27 noviembre 2003

Airadas protestas en EL PAÍS (Tusell) y la Cadena SER (Gran Wyoming)

Sánchez Dragó dedica dos ediciones de ‘Negro sobre Blanco’ (TVE) a la figura de José Antonio Primo de Rivera

Hechos

En noviembre del año 2003 el programa ‘Negro sobre Blanco’ de TVE, presentado por D. Fernando Sánchez Dragó, dedicó dos programas a analizar las figuras de D José Antonio Primo de Rivera.

Lecturas

aguinaga D. Enrique de Aguinaga, periodista falangista que apoyó la dictadura franquista y ex Cronista de la Villa fue quien solicitó al Sr. Sánchez Dragó que dedicara un ‘Negro sobre Blanco’ a D. José Antonio Primo de Rivera.

chinchilla D. Fernando Marquez Chinchilla ‘El Zurdo’, artista y compositor de la movida madrileña que aseguró que había sido vetado a raíz de conocerse su militancia en Falange Española de las JONS (D. Diego Marquez Horrillo) en 1986.

11 Noviembre 2003

MISTICISMO, CONFUSIÓN Y FASCISMO

Javier Tusell

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Alguien debiera decirle al director de RTVE que ya se ha llegado al límite en jalear a personas, grupos y opiniones cuyas doctrinas resultan directamente contrarias al espíritu de nuestra Constitución. Y que eso no es revisionismo sino algo mucho más mal pensado, zafio, ignorante, provocador y poco ayuda a la convivencia.

La querencia de Fernando Sánchez Dragó por José Antonio Primo de Rivera, el fundador del fascismo español, viene de lejos. En su día se adhirió a un manifiesto de los «falangistas auténticos» y les obsequió con el lema «Hay Pirineos». Ya habían pasado aquellos tiempos en que se había inventado una fabulosa, delirante y carente de cualquier seriedad Historia de España bajo el título Gárgoris y Habidis; en las facultades universitarias se la denominaba el Sergio y Estíbaliz, como un conjunto músico-vocal de la época.

Pero su entusiasmo perduró porque siempre consideró a Primo de Rivera como uno de los santos de la «religión del iberismo» (sic) que ha seguido profesando. No sólo eso: para él resulta nada menos que el heredero de Hércules y el Cid. Aún más, a lo largo del siglo XX ha resultado «el españolito con más gancho, con más misterio, con más ángel de terrible centuria». Pero además ha de corresponderle ser también nada menos que «una pauta y una llave para abrir la oscura puerta del futuro».

Todo esto se puede leer en la página 428 de La Dragontea (Planeta, 1992), colección de artículos del director de ‘Negro sobre blanco’. El lector poco informado encontrará allí, además, el juicio de que Pilar Primo de Rivera ha sido «la única feminista sensata» de la Historia humana (sic). La colección de afirmaciones que se ha citado inscribe al director de Negro sobre blancocomo personaje muy singular en una franja más bien lunática dentro de la normalidad general de la sociedad española.

Así se explica el primero de los programas que dedicó a José Antonio Primo de Rivera el domingo pasado. Un programa de carácter cultural nunca debiera evocar a un personaje de significación político-partidista (y menos aún si tiene la que corresponde al fundador de Falange). Si lo hace habría debido convocar a historiadores, pero Sánchez Dragó, en cambio, optó por tres nostálgicos del mundillo azul de esos que escriben mucho, pero nada original ni de valor permanente, y un rockero todavía más confuso que él mismo.

En la ensalada de imprecisiones, ditirambos, preguntas mal formuladas, respuestas delirantes, exageraciones y puras bobadas que siguió a continuación sólo el historiador Julio Gil Pecharromán braceó para decir cosas sensatas y oportunas. Hay que estar de acuerdo con él en que el fundador de Falange resulta un personaje interesante a ojos de un historiador. Quizá lo es más el impacto que sobre generaciones sucesivas ha tenido su figura (y cómo ha ido cambiando de significación).

Pero en vez de tratar de esto, nos encontramos con una caracterización del personaje habitual durante el franquismo, pero no al final sino en los años cincuenta. Resulta que era un «gigante», un «poeta» al que sólo la perversión de la derecha le indujo a la dialéctica de los puños y las pistolas, un intelectual incluso aureolado por la santidad. Además fue perseguido: no sólo su muerte resultó un «asesinato» y no una ejecución -¿y qué fueron las demás, en uno y otro bando?-, sino que sus libros fueron destruidos cuando en España empezó la transición a la democracia. Al rockero le persiguieron los del PSOE por joseantoniano. Aunque este último -que atiende al apodo de El Zurdo- hizo intentos desesperados, la afirmación más extravagante la logró el conductor del programa. Con esa rotundidad que proporciona la sabia mezcla entre el confusionismo, el desparpajo y la ignorancia, Sánchez Dragó aseguró que Primo de Rivera era un discípulo de Croce por aquello de que creía que la «Historia es una marcha continua hacia la libertad». La frase del pensador italiano de aplicación al caso hubiera sido recordar que afirmó que él no haría nunca la historia del fascismo porque le repugnaba, pero si la hiciera procuraría escribirla con precisión.

Nadie negará a la franja lunática su derecho a la existencia; reconforta saber lo solitarios y poco articulados que resultan. Pero conviene que no abusen. En el último Negro sobre blanco al que asistí descubrí que de las siete personas convocadas para hablar de España sólo dos habíamos votado la Constitución (no, por cierto, el presentador).

En otra ocasión pretendió inútilmente que polemizara con un antiguo terrorista ahora resucitador de la propaganda del paleofranquismo al que ya la televisión pública había ofrecido todo un púlpito a una hora selecta. Alguien debiera decirle al director de RTVE que ya se ha llegado al límite en jalear a personas, grupos y opiniones cuyas doctrinas resultan directamente contrarias al espíritu de nuestra Constitución. Y que eso no es revisionismo sino algo mucho más mal pensado, zafio, ignorante, provocador y poco ayuda a la convivencia.

Javier Tusell

14 Noviembre 2003

DON CENSURONE

Federico Jiménez Losantos

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El último en suscitar el celo censor de Tussellone ha sido Fernando Sánchez Dragó, que por lo visto ha cometido el horrible pecado de hacer un debate en 'Negro sobre Blanco' acerca de José Antonio Primo de Rivera. Ya montó la banda prisaica otro número represor similar cuando hace algunos años hizo Luis Herrero un debate sobre la Transición, porque, horror, permitió que salieran en él Albiac, Trevijano y Ricardo de la Cierva.

Si Herrero de Miñón ha sido certeramente definido en estas mismas páginas por Antonio Basagoiti como El Recalificador (tanto de la finca de los Franco como de la que se quiere apropiar Arzalluz), su escudero Tusell aspira a convertirse en El Calificador, con imperio para decidir lo que puede y no puede debatirse en la televisión pública, para censurar la aparición o desaparición de quienes pueden participar en esos debates y para designar a los que deben cumplir sus órdenes en calidad de comisarios presentadores. Tussellone quiere ser Don Censurone y recalificar Prado del Rey, sin duda envidioso del pelotazo de su jefe espiritual, con quien comparte el privilegio de haber sido premiado por Arzalluz a la sombra de Sabino Arana, aquel siniestro imbécil.

El último en suscitar el celo censor de Tussellone ha sido Fernando Sánchez Dragó, que por lo visto ha cometido el horrible pecado de hacer un debate en ‘Negro sobre Blanco’ acerca de José Antonio Primo de Rivera. Ya montó la banda prisaica otro número represor similar cuando hace algunos años hizo Luis Herrero un debate sobre la Transición, porque, horror, permitió que salieran en él Albiac, García Trevijano y Ricardo de la Cierva, a quien nunca ha perdonado Tussellone que como ministro de Cultura de UCD le hiciera el inmerecido favor de nombrarlo director general. Y no se crea que su celo de chequista de alquiler se limita al sector público. No. Yo empecé a llamarle Tussellone a este desdichado Xavier Escudero de Miñón cuando sacamos el primer número de LA ILUSTRACIÓN LIBERAL y él amenazó desde las páginas de EL PAÍS a las empresas que se atrevieran a anunciarse en sus páginas.Talmente la mafia. «Un cerdito con nostalgia de jabalí», lo hubiera llamado Bergamín, antes de hacerse proetarra y de saber que Tusell, por sus pecados, le sucedería como juglar del separatismo vasco.

Pero entre los argumentos esgrimidos en el papiro polanquista por Tussellone para que echen a Dragó de TVE figura uno que, de no leerlo, no creerlo. Para investirse como Censor Máximo del Reino dice que en un debate sobre no se qué (nadie se acuerda nunca de lo que dice Javier Tusell por televisión) sólo otro y él habían votado la Constitución, o sea, que tenían la limpieza de sangre ideológica necesaria para opinar. Lo asombroso es que ese argumento se atreve a exhibirlo un tío que lleva varios años dedicando sus mejores esfuerzos a liquidar precisamente el edificio constitucional y a defender al PNV, el mismo que rompió con el PP y el PSOE para echarse en brazos de la banda terrorista ETA tras el asesinato de Miguel Angel Blanco. Recuerdo una de sus astrosas columnas en EL PAÍS que se titulaba así: Un respeto para el PNV. El que tú mereces, Tussellone.

Federico Jiménez Losantos

El Análisis

Asombra el sectarismo de uno y divierte la manipulación del otro

JF Lamata

El Sr. Tusell asombra. Si en ‘Los Desayunos’ de D. Luis Mariñas, en vez de entrevistar a un representante del PP o del PSOE, se trajeran a un falangista para que defendiera la revolución nacional-sindicalista y a ‘romper las urnas’, parecería lógico poner el grito en el cielo. Pero que en el programa dedicado a historia y literatura se hable en un programa de la figura del asesinado Don José Antonio Primo de Rivera, y se incluya a algún facha para comentarlo no parece algo del todo disparatado. El mismo programa había dedicado una edición a hablar del Che Guevara y a nadie le pareció molestar.

El Sr. Jiménez Losantos divierte. Tras recordar la campaña del Sr. Tusell contra su ILUSTRACIÓN LIBERAL, va y recuerda como se atacó al programa de su amigo ‘El Debate’ de D. Luis Herrero ‘por invitar a los Sres. Albiac, Trevijano y De la Cierva’. No, Sr. Jiménez Losantos, usted recordará perfectamente que en ese programa había otros dos figuras invitadas, los ex ministros franquistas D. Antonio Carro y D. Gonzalo Fernández de la Mora, precisamente la presencia física de este último causó la negativa del Sr. Carrillo a asistir. Nada tengo en contra de la presencia del Sr. Fernández de la Mora en TVE, lo que me divierte es que el Sr. Jiménez Losantos lo omita conscientemente para hacer que parezcan más disparatadas aún las críticas de EL PAÍS. No hacía falta. Las fijaciones de PRISA las conocen bien todos los contrasten su información, del mismo modo que las ‘omisiones’ del Sr. Jiménez Losantos serán detectadas por todos los que contrasten las cosas que suelta.

J. F. Lamata