25 enero 2003

Tuvo que vivir el suicidio de su único hijo varón y la muerte por cáncer de su sobrino y heredero

Muere el magnate Giovanni Agnelli, patriarca del imperio automovilístico FIAT y accionista de referencia de RCS Mediagroup, le sustituye su nieto John Elkann

Hechos

El 24.1.2003 falleció Giovanni Agnelli, presidente honorario de FIAT.

Lecturas

El 24 de enero de 2003 fallece Giovanni Agnelli, presidente honorario de FIAT. La empresa ha estado indirectamente presente en España al ser los Agnelli accionistas de RCS Mediagroup, el accionista mayoritario del diario El Mundo.

25 Enero 2003

El 'patriarca' del imperio Fiat

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Presidente honorífico del grupo Fiat y de la Juventus, y presidente de la financiera Ifi, Giovanni Agnelli, también conocido como ‘El Avvocato’- nació en Turín (Italia) el 12 de marzo de 1921. Tercer representante de una familia conocida como ‘los Kennedy de Italia’, consiguió transformar Fiat en un imperio formado por 569 sociedades.

Giovanni Agnelli, en una fotografía de archivo. (Bernabe Cordon)

Agnelli llegó a la presidencia de Fiat el 30 de abril de 1966, con los 45 años recién cumplidos. Hasta entonces, había dedicado su tiempo a seguir al pie de la letra los consejos de su abuelo -«diviértete»-, protagonizando viajes por la Costa Azul junto a personajes de la jet-set como Raniero de Mónaco o el Aga Khan. Tanto, que ni siquiera el consejo de dirección de la empresa contaba con él en esos años para asumir la dirección de la compañía.

Su matrimonio con la princesa Marella Caracciolo en 1953 y el nacimiento de sus hijos -Edoardo y Margherita- le dieron la madurez que Fiat necesitaba, y que el propio Agnelli aprovechó años más tarde para hacer valer sus derechos y tomar el control de Fiat, que mantuvo durante casi cuatro décadas.

Unos años en los que el ‘César’ del siglo XX pudo ver, al frente de Fiat, el boom económico italiano que trajeron los modelos como el 600, el 500 y el 1.100, la crisis de los productos energéticos de 1974, las huelgas de finales de los 70, la nueva crisis de comienzos de los 90 y el lanzamiento de toda una nueva gama de nuevos modelos que han vuelto a sacar adelante a Fiat.

Una de las familias más ricas

Los Agnelli, que controlan el 40% del grupo Fiat, figuran entre las cincuenta familias más ricas y poderosas del mundo y el propio Giovanni aparece en el segundo puesto -tras Silvio Berlusconi- de la lista de los hombres más ricos de Italia según Fortune.

Agnelli era propietario, además, de los diarios ‘La Stampa’, de Turín, y el ‘Corriere della Sera’ (el periódico más leído de Italia), de Milán, a través del grupo editorial Rizzoli. Éste posee más del 54% del capital de Unidad Editorial, empresa editora del diario EL MUNDO.

Además, su aficción por los deportes le llevó a fundar el equipo de futbol de la Juventus, y posteriormente a asociarse primero y comprar después la firma Ferrari.

En 1996, Agnelli anunció públicamente que abandonaría su cargo de presidente de Fiat el día de su 75 aniversario, ese mismo año. Sin embargo, lo que en principio parecía que iba a ser una sucesión familiar más fue mucho más complicada de lo que parecía.

Agnelli pensó entonces en su sobrino predilecto, de mismo nombre que él, para la sucesión del grupo. Giovannino estaba destinado a ser el presidente de la Fiat en 2000. «Tiene el consenso de la familia para que se prepare para altas responsabilidades», explicó entonces su tío. El destino, sin embargo, iba a decidir de otro modo. Un cáncer terminó fulminantemente con su vida, con apenas 33 años.

Entonces, los ojos se volvieron hacia Edoardo, el hijo mayor de Agnelli, aunque mientras su padre se esforzaba en preparar su camino hacia la presidencia del Grupo apareció muerto en el lecho de un río en noviembre de 2000.

En febrero de 2002, ante los constantes rumores surgidos sobre su posible sustitución, Agnelli confirmó a la cúpula directiva de Fiat, y en abril consiguió frenar la caída bursátil de la compañía, al confirmar que no vendería Fiat a General Motors.

El 9 de mayo, ‘El Avocatto’ anunció que “para evitar rumores y especulaciones” sobre su salud, se marchaba a Estados Unidos para curarse de una “afección de la próstata”, porque debía someterse a un ciclo de análisis y tratamiento de la próstata en un centro especializado, por recomendación médica. Tras diversos rumores sobre su muerte -que llegaron a hacer subir las acciones de la compañía un 7%- a principios de junio el magnate regresó a Turín, donde hoy ha fallecido precisamente cuando se esperaba una reunión de la cúpula de Fiat en la que Agnelli diera el relevo a su hermano, Umberto.

Con la muerte de Giovanni Agnelli se cierra uno de los capítulos más importantes de los últimos 35 años de la historia industrial y económica de Italia.

Fresco fue elegido presidente de Fiat en junio de 1998 y fue el artífice del acuerdo con General Motors, suscrito en marzo de 2000. Sin embargo, en febrero de 2003, dos meses después de la muerte de Giovanni Agnelli, Fresco presentó su renuncia como presidente del grupo automovilístico para dejar paso a Umberto Agnelli.

Umberto Agnelli accedió a la presidencia de Fiat tras la renuncia de Fresco en plena crisis financiera e industrial de la compañía. El hermano de Giovanni Agnelli cumplió así con el deseo de la familia de reestructurar el grupo. Entre sus logros destacan la reducción de pérdidas en el primer trimestre de 2004, con un resultado negativo neto de 194 millones de euros. Esta cifra supone reducir en un 71,5 por ciento los ‘números rojos’ de 681 millones de euros registrados en el mismo período de 2003.

02 Febrero 2003

La cruel metáfora de G. Agnelli

Gregorio Morán

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¿Cómo nace una leyenda? ¿Cómo la fabrican y cómo la asumen los filisteos de la pluma? Me fascinan los mitos, pero no por lo que tienen sino por cómo se crean. ¿Se acuerdan del gran Frazer, el de ‘La rama dorada’, el divulgador de viejos mitos? Murió en 1941. Hay que hacer lo mismo con los contemporáneos. Aparentemente es más fácil, pero exige mayor esfuerzo. Hoy, unos golpes de suerte y pueden transformarte en un triunfador, y aún más, en el símbolo de la fortuna. ¿Cómo nade un símbolo? ¿Cómo se crea la histria legendaria de tipos que analizados fríamente son no más que un patán o un jeta, o un bienaventurado, o un fanático, o un imbécil con capacidad para embaucar? No estoy hablando de Giovanni Agnelli, me estoy refiriendo al poder como metáfora. Entramos en un tiempo en el que la diferencia entre el sabio y el vulgar quizá se reduzca a una sola capacidad; la diferencia entre saber quién manda y quién tiene poder delegado. Así de simple.

Porque me fascinan los mitos, o más exactamente la construcción de los mitos, o más exactamente la construcción de los mitos, he seguido durante muchos años la figura de Giovanni Agnelli. Un icono del siglo XX recién acabado.

Giovanni Agnelli murió a una hora perfecta, las cinco de la madrugada, cuando aún no se había abierto la bolsa de Nueva York. Ya cadáver, las acciones de Fiat, su empresa, subieron un cinco por ciento. ¡5 por ciento!. No había nadie en el parquet que no estuviera esperando su muerte. Si quedaran periodistas, alguien debería explicar lo que pasó entre las cinco de la mañana que murió el Patriarca y las ocho y media que apareció el comunicado de su muerte. En el mundo de los negocios tres horas es tanto como las jornadas de Waterloo. Lo cierto es que murió el día señalado, porque a las diez, si mis informaciones no están erradas, había una reunión, cónclave dicen ellos, de la familia en casa del hermano Umberto para decidir cómo retirarle de una puñetera vez y que dejara de joder la marrana. Porque las divisiones de Fiat debían hacerse ya y no tener que seguir soportando que las dinámicas de Iveco (camiones y autobuses) y CNH (tractores y maquinaria) tuvieran que pechar con las irresolubles deudas de la división Fiat-Auto. El agujero, caballeros, asciende a seis mil millones de euros, seis mil. Teniendo en cuenta que la familia, y haciendo un esfuerzo, es decir, quitándole el chocolate al loro y con un par de jubilaciones anticipadas en el servicio, habían logrado disponer de 250 millones de euros, la situación era como para morirse. De cáncer de próstata o de empacho de leyenda.

Giovanni Agnelli no necesitaba hablar, los hechos lo hacían por él. Fiat se lo comía todo. Primero Ferrari, luego Lancia, al fin Alfa Romco y para cerrar la leyenda, otro histórico, Maserati. Todo suyo. ¿Y a quién se lo dejaba? Debía testar en vida, una designación que fuera como el viejo dedazo mejicano. Su hijo Edoardo. Al parecer le aburría soberanamente hablar con él o con su hermana Margarita, pero era la familia, y ya se sabe, la sangre tira al negocio y el negocio lleva a la sangre. Rompió con todo, incluso con su hermano, hoy patriarca, Umberto, y puso a su hijo Edoardo, treitnañero, una barba veteada, preciosa, y unos ojos inquietos de persona sensible. Nombrado y todo, un día paró el coche en el gran viaducto, bajó de la máquina, se acercó al borde y no pudo resistir la tentación. Se suicidó.

Un golpe. No cejó, ahí estaba el sobrino Giovanni Alberto, para asumir el hueco. Le nombró sucesor y en apenas dos años el diabólico cáncer, fulminante, se llevó a los 33 años, maldita sea. Otro golpe. Sólo un imbécil, un intelectual de mierda puede pensar que la Juventus y sus éxitos, la gloria de los simples, los diarios comprados, todos, pueden compensar el dolor de no saber qué va a pasar mañana, de desconocer quién cerrará tus ojos y elegirá la música de tu último día entre los vivos.

Dicen que antes de entrar en el pasillo final del cónclave de su vida, decidió que John Elkan fuera el sucesor. Tiene 26 añitos, muchos menos de los que tenía él cuando asumió el papel de Padrino y Patriarca.

Gregorio Morán