1 enero 2004

Ramón García y Carmen Sevilla fueron los más vistos desde TVE

Campanadas 2003-2004: La prensa critica el mal gusto de TVE, ANTENA 3, TELECINCO y CANAL PLUS

Hechos

La última noche de 2003 los operadores TVE, ANTENA 3 TV, TELECINCO y CANAL PLUS hicieron emisiones especiales para toda España.

Lecturas

PRESENTADORES:

Operador TVE:

 Dña. Carmen Sevilla y D. Ramón García.

Operador TELECINCO:

 Dña. Carolina Ferré y D. Manel Fuentes.

Operador ANTENA 3 TV:

 Dña. María Adanez, D. Fernando Tejero y D. José Luis Gil (personajes de ‘Aquí no hay quién viva’).

Operador Sogecable (CANAL PLUS):

Grabado de ‘Las Noticias del Guiñol’.

02 Enero 2004

¿Nos merecemos esta televisión?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Aunque tal vez sin el entusiasmo de otras décadas, cuando la televisión era casi el único entretenimiento, la noche de Fin de Año todavía congrega ante la pequeña pantalla a más millones de españoles que otra velada cualquiera. Con tal motivo, todas las cadenas ofrecen una programación especial que no se puede considerar precisamente como de gala. Lo mejor que puede decirse de los programas con los que TVE, Antena 3, Telecinco, Canal + y algunas autonómicas han recibido el nuevo año es que -lamentablemente- descendieron a las mismas cotas de ínfima calidad a las que nos han acostumbrado en 2003.

La ausencia de imaginación y el olor a naftalina (TVE), el recurso a la grosería de los personajes más cutres de la telebasura (Telecinco) o a las hazañas de los videos caseros (Antena 3), así como el contenido sexual incluido en los muñecos del Guiñol (Canal +) compusieron un espectáculo nada edificante en un medio de comunicación que, mientras no se cambien las leyes, está considerado servicio público. Con el añadido de que muchos de los pasajes de los programas que se emitieron antes de las 12 campanadas no eran, desde luego, aptos para los miles de menores de edad que esa noche especial estaban delante del televisor.

Tal vez las únicas excepciones positivas de la Nochevieja televisiva fueron los programas de Cruz y Raya en TVE -por primera vez incluyeron parodias, elegantes, de los líderes políticos- y el especial de la serie de Antena 3 Aquí no hay quien viva, producto de aceptable factura que demuestra que la calidad no tiene por qué estar reñida con el entretenimiento y que se puede lograr audiencia sin necesidad de apelar a los más bajos instintos.

Los responsables de la cadena pública estatal no se estrujaron la cabeza en busca de nuevas fórmulas. Recurrieron a Carmen Sevilla -inenarrable su actuación- como pareja de Ramón García para dar las campanadas y encargaron a José Luis Moreno y sus mariachis la realización de la gala posterior. Podían haber emitido la del año pasado y nadie se habría dado cuenta.

Pero la palma de la chabacanería y la ordinariez se la llevó Telecinco. La cadena eligió para esa noche uno de los programas más vergonzosos que tiene en su parrilla, Aquí hay tomate. Espeluznante de principio a fin.

Puede que la alocada carrera de explotación del morbo en las televisiones no tenga remedio. Pero no nos cansaremos de repetir que los programadores no están en lo cierto cuando aducen que la gente pide telebasura a gritos. Por mucho que ello tranquilice sus conciencias y llene sus bolsillos.

02 Enero 2004

Los minutos de la basura

Juan Manuel de Prada

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Todos hemos visto alguna vez uno de esos partidos de baloncesto que, ante la abultada diferencia entre los equipos, se convierten en pachanga o correcalles. Los escoliastas deportivos denominan «minutos de la basura» a esa porción de tiempo próxima al pitido final. Enfrentarse a la programación de cualquier canal privado en la Nochevieja es como asistir a uno de estos partidos: por si algún incauto aún no se había enterado de la superioridad de la televisión pública, Antena 3 y Telecinco le endilgan una porción de bodrios que constituyen los «minutos de la basura» con que despiden el año.

En Telecinco amueblaron las horas previas a la medianoche con un zurriburri casposo titulado «Aquí hay tomate», por el que iban desfilando una patulea de furcias con las tetas infladas de silicona, chaperos que matan el hambre trajinándose a estantiguas con parkinson y otros pedorros sin oficio ni beneficio. El programa nos recordaba sus chalaneos sentimentales, sus inmundicias de homínidos sin gracia, su betún moral, sus defecaciones verbales, en fin, toda esa cochambre cuya contemplación nos convierte en acérrimos de las prácticas del doctor Mengele. Completaban el programucho unos «sketches» de grima en los que los presentadores de la cosa fingían visitar la mansión de Isabel Pantoja.

Antena 3 rellenó los minutos de la basura con un programa de zapping, uno de esos batiburrillos chuscos en los que se repescan «momentos estelares»: pifias en directo, bochornosas trifulcas protagonizadas por los mismos homínidos a quienes Telecinco dedicaba su tomate, costaladas y mojicones. Si la especialidad humorística de Telecinco fue el gag, los talentos de Antena 3 optaron por el «slapstick». Qué risa, tía Felisa. Antes de que sonaran las campanadas, aún nos castigaron con un episodio especial de «Aquí no hay quien viva», una serie presuntamente coral (¡ay, Berlanga, cuántos desmanes se cometen en tu nombre!) en la que las vicisitudes de los prototipos del sainete contemporáneo se sazonaban con el rodaje de una peli porno doméstica. Su productor José Luis Moreno, ventrílocuo metido a pope del rijo descafeinado, sacaba fugazmente a unas señoritas en paños menores, para que los probos padres de familia se pusiesen un pelín cachondos, que no sólo de uvas vive el teleadicto.

Yo pensaba que me toparía con el oasis de Canal Plus, pero mis expectativas quedaron tibiamente defraudadas. El zapping de la cadena de pago resultaba menos tosco y más variado que el de Antena 3, pero tampoco invitaba al lanzamiento de cohetes. Muy decepcionante se me antojó, en cambio, la habitual comparecencia de los muñecos del guiñol, reducida al mero refrito y aplastada por la omnipresencia de un jefazo del canal, empeñado en usurpar a los monigotes el protagonismo. La esgrima dialéctica mantenida por los peleles de Rajoy y Zapatero (juro que no he pretendido ensayar un calambur), encargados de dar las uvas, fue quizá lo mejor de la función, sobre todo si lo comparamos con los otros remates de fiesta: Antena 3 retransmitía desde un balcón esquinado de la Puerta del Sol (ya se sabe, los pobres al gallinero); Telecinco, para dárselas de modelna, viajaba hasta Barcelona. Agotado, deserté a la TV pública. Después de hacer el pringao durante tres horas, uno ve a Ramón García y le entran ganas de lanzar una greguería. Por supuesto, Carmen Sevilla fue la señora más maciza y resalá de la noche.