24 febrero 1984

El atentado fue obra del Comando Autónomo Anticapitalista de ETA (sin dependencia directa del 'Comité Ejecutivo' de los asesinos)

Asesinado por terroristas el senador y líder del PSOE en Guipuzcoa, Enrique Casas, horas antes de las elecciones autonómicas

Hechos

El 23.02.1984 fue asesinado el secretario general del PSE-PSOE en Guipuzcoa, Enrique Casas.

Lecturas

Hechos: El 23 de Febrero de 1984 era asesinado a tiros en la puerta de su casa el senador del PSOE, Enrique Casas, el atentado se producía en plena campaña electoral para las elecciones al Parlamento Autonómico Vasco, elecciones en las que Casas encabezaba la lista del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) por Guipúzcoa. Enrique Casas era Secretario General del PSE-PSOE en Guipúzcoa y el auténtico estratega del PSOE en el País Vasco, además era un claro defensor del españolismo de Euskadi lo que le colocaba como blanco directo del terrorismo. Casas fue la primera víctima terrorista del PSOE y su atentado supuso el asesinato político más grabe desde la muerte del presidente Carrero Blanco.

Víctimas Mortales: D. Enrique Casas Villar

LOS ASESINOS:

pablo_gude El asesino Pablo Gude. Tras matar durante años a las órdenes del Comité Ejecutivo ETA, pasó a liderar los Comandos Autonónomos Anticapitalistas, grupo de etarras que no obedecían al citado Comité. Fue el responsable de los disparos que acabaron con la vida del Sr. Casas. Moriría poco después en un tiroteo por la policía.

etarra_jose_luis_merino José Luis Merino Quijano, también del Comando Autónomo Anticapitalista, acompañó a Pablo Gude durante la operación de asesinato. Fue condenado por la Audiencia Nacional a 53 años de cárcel.

El diario EGIN había puesto al Sr. Casas en la diana al presentarle una querella. Don Enrique Casas fue asesinado el 23 de febrero de 1984 por Pablo Gude y sus pistoleros del Comando Autónomo Anticapitalista (el comando que más autonomía había logrado con referencia a la cúpula de ETA, hasta el punto que algunos les consideraban banda aparte). La portada más impactante es la del ABC, que reproduce un dibujo del asesinato.

 La información es similar en todas los periódicos, pero en el diario EGIN observamos dos detalles diferenciales: el primero, es el único diario donde en toda la información que dan no se refieren a la muerte del senador usando la palabra “asesinato” en ningún momento y en que su titular no hace ninguna referencia a que el asesinato se produce tres días antes de las elecciones autonómicas. En la práctica totadida de los editoriales, se critica a Herri Batasuna, el partido de los terroristas. En el de EGIN se desprecia a los que critican a HB.

casas

 El bandolerismo político ha vuelto a actuar contra las instituciiones democráticas poco después de que los propios jefes de la banda pidieran el voto para la coalición Herri Batasuna, complice moral de los asesinatos y extorsiones de ETA. (…) Los gángster disparan sobre sus contendientes (EL PAÍS, 24-2-1984)

 ETA, que veinticuatro horas antes recomendaba votar a su brazo político representado por Herri Batasuna, introducía ayer un último y desesperado factor de desestabilización en la campaña. (…) Con el senador Enrique Casas han caído muchas de las esperanzas que los vascos habían puesto en las elecciones (ABC, 24-2-1984).

 Esta muerte está siendo ya aprovechada para atacar despiadadamente a Herri Batasuna, tratando de implicarle en un acto que condenó nada más conocer. (…) Para quienes en estos momentos sólo piensan en dividendos electorales, el desprecio y la descalificación más profunda. (EGIN, 24-2-1984)

El grupo asesino apoya decididamente a un partido [H. Batasuna] y este le corresponde con un seguimiento absolutamente ciego. Grupo asesino y equipo político son una misma cosa. Para que no haya dudas el portavoz político de la formación hablaba de “muerte violenta” del candidato, como si hubiese sido un lamentable accidente de tráfico. (D. Luis Apostua, LA VERDAD de Murcia, 25-2-1984)

GARCÍA DAMBORENEA (PSOE): «TENEMOS QUE AGRADECER A LOS CAMARADAS DE FRANCIA LA MUERTE DE CASAS»

damborenea Tras aquel crimen la publicación más dura vino en el periódico francés Le Figaro, donde el diputado del PSOE D. Ricardo García Damborenea escribió: “Tenemos que agradecer al camarada Mitterrand [presidente de Francia] y al camarada Mauroy (primer ministro de Francia) el asesinato de Enrique Casas”. El Sr. García Damborenea era secretario general del PSOE en Vizcaya y tras el asesinato de D. Enrique Casas se convirtió en el símbolo del partido frente al terrorismo.

JON IDIGORAS (HB) DESVINCULA A ETA POR TRATARSE DE UN COMANDO INCONTROLADO

Idigoras_casas El hecho de que los etarras responsables del asesinato fueran Pablo Gude y José Luis Merino, tras varios años al servicio de ETA, crearan el Comando Autónomo Anticapitalista, que ya no obedecía a la cúpula de ETA, llevó a Herri Batasuna y a su portavoz, Jon Idigoras, a considerar que el atentado no tenía nada que ver con ETA situación que permitió que, en una situación sin precedentes, HB condenara el asesinato del Sr. Casas.

24 Febrero 1984

Muerte de un candidato

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera)

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Pretender utilizar adjetivos de condena, una vez más, para el alevoso asesinato del senador Enrique Casas, ayer en Guipúzcoa, apenas conduce a nada. El bandolerismo político ha vuelto a actuar contra las instituciones democráticas poco después de que los propios jefes de la banda pidieran el voto para la coalición Herri Batasuna, cómplice moral de los asesinatos y extorsiones de ETA, mientras no se distancie de manera inequívoca y clara de sus actividades. Es inútil por eso soslayar el carácter político del problema del País Vasco, sobre el que corrió ayer nuevamente la sangre de un hombre: hay miles de ciudadanos -lo vamos a ver el domingo- que apoyan todavía a los que, hoy por hoy, y pese a la condena del asesinato de Casas hecha por HB, siguen siendo los candidatos de los terroristas. Pero es inútil también ocultar el lado rufianesco de la cuestión: al mismo tiempo que piden el voto para HB, los gánsters disparan sobre sus contendientes en las elecciones. La reivindicación del asesinato de Enrique Casas realizada primero por un grupo nuevo y desconocido y luego por los Comandos Autónomos Anticapitalistas y los confusos intentos de despegar a ETAm de esta nueva barbarie no añaden nada a la hora de explicar la contradicción en la que incurre HB condenando un atentado que se inscribe objetivamente en la órbita de sus expresiones políticas.

24 Febrero 1984

Enrique Casas

ABC (Director: Luis María Anson)

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El zarpazo asesino, que ayer segó la vida del primer candidato socialista al Parlamento vasco por la provincia de Guipúzcoa, es también un atentado contra la vida en paz y libertad de los españoles que no queremos doblegarnos al chantaje del miedo y un ‘broche de sangre’, el peor de los finales posibles para la campaña electoral del País Vasco. Con el senador Enrique Casas han caído muchas esperanzas que los vascos habían puesto en las elecciones del domingo.

24 Febrero 1984

Provocadores y oportunistas

EGIN (Director: José Félix Azurmendi)

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La cuña electoral lanzada al aire por EE tras conocerse la muerte del senador Enrique Casas resume mejor que nada el oportunismo degradado de quienes son capaces de plantearse un aprovechamiento político de las acciones más condenables.

Esta muerte, vísperas de las elecciones, está siendo ya aprovechada para atacar despiadadamente a Herri Batasuna, tratando de implicarle en un acto que condenó nada más conocer. No es la primera vez que sucede.

Es pronto para saber cuáles son las intenciones últimas de este desconocido y autónomo grupo Mendeku, pero no lo es para comprobar que ha servido ya para desatar una persecución descarada de HB.

Se recuerda ahora que desde esta coalición se hicieron declaraciones contra el GAL y que en algunas de ellas se apuntaban presumibles connivencias de aparatos del Estado en el mismo. Pero se oculta que esas mismas denuncias también fueron hechas por Arzallus, Infante, el PCE-EPK y comentaristas políticos de medios de comunicación madrileños, entre otros.

La condenable y provocadora muerte de Enrique Casas trascenderá, con toda seguridad, las elecciones y puede ser el comienzo de una etapa de la guerra sucia de consecuencias imprevisibles. Para quienes en este momento, sólo piensan en dividendos electorales, el desprecio y la descalificación más profundas.

A. A.

24 Febrero 1984

Entre el terror y los despropósitos

LA VERDAD

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El asesinato del senador y candidato socialista al Parlamento vasco don Enrique Casas, en su domicilio y ante sus familiares, en circunstancias por consiguiente que incluso superan por lo repulsivas a aquellas que nos tiene acostumbrados ETA, realizando en vísperas de las elecciones de la comunidad autónoma, exige algo más que la indignación y la rabia que brota naturalmente de toda conciencia honrada, y que, inermes, estamos sintiendo tan a menudo todos los españoles.

Ahora, al fogonazo siniestro de los disparos que han cortado la vida del candidato socialista, tenemos que preguntarnos, una vez más, si se puede seguir manteniendo, en ese entrañable rincón de España, la ficción de una normalidad que no existe desde hace muchos años, si no es indispensable afrontar decididamente la verdad, por dura que sea, como condición previa para esa actuación eficaz que viene prometiéndose siempre y que nunca llega.

Varios partidos han cortado bruscamente la campaña electoral. Pero ¿cómo debe interpretarse esa decisión? ¿Sólo es una muestra de respeto a la última víctima del terorrismo o es un reconocimiento de que allí no es posible lo que en toda democracia se debe realizar? ¿Qué elecciones van a ser esas que abre el asesinato de un candidato – el candidato del partido del Gobierno – y en que la organización terrorista a la que pertenecen los asesinos recomienda – como ha recomendado expresamente – que se vote a otro de los partidos que se presentan y este partido tiene probabilidades de una votación lucida, que le asegura un puesto relevante en el Parlamento vasco? ¿Qué pesadilla incoherente, qué nudo de despropósito es ese?

Hacemos esta reflexión porque el problema del cáncer en las Vascongadas es un problema de fondo, para toda España, que requiere una rápida extirpación, sin la cual, la democracia no puede desarrollarse normalmente. Pero, en manera alguna queremos dar a entender que, si se celebran, como esperamos, las elecciones el próximo domingo, debe nadie olvidar su deber de acudir a las urnas, sino todo lo contrario Si nunca la abstención ha sido tolerable, menos en estas circunstancias

24 Febrero 1984

No todos llevan capucha

Federico Jiménez Losantos

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Hace algunos días, una bomba estalló minutos antes de poder alcanzar a Manuel Fraga en un mitin de las elecciones vascas. Me indignó – aunque no me sorprendió – el silencio que en los órganos de comunicación se hizo en torno al proyecto de un crimen que hubiera sido catastrófico para la democracia española.

Ayer, el verdugo euskaldún de turno no falló en su intento. Un líder español y guipuzcoano, Enrique Casas, cayó ametrallado delante de sus familiares. Pero antes de él han asesinado a 600 españoles, de uniforme y sin uniforme, de izquierda y de derecha. Y todavía hay gente, demasiada gente, que prefiere volver la vista ante los cadáveres y que prefiere creer que nadie mata por una bandera y dicen luego esas idioteces sobre la ‘irracional’ violencia de ETA.

De irracional nada. Hay una gruesa cuadrilla de vascos marxistas-leninistas dispuestos a matar por la independencia de lo que Sabino Arana llamó ‘euzkadi’ y hay un buen grupo de españoles que les apoyan en su empeño de construir una Albania cantábrica, una Cuba bilbaina, una Nicaragua donostiarra.

Ante el cadáver de Enrique Casas hay que pensar, en primer lugar, que todos los demócratas de España deben unirse y conseguir que los nacionalistas vascos demócratas estén en primera fila contra ETA-Batasuna, porque matar a un líder españolista en vísperas de elecciones es como disparar a la urna, no sólo a la bandera. Y, en segundo lugar; hay que recordar que no todos los asesinos llevan capucha. Que los que se alimentan de la sangre etarra son tan asesinos como el encapuchado de ayer,

Sin ser socialista, me gustaría ser vasco para poder votar el domingo la lista del PSOE por Guipúzcoa. Cada voto es un tiro en el corazón de los asesinos, con y sin capucha. Hay que matar a la muerte, hay que votar.

Memorias

Enrique Rodríguez Galindo

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Los autores, aunque al principio había reivindicado un grupo desconocido llamado Mendeku, no eran otros que los Comandos Autónomos y de éstos dos de sus más sanguinarios pistoleros: José Luis Quijano Merino, alias ‘Coronel’ y Pablo Gude Pego. La orden la había dado, como siempre, el máximo dirigente de este grupo, José Luis Salegui Elorza.

A Bárbara, su viuda, le prometí que todos los que habían cometido aquel crimen lo pagarían y acabarían ante la justicia.

En esta época había empezado a tratar a Fernando Múgica Herzog, no podré olvidarlo nunca. La amistad trascendió el plano personal y pasó al familiar.

En Fernando encontré al amigo que siempre tiene una palabra de ánimo, en el triunfo y en el fracaso, que no le asustaba que supieran que era amigo de la Guardia Civil, que era amigo mío. La última vez que le vi fue en la comida de despedida que medio la Comandancia con motivo de mi ascenso a general y, por consiguiente, mi marcha de Inchaurrondo. Creo que Enrique protestó al leer la crónica de EL PAÍS sobre aquella despedida. Decía que era como una provocación a ETA, como poner a Fernando a los pies de los caballos.

Estando ya en prisión, mi mujer llamó a Enrique Múgica, que era Defensor del pueblo, para pedirle ayuda. Aquel amigo no se le puso al teléfono.