26 octubre 2004

Los sindicatos de TVE y medios como LA RAZÓN o la COPE critican el 'desorbitado' presupuesto del espacio

TVE concede un programa de entrevistas, ‘Las Cerezas’ a Somos.com, la productora de Julia Otero que presentará la propia Otero

Hechos

El 26.10.2004 – tras el cambio en RTVE – la primera cadena de TVE estrenó el programa ‘Las Cerezas’, presentado por Dña. Julia Otero y producido por

Lecturas

POLÉMICAS EN TORNO A ‘LAS CEREZAS’

El 11.09.2004 el diario LA RAZÓN (propiedad del Grupo Planeta) publicaba un comunicado de la UGT-TVE en la que acusaba de ‘malversación de fondos públicos’ por el hecho de que la productora Somos.com cobrara 3.120.000 euros por realizar el programa, cuando este se hacía en un estudio de TVE y con profesionales de TVE. La productora Somos.com era propiedad de la propia Sra. Otero.

LOS CONSEJEROS ‘A PROPUESTA’ DEL PP EN RTVE, EN CONTRA DE ‘LAS CEREZAS’

Dña. Julia Otero contó desde el principio con la animadversión de los cuatro consejeros de RTVE nombrados ‘a propuesta’ del Partido Popular, encabezados por D. Gerardo Conde y Dña. Rosario López Miralles. En una entrevista en el diario EL PAÍS el 29.03.2005 la presentadora y productora aludía así a sus enemigos en el consejo.

P- No se ha impedido la oleada de protestas del partido al que pertenecen (el PP)

R- Las críticas llegaron desde el primer día. Los miembros del PP en el Consejo de Administraión de RTVE han puesto mi foto en la diana y disparan contra mí sin cesar. La desmesura de lo que han dicho es tal que su discurso pierde seriedad. Procuro no ocuparme de frivolidades, aunque me sorprende que la misma semana que vino a ‘Las Cerezas’ Ana Botella dijeran que los contenidos del programa no están a la altura de una televisión pública.

P- ¿Le afectan las críticas?

R- Me sorprenden relativamente. Proceden de los cuatro que en su momento aplaudieron que me echaran de ONDA CERO siendo líder de audiencia. Son el mismo coro que ahora pide que me retiren ‘Las Cerezas’ por no ser líder. Tienen una obsesión enfermiza hacia mí; parece que quisieran hacerme desaparecer del mapa. Sé que una zancadilla o te tira al suelo o te enseña a saltar. Que sepan que llevo pértiga.

27 Octubre 2004

Las cerezas, muy verdes

Javier Pérez de Albéniz

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Sólo las imágenes del Día de la Banderita, con Letizia Ortiz y su suegra poniendo pegatinas en una caseta de castañera muy parecida a aquellas en que postularon Carmen Polo de Franco y sus amigas, han sido capaces de eclipsar el estreno de Julia Otero.

 

Y es que la Otero tenía a su propia pareja de «primates superiores» como artistas invitados: Felipe González y Jordi Pujol.

A eso se le llama empezar pisando fuerte. Y poco más, porque como era de temer en estos tiempos de buen talante, los dos se le escaparon vivos. Felipe, que venía de solicitar el indulto de Vera, se sintió tan cómodo como en un jardín de bonsáis. Se autodenominó «jubilado jubiloso», presumió de ser «una personalidad» y reconoció que sigue en política «administrando los silencios»: «uno es dueño de lo que calla».

Pujol, ni eso. Que si su mujer le dice que para poco en casa, que si se siente joven, que si la política es un oficio muy noble…

Una entrevista amable hasta el empalague. Y un puñado de preguntas bochornosas: ¿Qué cocinan en casa?; ¿cuánto dinero llevan en el bolsillo?; ¿cuántos idiomas hablan?… Pero cuidado, porque llegó una que estaba envenenada y era de tremenda actualidad: ¿Les gusta el hockey? (por lo de la selección catalana, ¿lo cogen?). «Sí, sobre patines», dijo Pujol. «No», respondió González.

Periodísticamente, ‘Las Cerezas’, así se llama el programa, fue un fracaso importante. Nadie en su sano juicio puede entrevistar a González el mismo día que solicita el indulto de Rafael Vera, con Barrionuevo y Corcuera como padrinos, y no preguntarle sobre tan… sorprendente decisión hasta el minuto final de una hora y media de entrevista. Noventa minutos de banalidades y cinco segundos de respuesta: «Me parece de estricta justicia. Punto».

¿El resto del programa? Algo de humor blanco-transparente, unos cuantos invitados menores, el torso desnudo de un piragüista olímpico…

27 Octubre 2004

Cerezas

José Javier Esparza

COLPISA

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TVE-1 ha estrenado esta semana ‘Las cerezas’, el programa de Julia Otero, que es una de las “estrellas” de la nueva programación. ‘Las cerezas’ es un programa de corte clásico: invitados de relieve público, entrevistas de diversa intensidad y piezas de espectáculo que completan el conjunto. Tal vez ya nadie se acuerde, pero, hace siete u ocho años, los programas de variedades eran así, sin homicidios morales en directo ni “teléfonos de aludidos”. En ese sentido, y sobre el papel, ‘Las cerezas’ suscita la benevolencia del crítico. El problema surge cuando del papel se pasa a la imagen, y entonces hay que decir que este estreno no ha sido demasiado estimulante. De entrada, Julia Otero quiso marcar liderazgo con dos grandes personalidades de la vida española: Felipe González y Jordi Pujol. Es un recurso habitual: empezar con nombres de fuste para marcar diferencias. Ahora bien, el espectáculo de los dos “ex” no fue especialmente brillante. Felipe González, para quienes no le frecuentamos, justificó con elocuencia esa caricatura de Cantinflas que le hacían en el ‘Guiñol’ de Canal Plus: locuaz y autosimpático (esto es, riéndose sus propios chistes), trató de monopolizar el programa y no dejó hablar a nadie. Tampoco a Pujol, que dio la impresión de estar adormecido. Por cierto que un rasgo curioso del programa fue la extraordinaria predisposición del público a aplaudir y reír cualquier cosa que decía Pujol; los aplausos y las risas resultaron todavía más llamativos por lo poco prolijo que estuvo don Jordi, el cual, para una vez que fue a decir algo prometedor, sufrió abrupta interrupción por el imperativo González con la amonestación de “no estás siendo bien interpretado”. Por otro lado, en lo que sin duda era la cuestión del día, a saber, la solicitud de indulto para Vera, Julia Otero dejó que González se le escapara vivo. Los otros apartados del programa no fueron más susceptibles de aplauso. Por ejemplo, la aportación cómica resultó bastante desafortunada: no tanto por su expreso partidismo, que era previsible, como por el hecho de incorporar explícitamente la crítica a medios de comunicación de la oposición (mientras se eludía la mención a los de la otra orilla) y por el escaso gusto de la parodia sobre el 11-M. No cabe augurarles demasiado éxito: el humorismo a favor del poder sólo funciona bien en lugares de debate público asolado, como Cataluña. En definitiva, unas decepcionantes cerezas. Acabarán al kirsch.

27 Octubre 2004

Las cerezas de Julia

Encarja Jiménez

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Una pregunta a Felipe González sobre la petición de indulto a Rafael Vera consiguió que, desde el punto de vista de la difusión, el programa de Julia Otero «Las cerezas» tuviera el día de su estreno una repercusión que de ninguna otra manera hubiera conseguido, dada la duración del programa (tres horas y media) y la complejidad del formato, en el que se incluyen parodias y entrevistas de todos los tamaños.

Julia Otero, que es una mujer lista y experimentada, se despidió de TV3 con una polémica entre Luis del Olmo y José María García y, de paso, hizo recordar a toda España que la presentadora volvía a la escena nacional. El martes tuvo dos padrinos de postín, la pareja formada por Jordi Pujol y Felipe González, que ya han tenido la experiencia de participar en otros foros haciendo de jubilados de lujo que se entienden a la hora de cantar a dúo. Era el principio perfecto para la idea de Julia Otero de hacer una entrevista con dos personajes a la vez, como las cerezas –que van de dos en dos- y se enganchan con los temas siguientes.

Por supuesto, son entrevistas pactadas en las que la presentadora y directora no oculta su visión de «caperucita roja» y que forman el primer bloque de más de una hora que marca un programa al que no le falta publicidad. «Las cerezas» fueron una referencia constante, hasta el punto de que resultó bastante pesado que se utilizaran como metáfora de todo: de salir en parejas, de ser rojas, de engancharse unas con otras, de homenajear el recuerdo de la escritora catalana Montserrat Roig, sin citarla, autora de Tiempo de cerezas, o de dar una idea de fresco dulzor de primavera.

Esta producción de TVE cuenta con el apoyo de «Somos-som», productora catalana que quizá tenga que ver con una rama de «El terrat», porque los apartados de humor, en los que aparece Toni Soler, tienen todo el estilo de «Homo zapping» (Antena 3) y algo de «Dos rombos» (TVE). Estos se encargan de tres bloques llamados «El microondas», en dos partes, y «Cerediario» en el que se parodia a políticos y personajes de la televisión. De modo que «las cerezas» participan de un estilo ahora en voga que no deja de ser redundante para la oferta, aunque consiga algunos «sketches» entretenidos.

La música y el cine, con participación de actores, directores y cantantes pone un punto de actualidad y, a veces, hasta descubre que Julia puede tener mal humor cuando no le responden, como ocurrió con la falta de «feeling» con Luz Casal, algo celosa del protagonismo que tenían Rosa –de «Operación triunfo» o Eduardo Noriega.

TVE ha fichado a Julia Otero porque está en su onda, y ella ha asumido el reto de sacar adelante un programa que, tal como se destapó, resulta demasiado largo y con un formato que dificulta la «fidelización» de la audiencia. En las próximas entregas tendrá que jugar fuerte con la pareja entrevistada al comienzo, pero las estrategias para vencer en un horario estelar tendrán que afinarse si no quiere que el telespectador se descuelgue a la primera de cambio.

28 Octubre 2004

Cereza en confitura

Ferrán Monegal

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No está mal elegido el título: Las cerezas. ¡Ah!, sí señora. Ser la remenadora del cesto de las cerezas es lo que cuenta en la vida. Julia Otero llega a TVE-1 remenando. Sabe que la necesitan. Es una imagen creíble. Y qué hermoso decorado le han montado. Un salón estilo pérgola o exquisita celosía. Aire colonial. Vigas de madera y ventanales a un jardín. Césped y arbolitos. Y ella con el capazo de cerezas bien cogido. Primera sacó dos muy sugestivas: Felipe González y Jordi Pujol. O sea, dos buenos huesos desgajados del cerezal de la política. Dos jubilados de lujo. «¡Jubilado viene de júbilo!», exclamó Felipe enardecido. Sí señor: la jubilación de quien ha sido presidente es superlativa. Jubilarte de lampista es otro asunto. Fue más de una hora de conversación. Divertida, locuaz, relajada, interesante. Pero la mejor pregunta quedó sin contestación. Fue cuando Julia se interesó por saber cómo llevan eso de asistir inermes, desde casa, a la destrucción del proyecto político que impulsaban cuando eran presidentes. O sea, el papel de los hereus, que quizá dilapidan el legado recibido. Una hipótesis, naturalmente. Pero de calado muy profundo. No hubo respuesta alguna. Pusieron ambos cara de póquer. Y enfilaron otros derroteros, más agradecidos. Luego siguió Julia metiendo mano en el capazo. Y fue sacando más cerezas: David Cal, José Coronado, Álex de la Iglesia, Rosa de España, Eduardo Noriega, Luz Casal, Guillermo Toledo. Mucha cereza para el primer día. Para evitar el empacho, salpimentó Julia el atracón con una salsita que conocemos bien aquí: un poco de Set de notícies, de Minoria absoluta, de La columna, algún gag inspirado en otros programas (El show de Flo, o el exitoso Vaya semanita, de Euskal Telebista). Con este condimento la cereza pasó a ser confitura, que siempre es más fluida. Digna alternativa, y muy entretenida, a la negritud televisiva que a esas horas la audiencia sufre.

29 Octubre 2004

Fruta verde

Ernesto Ekaizer

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«Buscamos resultados, pero no a cualquier precio», explicó Julia Otero al presentar su programa Las cerezas. El martes 26, TVE-1 obtuvo esos resultados, un 18,4% de cuota de pantalla, con dos pesos pesados de la política española de todos los tiempos: Felipe González y Jordi Pujol. La idea subyacente: evitar un intercambio farragoso que espantara a los televidentes. Suscitar temas de interés general, sí, pero no profundizar al punto de aburrir hasta a las ovejas. Un entrevista de nivel, pero, parafraseando a Julia Otero, no al precio de perder resultados.

Dicen que las cerezas -las dulces- eran muy apreciadas por los griegos, quienes, como recordaba siempre Borges, inventaron el género del diálogo. Estas cerezas de Julia, fuera de temporada, empero, no consiguieron el clima apropiado para sacar partido de la buena disposición de González y de Pujol. Estaban entregados a la periodista. Su actitud no pudo ser más generosa, pero una tensión indisimulable de la presentadora bloqueó la fusión de los razonamientos con los mitos, la materia misma de los diálogos griegos.

Parece que el viejo George W. Bush perdió las elecciones presidenciales de 1992 ante Bill Clinton cuando, en uno de los debates televisivos, la cámara captó cómo miraba ansiosamente el reloj que llevaba en su muñeca izquierda. Julia no perdió el martes ningún debate, pero su excesiva profesionalidad y el temor a provocar el zapping de su audiencia frustró lo que pudo ser un encuentro fuera de serie.

La objeción a esto es siempre la misma: la televisión no funciona para debates intelectuales. No, si no era eso. Tanto González como Pujol podían hablar de sus cosas personales / políticas. A eso se le suele llamar vulgarmente cotilleo. No es ningún pecado. La gente quiere enterarse. Se trataba, pues, de eso. Ejemplo: en cierto momento, Pujol recordó, con delicadeza, que el entonces presidente del Gobierno se llevaba mejor con Helmut Kohl (conservador) que con François Mitterrand. González dijo que sí, que siempre había tenido más confianza con Kohl. Pero Julia estaba, por así decir, muy pendiente del reloj. Como profesional que es no tenías necesidad de mirar a su muñeca.

Si uno pregunta a varios espectadores qué idea o qué imagen retuvieron del encuentro, las respuestas son difusas. Sensación de concordia. De respeto. Eso es todo. No hubo casi anécdotas.

En Las cerezas, Julia Otero juega en campo local. Su porcentaje de audiencia fue en Cataluña, del 27%, seis puntos más que la cuota de pantalla nacional. Los catalanes, como siempre, estuvieron al pie del cañón. Pero habrá más oportunidades. Julia sueña con… José María Aznar.

29 Octubre 2004

En el huerto, bajo el cerezo

Víctor-M. Amela

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Vestida de roja cereza, Julia Otero se ha estrenado en la TVE de la era Zapatero. Elegante y rutilante, en un decorado de geisha (bajo ese cerezo florecido en un jardín japonés), Julia Otero presentó Las cerezas, un programa de suave perfume a la antigua. Porque es de los que ya no se ven en televisión: sentó a Felipe González y a Jordi Pujol a la puerta de su huerto y se puso a charlar con ellos.

A Julia Otero hay que aplaudirle el propósito de hacer un programa diferente, es decir, tranquilito: ¡un programa en el que se entiende lo que los invitados dicen! (esa noche, en un zapeo, pasé por un debate en “Crónicas marcianas” sobre la regulación de la televisión: seguro que se decía algo interesante, pero era tan enorme el esfuerzo por entender algo en esa hipersónica jauría de gritos, que desistí). Pero Julia Otero corre el riesgo opuesto: si deja demasiado a su aire a los invitados (en vez de intentar descolocarlos un poco), al final dudaré sobre quién ha llevado al huerto a quién…

Porque quizá podría Otero haber hecho saltar más chispas de este encuentro González-Pujol, más allá del puñado de clips que Pujol se sacó de un bolsillo (buen momento televisivo): el historial de González y Pujol, que empezaron odiándose y hoy son pareja de hecho, podría haberse explotado más. Está bien el cromo de los dos viejos leones bajo el cerezo, pero no basta.

Emergió la periodista al preguntarle Otero a Felipe González por su petición de indulto para Vera, que González justificó como “de estricta justicia”, dado que detuvo a tantos etarras (¿no era esa la obligación laboral de Vera y para eso le pagábamos, Felipe?, deberíamos recordarle al ex jefe de Vera…).

Julia Otero hizo un programa dulce y floral, de perfume suave, amable: un contraprograma, dado lo que hay. Lo malo fue su elongación inacabable con acumulación final de invitados en fase de promoción de películas y discos: en vez de sumar, se restaban. Entre lo bueno, las sátiras políticas, incluida la de la verborreica Letizia junto al pasota príncipe zapeando desde su sofá. Del rey abajo, todos zapean.

21 Noviembre 2004

UGT denuncia que cada programa "Las Cerezas" de Julia Otero cuesta a TVE 120.000 euros

Libertad Digital

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Un informe de la sección sindical de UGT en RTVE Cataluña ha denunciado que cada programa del recién estrenado “Las Cerezas” que presenta Julia Otero cuesta a TVE 120.000 euros (20 millones de las antiguas pesetas), “una suma nada austera considerando las grandes pérdidas del canal estatal”. Según UGT, cada programa cuenta al menos seis guionistas que cobran 9.100 euros por emisión, la documentación cuesta 500 euros y Julia Otero factura 21.000 euros por programa.

Según la nota del sindicato publicada por PRNoticias, «con estos números no extrañan los buenos resultados económicos de la productora del programa Somos.som. ¿Dónde quedó la austeridad pregonada por Juan Menor y Carmen Caffarel?”.

Para el sindicato UGT estos costos además de ser extremadamente elevados y de dañar seriamente las débiles cuestas del Ente Público, en momentos de supuesta «austeridad» prometida por Juan Menor y Carmen Caffarel, son injustificados en la gran mayoría de las ocasiones.

En primer lugar señalan que el montaje musical que cuesta 2.400 euros por programa va a cuenta de TVE, ya que según señalan es un compañero de plantilla quien deja y facilita el material musical, al igual que la edición de video.

Del mismo modo, señalan que TVE pone medios como ordenadores, teléfono, luz y limpieza del local que posteriormente factura Somos.som, la productora que realiza el programa. También se ponen en duda la existencia de cargos tan estrambóticos como la dirección de actores (10.000 euros) o coordinadores de invitados (3.000 euros). Todos montos por un sólo programa.

Un programa que además ha cosechado regulares índices de audiencia que, según el sindicato no están ni cerca del alto costo que significa su realización. Según el diario El Mundo el primer día alcanzó el 18,4 por ciento de cuota de pantalla y a la semana siguiente había caído más de cuatro puntos. A la tercera semana, tenía un 13,5 por ciento de cuota de pantalla. En el contrato figura una cláusula por la que se podría retirar el programa si en el capítulo 13 no alcanzaba el 19 por ciento, pero TVE ha decidido mantenerlo porque «los valores que busca el programa no son el share, sino aportar algo de calidad a la televisión.

22 Noviembre 2004

TVE: las cerezas del déficit

Federico Jiménez Losantos

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Es curiosa la denuncia hecha por UGT del escandaloso presupuesto de “Las cerezas” de Julia Otero, uno de los programas-estrella de la nueva era socialista, que es la misma ruina de siempre, con un gobierno u otro. Digo que es curiosa y no porque me parezca injustificada la denuncia: veinte millones de pesetas por programa son muchos millones y si además factura lo que en realidad le presta gratis TVE, que es la segunda parte de la denuncia de UGT, el despilfarro empieza a lindar con la estafa. Pero en el caso de Otero, ferozmente militante contra el PP, seguramente estamos ante uno de esos “precios políticos” que acostumbra a pagar la Izquierda cuando le conviene. Por ejemplo, casi doblando las subvenciones al cine español por el trabajo sucio que durante la Guerra de Irak hicieron contra el Gobierno Aznar y el Parlamento actores y titiriteros. A diferencia de la Derecha, que siempre es desagradecida y mezquina, la Izquierda suele ser solidaria consigo misma. Así se ha quedado con todo el pesebre cultural.

Si se compara con otras limitaciones del gasto (en la investigación científica o la extensión de Internet, por ejemplo) puede resultar escandalosa la millonada que cobra Otero por esa bazofia. Recordamos en su debut a un supuesto Aznar haciendo de menstruación; y hemos sabido de un piercing  en el pene con todo lujo de detalles emitido poco después de que Caffarell dijera que “Las Cerezas” ilustra la “apuesta por la cultura” de la nueva dirección. Y es cierto: yo creo que la ilustra perfectamente. Pero ese atraco de una de las progres oficiales al bolsillo del contribuyente es sólo un rinconcito del inmenso edificio de la deuda de RTVE, cuya liquidación no pide UGT porque, obviamente, supondría su propia liquidación. Es posible, aunque poco deseable, la existencia una televisión pública que no suponga competencia desleal con las privadas y se dedique a hacer programas educativos, culturales o de carácter no comercial. Lo que no puede hacerse es medir la audiencia para rechazar o no un programa. O se hace una programación no sectaria, cuyos telediarios no agredan a la sensibilidad no gubernamental de media España, lejos de las banalidades de la progresía barcelonesa que manda en casi todas las televisiones, o se cierra el Pirulí y se vende en pública subasta. A lo mejor Julia Otero está hinchando tan enormemente los costes de su programa para hacer caja y optar a la privatización de uno de los canales. Para salvar el espíritu de la televisión pública, naturalmente. Con sus enchufados políticos, sus sindicatos y su déficit. No caerá esa breva.

23 Noviembre 2004

Carta abierta de UGT a Julia Otero

UGT de TVE (Portavoz: Juan Manuel Hidalgo)

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Sra. Julia Otero:

Hemos leído las declaraciones que por parte de su Productora Somos.som se han realizado al diario EL MUNDO (edición 21/11/2004), en las que manifiestan, textual “la guerra del Sindicato es más con TVE que con el espacio”. Tienen Ustedes razón.

Sin lugar a dudas, nuestras denuncias, que no guerras, son dirigidas hacia la mala gestión y lo injustificable que resulta firmar un contrato de las características que se ha firmado con su productora. Desde luego, Usted no tiene culpa, Usted es una empresa y su finalidad es ganar dinero, aunque sea a costa de la mala gestión que se hace desde la Dirección de RTVE. Es más, desde este Sindicato, la UGT, no tenemos nada que criticarla ni a Usted ni a su equipo en cuanto a capacidad profesional, lo que manifestamos para evitar malos entendidos y torticeros usos que se han hecho de nuestros comunicados, sobre todo cuando se intenta jugar con el prestigio de unas siglas como las de UGT.

Entienda Usted, Sra. Otero, que cuando el modelo de RTVE está en el “aire” y con él nuestros puestos de trabajo, sea obligación de cualquier Sindicato que se precie de serlo, denunciar las irregularidades y a sus responsables, para que las críticas al modelo tengan nombre y apellidos y no sean simplemente críticas vagas y generales hacia RTVE y hacia todos los que en ella trabajamos. Lamentablemente, las “armas” que tenemos para dejar en evidencia a los responsables son la denuncia pública de las irregularidades, siendo conocedores del impacto tanto político como mediático que tienen este tipo de acusaciones. Pero claro, cuando las vías de diálogo interno no funcionan, cuando la voluntad por solucionar los problemas no existe y cuando se nos engaña de manera reiterada, no nos queda más remedio que sacar a la luz las contradicciones en la gestión de RTVE.

Porque contradicciones son que se gasten cantidades importantes de dinero en programas “externos”, mientras que en programas internos o de producción propia no se tiene la misma sensibilidad. ¿Sabía Usted que el programa LINEA 900, programa de TV pública, como tanto pregonan los actuales responsables de RTVE, tiene un presupuesto anual de 280.000€ para 30 programas hecho por 10 trabajadores y por encima de la media de la cadena?, ¿Sabía Usted que para este y otros programas de TVE se ponen mil y un impedimentos cuando se tiene que rodar (cabinas, dietas de rodaje, medios, etc.), mientras que cuando se trata de productoras si no hay medios internos se alquilan?, ¿Sabía Usted que los trabajadores de RTVE están hartos de presentar proyectos y que nunca o casi nunca son tenidos en cuenta?.

Sra. Otero, contradicciones son también que se tengan acumulaciones a deber de más de 20, 30 y hasta 40 días para muchos trabajadores, que no se cree el suficiente empleo fijo y haya compañeros que llevan 5, 10 y hasta 15 años contratados, que cuando en el Convenio se piden mejoras laborales se nos discute hasta la última peseta. ¿Sabe Usted cual es la explicación que se nos da desde la Dirección?: Que no hay dinero.

Desde luego Usted no es responsable de estas cuestiones, pero sí lo son quienes la contratan, los mismos que antes contrataban y siguen contratando a otras productoras porque desde un partido político o desde un “amigante”* se les indicaba la idoneidad de hacerlo. ¿Lo entiende?, nada ha cambiado, todo sigue igual o peor, eso sí, ahora se generan discursos necesarios sobre la TV de calidad pero totalmente vacíos para quienes entendemos como funciona este medio.

Lo sentimos Sra. Otero le ha tocado a Usted, como antes le tocó al Sr. Jordi González o al Sr. Moreno, o a quien venga si la situación no cambia. Créanos, que sin dudar de su capacidad, desearíamos que el programa funcionase por el bien de su productora y, sobre todo, por el bien de los trabajadores de RTVE. Por último, un consejo como profesionales que somos, ya que RTVE le paga la asesoría laboral y jurídica de su productora, la próxima vez, procure que el contrato sea redactado en mejores términos y que no sea solamente el intento por justificar una cifra, entre otras cosas, porque resulta insultante para quienes nos ganamos día a día, la vida en RTVE.

Sin otro particular y a su disposición para cualquier aclaración.

(PD: no estaría demás poder debatir en LAS CEREZAS sobre la RTVE pública)

Sección Sindical de UGT a RTVE Catalunya

22 Diciembre 2004

Las cerezas, en la UVI

Javier Pérez de Albéniz

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‘Las cerezas’, no confundir con ‘Las cerezas del cementerio’ (título esperemos que no premonitorio de una miniserie de la misma cadena) no acaban de madurar. Ni con el siempre populista Bono como estrella invitada.

José Bono fue la entrevista central del último programa de Julia Otero. Le acompañó el torero Francisco Rivera, en un claro guiño a la audiencia de casquería. El programa dura más de dos horas, y estas entrevistas ocuparon 60 minutos. El resto, los otros 60 minutos, los tiraron directamente a la basura con invitados de segunda división (el actor Fernando Tejero) y actuaciones promocionales (Antonio Orozco).

«Egque no pue ser», que diría el propio Bono. Un programa potente como quieren que sea éste (TVE1 a las 11 de la noche) no se sostiene con un par de entrevistas ‘light’. La de Francisco Rivera es una piltrafa de entrevista, con perdón y se mire como se mire, adecuada para los programas del corazón pero indigna de aquellos que pretenden ir más lejos.

Bono, la verdad, está muy visto y se ha vuelto tremendamente previsible. Sus almibaradas historias familiares, su bondad infinita para con la humanidad, su inagotable capacidad de trabajo… Algo más de agresividad en el cuestionario le podía haber puesto en algún aprieto, pero es evidente que esa no era la intención de la presentadora.

Anecdótico y siempre dispuesto a la alharaca y el tueste verbal, el hombre fuerte de Defensa se mostró tan fatuo, rupestre y patriotero como de costumbre. Un tipo rústico que presume de campechano, es decir, una redundancia humana. Y es que José Bono es castellano-manchego, pero por su forma de hacer política podría ejercer en cualquier país cálido donde se destile buen ron y se cultiven bananos.

Escuchen alguna de las frases más interesantes que pudimos oírle en el programa: «Tengo un carácter bueno, no insulto, no siento odio ni rencor, soy respetuoso», «De mi padre aprendí a ser honrado», «Canto villancicos como todo los españoles», «Dios es generoso hasta con los que no creen en él», «Llevo 20.000 pesetas de lotería, no mucho según los que saben, pero no lo necesito»… Y poco más.