28 julio 1968

Fundador del periódico YA y de su antepasado, el diario EL DEBATE

Muere el cardenal arzobispo de Málaga y periodista Ángel Herrera Oria, fundador de la Editorial Católica y de los Propagandistas

Hechos

  • El 28 julio de 1968 falleció el cardenal arzobispo D. Ángel Herrera Oria, fundador de la Editorial Católica editora de periódicos como EL DEBATE durante la II República, el diario YA, o los regionales LA VERDAD de Murcia, HOY de Badajoz, IDEAL GALLEGO en La Coruña, IDEAL de Granada y la agencia de noticias Logos.

Lecturas

Fundador de la Editorial Católica (EDICA) y del periódico Ya. Ocupaba el cargo de presidente de la Junta de Gobierno de EDICA.

El poder de la Editorial Católica en España:

La grupo mediático fundado por el Cardenal Ángel Herrera Oria, en el momento de su muerte (julio 1968) dispone de uno de los periódicos más leídos de la mañana en el ámbito nacional, el diario YA, y los diarios regionales LA VERDAD de Murcia, HOY de Badajoz, EL IDEAL de Granada y EL IDEAL GALLEGO en Galicia (los tres primeros son los periódicos más leídos en sus respectivas provincias). Y además dispone de la agencia de noticias Logos, lo que supone el grupo mediático, por número de periódicos, más grande después de la Prensa del Movimiento, que dispone de un inmenso número de periódicos repartidos por todas las provincias españolas (ARRIBA, SOLIDARIDAD NACIONAL, LEVANTE, ALERTA, SUR… etc).

21 Julio 1968

Ángel, ese gran desconocido

Joaquín Ruiz-Giménez

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Habrá muchos que tal vez tomen a desvarío de discípulo las palabras del título que han brotado de los más hondo de mí mismo al ponerme a escribir unas cuartillas junto al cuerpo del amigo muerto. Muerto, como si estuviese dormido; sereno, apacible, casi sonriente, cara al tabernáculo de la capilla, que era pieza inescindible de su sobria habitación en el León XIII.

No no es desvarío, sino verdad muy honda, verdad palpable en el recuerdo. De don Ángel Herrera, apóstol seglar disfícilmente igualable y periodista de excepcional categoría ,se saben ciertamente muchas cosas notables en el fuero externo. Se sabe el nombre y algunos de los rasgos de sus principales fundaciones: la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, que nació de la mano de aquel otro hombre excepcional que fue el padre Ayala, S. J. La Editorial Católica, rica en frutos de innegable valor, como EL DEBATE y la Biblioteca de Autores Cristianos, por no citar sino los más relevantes y menos discutibles dentro de un objetivo enjuiciamiento histórico.

Todo esto es sobradamente notorio y se repetirá desde diferentes perspectivas por quienes colaboraron estrechamente con él en una u otra de sus etapas biográficas, la de seglar militante, la de periodista, la de sacerdote y la de prelado de la Iglesia, a lo largo de más de medio siglo.

Y sin embargo, tengo que repetir sin paradoja alguna mis palabras iniciales: ¡Ángel, ese gran desconocido!

Sólo el Señor sabe hasta qué punto lo mejor de Ángel, su siervo quedó velado durante su vida en esta tierra y cuántas cosas admirables no se desvelarán nunca.

Se me acaba la noche y me quedan tantas y tantas cosas que decir… lo intentaré, si Dios quiere, en otros momentos. Pero ahora deseo insistir en un solo aspecto de su panorama interior: el de su inmensa caridad sacerdotal y humana. Es fácil decir que la vida de Ángel Herrera ha sido una vida de santidad; es menos fácil decir que lo esencial de esa santidad ha consistido en su enorme capacidad de comprensión y de perdón para las flaquezas de los hombres. Todo el rigor que tenía consigo mismo se transmutaba en benevolencia y amor por los otros.

Allá por los años en que le conocí circulaba una anécdota, de cuya base de hecho pude cerciorarme más tarde. Cuando era director de EL DEBATE, alguno de los píos varones de aquella casa vino a quejarse a don Ángel de que uno de los redactores vivía torpemente, en flagrante amancebamiento, y que eso encajaba poco dentro de las normas ascéticas de un periódico cristiano. Parece que don Ángel le escuchó pacientemente y después de tranquilizar al piadoso denunciante, le dijo algo así cómo : “¿quiere, admirado amigo, que desde ahora usted y yo pidamos al Señor por ese pobre hombre y le pidamos también que no nos ocurra a cualquiera de nosotros un día algo semejante?”

¡Ángel, el gran desconocido! Me cuesta alejarme de tu lado, aunque lo que aquí queda es ya algo de tan escasa importancia como el cuerpo inerte y los objetos personales de que usaste hasta última hora (¡Ah! Pero entre esos objetos veo ahora algunos en que se reflejan ciertos rasgos muy irrenunciablemente tuyos: los tres teléfonos para el contacto con tus amigos y colaboradores, la santa Biblia, las obras de Teresa de Jesús, la maquinilla eléctrica, los lápices de distintos colores, los cuadernos cuadriculados con proyectos y proyectos y también – por qué no decirlo – el grueso volumen de ‘No fue posible la paz’ Ya lo conoces todo, sin veladuras, y ya amas a todos sin distinción y ruegas por todos. Por una Iglesia que no puede retroceder si ha de cumplir su misión para que en el mundo vuelvan a tener sentido la fe y el amor de Dios; ruegas por una patria a la que quisiste con inmensa pasión, pero una Patria que soñabas socialmente más justa, políticamente más libre, humanamente más solidaria.(…)

Eso es lo que a nosotros, o por lo menos modestamente a mí me importa recoger de tu anhelo vital por encima de cualquier contingencia histórica. Sé que algunas veces te habrá extrañado esta o la otra actitud mía; pero jamás me reprobaste nada, y en conciencia tengo que decir que me alentaste siempre. Es posible, amigo Anegl, que alguna vez, en alguna situación concreta, nos tengas que mirar a unos y a otros con mirada paterna para que no caigamos en la tentación de romper la amistad, aunque nos distancien los azares de la vida histórica; y para que sí caemos en esa tentación nos levantemos pronto, nos perdonemos y sigamos hacia adelante con amor y con esperanza, como tú lo hiciste cada día.

Joaquín Ruiz-Giménez

23 Agosto 1968

EL CARDENAL HERRERA ORIA

LOGOS

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Doctorado en derecho en el mismo 1909, siguen dos años de intenta actividad propagandística por toda España, especialmente en Castilla la Nueva y Andalucía. Se recuerda en Granada una de las intervenciones de don Ángel Herrera.

Madrid celebra en junio de 1911 el Congreso Eucarístico Internacional. La manifestación de fe es imponente en el acto y procesión de clausura, el 29 de junio. La Prensa reduce la dimensión de los hechos. Al anochecer pasean por la calle de Alcalá, todavía enarenada don Ángel Herrera, don José María Urquijo y Domingo Espalza, quienes comentan la insuficiente eficacia de la palabra hablada. La idea de un gran diario nacional acaba de nacer.

Por entonces arrastraba una vida lánguida un diario fundado en octubre de 1919, EL DEBATE, y se acuerda comprarlo. El 31 de octubre de 1911, a los cuatro meses de la conversación referida LA GACETA DEL NORTE se encarga de la financiación del diario. El 1 de noviembre sale el primer número de la segunda época. Era un periódico que se hacía en una vieja rotativa y cuya Prensa se estereotipia funcionaba a brazo. Lanzaba 4.000 ejemplares. Años después rebasaría los 100.000.

El nuevo director de EL DEBATE, don Ángel Herrera – quien según su propia frase ‘no había visto un periódico más que a la hora del desayuno – es apoyado incondicionalmente por LA GACETA DEL NORTE con su personal técnico, administrativo y de Redacción, y concibe lo que debe ser un diario católico; lo primero, lo sustantivo y esencial, ser periódico.

En 192, vencidas las dificultades de los primeros meses y transcurrido el primer año LAGACETA DEL NORTE cede ELDEBATE a título gratuito a don Ángel Herrera, aunque en realidad la cesión era a la Asociación Católica Nacional de Jóvenes Propagandistas. El 23 de noviembre del mismo año, don Ángel Herrera funda la Editorial Católica, que pasó a ser la entidad propietaria de EL DEBATE.

El diario, con un aire nuevo convierte la sección editorial en caja de resonancia de la conciencia nacional española. Toda la historia del llamado catolicismo social español, durante los decenios siguientes halla en EL DEBATE su fiel reflejo.

En 1933 abandona voluntariamente la dirección de EL DEBATE por ser nombrado presidente de la Junta Central de Acción Católica.

En 1935 deja la presidencia de la A C N de P – en la que le sustituye don Fernando Martín – Sánchez Juliá – y un año más tarde marcha a la Universidad Internacional de Friburgo.

El 28 de julio de 1940, a los cincuenta y tres años de edad, es ordenado sacerdote. Al día siguiente oficia su primera misa.

Nombrado en abril 1947, es consagrado obispo preconizado de Málaga el 30 de junio.

El 25 de enero de 1965 el Papa nombra veintisiete cardenales y entre ellos hay un español: don Ángel Herrera.

El Análisis

CRISTIANO ANTES QUE POLÍTICO, PERIODISTA Y DEMÓCRATA

JF Lamata

D. Ángel Herrera Oria fundó el debate como altavoz de la Democracia Cristiana, después apoyó la dictadura de Primo de Rivera por considerarla necesaria más que ningún otro periódico. Durante la II República fundó Acción Popular, la matriz de lo que fue la CEDA como intento de portavoz mediático de la derecha cristiana, de nuevo democrática, acatando la legalidad Republicana, para pasar a apoyar el alzamiento franquista, al bando nacional en la Guerra Civil y después apoyar la dictadura franquista. De hecho durante las pugnas internas en la Editorial Católica, el grupo de periódicos que creó bajo el sello de la Iglesia, Sr. Herrera Oria se mostraba partidario de ser respetuosos con el Gobierno del dictador Franco frente a los sectores cristianos más liberales.

¿Era, pues un camaleón? ¿O un superviviente? No. Era un hombre de prioridades. Su prioridad era defender a la Iglesia Católica y sus valores y para ello estaba dispuesto a acatar el sistema republicano o el sistema franquista. No puede, por tanto, el Sr. Herrera Oria ser señalado como un demócrata, pero sí coherente con aquello que quería defender: los valores cristianos compatible con distintos sistemas de Estado, demócratas o dictatoriales, mientras no sean comunistas.

J. F. Lamata