10 noviembre 1980

José María Salegui Zuloaga, detenido como autor de aquel crimen, terminó siendo indultado en 1990 tras acogerse a la reinserción

Asesinado el dirigente de UCD en Guipuzcoa, Juan de Dios Doval por ETA Político Militar, en ofensiva contra los centristas

Hechos

D. Juan de Dios Doval, miembro del Comité Ejecutivo de UCD en Guipuzcoa fue asesinado en noviembre de 1980 en un atentado reivindicado por ETA Político Militar.

02 Noviembre 1980

...Por ti irán de madrugada

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera Cortázar)

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EL ASESINATO de Juan de Dios Duval, candidato en las listas de UCD por Guipúzcoa para el Parlamento vasco y profesor de Derecho Procesal en la facultad de San Sebastián, se ha producido pocos días después de que otro destacado miembro del centrismo guipuzcoano -Jaime Arrese- perdiera la vida en un atentado criminal, reivindicado por los llamados Comandos Autónomos Anticapitalistas, y de que otro militante del partido del Gobierno en Alava -José Ignacio Ustarán- fuera secuestrado y muerto por ETA Político-militar.Esta criminal ofensiva contra los hombres públicos de UCD en Euskadi apunta contra vascos elegidos en las urnas por otros vascos para que los representen en las Cortes Generales o en el Parlamento de la comunidad autónoma. No se trata, así, pues, ni siquiera de asesinatos embozados bajo el peregrino pretexto de combatir a esas presuntas fuerzas de ocupación compuestas por muchachos andaluces o extremeños de origen campesino. Tampoco pueden esgrimir los homicidas las presuntas responsabilidades de sus víctimas -a las que, por supuesto, nunca se concede derecho a la defensa- por su colaboración- con los cuerpos de seguridad, por su resistencia a pagar la extorsión de los impuestos revolucionarios, por el ejercicio de su derecho a opinar libremente contra los terroristas, por su condición de funcionarios del Estado o por sus actividades como,empresarios. Como era del todo punto previsible, el pueblo trabajador vasco, que presuntamente abarcaba a todas las personas que vivían y se ganaban el pan en Euskadi, ha quedado restringido a los terroristas y a sus simpatizantes.

El fracaso político de ETA ha consistido en su incapacidad para desencadenar una nueva guerra civil, heredera de las carlistas, entre los vascos y el resto de los españoles.

Todavía hoy, pese a los enormes pasos dados en el camino para hacer imposible esa catástrofe histórica, los terroristas, con sus provocaciones a las Fuerzas Armadas, a las Fuerzas de Orden Público y a los representantes civiles del Estado, tratan de forzar esa intervención militar en el País Vasco que pudiera servir de caldo de cultivo a ese insensato y autodestructivo proyecto. Sin embargo, el asesinato de los dos candidatos centristas, que representaban la voluntad política de decenas de miles de guipuzcoanos, y los frecuentes atentados criminales contra empresarios, técnicos y trabajadores vascos muestran bien a las claras que las armas de estes sanguinarios matones no distinguen ya a las víctimas por su lugar de nacimiento, sus orígenes o su domicilio. Las dos guerras civiles, la guerra contra el resto de los españoles y la guerra dentro de la comunidad vasca, se confunden en una sola estampa de muerte, crueldad y dolor.

Si en las listas negras de los, asesinos figuran ahora los hombres públicos de UCD, que es el partido del Gobierno en todo el Estado, pronto les puede tocar el siniestro turno a los hombres públicos del PNV, que es el partido del Gobierno en la comunidad autónoma vasca, y del resto de las fuerzas políticas democráticas, Como reza la vieja advertencia, «si se llevan a tu vecino por la noche, por ti irán de madrugada». La amenaza que tan ominosamente pesa hoy sobre los dirigentes, cuadros y militantes de UCD en el País Vasco puede mañana desplazarse sobre el PNV o sobre los socialistas vascos. Precisamente por esa razón sería una insensatez próxima al suicidio que en estos momentos se produjera la más mínima quiebra de la solidaridad y de la unidad entre los amenazados. Porque amenazados estamos ya todos.