2 agosto 2020

Pablo Iglesias aseguró que Calvente fue despedido por acoso sexual

Caso Neurona: El ex abogado de Podemos, José Manuel Calvente, fuerza una investigación a las finanzas de Podemos para averiguar si hay ‘caja B’

Hechos

La investigación a Podemos se conoció en agosto del año 2020.

Lecturas

30 Julio 2020

REPARACIÓN DEL PURGADO POR IGLESIAS

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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NO PUEDE pasar desapercibido el archivo de la causa abierta contra el abogado purgado de Podemos, José Manuel Calvente, por presunto acoso sexual, acoso laboral, hostigamiento, coacciones y lesiones. Porque este caso demuestra la absoluta falta de escrúpulos de un partido que hoy ocupa una vicepresidencia del Gobierno y tres ministerios, y que fue capaz de inventarle una causa de acoso sexual al propio responsable de los servicios jurídicos de la formación por cumplir con su deber: que era el de advertir a Pablo Iglesias de que el caso Dina nada tenía que ver con las cloacas del Estado ni con el gobierno del PP, y que abundar en ese argumento en aras de un tramposo relato político con fines electorales podía suponer incurrir en fraude procesal.

Como buen partido populista, Podemos desprecia el uso recto del derecho tanto dentro como fuera de su propia organización. Y como buen partido caudillista, su dirección no tolera la discrepancia hasta el punto de emplear el abuso sexual como coartada –especialmente miserable– para tratar de destruir la reputación de un hombre.

La Justicia ha reparado ese daño, y esperamos que gracias al testimonio de Calvente llegue también hasta el final en la depuración de la cloaca morada, caiga quien caiga. Cabe recordar que la Audiencia Nacional retiró a Iglesias la condición de perjudicado en el caso del robo de la tarjeta telefónica a su asesora, exactamente como Calvente se temía que iba a ocurrir. Engañar a un juez es más difícil que engañar a tus votantes.

02 Agosto 2020

‘‘EL ‘CASO DINA’ ES UN MONTAJE Y COMO YO PODÍA DESMONTARLO ME DESTROZARON LA VIDA CON UNA FALSA ACUSACIÓN SEXUAL’

Esteban Urreiztieta

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El viaje de José Manuel Calvente al corazón de Podemos tiene fecha marcada en el calendario. Hoy, que ya no está precisamente en la órbita del partido que lidera Pablo Iglesias, lo cuenta así: «En 2014 yo quería dedicarme a la Tecnología de la Información y a través de un conocido de Luis Alegre [cofundador de Podemos], me dijeron que buscaban a un experto en protección de datos. Para mí aquello fue un reto: era un partido que tenía cinco diputados, que estaba hecho unos zorros y que tenía que poner en orden todas sus bases. No conocía a nadie en Podemos, no pertenecía a ninguna familia, pero pronto Gloria Elizo [actual vicepresidenta del Congreso y entonces jefa del Equipo Legal] me conoció, me vio trabajar y me dijo: «Tú vales mucho»».

«Elizo me fichó para su equipo. Yo la ayudé a montar una estructura legal básica al tiempo que fui delegando y dedicándome a los casos más importantes. Entre otros, algunos casos personales de Pablo Iglesias, como el de su excedencia por servicios especiales en la Universidad Complutense cuando se fue al Parlamento Europeo, que terminé ganando. En el partido se acabó diciendo: «Si lo dice Calvente, es que es verdad», porque soy una persona muy rigurosa y no se me escapa un solo detalle».

Es viernes y ha sido una semana definitiva para Calvente, que ha salido indemne a un feroz ataque de quienes mandan en el partido para el que fue abogado. «El caso Dina era un montaje y como yo podía desmontarlo, me intentaron joder la vida acusándome falsamente de acoso sexual. El problema es que el segundo montaje, falso como el primero, les ha salido mal», asegura el ex coordinador legal de Podemos.

José Manuel Calvente (Valencia, 1964) rompe su silencio en exclusiva para Crónica desde su descanso estival en Gerona la misma semana en la que la Justicia ha archivado la denuncia falsa de Podemos contra él por acosar a su ex compañera Marta Flor Núñez, tras tomarle declaración durante tres horas y media para que contara lo que sabe sobre las cloacas de la formación que lidera Pablo Iglesias. Ha estado muchos meses en el ojo del huracán. Y no sólo ha resistido incólume. Ha provocado también que por primera vez un juzgado, el número 42 de Madrid, investigue la supuesta caja B de Podemos y el presunto pago de sobresueldos irregulares en el partido. Nadie como él sabe de lo que habla, pues pasó de ser uno de los juristas más valorados en el partido a ser su enemigo público número uno.

«En Podemos sólo quieren palmeros y vasallos. La única lealtad que conocen es la obediencia ciega y yo soy un profesional», afirma. «Cuando empecé a tocar los cojones con Neurona [la empresa mexicana vinculada con las dictaduras bolivarianas a la que el partido encargó su campaña] y con la adjudicación de las obras de la sede y dije que el caso Dina era un montaje, decidieron que había que echarme y acusarme de lo peor que se puede acusar a una persona para joderme la vida».

COLEGIADO EN BARCELONA

Calvente ejerce la abogacía desde 1991, cuando se colegió en el Colegio de Abogados de Barcelona tras licenciarse en la universidad de la Ciudad Condal, donde vive desde los seis años. Durante cinco años estuvo ejerciendo en el turno de oficio, cursó un máster en Comercio y Legislación Internacional y obtuvo un diploma en Derecho de Tecnología de la Información en Esade. «Me dediqué a ejercer el Derecho en todos los ámbitos: penal, civil y militar, por lo que tengo un conocimiento muy amplio de todas las materias y eso es lo que valoró Podemos al ficharme. Siempre les ofrecía una solución para cada asunto», relata. «Mi vocación siempre ha sido el Derecho procesal porque me marcó una frase que decía un profesor mío, Jorge Carreras Llansana: «Los casos los ganan los procesalistas»».

A partir de 2014, ya fichado por los jóvenes de Podemos, el valenciano crecido en Cataluña comenzó a ganarse el «prestigio como una persona seria y rigurosa», lo cual pronto le granjeó «la simpatía de los buenos y la animadversión de los malos». Porque en el partido de Iglesias, «a quien no le ríe las gracias a la gente de dentro, le echan de una manera o de otra, utilizando las mismas técnicas políticas que ellos mismos denuncian».

«Poco después me hicieron coordinador del equipo legal porque Gloria Elizo tenía cada vez más funciones en el Congreso y me acabé convirtiendo en sus ojos y su voz en el equipo jurídico a partir de 2017», cuenta Calvente. «Siempre tuve una buena relación con el resto de abogados, incluida con Marta Flor, a la que se incorporó en sustitución de una abogada que se fue, Aina Díaz, y a la que dije que había que darle una oportunidad». A partir de ese momento, Marta Flor Núñez «empezó a hacerse cargo de casos» en los que estaba personado el partido bajo la supervisión de Calvente.

«Teníamos un contacto diario, no por correo, porque no teníamos correos seguros en el partido, sino por Telegram, porque ella vivía en Madrid y yo en Barcelona. Se generó una confianza mutua: ella me contaba sus cosas personales y yo las mías». Calvente incluso le enviaba «canciones, poesías y fragmentos literarios» de una novela que lleva escribiendo varios años.

MARTA FLOR Y EL FISCAL STAMPA

Sin embargo, la relación comenzó a enturbiarse, explica el ex coordinador legal de Podemos, cuando en el marco de esa relación de amistad ella le confiesa que «ha conocido a un fiscal» por el que le dijo sentir cierto interés, en referencia a Ignacio Stampa, uno de los dos representantes del Ministerio Público del caso Tándem.

«Luego ella ha dicho que exageró la relación pero en ese momento le dije que si era así, podía perjudicar» a la causa en la que se investiga al ex comisario José Manuel Villarejo y «que se tenía que apartar». El 19 de junio de 2018 Gloria Elizo ordenó a la abogada que «tenía que enfriar la relación, o cesar esa relación o salir de Tándem». En estos momentos la Fiscalía investiga si Stampa filtró a la letrada información confidencial y benefició a Podemos, extremos que el fiscal niega rotundamente.

La ruptura definitiva comenzó a gestarse «en diciembre de 2018». «Cuando nos enteramos del caso Dina», precisa. En ese momento, la Policía descubrió entre la documentación intervenida a Villarejo en su casa una copia de la tarjeta del móvil personal de la ex asistente personal de Iglesias, Dina Bousselham. «Hasta entonces mi relación con Marta Flor era perfecta, incluso me mandó un audio de seis minutos diciéndome que me tenía un cariño enorme y dándome las gracias por mi apoyo, porque ella tenía muchos problemas personales». «La relación era tan buena que le mandaba poesías mías y ella me mandaba poesías suyas; yo en broma le decía que era mi musa».

Hasta que tuvieron una «bronca tremenda a raíz del caso Dina». «Sin saber todavía si iba a haber causa, Gloria y yo le dijimos que no hablara con el fiscal y nos encabronamos porque se podía cargar el procedimiento cuando nos dijo que le quería mandar una documentación confidencial. Gloria le llamó la atención en privado y ella no me lo perdonó».

A raíz de tener conocimiento de que el contenido del móvil de Bousselham había aparecido en poder del comisario encarcelado ahora en la prisión de Estremera, Calvente advirtió que «no había caso» porque la propia Dina le había confesado a él personalmente que ella misma había hecho pantallazos de los mensajes que contenía su teléfono y se los había mandado a terceras personas. Concretamente, se lo reconoció en una reunión que ambos mantuvieron el 13 de diciembre de 2018. Por lo que el letrado subrayó que no se podía acusar a los periodistas que habían publicado esos mensajes (entre ellos, el célebre en el que Pablo Iglesias decía que «azotaría» a la presentadora Mariló Montero «hasta que sangre») de haber cometido ningún delito o de formar parte de la organización criminal del ex alto mando policial, en referencia a medios como Okdiario, dirigido por Eduardo Inda, contra quien Podemos quería dirigir sus ataques en ese momento por la vía judicial. «Dina quedó en que se personaría a título particular porque le dijimos que era un tema privado que no se lo podíamos llevar desde el partido. Dejamos muy claro que ese asunto no se podía mezclar con Podemos».

No obstante, al coordinador jurídico se le comunicó poco después que «Iglesias quería personarse en el caso Tándem» pese a sus consejos. «Yo dije que era una locura ir por esa vía y el cabreo con Marta Flor hizo que desde el 8 hasta el 21 de febrero no nos habláramos. Yo le insistí en que no podía pasar a la Fiscalía información confidencial del partido porque nos podía comprometer. También me cabreé con ella porque le contó a Daniel de Frutos [responsable de Finanzas y Transparencia de Podemos] comentarios personales que hacíamos entre nosotros y perdí la confianza en ella».

«A partir de ese momento, ella se puso del lado de los malos, de Rafa Mayoral, de Juanma del Olmo, de la gente que quería apropiarse del Equipo Legal para tapar otras cosas. Porque en ese momento mi compañera Mónica Carmona y yo estábamos investigando numerosas irregularidades contables en el partido. Éramos profesionales que tocábamos los cojones. Por eso dijeron: «Hay que machacar a este tío», y me acusaron de lo peor de lo que me podían acusar».

Según Calvente, la abogada Marta Flor Núñez se prestó a esa operación y el 22 de febrero le montó «un pollo» para buscarle «las cosquillas» y apartarlo junto a su compañera Carmona, que estaba investigando «la muerte de un trabajador que se intentó tapar, la falta de presupuestos en 2019 o la contratación de los escoltas de Iglesias e Irene Montero». «Y es que en teoría no había presupuesto para determinadas cosas y de pronto nos decían que había que renovar a una trabajadora en Cataluña que tenía un contrato simulado temporal «porque era amiga de Iglesias, del núcleo dirigente»».

«Me convertí en una persona muy molesta y la única manera de quitarme de en medio, al ser jefe de Protección de Datos y estar protegido por ley, era inventarse una negligencia grave. Yo trabajaba entre 12 y 14 horas al día pagándome la luz y el teléfono de mi casa. Cesamos a Marta Flor, que se fue a trabajar con la gerente, y empezaron a diseñar el montaje del acoso contra mí. Marta Flor tergiversó los textos, mensajes de apoyo, poesías y canciones que le mandé para simular que la acosaba sexualmente, y el nuevo jefe del Equipo Legal, Alberto Rodríguez, me intentó tender una trampa exigiéndome que le pasara una lista de los asuntos personales que llevábamos desde el departamento jurídico de Podemos».

Pero Calvente señala el caso Dina como la espoleta que hizo saltar por los aires su relación con el partido. «Yo sabía que era un montaje y podía desmontarlo. Entonces dijeron que yo no podía estar en ese caso, porque teóricamente el abogado de Pablo Iglesias, cuando se personara, tenía que ser yo».

«Iglesias tenía mucho interés en que le citaran en el juzgado a pesar de que los abogados quedamos en diciembre de 2018 en que primero había que saber lo que había en la causa sobre Dina y que luego ya veríamos. Sin conocer un expediente no hay que tomar decisiones. Ése era mi criterio jurídico como abogado. Además, acordamos que eso nunca se llevaría desde Podemos. Pero se cambió de opinión».

TIENE «SUS DUDAS» SOBRE EL ROBO

A partir de ahí, a Calvente se le comunicó que desde la cúpula del partido habían decidido convertir el caso Dina «en el gran caso de las cloacas». «Yo dije que eso era un montaje y una puta mierda y que sin saber nada era imprudente y negligente acusar a las cloacas». Es más, el letrado desvela que, en el seno del partido, algunas fuentes afirman que la propia Dina contaba que el material intervenido a Villarejo «se lo habían intentado vender en una ocasión a Iglesias». «En el partido se sabía que en enero de 2016 hubo un mercadeo con las fotos y los mensajes del móvil que supuestamente fueron robados [en el Ikea de Alcorcón], porque yo ya tengo mis dudas de que realmente hubiera robo», dice.

«Sin embargo, al final pudieron las ansias de que Pablo Iglesias declarara ante la Audiencia Nacional en plena campaña y lo consiguieron», prosigue. Eso se logró, agrega, «gracias a una connivencia absoluta con la Fiscalía, y la prueba más evidente es que Marta Flor hablaba con la Fiscalía sobre Dina sin ser todavía la abogada de Dina y sin que existiera una causa judicial». «¿Por qué citaron a Iglesias como perjudicado y no a Pablo Echenique, si también se publicó un vídeo suyo que estaba en el móvil de Dina en el que cantaba lo de la «minga dominga»? ¿O por qué no se citó al resto de miembros de los chats de Podemos? ¿Por qué se escuchó a Iglesias antes que a la denunciante?».

«El problema es que han querido mentir y no han sabido hacerlo. Ya puestos a mentir, tendrían que haber dicho que habían perdido la tarjeta del móvil, pero nunca entregarla rota al juez. Yo siempre dije que no se hicieran trampas porque al final en el juzgado te pillan».

«Si el juez Manuel García-Castellón está ahora enfadado es porque le intentaron tomar el pelo. Creyó que había algo y ha descubierto que fue la propia Dina la que sacó los pantallazos. El caso Dina está podrido por intentar hacer un montaje, exactamente igual que ha pasado con el mío. En resumen, han querido manipular un caso y joder la vida a una persona. Yo he cometido errores, pero nunca se me ha podido comprar. Y ya lo decía mi profesor: si no se cumple la ley procesal, se anulan los casos».