hija Terelu dejan TVE y se pasan a TELECINCO; la televisión pública las reemplaza por Laura Valenzuela y su hija

Hechos

  • El 9.09.1996 la cadena TVE estrena ‘Mañanas de Primera’ presentado por Dña. Laura Valenzuela.
  • El 16.09.1996 en la cadena TELECINCO se estrenó ‘Día a Día’ presentado por Dña. María Teresa Campos y producido por Europroducciones.

Lecturas

  • El 9.09.1996 la cadena TVE estrena ‘Mañanas de Primera’ presentado por Dña. Laura Valenzuela.
  • El 16.09.1996 en la cadena TELECINCO se estrenó ‘Día a Día’ presentado por Dña. María Teresa Campos y producido por Europroducciones.

Terelu Campos, copresentadora.

La más famosa de las hijas de Dña. Teresa Campos, Teresa Lourdes Borrego Campos ‘Terelu’, que ya fue pieza clave de la etapa de su madre en TVE, ahora mantendrá un papel protagonista en su programa de TELECINCO. El programa estará producido por Europroducciones, productora de D. Francisco Boserman.

María Antonia Iglesias, ex directora de informativos de TVE, será una de las subdirectoras de ‘Día a Día’

1996_Teresa_Campos_iglesias Dña. María Antonia Iglesias González, ex Directora de Informativos de TVE entre 1990 y 1996 será tertuliana política en el programa ‘Día a Día’ de TELECINCO y una de las Subdirectoras como responsable de la sección política. Su presencia es polémica dado que para el Partido Popular la Sra. Iglesias González es una comisaria política del PSOE.

 Carmen Borrego, la otra hija de Teresa Campos, se queda detrás de las cámaras.

Dña. Carmen Borrego Campos, otra hija de Dña. Teresa Campos Luque, será también Subdirectora de ‘Día a Día’, coordinando los contenidos y la producción del espacio, pero en su caso, no saldrá a cámara.

TERTULIANOS DE ‘DÍA A DÍA’.

D. Arturo González es uno de los tertulianos estrella de ‘Día a Día’ tendrá un posicionamiento editorial favorable al PSOE y contrario el Gobierno Aznar.

D. José Oneto, del Grupo Zeta, es un tertuliano de ‘Día a Día’, mantendrá un posicionamiento progresista, crítico con el Gobierno Aznar.

D. César Vidal fue fichado como tertuliano en lugar del Sr. Jiménez Losantos, que rechazó el puesto y propuso al Sr. Vidal en su lugar, como representante de la derecha en su programa (él se define como ‘liberal’) con posturas de apoyo al Gobierno Aznar.

01 Septiembre 1996

Sí, pero con nena

Romualdo Izquierdo

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El mismo tipo de programa, los mismos colaboradores e, incluso, el mismo horario matinal. Ya demostró que la fórmula funcionaba en las tres temporadas que ha dirigido y presentado su «Pasa la Vida» en TVE. ¿Por qué cambiar, entonces? Las tertulias sobre temas de interés social, las secciones sobre moda, cocina, salud, humor y los concursos la llevaron a alcanzar cuotas de pantalla de hasta el 35%. Pesadilla de programadores de cadenas de televisión rivales -por mucho que lo intentaron, nunca consiguieron desbancarla de su liderato de las mañanas-, María Teresa Campos ha hecho las maletas y, con todo su equipo, ha dado el salto a Tele 5.

Se aferró al dicho de que «los trenes pasan una vez en la vida y hay que cogerlos» y en el mismo vagón, acompañada por 12 personas de confianza y por su hija Terelu, emprende una nueva aventura de la que por ahora tan sólo se conoce el precio del billete. Muy caro, por cierto. 500 millones de pesetas por temporada -ha firmado por dos-, que la convierten en una de las profesionales mejor pagadas del medio.

Su contrato es, además, blindado. Respaldada por Europroducciones, la productora de Francesco Bosserman con la que ya triunfaron presentadores como Rafaella Carrá o programas como ¡Qué apostamos!, la Campos ha conseguido arrancar a la dirección de Tele 5 unas condiciones laborales reservadas únicamente a las estrellas. Y ella es una apuesta segura. Al menos esto han tenido que pensar en el canal privado para aceptar sus condiciones. Aunque su programa tuviera que ser suspendido por falta de audiencia, María Teresa cobrará lo pactado. Afrenta comparativa para el resto de profesionales que han aceptado en sus contratos la retirada sin contraprestaciones de sus programas si éstos no alcanzan los índices de audiencia estipulados.

La experiencia de esta mujer no radica únicamente en los más de 25 años que llevaba vinculada a la televisión estatal. Sabe ponerse delante de una cámara y arrastrar a un público que, día a día, le paga con su fidelidad. Pero también conoce la ley del mercado y ha sabido aprovecharse. Está más cerca que nunca de alcanzar su sueño dorado. El triunfo en el «prime time», la franja horaria de la noche que consagra a los grandes comunicadores. Tele 5 parece que le dará esta segunda oportunidad tras su rotundo fracaso con el «Perdóname» hace ya dos temporadas. Prefiere decir que aquello fue una decisión política y se sabe que la entonces ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, tuvo mucho que ver en que sólo se emitieran dos programas.

No ha sido éste el único inconveniente de trabajar en un medio público. También estaba el de los honorarios. La Campos no se consideraba lo suficientemente bien pagada. Cobraba por nómina y, todo lo más, un plus. Muy lejos de estos 1.000 millones de pesetas que se va a embolsar por estas dos temporadas. Aunque sea ella la que, de su bolsillo, pague al resto del equipo de redacción, la oferta de Tele 5 es tentadora. Ella intentó solucionar estas «diferencias» con TVE, quiso cambiar su modalidad de contrato, pero no pudo ser. «Al tratarse de una empresa pública se critica todo», argumenta.

Pero no fueron las críticas las que le impidieron reservar un lugar protagonista a Terelu. Madre e hija se convirtieron en poco tiempo en una pareja con gancho. Para la audiencia y para sus detractores. Nunca se había visto nada igual. Se la acusó de nepotismo, pero el público fue el encargado de dar su veredicto. La jugada resultó y hoy, hasta Terelu tiene posibilidades de lanzarse en solitario con algún programa a su medida. Pasó por la Universidad, pero ni siquiera en Europroducciones se atreven a asegurar si llegó o no a obtener su título.

Algo que tampoco ha impedido a Lara Dibildos, hija del productor de cine José Luis Dibildos y de la que fue la primera estrella de TVE en los años 60, Laura Valenzuela, probar suerte delante de las cámaras. Sin oficio conocido -lo más interesante de su currículum son sus supuestos romances y sus coqueteos con el mundo de la moda-, Lara -a punto de cumplir los 25 años- no ha terminado ni sus estudios de Derecho ni los de Publicidad. Pero acompañará a su madre en el programa que le han ofrecido en la cadena pública.

Los directivos de TVE, ante el vacío que deja la marcha de María Teresa Campos, prefieren apostar por una fórmula que ha demostrado que funciona. Un magazine de corte similar al «Pasa la vida» con unos ingredientes similiares. Incluso el modelo de presentación también sirve. Otro tándem madre-hija, eso sí, mucho más barato que el de Tele 5, que convertirá a nuestra televisión, si no en más familiar, sí en algo de familia.

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Otros enchufes

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No sólo por estas dos parejas que competirán en la misma franja horaria. Sus casos, a pesar de ser los más espectaculares, tampoco son los únicos. Los equipos de producción de los programas, las mismas productoras e incluso las series de televisión intentan sacar beneficio a las relaciones familiares. Esta misma semana se ha sabido que Alessandro Lecquio, el del título falso de conde y padre del hijo de Ana Obregón, hará sus pinitos de actor en «Hostal Royal Manzanares», la exitosa serie de Lina Morgan con la que TVE fue líder de audiencia la temporada pasada. Su papel, el de un cocinero de una pizzería, divorciado y con un hijo para más señas, que tras perder el empleo acaba en el hostal, donde conoce a Sonsi (Ana Obregón). Como la vida misma.

La historia de Sonia, una estudiante de COU de 17 años, es el eje sobre el que gira «La vida en el aire», de Iñaki Mercero. Su relación filial, es hijo de Antonio Mercero, director de series de éxito como «Verano Azul» o «Farmacia de guardia», más que sus 29 años, ha convencido a los programadores de la Primera para emitirla a partir del próximo año. Y fue también Pajares quien tuvo mucho que ver para que su mujer, Chonchi, diera vida a uno de los personajes de «¡Ay, señor, señor!» en Antena 3.

En «Redacción 7», la productora de Paco Lobatón y su «Quién sabe dónde», además de un miniespacio diario sobre empleo, también trabajan en una serie de reportajes que para el segundo canal público está preparando la compañera del presentador, Mari Pau Domínguez. Concha García Campoy ha ido acompañada en los últimos años por su marido, Lorenzo Díaz, en cada uno de los nuevos proyectos en que se ha embarcado, y Emilio Aragón tiene en nómina en Globomedia a prácticamente toda su familia.

No es el caso de Carmen, la otra hija de María Teresa Campos, periodista como ella y que desarrolla su labor en el anonimato en la redacción de Canal Plus. No ha necesitado a su madre para salir adelante. Algo que no podrán decir ni Terelu ni Lara Dibildos, cuyo mérito para ponerse delante de una cámara estriba en el apellido. Arropadas por sus madres, han hecho de la televisión un negocio de familia.

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APOYO

Los sueldos de la calle

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Titulado universitario con estudios de postgrado. Además, tres años de experiencia laboral. Salario, apenas tres millones de pesetas brutas al año. No es el currículum de María Teresa Campos, que a sus 55 años le ha llegado la oportunidad de su vida. 500 millones de pesetas al año para esta periodista nacida en Tetuán pero criada en Málaga. La cifra deja ridícula, incluso, a la que perciben unos de los profesionales mejor pagados en este país, los pilotos de avión. Sus honorarios, de cerca de 20 millones de pesetas al año, fueron el detonante del último conflicto laboral en Iberia.

En una época en la que prima la contención del gasto, en la que se habla de la congelación del sueldo de los funcionarios y en la que el sueldo medio de los españoles apenas supera, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las 176.000 pesetas al mes, contratos como el que acaba de firmar la Campos hacen pensar si los directivos de las televisiones han perdido el norte. Ellos saben por qué lo hacen. El arrastre popular de los comunicadores mejor pagados tiene su compensación en la facturación publicitaria. Es la ley de la oferta y la demanda y hay que aprovechar el momento, dice ella. Algo que no impide que se trate de un agravio comparativo incluso para los mismos compañeros de profesión. Aunque tenga que pagar a su equipo y éstos se consideren bien pagados -unas 350.000 pesetas al mes por redactor cuando la media en el resto de la profesión apenas llega a las 200.000-, sus beneficios superan con mucho al del resto de profesionales.

17 Septiembre 1996

Un cotorreo interminable

Ramón de España

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Tele 5 le robó a Televisión Española a su estrella de las mañanas, María Teresa Campos, y a su equipo con el sano objetivo de enderezar su maltrecha audiencia de la franja matinal. Por lo visto ayer en el estreno, Día a día puede conseguir eso y mucho más, pero hay que ser el prototipo de espectador de la mañana. Tragarse las dos horas y media de diversión matutina que la señora Campos, su encantadora hija Terelu y un número indeterminado de invitados especiales, amigos de toda la vida y figurantes en general habían preparado no fue nada fácil.El primer problema fue ver el programa entero sin apenas zapear -sólo lo justo para comprobar que la competencia que ejercen Laura Valenzuela y su hija Larita en TVE-1 exhibe un tono más discreto en la forma y en el fondo-, cuando la manera adecuada de ver programas como éste es haciendo otra cosa al mismo tiempo. Por ejemplo, planchar, zurzir calcetines, hablar por teléfono o beberse la botella de colonia.

El comienzo era prometedor: la señora Campos, Terelu, Paco Valladares, Jorge Juste y más gente se pusieron a cantar una acaramelada canción de bienvenida. Pero la cosa enseguida empezó a torcerse. Antes de que me diera cuenta, ya se había liado un guirigay en forma de tertulia en el que los participantes competían para ver quién gritaba más (siempre ganaba María Teresa, por cierto). ¿Los temas? Pues lo mal que están el Papa y Yeltsin, la última salida de tono de Anguita, el maligno recetazo… es decir, temas habituales en cualquier peluquería tratados con igual profundidad.

El pobre Jorge Juste intentaba, tomarse las cosas en serio, pero no le dejaban. Para acabar de impedirlo, María Teresa presentó a Chari Gómez Miranda, doña Chari, aquella señora de los culebrones, para que soltara su exclusiva (en este caso, la fuga de un sacerdote escocés con una divorciada madre de tres hijos).

Después de eso, el cotorreo más radical se instaló en el plató y no lo abandonó hasta dos horas después. En el ínterin, Terelu organizó una manifestación de inmigrantes, creando de este modo el marujeo políticamente correcto; sentaron cátedra colaboradores con nombres como Cuca y Josemi; se colaron estrellas de la casa, como Ana García Lozano, Chapis y Belinda o Emilio Aragón, todos dispuestos a la práctica del autobombo y a hablar más que la señora Campos (imposible).

Hasta que me vi de pie frente al televisor gritando: ¿Quieren hacer el favor de callarse? Nadie hizo caso. Así que -el trabajo es el trabajo- no me moví hasta que José Luis Perales puso fin a la tortura con dos de sus sensibles canciones. Más envilecido que a la salida de Independence day, me arrastré hasta el baño en busca de la colonia.

19 Septiembre 1996

Sólo entre mujeres

Javier Lorenzo

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Cuando Santiago Moncada escribió hace ya diez años esa especie de merienda de negras (con perdón) que se llama Entre mujeres -obra que se ha reestrenado hace escasas fechas en Madrid-, aún no debía conocer a María Teresa Campos, ni suponía que las mañanas televisivas se iban a convertir en un campo de batalla sobre el que se batirían los más variados aspectos de la sensibilidad femenina: sus aficiones, sus intereses, sus problemas, sus mitos. El hombre, salvo cuando se necesitan galanes como Máximo Valverde o artistas, no cuenta. Porque no me dirán ustedes que Día a día o su competidora, Mañanas de Primera, están pensados para el cuerpo macho y sus insaciables devaneos futbolísticos.

Desde esta óptica, pues, da la impresión de que la realidad cotidiana no es como la vemos habitualmente. Y no es que hurten asuntos escabrosos a la audiencia o que aporten un deje especialmente cursilón. Es que su orden de prioridades, su modo de ser y pensar, es simplemente distinto al de los varones, de forma que en estos programas el universo resulta más amable y sentimental de lo que la experiencia supone. Es decir, que no sé de qué manera explicar que el 80% de los hombres -un índice de espectadores considerable- jamás veríamos estos programas por gusto.

Dicho esto, lo que de verdad importa es que Día a día es, y parece, mejor programa que Mañanas de Primera, a pesar de Tate Montoya en su papel de bombero y de Teresa Viejo como figura emergente. Por supuesto que hay pases de modelos, que se acepta que los juegos de bisutería «nos gustan mucho a las mujeres», y que se exhibe a la escultural modelo Two Yupa como hipotética -en realidad, imposible- novia de Rappel. Como no menos cierto es que surge Jorge Juste -apergaminado y sin afeitar- de insólito colaborador. Quizás como reclamo.

Todo esto no tiene nada que ver con los grandes valores del programa. María Teresa Campos, por ejemplo, se muestra espontánea, dominadora y también hábil para hacerse la débil cuando conviene (su colaboradora, Amalia, le chafó sin darse cuenta la, imagino, gran pregunta que hizo a Concha Velasco sobre Paco Marsó). La actualidad que dicen rabiosa está presente en forma de teletipo -un cartero arrastrado por un tren-. Se habla con una mujer que tuvo los arrestos de echar de casa al hombre que la maltrataba (hace ya 30 años, que tiene mérito), se mete el dedo en la llaga de la inseguridad laboral y las cámaras se introducen en la casa de Concha Velasco a la hora en la que la actriz está con gorro de baño, bata de «guatiné» y gafas. La combinación resulta atractiva, el ritmo es ágil, hay orquesta en directo y a lo mejor hasta contratan a un cura que no se pierde ni una fiesta «glamourosa». A los hombres no nos gustará, pero tampoco está tan mal, ¿no?