7 julio 1983

El reparto por parte de Interior de las nuevas banderas españolas con escudo constitucional en lugar de con el águila imperial, ha sido la escusa para que muchos ayuntamientos controlados por el PNV y Herri Batasuna hayan retirado los símbolos españoles

Se abre la ‘Guerra de las banderas’: Tolosa quita la bandera de España del balcón y la devuelve al ministerio del Interior

Hechos

El 6.07.1983 el ayuntamiento de Tolosa aprobó con el voto a favor de los concejales de Herri Batasuna y la abstención del resto, retirar la bandera española.

Lecturas

LOS BATASUNOS ‘REVIENTAN’ LAS FIESTAS DE RENTERÍA POR LA BANDERA

balcón_renteria_bandera_española Coincidiendo con los sucesos de Tolosa, se celebraron las fiestas en el ayuntamiento de Rentería. Ahí, el alcalde D. José María Gurruchaga (Partido Socialista de Euskadi – PSOE) resistió las presiones y mantuvo la bandera española al lado de la vasca, lo que provocó que los activistas de Herri Batasuna hicieran toda una campaña en contra de los festejos del ayuntamiento hasta conseguir que estos fueron suspendidos.

ENRIQUE CASAS (PSOE) RESPONSABILIZA DE LO OCURRIDO AL PNV

EnriqueCasas_juegoHB El Secretario General del PSOE en Guipuzcoa, D. Enrique Casas, acusó desde el Parlamento Vasco al Partido Nacionalista Vasco, en el Gobierno, de ser los responsables de ‘la guerra de las banderas’ por hacer el juego al PNV.

06 Julio 1983

Algunas cosas esenciales

ABC (Director: Luis María Anson)

Leer

No acabamos de salir de nuestro asombro. El ayuntamiento de Tolosa ha votado, en un Pleno extraordinario, una moción presentada por Herri Batasuna para devolver al ministerio de Interior la bandera nacional colocada en el ayuntamiento el pasado día 25 junto a la bandera vasca.

Esta es una ofensa a la bandera, a la única bandera de España, y a la propia nación española, inferida por los concejales de una de las villas más históricamente respetadas de Guipúzcoa. Es pasmoso que la moción haya sido aprobada con el voto a favor de los cuatro concejales independentistas de HB y con la abstención de los representantes de PNV, PSOE, PCE, Euskadiko Ezkerra y Partido Carlista, que no se oponen, sino que se inhiben.

Para llegar a este grado de confusión de valores las cosas deben estar muy mal. El agravio pública de una Corporación a la bandera de todos no es un incidente menor, sino un gravísimo síntoma. Una comunidad de ciudadanos o una Corporación legítimamente constituida no puede ignorar lo que, en el plano de los símbolos y en el de las realidades representa la bandera.

Lejos de nosotros el fácil énfasis con que a veces se han ensalzado cosas esenciales. No insistimos en que sean sagradas, ni sacrosantas, ni inviolables, ni eternas. Decimos algo más sencillo: son cosas esenciales. En una verdadera nación hay algunas cosas esenciales: una de ellas es la bandera. No preservar en un clima de integración nacional y de rigurosa aplicación de la Ley, esas cosas esenciales, es abrir el paso a la confusión y al desmoronamiento. Imaginamos lo que un hecho así hubiera producido, en el orden político y en el orden legal, en una democracia verdadera. La severidad con que un acto de esta especia hubiera sido juzgado en el Reino Unido, el escándalo que hubiera supuesto en Norteamérica, el volumen de reacción que en un caso similar se produjo en la Francia socialista, no son comparables con el clima de tibieza, de sesteo indiferente que alcanza a algunos tejidos vitales de nuestra sociedad.

No comprendemos o se comprende demasiado cómo esos cuatro concejales no miden el alcance de sus actos. No entendemos si es que aspiran a provocar la reacción de quienes defenderán la dignidad de la bandera española con todas sus consecuencias y hasta el final. No entendemos la pasividad de las otras fuerzas políticas – desde el socialismo al PNV – presentes en el ayuntamiento tolosano, que en vez de votar contra la moción y derrotarla, se abstienen. Y no entendemos, en fin, la premura con que la Fiscalía del Estado denuncia una leve falta de respeto a un ministro y la lentitud de reacción de la misma Fiscalía cuando alguien ofende arrogantemente la dignidad de la bandera, hiriendo así la médula misma de nuestra conciencia de nación.