29 octubre 1935

Consecuencia del estallido del caso de corrupción "straperlo"

Santiago Alba es elegido nuevo jefe del Partido Radical, tras la renuncia de Alejandro Lerroux

Hechos

El 29.10.1935 la prensa informó de que D. Santiago Alba era el nuevo jefe del Partido Radical en sustitución de D. Alejandro Lerroux.

30 Octubre 1935

La solución de la crisis

LA ÉPOCA (Director: Alfredo Escobar)

Leer

No parece haber satisfecho mucho en general. Unos – los que consideraban el bloque cedorradical como el instrumento más perfecto de Gobierno que cupiera imaginar – temen por los efectos de su debilitación. Parece ser que la salvación de España no era en realidad, como algunos erróneamente habían creído obra exclusiva del señor Gil Robles, ni tampoco del señor Lerroux, sino precisamente de la perfecta amalgama que se había forjado entre ambos.

Otros han encontrado insuficiente la medida de profilaxis adoptada.

Algunos, en cambio, la han encontrada excesiva. Ciertos detalles de su ejecución en particular parece que han tenido la virtud de herir la delicada susceptibilidad de los radicales.

Pese a todo, nosotros nos sentimos optimistas y creemos que las cosas abarán derivando pooro el mejor cauce posible. Es preciso reconocer que en el momento actual se han ajustado a términos de gran lógica y naturalidad.

La elevación del Sr. Alba de la que dan cuenta algunos diarios de esta mañana, es un acierto por todos conceptos. El Sr. Alba reúne todas las cualidades que son requeridas y aún añade algunas peculiares que no dejarán de ser vistas con mayor simpatía por todos los afiliados.

Es seguro que si entrañable y leal ha sido la compenetración entre los señores Gil Robles y Lerroux, no lo será menos la que se establezca entre los señores Alba y Gil Robles, a los que unos intereses políticos tan comunes sirven ya de lazo de unión. Quizás algún acto-homenaje semejante al reciente banquete del Ritz servirá de ocasión al jefe de la CEDA para testimoniar públicamente el alto aprecio en que ha tenido siempre la actuación de don Santiago Alba, cuya consecuencia y generosidad cantará con tan elocuentes y sinceras palabras como las dedicadas a Lerroux, lo cual sellará entre ambos una amistad de la que el país podrá legítimamente esperar óptimos frutos.

Estimamos, pues, infundados los temores que algunos han sentido sobre posibles debilitaciones del bloque cedorradical. Creemos por el contrario que este episodio lo que ha hecho es demorar su homogeneidad, ya que se ha visto como no consistía en una simple unión personal, sino en algo más profundo e indestructible.

‘Cuando llegue la hora no separaremos como caballeros’, había dicho recientemente el señor Gil Robles, y, en efecto, llegada la hora, como un caballero se comportó personalmente con el Sr. Lerroux, sin que ello significase la disolución de un bloque que ha llegado a ser algo ya casi consustancial con la República.

30 Octubre 1935

La serpiente ahuyenta al león

LA NACIÓN (Director: Manuel Delgado Barreto)

Leer

Nosotros hemos sido espectadores de la obra, en la que hubo indudablemente, escenas inmorales y trazos de picaresca.

Pero hoy nos sorprende un desenlace. Estamos, indudablemente, frente a un momento final. Y ese momento final, sea cual fuere nuestra manera de pensar – que todo el mundo conoce, por lo constante y lo invariable – y sean también cuales fueran – y son abismáticas – las diferencias que nos separan de la víctima; este desenlace – decíamos – en el que hay algo desconcertado y algo desconcertante, lleva, queramos o no queramos, a la punta de la pluma en la mañana de hoy una sombra de emoción. No la extendemos en las cuartillas. ¿Para qué? ¡Háganlo los republicanos, si tienen conciencia y memorial Tratándose de nosotros, no hay malicia que borre, ni suspicacia que diluya, ni rencor humano que amortigüe, de ninguna manera, todo lo que nos ha separado en la vida de don Alejandro Lerroux y nos separa. Nosotros sabemos, por añadidura y de sobra, que la política, arte de realidades, práctica de circunstancias no se hace con el sentimiento. Pero… Lerroux, que ha sufrido tantas equivocaciones, clavó en Ifni la bandera de España y prestó a su Patria, a la sociedad y a la civilización el servicio eminente que supone en la Historia, la noche del 6 de Octubre.

Nosotros como particulares y políticos, no le debemos a Lerroux nada; es decir, le perdonamos los agravios a nuestras convicciones religiosas y a nuestras ideas políticas. Nunca le ayudamos, en bloque ni sin bloque. No le hemos defendido en lo que no era defendible. Pero al alejarse, transitoria  o definitivamente, el anciano ex presidente, nosotros, que le hemos combatido con dureza y con pasión, queremos saludarle desplegando a los cuatro vientos y desde esta tribuna monárquica, una bandera de justicia.

Ya en un terreno crítico, nosotros creemos que el Sr. Lerroux que tiene todavía sobrados alientos, debió sacrificar muchas cosas, y los anhelos, incluso, de un descanso a las exigencias que impone la lucha y la necesidad de la defensa. Máxime, porque el Sr. Lerroux no sólo conoce sus deberes, sino que conoce a sus enemigos. ¿Qué sufriría el sentido republicano? Ah. Pero ¿es que no son las vestales del régimen, los auténticos, los autores de la maniobra y de la intriga?

No tenemos inconveniente en reconocer que queda en el Gobierno un hacendista, que es el señor Chapaprieta, y un parlamentario, que es el Sr. Gil Robles. Y el brazo del Gobierno, que el Sr. Gil Robles, resguárdese de la serpiente. Porque ya le apuntan. Y también, y no transcurrirá mucho tiempo, lo van a morder.

El refuerzo que se le ha puesto al motor en marcha no supone gran cosa.