15 diciembre 2009

Agresión al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a manos de un perturbado

Hechos

Fue noticia el 15 de diciembre de 2009.

15 Diciembre 2009

Agresión inaceptable

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El ataque de un exaltado contra Silvio Berlusconi exige una condena enérgica y sin reservas

La agresión sufrida el domingo por Silvio Berlusconi en Milán no debería contar con la condescendencia de nadie. Nada se puede aducir: ni el desdén del primer ministro hacia el Estado de derecho, ni las causas penales que pesan sobre él y que trata de esquivar mediante leyes ad hoc, ni sus iniciativas populistas contra minorías como los gitanos o los extranjeros, ni su confusión entre lo público y lo privado, que abarca desde los intereses empresariales hasta los escándalos, pueden invocarse como disculpa y, menos aún, como justificación del brutal ataque. Y la razón es que, como ciudadano y también como primer ministro, Berlusconi tiene un derecho inalienable: el respeto a su dignidad. Y, por descontado, a su integridad física.

La policía logró detener de inmediato al agresor, que resultó ser un hombre de 42 años que actuaba en solitario y con trastornos mentales. Si no aparecen más datos, no tiene sentido que se pongan en circulación teorías conspirativas para explicar el ataque, asegurando que se trata de un atentado terrorista o que existe una campaña de odio orquestada contra el primer ministro. De la misma forma que su posición al frente del Ejecutivo no exime a Berlusconi de someterse a la jurisdicción de los tribunales para responder por los posibles delitos que ha cometido, el hecho de que haya sido víctima de una inaceptable agresión no le autoriza, ni a él ni a su partido, a cargar contra una oposición que cumple con su deber cuando denuncia los atropellos del Ejecutivo.

Tan miserable y políticamente desestabilizador resultaría que la oposición hubiera mostrado la más mínima condescendencia hacia el ataque, lo que por lo general no ha sucedido, como utilizar el ataque para acorralar y silenciar a la oposición, algo en lo que, sin embargo, sí están incurriendo algunos aliados de Berlusconi.

La degradación de la vida política en Italia está traduciéndose en un grave desprestigio de las instituciones, que corre el riesgo de provocar, a su vez, un deterioro profundo y casi irremediable del sistema democrático. Son muchas las luces de alarma que se encendieron antes de esta agresión. Y es probable que se enciendan muchas más en los próximos días y semanas. El Gobierno italiano no debe prevalerse de la conmoción provocada por el ataque para seguir adelante a toda velocidad con sus proyectos legislativos para garantizar la impunidad del primer ministro.

17 Diciembre 2009

Vittorio Feltri: «Los atentados nunca son casuales»

Irene Hernández Velasco

Entrevista al director de Il Giornale (Berlusconista)

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Cuando en 1994 Indro Montanelli presentó su dimisión como director de Il Giornale por desavenencias irreconciliables con su propietario, Silvio Berlusconi, le sustituyó Vittorio Feltri. Recientemente y por segunda vez, este periodista tan amado por la derecha como denostado por la izquierda ha vuelto a tomar las riendas del periódico y desde las páginas del mismo libra una guerra sin cuartel contra los adversarios del primer ministro. En su ojo de mira se encuentran aquellos periodistas que con más ímpetu critican a Il Cavaliere, a los que acusa de ser los responsables últimos de la agresión sufrida por Berlusconi en Milán.

Pregunta.- ¿De verdad cree que se puede responsabilizar a un grupo de periodistas del ataque?

Respuesta.- En Italia vivimos desde hace tiempo en un clima de alta tensión que no deja de empeorar. Desde que en 1993 Berlusconi entró en política no dejan de demonizarle. Pero sobre todo en los últimos meses la situación se ha recrudecido. Le han llamado «frecuentador de menores», le persiguen desde hace 16 años por motivos judiciales cuando antes de que entrara en política la magistratura no se ocupaba de él, le acusan de ser un corruptor, un mafioso… Yo no creo que sea una coincidencia que un tipo agreda a Berlusconi justo cuando decenas de artículos y programas de televisión se dedican a masacrar la reputación del líder del centroderecha.

P.- Pero quien ha atacado a Berlusconi es un enfermo mental…

R.- Es evidente que la persona que ha arrojado un objeto contundente contra el primer ministro es un loco, un desequilibrado. Pero eso sucede siempre. Cuando hay un atentado el ejecutor es siempre un loco, del que además siempre se dice que ha actuado sólo. Cuando Juan Pablo II fue herido por Ali Agca también se dijo que era un loco aislado y luego se descubrió que detrás había una organización internacional.

P.- Los servicios secretos están convencidos de que el agresor de Berlusconi actuó solo.

R.- Aparentemente, así es. Lo que yo me pregunto es cómo es posible que, aunque estaba rodeado de gente, nadie se percatara de lo que se disponía a hacer. ¿Ha visto usted el vídeo de la agresión? Se ve claramente que el tipo encara a Berlusconi, apunta… En fin, que se toma su tiempo. Y, sin embargo, los que le rodeaban dicen que no se dieron cuenta de nada.

P.- Entonces, ¿usted cree que no actuó en solitario?

R.- El domingo en aquel mitin había 300 personas que gritaban consignas en contra de Berlusconi y que le insultaban mientras el otro imbécil le lanzaba un objeto. Esa gente es evidente que estaba organizada, no se presentaron allí por casualidad. Pero, además, me parece muy raro que, entre todas las personas que estaban allí, nadie se diera cuenta de lo que se proponía hacer Tartaglia. Yo creo que en realidad sí que hubo gente que se percató de lo que se traía entre manos y que simplemente le dejaron hacer. Los atentados no ocurren jamás por casualidad, surgen porque existe un clima que favorece que ocurran.

P.- Pero ¿no cree usted que con estas gravísimas acusaciones no está usted mismo contribuyendo a emponzoñar aún más el clima de odio que dice que hay?

R.- Yo no contribuyo a nada, yo sólo cumplo con mi trabajo como periodista.

17 Diciembre 2009

Marco Travaglio: «El Gobierno es una banda de criminales»

Irene Hernández Velasco

Entrevista al codirector de Il Fatto Quotidiano (anti-Berlusconi)

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Se define como un liberal que ha encontrado asilo en la izquierda. De lo que no cabe duda es que el escritor y periodista Marco Travaglio (Turín, 1963) se ha convertido en una de las voces críticas más vehementes contra Berlusconi. Desde el diario Il Fatto Quotidiano y el programa de televisión AnnoZero denuncia los entresijos de un Gobierno que no duda en calificar de corrupto y antidemocrático. Por eso, algunos le consideran culpable de haber instigado el ataque contra Il Cavaliere…

Pregunta.- Los lugartenientes de Berlusconi le acusan a usted y a otros periodistas críticos de ser los «responsables morales» del ataque sufrido por el primer ministro…

Respuesta.- Al frente del Gobierno italiano hay una banda de criminales que se han adueñado del poder. Son gente muy peligrosa, de la que me espero cualquier cosa. Y lo que están haciendo ahora es la confirmación de que son gentuza de la peor calaña. Acusarme a mí, al periódico Il Fatto Quotidiano, al periodista de la RAI Michele Santoro, al diario La Repubblica y al político Antonio di Pietro de que un chiflado le haya tirado una figurilla a Berlusconi es absolutamente ridículo.

P.- Dicen que ustedes, con sus ataques contra Berlusconi, han creado un clima de odio que ha propiciado la agresión contra el primer ministro.

R.- La agresión la ha cometido un loco, un chiflado que no sabe ni en qué mundo vive, que lleva 10 años en tratamiento psiquiátrico y que ha actuado en solitario. ¿Cómo puede ser eso culpa mía? Es tan ridículo que ni siquiera me molesto en responder a esa acusación. Porque un loco le haya tirado una estatuilla a Berlusconi algunos hablan ya de un retorno a los años de plomo, de terrorismo. ¡Por favor!

P.- El martes Fabrizio Cicchitto, portavoz del partido de Berlusconi en la Cámara de los Diputados, le acusó en el Parlamento de ser un terrorista mediático.

R.- ¿Qué puedo decir? ¿Que no soy un terrorista? ¿Que sólo soy un periodista? Acudiré a los tribunales y denunciaré a esta gentuza.

P.- ¿Se siente amenazado por los ataques que está recibiendo?

R.- No tengo miedo. Pero yo, a diferencia de Berlusconi, no llevo escolta. Y a mí y a otras personas están acusándonos con nombre y apellidos. Es igual que lo que ocurría en los años 70, cuando algunos periódicos publicaban el nombre y la dirección de gente que les resultaba incómoda para que alguien fuera a su casa a partirles la cara.

P.- ¿Usted odia a Berlusconi?

R.- Yo soy una persona pacífica y serena. Yo no odio a Berlusconi. Además, creo que en política no debe entrar la categoría amor/odio. Lo que resulta ridículo es que Berlusconi y sobre todo sus fieles, que son peores que él, pretendan que sea amado. Si alguien le odia, ¿por qué no va a tener derecho a ello? Lo importante es que no le agreda.

P.- ¿A qué cree que responden los ataques en su contra?

R.- Es típico de los regímenes autoritarios despreciar la crítica y, sobre todo, la verdad. Porque lo que yo cuento son hechos, yo presento pruebas, actas judiciales. Tienen miedo a que se sepa quiénes son. Y están desesperados porque saben que, una vez más, la magistratura está a punto de llegar a la verdad sobre sus relaciones con la mafia.