15 octubre 2001

El fondo del artículo desvelaba que Norma Duval estaba engañando a su marido Marc Ostarcevic por 'un conocido productor' que no era otro que José Frade

Norma Duval demanda a Jesús Mariñas por un artículo en la revista TIEMPO en el que aludía a un pasado lésbico

Hechos

Dña. Norma Duval demandó el 15.10.2001 a D. Jesús Mariñas por un artículo en TIEMPO (Grupo Zeta) titulado ‘Norma Antinorma’ dentro del reportaje ‘Del Divorcio de Norma a la conversión católica de Eva Sannum’

Lecturas

NORMA ANTINORMA

(TIEMPO, 15.10.2010)

Y ya puestos con historias, ninguna tan demoledora como la de Norma Duval y un también casado productor televisivo y cinematográfico. La que hace meses figuraba como Mujer del Año – aunque sólo teatralmente – siempre se distinguió por vendernos imagen de pareja indestructible. Ellos lo superaban todo: el pasado supuestamente lésbico de la vedette, igualmente unida a la empresaria de Folies que a Viruca Fernández Lago, la adinerada mamá de aquel novio llamado Jorge al que llevaba en silla de ruedas:

– Viruca me vestía y desvestía – llego a confesarme Norma en pleno escándalo de reclamación de joyas. Porque, puesta a quedarse compuesta y sin novia, la coruñesa – terra nosa – le exigía devolución del caudal amorosamente entregado entre oros y brillantes. Pero Norma maridó y las historias recibieron cerrojazo. Incluso su tórrida, aunque cuesta creer que fuese rendida, pasión por Fenrando Esteso. Marc puso orden, serenidad, claridad y transparencia en una pareja que se ofrecía modélica. Una pareja de postal años 20 que el tiempo iría aumentando con tres hijos espléndidos. Guapos y listos. Nada – hay aburrimientos que trascienden el ámbito familiar – hacia presagiar la tragedia que parece engaño.

– Marc está que no levanta cabeza – me cuenta un íntimo – y Teme la exclusiva – la primera en que ha sido marginado por este más que sesentón productor que, años atrás, también se las tuvo con Eugenia Santana. En el domiciiilio hasta ahora conyugal, la chica ni sabe, ni contesta. Aparecen mudos y silenciosos – el buzón de voz está lleno – su portátiles no me atrevo ya a llamarlos móviles cuando son otras las intenciones, proyectos o  futuro de la espléndida mujar, ya con un pie – ¡enorme! – en los cincuenta. ¿Romperá su familiar? ¿Superará Marc lo que podría ser fraude o capricho momentáneo?

Jesús Mariñas