18 diciembre 2002

Los vascos reducen su participación del 25% al 13%

Berlusconi logra el control total de TELECINCO al agrupar el 51% de sus acciones al tener que reducir Correo su participación

Hechos

  • El 18.12.2002 el Grupo Correo negoció con el Grupo Mediaset la venta de una parte de sus acciones en TELECINCO.
  • El 1.04.2003 se hizo efectivo el traspaso de acciones.

04 Diciembre 2002

'Trampacinco'

Federico Jiménez Losantos

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Entre los efectos colaterales de la rendición de Aznar ante Polanco, no es el menor la cornada financiera propinada al Grupo Correo-Prensa Española, obligado a renunciar a su participación del 25% en Telecinco, que incluye la gestión, o a la red de televisiones locales que, a menor escala que Polanco, había ido creando en los últimos años. Conviene recalcar que ese grupo tiene en estos momentos la adjudicación oficial de una televisión local-regional, Onda 6, y la adjudicación nacional de ese 25% de Telecinco, una doble legalidad que el texto de la rendición gubernamental ante Sogecable convierte en ilegal. Raro sería que una fechoría contra la pluralidad, contra la competencia y contra los consumidores (es decir, exactamente lo contrario de lo que ha dicho Aznar) no tuviera efectos letales contra las empresas corrientes. El de la práctica liquidación de las empresas de televisión por cable es el primero. El descalabro financiero del Grupo Correo-Prensa Española es el segundo. Habrá muchos más, porque lo que ha hecho el Gobierno es volar la santabárbara de la flota mediática, y, aparte del transatlántico de Polanco, aquí no se van a salvar ni las chalupas. Hasta los barquitos se llaman Titanic.

Pero la gran trampa que en Telecinco le ha tendido el Gobierno al Grupo Correo-Prensa Española va más allá de la obligatoria desinversión. Ya sería bastante triste tener que desinvertir en el momento peor de la economía en general y del sector de telecomunicaciones en particular. Todavía peor es lo que está sucediendo con los rumores, vehementes rumores habría que decir, acerca del desembarco de Berlusconi en Telecinco o la toma de la mayoría por Mediaset, que ya tiene el 40% de la cadena y que podría hacerse con el 51% dentro de la nueva ley en materia de accionariado que rige en las empresas de televisión. No hay más que ver los telediarios de esa cadena, que parecen redactados en la SER, para entender que el Gobierno de Aznar vería con muy buenos ojos la entrada o, por mejor decir, la vuelta de Berlusconi a Telecinco con mando informativo en plaza. Si Lara se hace por fin con Antena3 TV y Maurizio Carlotti, uno de los artífices del éxito de Telecinco junto a Paolo Vasile, acaba mandando en esa cadena, la berlusconización de nuestras televisiones privadas sería total. Una de tantas paradojas del otoño del aznarismo, que es el invierno de nuestro descontento liberal. Pero nada si se compara con el descontento vasco: si venden ahora su 25% les van a dar muy poco dinero, porque están obligados a vender.Y, si no venden, se pueden encontrar con que Berlusconi ha comprado en Italia la mayoría y su 25% valdrá aproximadamente nada.

Hagan lo que hagan, mal. Y, si no hacen nada, peor. Menuda alternativa.

05 Diciembre 2002

Aznarsconi

Federico Jiménez Losantos

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Comentábamos ayer, por pura ingenuidad racional y deductiva, que el Gobierno le había preparado una trampa para elefantes financieros al Grupo Correo, ya que si vendía el 25% de Telecinco valía poco y si entraba Berlusconi para hacerse con el 50% no valdría nada.Pero, claro, yo no contaba con que en los últimos meses todo lo malo que pueda uno pensar, suponer, temer o adivinar del Gobierno de Aznar palidece ante la realidad de lo que realmente ha hecho, hace o hará. Ahora nos enteramos de que, como se rumoreaba en los últimos días, Berlusconi podría retornar a Telecinco de la mano de su amiguito Agag y con el respaldo del suegro de su amiguito, a la sazón jefe del Gobierno de España. Pero que sobraba el modo potencial y que el tiempo adecuado era el pretérito perfecto de indicativo. Berlusconi ya había comprado la mayoría en Telecinco, contando con el cambio legal que había decidido Aznar. El presidente italiano compró hace meses el 10% de Telecinco a Ice Finance con la condición de que se modificase la ley española sobre accionariado en televisión en los términos en que lo ha hecho su correligionario (es un decir) José María Aznar. Y que mientras le prometían una cosa al Grupo Correo habían pactado la contraria con esa empresa tan española y tan merecedora de ayudas que es el imperio Berlusconi.En rigor, contra el Grupo Correo, Aznar y sus dos vicesucesores perpetraron dos felonías imperiales, la de Berlusconi y la de Polanco, porque hace meses que Polanco sabía también que le iban a conceder el monopolio de la televisión de pago a cambio de desprenderse de Localia y por eso ya había pactado su venta al Grupo Moll, lógicamente con la misma salvedad que Berlusconi: si Aznar cumplía su palabra. Y vaya si la ha cumplido. Aunque sea a costa de la legalidad, de la ética y de la estética. Le ha dado el monopolio de la televisión de pago a Polanco y le ha dado el mediopolio de la televisón en abierto a Berlusconi.Y todo por la viabilidad del sector, por garantizar la solvencia de las empresas, por salvar la cuenta de resultados de Telefónica.Todo para garantizar de forma efectiva la pluralidad, la competencia y la protección de los consumidores. Ja, ja, y ja. Yo no sé si estamos ante un doble caso de prevaricación, ante un doble atraco al Grupo Correo o ante una única epopeya de corrupción, política y financiera. Lo que sí sé es que ni González llegó a estos extremos.Bueno, sí, pero no más allá. Y que, a la vista de la boda, teníamos que haber sospechado que ya estaba cocinado el pastel. Ahora está servido.

20 Diciembre 2002

El monopolio

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Silvio Berlusconi se ha hecho con el 52% de las acciones de TELECINCO al amparo de la reciente reforma de la Ley de la Televisión Privada, que autoriza a un solo accionista a poseer la mayoría accionarial de una cadena. Berlusconi no es sólo un magnate de la televisión, que incorpora así a su imperio una cadena española; es también primer ministro de Italia, amigo personal y socio político del presidente del Gobierno español, desde que Aznar abrió al líder de Forza Italia las puertas del Partido Popular Europeo.

El dominio de TELECINCO por Mediaset -el gigante mediático de Berlusconi- traslada a España los problemas de incompatibilidad moral y política que ha planteado en Italia el hecho de que el jefe del Ejecutivo sea al mismo tiempo propietario de tres cadenas de televisión privada. Y que, sumado al control político de las televisiones públicas, le convierte en el monopolizador de la información y de la opinión pública en su país. Una situación inédita en un Estado democrático que no ha resuelto la Ley sobre Conflicto de Intereses, redactada el año pasado a la medida de Berlusconi gracias a su confortable mayoría parlamentaria.

Ahora, el imperio mediático de Berlusconi añade una nueva joya televisiva a su corona, esta vez en España. ¿Quién garantiza que los intereres políticos o de otro tipo del líder de Forza Italia no van a condicionar la orientación informativa e ideológica de TELECINCO? Los nuevos dueños se han apresurado a afirmar que seguirá siendo «una cadena española», lo que no deja de ser una confesión de parte de la profunda anomalía que supone que el líder de un partido y jefe de Gobierno en un país pueda controlar una cadena de televisión en otro.

Pero la clave de la operación está, probablemente, en la condición de Berlusconi de amigo y socio político de Aznar. Con el dominio de TELECINCO por Berlusconi, el Gobierno de Aznar pasa a controlar prácticamente el panorama televisivo español. No sólo mantiene su férreo control político sobre las televisiones públicas -las estatales y las autonómicas donde gobierna el PP-, como se ha visto en el seguimiento informativo del desastre del Prestige por parte de TVE y TVG, sino que domina por la vía de la amistad, política o de pupitre, las cadenas privadas. ¿Alguien quiere saber dónde está el monopolio mediático en España? ¿Es éste el pluralismo que defiende Aznar?