10 noviembre 2005

La columnista de EL PAÍS, Elvira Lindo, critica que los medios estén llegando a ese grado de insultos brutales

Carlos Fanlo despedido como columnista del gratuito 20 MINUTOS por aludir despectivamente al atentado contra Jiménez Losantos

Hechos

En noviembre de 2005 el director de 20 MINUTOS, D. Arsenio Escolar, despidió a D. Carlos Fanlo  por un artículo en el que aludía al atentado contra la pierna del periodista: «De haber apuntado al corazón, nada te hubiese pasado por que careces de él».

Lecturas

Las palabras del locutor radiofónico del programa ‘La Mañana’ de la COPE desataron las iras del columnista del periódico gratuito 20 MINUTOS, el juez D. Carlos Fanlo que publicó el artículo ‘F. J. Losantos’ en el que expresaba todo su desprecio contra el Sr. Jiménez Losantos, pero es que además hacía referencia al atentado terrorista del que fue objeto en 1980 (un tiro por parte de la organización criminal Terra Lliure) y escribió que si le hubieran disparado en el corazón, no le hubieran hecho nada porque carecía de él. Aquel texto causó que el director de 20 MINUTOS pidiera disculpas y anunciara el despido del Sr. Fanlo del periódico.

11 Noviembre 2005

F. J. LOS SANTOS

Carlos Fanlo

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Los de Terra Lluire te tirotearon. Fueron crueles al herirte en la pierna. De haber apuntado al corazón, nada te hubiesen lesionado porque careces de él.

Hasta lo del domingo te soporté con ira contenida. Pero que digas que Adolfo Suárez «era medio analfabeto» no te lo aguanto.

Tu lengua viperina y envenenada de odios acumulados se atreve a insultar a un pobre hombre enfermo que tanto hizo por España. Los de Terra Lluire te tirotearon. Fueron crueles al herirte en la pierna.

De haber apuntado al corazón, nada te hubiesen lesionado porque careces de él. Eres un mendaz ruin palafrenero de los poderosos que tuvo la indecencia de calificar como de «cocodrilo» las lágrimas contenidas de Pilar Manjón, a quien acababan de asesinar a un hijo. Eres la escoria de un periodismo provocador y cainita. Ahora, si tienes lo que hay que tener, queréllate conmigo.

Como en las presuntas injurias no se da la exceptio veritatis que se aplica a las calumnias, probablemente me condenarán. Si te hubiera llamado ladrón y lo fueras, nada me sucedería por ser cierto: lo que yo he dicho también lo es, pero a un «hijo de puta» si se lo espetas, te condenan, aunque su madre sea la peripatética más famosa del país. Cosas de una España plural a la que tú, en el fondo, rastreramente, desprecias.

Carlos Fanlo

16 Noviembre 2005

LA PIEDAD

Elvira Lindo

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"Lee atónito el insulto brutal que se le ha dedicado en un periódico de los que se reparten gratis en el metro: "No deberían haberte disparado en la pierna sino en el corazón". Hasta él, inventor furioso de descalificaciones, se siente desmoralizado"

¿Quién merece la piedad, el que la practica o también es merecedor el que arremete con crueldad contra sus enemigos?, ¿tiene algo que ver la piedad con la vida democrática o estamos hablando de una virtud religiosa o ética?, ¿cuál es el nombre de la piedad cuando pasa a ser un derecho en la vida pública: respeto a la integridad y al buen nombre? Cuando la falta de contención ha llegado tan lejos como en la vida pública española es difícil saber dónde está la piedad. No se puede recurrir a la ley continuamente para establecer límites porque la falta de piedad suele ser consecuencia del nivel cívico en el que nos desenvolvemos, de eso que llamábamos la educación. Recuerdo haberle oído decir a Martín Pallín que deberíamos recurrir a la justicia sólo cuando sea imposible el entendimiento. Ocurre que una buena mañana alguno de los predicadores que más gritan se levanta de la cama y lee atónito el insulto brutal que se le ha dedicado en un periódico de los que se reparten gratis en el metro: «No deberían haberte disparado en la pierna sino en el corazón». Hasta él, inventor furioso de descalificaciones, se siente desmoralizado. Alguien le desea la muerte en letra impresa. La redacción tiene la mala saña de las maldiciones, que no marcan el destino pero minan nuestra moral. Hay quien es de la opinión que por principio no se debe sentir piedad hacia quien ni la tiene ni la va a tener. Pero también hay otro tipo de gente en España, esa tercera España que definió Paul Preston, la que no creyó en la confrontación y se quedó, como se pudo ver, más sola que la una. Una tercera España que debiera haberse ampliado tras años de vida democrática pero que achican a diario los que exhiben su furia impúdicamente. Parece comprobado que cuando el ambiente se exaspera quienes tienden a callarse son las personas sensatas, las que no se sienten preparadas para desenvolverse en un entorno agresivo. Si los que vociferan se callaran un día, sólo un día, tal vez a las pocas horas empezaríamos a escuchar la tímida opinión de personas normales que ahora callan. Incluso sería un descanso para los provocadores profesionales. Ellos mismos se darían un respiro, no tendrían que leer que alguien desea que el disparo de un terrorista de Terra Lliure hubiera sido más certero.

Elvira Lindo

16 Noviembre 2005

Un juez cainita

Martín Prieto

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El juez cainita lamenta que «Terra Lliure no le hubiera disparado al corazón» a Jiménez Losantos y lo más suave que le llama es «hijo de puta». Es un drama para algunos catalanistas que, aun en la cresta de su ola, han dado en la intolerancia y el odio, sujeto de todas las sospechas.

En este caso no se va de las amenazas a los hechos sino de éstos a las provocaciones. A Federico Jiménez Losantos no le gusta recordar su atentado durante la Transición. Siempre ha tenido el pudor del atropellado. Sicarios de Terra Lliure le secuestraron a la puerta del instituto donde era docente y con nocturnidad le llevaron a un descampado, le ataron a un árbol y le pegaron un tiro en la rodilla conminándole a que se fuera de Cataluña.No es difícil imaginar lo que duele un disparo en la rodilla y sus secuelas. Me parece que sólo ha aludido una vez a este episodio en una segunda parte ampliada de su Lo que queda de España, donde refleja parte de la angustia y el miedo de quien estaba siendo «paseado» en una retrospección de las «checas» republicanas. Jordi Pujol se encargó de echar tierra al asunto y de integrar a los aprendices de asesinos en Esquerra Republicana de Cataluña. Alguno de ellos gobierna hoy España con el 16% del voto catalán y luce una de esas camisas negras de presunto aire intelectual y recordatorio fascista. Jiménez Losantos es ejemplo vivo de tantos que se han tenido que ir de Cataluña.

No basta con el exilio interior. Un juez (¿?) [Carlos Fanlo] le ha sentenciado en un artículo publicado en un diario gratuito barcelonés y de máxima tirada. El juez cainita lamenta que «Terra Lliure no le hubiera disparado al corazón» y lo más suave que le llama es «hijo de puta». Este no es un problema ni para Jiménez Losantos ni para la COPE ni para el común de los españoles: es un drama para algunos catalanistas que, aun en la cresta de su ola, han dado en la intolerancia y el odio, incluido ese cristiano ejemplar, Duran Lleida, sujeto de todas las sospechas. Mucho más grave que el Estatuto anticonstitucional es el aborrecimiento de la alarma independentista catalana hacia los demás españoles, incluidos los charnegos, que viven y trabajan en Cataluña, a los que se quiere disolver por lengua y costumbres por decreto. Los medios de comunicación viven allí en un limbo subvencionado en el que toda noticia desagradable es anestesiada. Veremos cómo tratan las amenazas judiciales, o de La Camorra, a un colega que sólo ejerce su oficio. Al otro lado del Ebro, la verdad no es valorada un ardite y la programación de la Cope es un vomitivo para el tripartito y CiU, todos menos el PP. Los catalanistas no soportan ver hundirse El Carmelo ni hablar de los múltiples 3% ni del ministro recaudador Montilla ni de Jiménez Losantos.

A estos matachines sólo se les para en los juzgados de verdad y espero, en defensa de todos, que nuestro compañero se querelle contra tan atroz jurisperito que huele sangre como una miserable hiena. Este juez es un buen ejemplo de a lo que podría llegar el Estatuto catalán si sigue su curso: una Justicia convertida en comisariado político, una sociedad reglamentada hasta el sovietismo, una lengua aherrojada, ciudadanos herméticos y mansuetos y odio a muerte al discrepante. De aquellos diálogos y talantes de ZP vienen estos lodos.

Martín Prieto