ABC desvela la reunión entre Aznar (PP) y Anguita (IU), apadrinados por Pedro J. Ramírez, para estudiar medidas conjuntas contra el PSOE en Andalucía

Ambos líderes coinciden en la necesidad de evitar los abusos del PSOE.

El presidente del PP, José María Aznar y el coordinador general de IU, Julio Anguita, se han reunido en secreto para analizar la nueva situación política creada después del descalabro socialista en los comicios europeos y andaluces del 12 de junio, según ha podido saber ABC de fuentes solventes. Ambos dirigentes decidieron llevar la entrevista con la máxima discreción para evitar el espectáculo que se formó en su última conversación pública, celebrada ya hace más de un año.

La entrevista entre José María Aznar y Julio Anguita se mantuvo en secreto a priori hasta para sus más estrechos colaboradores y así, mientras que en el PP las diferentes fuentes consultadas confirmaban dichos contactos, en Izquierda Unida afirmaban no saber nada de éstos. Sin embargo, según ha podido saber ABC, se ha producido al menos, una reunión, amén de numerosos contactos telefónicos. De hecho, Anguita telefoneó a Aznar la semana del 11 de julio aunque el líder del PP se encontraba descansando fuera de España.

La misma llamada se repitió el lunes 18, aunque ese día no se pudo cerrar la agenda entre ambos líderes, cosa que se hizo a lo largo de la semana.

El objetivo de la reunión era analizar la situación política abierta a raíz de los comicios europeos y andaluces del 12 de julio, que supusieron un descalabro electoral para el PSOE y abrieron en la Comunidad andaluza una serie de incógnitas que aún se mantienen y que se han saldado hasta el momento con un pacto entre el Partido Popular e Izquierda Unida al objeto de constituir una Mesa Plural para el Parlamento autonómico que ha dejado de estar controlada por los socialistas.

Ataques al Gobierno

Además, hay otra cosa que une a los líderes de ambas formaciones, y no es otra que se les lanza, tanto desde el PSOE y desde el propio Ejecutivo como desde las filas de los nacionalistas catalanes, socios de Felipe González en el congreso de los diputados.

A pesar de las profundas diferencias programáticas e ideológicas entre ambos, tanto Aznar como Anguita consideraron conveniente mantener una entrevista para intercambiar puntos de vista. De hecho, según comentaron fuentes del Partido Popular a ABC, mantienen conversaciones por teléfono con frecuencia, ‘como no podía ser menos entre dos líderes políticos’.

El portavoz adjunto de Izquierda Unida (IU) en el Congreso, Diego López Garrido, confirmó ayer la celebración de una entrevista secreta, hace una semana, entre el coordinador general de esta formación, Julio Anguita, y el presidente del Partido Popular, José María Aznar. Posteriormente, una vez hecha pública la noticia, fuentes oficiales del Partido Popular e Izquierda Unida negaron la existencia de la reunión y lo atribuyeron a un «malentendido».

López Garrido, que participó ayer en un curso de verano organizado en San Lorenzo de El Escorial, consideró normales encuentros del tipo de los celebrados entre Aznar y Anguita dentro de las relaciones entre fuerzas políticas. López Garrido insistió en que no deben manipularse estos encuentros y tratar de convertirlos en pactos ocultos o implícitos porque, a su juicio, «no puede haber nunca un pacto político entre IU y el PP». En su opinión, un pacto de esta naturaleza «sería el hundimiento de IU automáticamente» ya que «está en las antípodas del PP ideológicamente, políticamente y culturalmente».

López Garrido se hizo eco de una versión, no admitida oficialmente, según la cual Aznar y Anguita mantuvieron un encuentro secreto la semana del 17 al 24. El objetivo de la reunión era analizar la situación política abierta a raíz de los comicios europeos y andaluces del 12 de junio, qué supusieron un descalabro electoral para el PSOE. Una de las cuestiones que abordaron, según la misma versión, fue el acuerdo de Andalucía sobre la mesa del Parlamento.

El dirigente de IU insistió en que no debe extraerse ninguna consecuencia especial de la entrevista y se mostró partidario de ampliar este tipo de encuentros a líderes de otras fuerzas políticas, al tiempo que criticó cualquier intento de comparar una simple reunión «de una hora» entre Anguita y Aznar con un pacto político como el alcanzado por el PSOE y CiU.

El antagonista

López Garrido advirtió en cual quier caso que IU es «el antagonista nítido del PP» y debe por tanto «confrontarse muy directarnente» con este partido por que «nadie liderará la izquierda en este país si no se confronta en este momento con la derecha política española». Según López Garrido, este es el mensaje qué debe lanzar IU en su IV Asamblea, en la que la federación de izquierdas habrá de mostrarse como una fuerza capaz de liderar la política de la izquierda española, la lucha contra la corrupción y la defensa de los trabajadores.Por su parte, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, José Antonio Griñán, se refirió a la entrevista entre Anguita y Aznar: «Es hipócrita acusar el PSOE de pactos secretos con la burguesía catalana y sentarse a negociar con el PP». «Estos ejercicios de hipocresía deberíamos limitarlos a lo estrictamente necesario», añadió el ministro.

El presidente del Partido Popular, José María Aznar, y el líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, han mantenido recientemente una entrevista «de carácter privado», en la que «no se acordó nada» pero sí hablaron «sobre la cuestión del Estado, la construcción de Europa y temas de política económica y social».

Con estas palabras, el coordinador general de IU confirmó ayer en Málaga que hace unos días se entrevistó con Aznar, encuentro que ha sido negado reiteradamente en fuentes de ambos partidos.

Anguita aseguró ayer, en conferencia de prensa, que en ese encuentro no hubo «nada noticiable», porque «no se acordó nada de programas; no se acordó nada de actuación conjunta, ni de otras entrevistas», según informa Efe.

Reivindicó su derecho a entrevistarse «con quien quiera», ya que «es necesario en una democracia charlar con dirigentes políticos».

Según Anguita, esta entrevista se fraguó cuando ambos coincidieron en el Congreso y, «ante la situación que había», hablaron de «a ver si nos vemos un día de estos». «Así que estuvimos charlando -añadió-, pero no representando a nuestras organizaciones, ni con mandato expreso, sino sólo para cambiar impresiones».

El diputado de IU Diego López Garrido manifestó ayer si IU aspira a liderar la izquierda de este país «tendrá que aparecer netamente confrontada con el PP». Agregó que un pacto entre IU y el PP «significaría el hundimiento definitivo de la coalición».

Recordarán sin duda que en la última reunión del Consejo Político de IU, celebrada inmediatamente después de las elecciones europeas y andaluzas del 12 de junio, Julio Anguita reivindicó expresamente el derecho de la formación política que él lidera a pactar con quien estimara oportuno y cuantas veces lo considerara pertinente. De esta manera Julio Anguita marcaba el final del periodo de «ostracismo político» al que la coalición se había visto sometida. Es obvio que, por mucho que moleste a otros partidos y en particular al PSOE, dicho derecho es indiscutible.Lo que no encaja con esa actitud «a la ofensiva» de Julio Anguita es que la celebración de sus encuentros con José María Aznar tengan lugar «a escondidas», «como si fuera un pecado», por utilizar las palabras del estribillo de la conocida canción de Jorge Sepúlveda.

IU no tiene por qué tener un margen de maniobra menor que el que tienen los demás partidos políticos para cerrar los pactos que estime convenientes. Con el PP o con quien sea. Y con el alcance que se considere oportuno. Por eso no tiene nada de extraño y mucho menos de ilegítimo que el presidente del PP y el coordinador general de IU se entrevisten y lleguen o no a acuerdos políticos del tipo que sea.

Más aún, es perfectamente normal y legítimo que los encuentros entre ambos partidos se celebren con publicidad o sin ella. No todos los encuentros entre líderes políticos tienen por qué ser públicos. El derecho a pactar incluye el derecho a preparar los pactos con el sigilo que las partes estimen conveniente y a darlos a conocer en el momento que se considere oportuno. Si así no fuera, no se podría hacer uso del derecho en múltiples ocasiones.

Lo que no se entiende es la negación del ejercicio que se ha hecho del derecho que se acaba de reivindicar. Una vez que ha trascendido la celebración de dicho encuentro como consecuencia de una intervención pública del parlamentario de la coalición, Diego López Garrido, que ha suministrado además algunos detalles sobre el mismo, no se entiende por qué se ha tenido que proceder a desmentirlo, atribuyendo las palabras de dicho parlamentario a un simple «malentendido».

Es este desmentido el que convierte el encuentro entre Julio Anguita y José María Aznar no en un encuentro «discreto» sino en un encuentro «a escondidas», sobre el que, como todas las cosas que se hacen a escondidas, recaen o pueden recaer todo tipo de sospechas. Las mismas que se están haciendo recaer sobre los pactos entre el Gobierno de la nación y los nacionalistas catalanes y vascas por parte del PP e IU.

Porque sería también, perfectamente legítimo que se hubiera dado la explicación de que ambos partidos políticos concertaron en su día el encuentro sobre la base de que tendría carácter «privado» o en todo caso «reservado» y de que no se daría ninguna información sobre lo tratado en el mismo, incluso en el supuesto de que trascendiera su celebración. También esto forma parte del derecho a pactar en un sistema democrático, derecho que está «uniformemente» a disposición de todos los partidos. Se trata además de una de las condiciones de ejercicio del derecho de la que se hace uso con frecuencia.

En el informativo de Pedro Piqueras también ocurrió una estampa sabrosísima: la cámara sorprendió a Aznar y Anguita circulando del bracito por el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso. Viendo que les seguían, se apretujaron más ambos políticos. Les gustó que fueran objeto de la TV. Anguita no pudo resistirse y nos dedicó unas palabras explicativas: “Me paseo con Aznar porque Felipe siempre me da con la puerta en las narices. ¡Ya no le llamo más, oye!” Hace muy bien, collons: frente a calabazas, celos con una pareja distinta.