25 febrero 1989

Anulada la fusión entre el Banco Central y Banesto en lo que se interpreta como un triunfo de Mario Conde ante ‘Los Albertos’

Hechos

A finales de febrero de 1989 se oficializó la cancelación del proceso de fusión entre el Banco Central y el Banco Español de Crédito.

Lecturas

El 15 de octubre de 1988 los consejos de administración tanto del Banco Central, presidido por D. Alfonso Escámez López, como del Banco Banesto, presidido por D. Mario Conde Conde, aprobaron la fusión de las dos entidades para constituir el Banco Español Central de Crédito que liderara el sector de la banca en España.

El proceso es complejo por las discrepancias sobre quién lideraría ese Banco Español Central de Crédito, dado que D. Mario Conde Conde aspira a liderarlo él pero la sociedad Cartera Central (Construcciones y Contratas) controlada por D. Alberto Cortina Alcocer y D. Alberto Alcocer Torra ‘Los Albertos’, como accionistas de referencia tanto del Banco Central como del Banco Banesto, entiende que es a ellos a quienes les corresponde controlar el futuro banco y designar a su presidente, barajándose el nombre de D. Miguel Boyer Salvador.

Las discrepancias entre ellos frustrarán el proyecto de la fusión que será cancelado definitivamente el 28 de febrero 1989.

FUsionBoyerBanesCentrla

13 Mayo 1988

KIO-Cartera Central, que controlan más del 25% del Banco Central, obstaculizan la fusión con Banesto

Jesús Cacho

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La posición de Cartera Central, contraria a la anunciada operación entre Banesto y el Banco, Central, puede hacer fracasar o retrasar el intento de fusión entre los dos primeros bancos privados españoles, que se encontraba en su recta final. El grupo Kuwait Investment Office (KIO), socio de Construcciones y Contratas en Cartera Central, se dispone a aflorar en esta sociedad un paquete adicional del orden del 13% del capital social del Central, lo que otorgaría a Cartera el control de más de un cuarto del capital del banco presidido por Alfonso Escámez. Todo parece indicar que ni Escámez al Mario Conde han valorado en toda su importancia el papel de Cartera Central con vistas a la eventual fusión entre ambas entidades.

a situación era ayer extremadamente compleja. La reacción inmediata a la noticia de fusión es la voluntad de los socios de Cartera de explicitar su condición de accionistas mayoritarios del Central. La aparente sorpresa puede consistir en que Cartera Central pase a controlar de manera oficial cerca del 26% del capital del Banco Central. Dicha sorpresa, en todo caso, debería ser matizada. En la noche del miércoles, algún miembro del consejo de administración del Banco Central reconocía estar al tanto de este paquete adicional en manos de KIO. El interrogante que ha existido para aflorar este paquete reside desde hace muchos meses en el Banco de España.

Margen de maniobra

Para la autoridad monetaria, el problema no existe mientras no se plantee oficialmente, y, aunque hay que suponer que el banco emisor conoce la situación, éste cuenta con un reducido margen de maniobra. Un interrogante más verosimil consiste en que los socios españoles, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, los Albertos, deberán disponer de un capital inmediato del orden de los 25.000 millones de pesetas para hacerse cargo de la mitad más uno de ese paquete adicional del 13%, para seguir conservando la mayoría de Carteral Central.La solución podría venir en este caso a través de la venta de la Torre Piccaso, propiedad de Conycon, en la zona madrileña de Azca, un rascacielos que ha sido valorado por consultores independientes en más de 50.000 millones de pesetas a precios de mercado. En todo caso, por problemas de dinero no será. El grupo KIO no parece dispuesto a hacer de esa cuestión un obstáculo. El único temor de KIO es que el tema Escámez-Banco Central se convierta en un nuevo Escondrillas-Explosivos Río Tinto. El vicepresidente de la institución, Fouad Jaled Jaffar, estuvo el lunes, día 9, reunido con Carlos Solchaga, ministro de Economía y Hacienda, a quien dio seguridades en este sentido. Si el asunto se arregla con dinero, KIO estaría dispuesto a comprar el 100% del Banco Central.

El objetivo de KIO parece en este caso servir de mediador entre Alfonso Escámez y los Albertos, que de forma manifiesta no se entienden.

Pero obviamente no es solo dinero lo que se ventila en esta batalla. Existen muchos indicios de que un sector del Gobierno socialista ve con recelo el éxito de una operación de fusión que colocaría a Mario Conde, a dos años vista, como el número uno del mayor conglomerado financiero-empresarial de la historia de este país. Desde esta perspectiva, si la fusión Central-Hispano Americano fue bloqueada por la urgente intervención de Cartera Central, la fusión Central-Banesto podría serlo por la oposición soterrada del sector citado de la Administración.

Se aflore definitivamente este 13% adicional del Central en poder de KIO o quede de nuevo en la sombra hasta nuevo aviso, lo que está claro es que Cartera Central quiere seguir comprando centrales. El consejo de administración celebrado en la tarde del miércoles transcurrió, en contra de lo esperado, de forma relativamente apacible. Solo al final se encresparon los ánimos cuando Romualdo García Ambrosio, representante de Cartera Central, manifestó la voluntad de sus superiores de seguir comprando y pidió al consejo que facilitara a Cartera Central acciones de la autocartera del banco. Alfonso Escámez replicó que el banco no tiene autocartera, y finalmente el asunto quedó en manos de Epifanio Ridruejo, el segundo hombre de la entidad, para su estudio.

Una fuente de primera línea de Cartera Central relató ayer a este periódico la paradójica situación de los socios. «Nosotros estamos de convidados de piedra, ya que no sabemos nada de todo esto, ni por un lado ni por el otro. En el fondo, nuestra posición es muy buena, ya que periódicamente somos invitados a bodas que nosotros no hemos preparado y en las que, como accionistas mayoritarios, algo importante tendremos que decir. ¿Las fusiones? No son ni buenas, ni malas; dependen del trato que se nos quiera dar».

24 Febrero 1989

Miguel Boyer pierde la batalla de la fusión Banesto - Central

Rafale Halcon (Director: Pablo Sebastián)

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Miguel Boyer, presidente de Cartera Central, ex ministro de Economía y Hacienda, militante del PSOE, amigo personal del Presidente del Gobierno, Felipe González, y del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, y ex presidente del Banco Exterior, está a punto de perder la batalla político-financiera de la caza y captura de los bancos Banesto y Central, diseñada y planeada desde despachos oficiales y oficiosos y puesta en marcha a través de Cartera Central. El ex ministro, a quien se le atribuye la paternidad de la operación y el liderazgo de la llamada ‘gente guapa’ o ‘financieros del PSOE’ puede ver en los próximos días hundidas o sustancialmente reducidas sus expectativas por los serios problemas que sufre en estos momentos la sociedad que preside, Cartera Central, y por la posibilidad de que la fusión anunciada entre los bancos Banesto y Central quede anulada y en suspenso también en el curso de los próximos días, rompiéndose así una de las mayores operaciones políticas y financieras de la historia de España. Miguel Boyer aparecería entonces como el primer responsable del final de la fusión y como el presidente de Cartera Central que ha sufrido bajo su mandato la quiebra de su propia sociedad, envuelta toda ella en importantes discrepancias políticas y financieras sobre los objetivos y maneras de gestión de la sociedad, así como de múltiples escándalos erótico-sociales que han dado al traste con el matrimonio de Alberto Cortina y que han ocupado las primeras páginas de las revistas sensacionalistas y del corazón, donde también Miguel Boyer, a través de su esposa Isabel Preysler, ha sido recientemente objeto de noticias importantes.

25 Febrero 1989

Adiós a la gran fusión

DIARIO16 (Director: Pedro J. Ramírez)

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De oportuna cabe calificar la decisión de los bancos Centrla y Español de Crédito de poner fin a la fusión de ambas instituciones. Esta unión desde su principio se adoptó de manera precipitada y desde bases ficticias, como ya había advertido el socio mayoritario agrupado en torno a Cartera Central. Ahora se ha abierto un paréntesis que tendrá que ser utilizado por Mario Conde, ya sin ningún tipo de agobio, para sanear y ordenar de una vez por todas su propia institución. La ONCE ha decidido suspender, por el momento, todas sus inversiones. Y Cartera Central podrá resolver las ‘cuitas’ con sus socios kuwaitíes, quienes últimamente habían venido abusando de sus amenazas de vender.

La ministra portavoz hizo ayer una declaración contundente: “El Gobierno manifiesta su deseo de que dentro del marco legal vigente se garantice la transparencia de las eventuales transacciones y la protección de los inversores”. Está bien, pero esa transparencia podía haber sido exigida en el mes de julio cuando Alfonso Escámez y Mario Conde se reunieron en el Palacio de la Moncloa con el presidente del Gobierno para presentarles las bases de la fusión. El Ejecutivo hizo mal entonces, dejándose llevar por el entusiasmo. Como ha dicho ahora el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, ante el Congreso de los Diputados, ‘no hay nada peor que una fusión mal planteada’.

Ya entonces, Cartera Central, a través de un largo comunicado, advirtió certeramente que la fusión estaba mal planteada, y que no se podía realizar en pie de igualdad. A todas luces el valor del Central era muy superior al de Banesto. Esto se ha demostrado según ha ido  pasando los meses y la cotización de las acciones del Español de Crédito han tenido que ser ‘sostenidas’ artificialmente, y echando mano de la autocartera, para que mantuviese la paridad con las del Central.

Si echamos la vista atrás habrá que aceptar que Alfonso Escámez decidió la fusión con Mario Conde con un solo propósito: autodefenderse de los fantasmas que los directivos del Central se habían creado. Tenían prisa porque temían que de llevarse a cabo otras fusiones ellos se quedarían descolgados, y, sobre todo, con la fusión, se garantizan su permanencia en el poder. De lo contrario, no es explicable que entre las bases de la fusión se incluyera la obligatoriedad de que Alfonso Escámez y Mario Conde tenían que ser los presidentes del nuevo Banco Central Español de Crédito.

Desde el pasado 15 de octubre, en que las juntas extraordinarias de dichos bancos aprobaron las bases de la fusión, han pasado muchas cosas, la mayoría poco positivas. Entre otras cosas, la imagen que se ha creado de Alberto Cortina y Alberto Alcocer, presentados como dos ‘tiburones’ en busca de una presa demasiado grande que no podían digerir. Nada tan alejado de la realidad. Los ‘Albertos’ hasta que no se demuestre lo contrario, representan a la nueva clase empresarial española, que ha empezado a emerge en nuestro país con la democracia. Si nos atenemos a datos objetivos y dejamos a un lado los chismes de café, nos encontramos con un grupo sólido, que ha pasado en una década de emplear a algo más de mil empleados a más de veinte mil. Han invertido en los años de crisis y han reinvertido los beneficios en vez de repartirlos. Han creado sociedades sólidas, bien gestionadas sin la necesidad de ayudas públicas. Y han hecho un gran servicio a este país ‘nacionalizando’ los paquetes accionariales en manos extranjeras en un sector tan vital para la economía como es la Banca.

La operación de fusión, animada por el Gobierno de Felipe González, tenía fundamentalmente como objetivo reforzar la Banca española de cara al mercado único europeo. Pero la teoría fallaba con la práctica. Un importante paquete de acciones del Banco Central era propiedad de la multinacional KIO. Por eso es elogiable que el ministro de Economía, Carlos Solchaga, haya requerido en más de una ocasión a los dirigentes de KIO para que abandonen el sector, como ya lo han hecho – o al menos teóricamente – en los de la comunicación.

Por tanto, el anuncio de KIO de vender su participación del 48· de Cartera Central resultase positivo. La decisión de Construcciones y Contratas de adquirir esas acciones es otro gesto que les honra. Las cosas ahora parecen estar claras. Mario Conde ya no tiene ni a Juan Abelló ni a los ‘Albertos’ que le dificulten para llevar adelante su proyecto de gestión. Ahora tiene que demostrar que es capaz de hacerlo.

25 Febrero 1989

La paz del gobernador

CINCO DÍAS (Director: Luis de Benito)

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El Gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, se ha visto en la obligación de mediar entre los principales protagonistas de la fusión de los bancos Español de Crédito y Central para, a la vista de cómo están las cosas, pedir prudencia y exigir entendimiento. Mariano Rubio actúa, pues, de pacificador en una situación de máxima gravedad, ya que, entre otras cosas, afecta a la mayor entidad financiera del país y, en consecuencia, a la línea de flotación del sistema económico español.

Tampoco ha dudado el gobernador en reunir a los presidentes de los denominados ‘siete grandes’ para, en su papel de máxima autoridad monetaria, recordarles que hay una serie de consejos de obligado cumplimiento que sus entidades no deben olvidar y que, a pesar de que el Banco de España se ha visto obligado a adoptar recientes y drásticas medidas, no se descarta que puedan llegar otras de más profundo calado en caso de que no exista una auténtica y eficaz cooperación.

Mariano Rubio, pues, se ha convertido en el auténtico ‘apagafuegos’ de una situación económica demasiado recalentada en la que, sin embargo, su actuación en anteriores ocasiones ha servido también para echar leña a la ya de por sí demasiado encendida caldera. No está mal que el gobernador se dedique a pacificar. Pero la pregunta debe surgir de forma espontánea e inmediata: “¿Quién está dispuesto a pacificar al gobernador? Al fin y al cabo siempre se ha dicho que no es una buena táctica la de ser juez y parte. Mariano Rubio, en perfecta consonancia con Economía, ha sido el verdadero artífice de algunas operaciones que, al no salir como se habían diseñado, ahora queman y necesitan algo más que agua para dejar de arder.

01 Marzo 1989

Banesto y Central comunican oficialmente al Banco de España la ruptura de la fusión

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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Los presidentes de los bancos Central y Banesto comunicaron ayer oficialmente al Banco de España la ruptura del proceso de fusión entre las dos entidades privadas debido a «dificultades de todo orden sobrevenidas desde la firma de las bases de fusión». Previamente, el gobernador del banco emisor había pedido con carácter de urgencia que las dos entidades aclarasen sus posiciones. Fuentes del Banesto estimaron en algo más de 23.000 millones de pesetas las pérdidas de la no fusión, mientras que el Central no facilitó cálculos en este sentido.

Las direcciones de Banesto y Central comunicaron ayer al Banco de España, por escrito, su decisión oficial de romper la fusión que hubiera dado lugar al banco español de mayor tamaño. Eran las cinco y media de la tarde. La comisión ejecutiva de Banesto y la comisión permanente del Central habían reanudado sus reuniones por separado, iniciadas el pasado lunes, y tomaron esta decisión final tras haber recibido a primeras horas de la mañana una carta de la autoridad monetaria que exigía una respuesta inmediata de las dos entidades privadas respecto a sus intenciones sobre la fusión. El banco emisor mantenía así su postura de negarse a extender el certificado de defunción del proceso.Con un texto idéntico, las cartas enviadas a Mariano Rubio por Alfonso Escámez, presidente del Banco Central, y de Mario Conde, presidente de Banesto, afirmaban que, a la vista de que el proceso es inviable, toman la decisión formal de romper el acuerdo de fusión.

El Banco de España y el Ministerio de Economía se abstendrán, por lo tanto, de finalizar sus respectivos informes sobre la viabilidad de la fusión y sobre las plusvalías fiscales que le podían corresponder.

En medios próximos a Banesto se afirmó ayer que, en las próximas horas, los presidentes convocarán a sus respectivos consejos de administración para que respalden la ruptura de la fusión que, posteriormente, deberá ser ratificada en las correspondientes juntas de accionistas de ambas entidades.

Mariano Rubio había requerido ayer a los presidentes de los dos bancos para que, con la máxima urgencia, aclarasen si querían romper la fusión. El plazo concedido a Banesto y Central para que adoptasen una solución definitiva terminaba hoy mismo. Desde que el pasado viernes, la cúpula del Banco Español Central de Crédito (BECC) decidiera no seguir adelante con la fusión, Escámez y Conde optaron por negociar con el Banco de España el mejor método para anunciar oficialmente la paralización del proceso de fusión emprendido por los dos bancos.

Mariano Rubio ya había manifestado el pasado 21 de febrero, en su comparecencia ante el Congreso, serias reticencias sobre el proyecto -«no hay cosa peor que una fusión mal planteada»- y lanzó el mensaje de que la autoridad monetaria no tomaría la iniciativa de una ruptura antes de que las partes implicadas explicitasen sus verdaderas intenciones. «No estamos interviniendo a favor de la fusión y no fusión», señaló entonces el gobernador del Banco de España, «lo que estamos diciendo es que la fusión debe hacerse correctamente, y si no se hace así ello implicaría peligros grandes. Ese es un tema en que no podemos correr ningún peligro, ni el menor, porque sería la institución más grande del país».

El dilema de los bancos

La lectura efectuada por los mercados financieros internacionales sobre este proceso de enfriamiento ha sido de falta de seriedad, e incluso, ayer mismo, medios oficiales españoles criticaron el haber creado una expectativa nacional sobre la ruptura de la operación, considerándola como un hecho consumado, sin que las entidades implicadas hubieran realizado una notificación oficial sobre ella.

Para los bancos, sin embargo, la cuestión formal de cómo deshacer esa fusión era considerada de capital importancia. «Nadie quería asumir este fracaso», manifestó ayer un banquero vinculado al grupo del Banco Central. «Se trataba», dijeron fuentes próximas a Banesto, «de convertir una situación de hecho en una situación de derecho con el mínimo coste».

Y es que tanto Banesto como Central habían incluido en sus respectivos balances los beneficios fiscales que debía producir la fusión. Ahora, sin embargo, las dos entidades deberán elaborar una; nuevas cuentas sin estos beneficios, lo que podría plantear dificultades de mayor alcance. Como alternativa, los bancos tratajan ahora en la posibiliad de aplazar en uno o dos años los saneamientos y provisiones que se habían previsto, modificando, por tanto, la cuenta de resultados prevista para el ejercicio 1988.

Aunque los saneamientos efectuados en cada entidad son de naturaleza distinta, los directivos de ambos bancos confían en que las modificaciones que precisen las cuentas de resultados no afecten a la política de dividendos y se limiten a variar el plazo de cumplimiento de los saneamientos exigidos por las autoridades.

En medio de toda esta avalancha de acontecimientos, los accionistas de ambos bancos están aparentemente tranquilos, no habiéndose detectado ninguna operación importante fuera de las bolsas. Los expertos del mercado, por su parte, consideran insostenible el mantenimiento de la suspensión de cotización de los títulos de los dos bancos, por lo que la reanudación podría ser inmediata.