12 febrero 2012

Su trayectoria quedó marcada por la película 'El Guardaespaldas' con Kevin Costner

Muere en un hotel la actriz y cantante Whitney Houston por consumo de drogas a la edad de 48 años

Hechos

El 12.02.2012 se hizo público el fallecimiento de Whitney Houston.

12 Febrero 2017

Marcada hasta el final por una (mala) película

Luis Martínez

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La muerte de Whitney Houston en un hotel de Los Ángeles podría haber sido el final alternativo (ése que algunos directores indecisos ruedan, por si acaso…) de El guardaespaldas. En una escena de la pésima cinta dirigida por el mediocre Mick Jackson en 1992, cuando Kevin Costner (que iniciaría aquí un lento y continuo descenso a los infiernos) acepta el trabajo de proteger a Rachel Marron, le pone como condición: «Nada de drogas». Y ella dice sí.

No consiguió lo mismo el gorila real de la estrella que la encontró ahogada en la bañera, un rato antes de una actuación. Y aquí viene otro paralelismo que hará que a los espectadores se les pongan los vellos de punta cuando alguna cadena de televisión oportunista reponga la película: en el filme, Costner amenaza con abandonar a Houston antes de un concierto en Miami por su errático comportamiento.

Pero, más allá de realidades que superen a la ficción, El guardaespaldas será recordada por una canción que ni siquiera era suya (la grabó Dolly Parton en 1974 para la película La casa más divertida de Texas) y por el peor trabajo de Lawrence Kasdan, el guionista detrás del nuevo Hollywood.

Whitney Houston no fue una mala actriz porque una carrera de apenas tres películas no da para sacarse el carné. Para ser justos, dejó el cine justo antes de ser una actriz olvidable. Después de El guardaespaldas, la carrera de intérprete de la recién fallecida se alargó durante dos películas más, como se prolongan las enfermedades terminales. Muy penosamente.

Tres años más tarde, aparecería en la comedia romántica Esperando un respiro. Lo mejor que se puede decir de ella es que, en un momento dado, se acababa. Pero habría que esperar un año más para que, en La mujer del predicador, arrancase a Denzel Washington su trabajo más vergonzante. Entonces ya era adicta, y el rodaje fue un infierno.