18 julio 1960

Dolores Ibarruri 'La Pasionaria' pierde todo poder ejecutivo del partido, pero al contrario que Uribe permanecerá en el Comité

6º Congreso del PCE – Santiago Carrillo sustituye a Pasionaria como Secretario General del PCE mientras desaparece el stalinista Vicente Uribe

Hechos

  • En julio de 1960 se celebró el VI Congreso del PCE que eligió a D. Santiago Carrillo nuevo Secretario General, mientras que Dña. Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’ pasaba a ser la Presidenta.

Lecturas

En julio de 1960 se celebró el VI Congreso del PCE que eligió a D. Santiago Carrillo nuevo Secretario General, cargo ocupado por Dña. Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’ desde 1942, a la muerte de D. José Díaz. 

Dña. Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’ seguirá en la ejecutiva al crearse el cargo de ‘Presidenta del PCE’ que pasará a ocupar ella, en función del símbolo que su persona representa para muchos militantes comunistas.

D. Santiago Carrillo mantendrá una política de autoridad frente a sus enemigos internos dentro del PCE expulsando de la formación tanto a los militantes del sector aperturista que le criticaban por considerarle demasiado ‘duro’ como D. Jorge Semprún, D. Fernando Claudín o el dirigente catalán D. Francesc Vicens como a aquellos militantes del sector más prosoviético que le criticaban por considerarle demasiado ‘blando’ como D. Eduardo García o D. Enrique Líster.

El Sr. Carrillo reforzaría su autoridad en el VII congreso y el VIII congreso del partido, también celebrados en el exilio.

El mandato del Sr. Carrillo será extenso ya que se prolongará hasta noviembre de 1982. 

VICENTE URIBE, DEFENESTRADO POR CARRILLO ACUSADO DE ‘STALINISTA’ DEL PCE

vicente_uribe El exministro D. Vicente Uribe había sido considerado el ‘hombre fuerte del PCE’ tras la expulsión de D. Jesús Hernández. La muerte de Stalin y la nueva desestalinización ha supuesto su final político al ser directamente denunciado por el nuevo líder D. Santiago Carrillo.

«El Camarada Uribe, aunque él crea otra cosa, ha demostrado ser muy poco permeable a las opiniones. El camarada Uribe, sobre todo en los últimos años, se caracteriza por un enfautamiento, por una egolatría que le ha llevado a establecer un verdadero culto de su personalidad. No pierde ocasión de realzar su propio papel, de su actividad. Cuando Uribe realza su propio papel, rebaja el del buró político y el de la secretaría general del partido. Su egolatría le conduce a enfrentarse con la camarada Dolores». (D. Santiago Carrillo).

«En el duro discurso de La Pasionaria no hubo ningún saludo al nuevo Secretario General. Sus relaciones con Carrillo serán siempre distantes – al contrario que con Uribe – pero nunca se enfrentará a él». (D. Fernando Claudín).

Libro 'Santiago Carrillo, crónica de un secretario general'

Fernando Claudín

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La reunión con Dolores en la confortable dacha que ésta tenía en Uspiénskoe, cerca de Moscú, transcurrió normalmente hasta que, en un momento dado, Dolores sacó un papel que llevaba escrito y lo leyó: era su dimisión de secretario general. Sorpresa y emoción. Se acuerda interrumpir por unos minutos la sesión para reflexionar y en un aparte, Santiago, muy nervioso le espeta a Jorge Semprún: «¿qué maniobra nos estará preparando?» No había maniobra alguna, sino la conciencia de la situación falsa en que se encontraba, con la titularidad de una función que en la práctica no ejercía, con responsabilidades qeu la sobrepasaban. Era un gesto que hacía honor a Pasionaria, a un sentido de la dignidad. Sólo tenía setenta y cuatro años y su sentido común de militante veterana le había dictado discrepar de la aventura propuesta por Carrillo. ¿Fue ésta la gota que desbordó el vaso de su amargura?

Líster quiso ser el primero en proponer lo que todos tenían in mente: Santiago Carrillo debía ser el nuevo secretario general. Alguien propuso que Pasionaria pasara a ser presidente del partido. En el VI Congreso, previsto para unos meses después, podrían modificarse los estatutos y crear el cargo. Culminaba así el relevo de la vieja guardia y la promoción de Santiago Carrillo como nuevo jefe del Partido Comunista de España. La consagración oficial se efectuaría en el VI Congreso en enero de 1960, pero todo estaba resuelto desde la reunión de Uspienskoe.

Memorias

Santiago Carrillo

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En 1958, tras el golpe del general De Gaulle, apoyado por el Ejército de ocupación de Argelia, Dolores regresó a Moscú. La costaba adaptarse a la ilegalidad en Francia y sentía nostalgia de sus nietos. Desde París le informábamos con frecuencia, pero el ritmo que iban tomando los acontecimientos en España hacía muy difícil dirigir el partido desde Moscú. Dolores se encontraba en una situación incómoda, era por título la secretaria general, pero no estaba en condiciones de serlo efectívamente. Aunque nos esforzábamos por que se sintiera cómoda en su cargo.

En 1959 pidió entrevistarse en Moscú con una delegación del Comité Ejecutivo. Éste, reunido en París, tuvo la intuición de que Dolores iba a presentar su dimisión. POr ello en dicha reunión, Enrique Líster y Santiago Álvarez plantearon que en tal caso yo debía hacerme cargo de la secretaría general. De hecho, desde 1956, ya ocupaba prácticamente esas funciones; pero no albergaba ninguna impaciencia por alcanzar la titularidad. Sentía un gran respeto por Pasionaria y atribuía gran importancia a mantenerla al frente del partido. En el ejecutivo yo insistí en que sólo si ella presentaba irrevocablemente su dimisión aceptaría el cargo y a condición de que ella siguiese a la cabeza del partido como presidenta.

Claudín sugiere la existencia de diferencias políticas para la dimisión y hasta se me atribuye una frase – «¿qué maniobra nos estará preparando?» – supuestamente confiada a Semprún, que jamás pronuncié. Todo es absolutamente falso. Todos estábamos convencidos de que Dolores iba a dimitir porque no se sentía en condiciones de asegurar la dirección política del partido.