30 septiembre 1993

Tercer debate público entre el ministro y el director de EL MUNDO

Corcuera entra en directo en Onda Cero para enfrentarse una vez más al periodista Pedro J. Ramírez por posicionarse a favor de Herri Batasuna frente al Gobierno del PSOE

Hechos

Emitido el 30.09.1993.

Lecturas

El director de EMundo, al que Corcuera se dirigió en todo momento como «don Pedro José», defendió que, según los redactores de su diario, era similar el número de asistentes a ambas manifestaciones y que no era relevante el dato de si fueron 5.000 más o 5.000 menos a una o a otra. «Lo significativo fue que a las dos manifestaciones acudieron decenas de miles de personas. ¿Qué relevancia tiene si en una fueron 5.000 más o 5.000 menos?», se preguntó Ramírez.

El ministro señaló: «No permitiré yo que este señor, por muy director de periódico que sea, que tiene la pluma para escribir todos los días, y para ponerme naturalmente a caldo con toda la legitimidad todos los días, manipule impunemente».

Pedro J. Ramírez: ¿Cómo no lo va a permitir, señor ministro? ¿Qué va a hacer para impedirlo?

José Luis Corcuera: Pues llamando, como estoy haciendo. Mire usted, como usted es un recién llegado a la democracia, siempre pregunta esas cosas.

Pedro J. Ramírez: ¿Por qué hace usted esa imputación, señor ministro? ¿Qué es eso de que yo soy un recién llegado a la democracia? ¿Qué modos son esos para expresarse por parte del ministro del Interior?

José Luis Corcuera: Pues porque usted dice: ‘¿cómo lo va a impedir? Pues llamando para decir a los oyentes que es usted un manipulador. Nada más, y no dé a entender otras cosas.

Tras acusarse mutuamente de manipular los hechos, el ministro retó al director de EMundo a mantener un próximo debate con él «para demostrar a todos los oyentes de esa emisora que usted es un manipulador». Ramírez dijo que recogía el «guante con mucho gusto».

03 Octubre 1993

CORCUERA Y YO

Pedro J. Ramírez

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ILUSTRISIMOS SEÑORES don Antonio Herrero, don Victor Márquez Reviriego, don Manuel Martín Ferrand y don Federico Jiménez Losantos, presidente y vocales del Tribunal de la Cárcel de las Ondas, cadena COPE, Madrid. El arriba firmante, mayor de edad, de profesión periodista, emparejado y con tres hijos, EXPONE: Que habiendo sido condenado el pasado viernes por ese muy docto tribunal, a raíz de los hechos acaecidos la víspera en la emisora hermana Onda Cero, a siete días de confinamiento en la Cárcel de las Ondas y habiendo quedado establecida en la sentencia la pena adicional de cumplir dicho arresto en una misma celda, en compañía del Excelentísimo Señor Ministro del Interior don José Luis Corcuera, tiene a bien elevar el siguiente RECURSO de súplica, dúplica, alzada, bajada, amparo y desamparo:

CONSIDERANDO que, hallándome yo en el habitual ejercicio de mis funciones como comentarista, dentro de la tertulia «Protagonistas de Luis del Olmo», y habiendo sido requerido por el director y conductor del programa a que me manifestara sobre la invitación del Excelentísimo Señor Ministró del Interior a «correr a gorrazos a los militantes de Herri Batasuna», y habiendo expuesto en un tono siempre respetuoso y comedido que me parecía impropio que el responsable de la tutela del Estado de Derecho incitara a nadie a tomarse la justicia por su mano, por muy reprobables e indignantes que pudieran parecer en determinado momento las actitudes del colectivo aludido, y habiendo invocado como argumento el desastre que podría desencadenarse en la ciudad de San Sebastián si las decenas de miles de asistentes a las dos manifestaciones celebradas los pasados 11 y 18 de septiembre tomaran al pie de la letra su recomendación, fue el Excelentísimo Señor Ministro del Interior quien distrayendo su atención, siquiera durante unos minutos, de las arduas tareas propias de sus altas funciones ejecutivas y haciéndose valer del artilugio telefónico o «motorola» instalado en su automóvil oficial, irrumpió en el programa con el obvio propósito de «ponerme a caldo».

CONSIDERANDO que el Excelentísimo Señor Ministro trató en todo momento de fundamentar reproches tan duros como el de ser un «manipulador absoluto» o ser acreedor «de la gratitud de los violentos», en un aspecto absolutamente secundario e irrelevante de mi argumentación como lo era el haber dicho inicialmente que el número de asistentes a ambas manifestaciones había sido parecido, cuando ya antes de que .interviniera el excelentísimo señor ministro, y en controversia con el muy honorable y siempre preciso contertulio don Miguel Platón, yo había admitido que tal vez los asistentes «fueron 45.000 en un lado y 30.000 en el otro», pero que eso no cambiaba para nada mi razonamiento.

CONSIDERANDO que incluso en este aspecto, como digo, tan secundario de la polémica, yo hablaba de oídas, pero no a humo de pajas pues me basaba en el relato de la adjunta a la dirección de EL MUNDO DEL PAIS VASCO, periodista de conocida ecuanimidad y solvencia que estuvo presente en ambas manifestaciones y cuyo testimonio adjunto a continuación, solicitando sea admitido en el presente sumario como prueba pericial: «Yo, Carmen Gurruchaga, periodista y mayor de edad, declaro que habiéndoseme encomendado el pasado 11 de septiembre la cobertura informativa de la manifestación convocada con el noble propósito de recabar la libertad de don Julio Iglesias Zamora y entendiendo que mi trabajo incluía realizar una estimación aproximada del número de asistentes, me situé en la calle Sancho el Sabio de San Sebastián, delante del popular Bar Gavilán, y comprobé que pasaban entre 400 y 450 personas por minuto y que el tiempo de paso total de la manifestación fue de 52 o 53 minutos. Teniendo en cuenta que un número importante de personas se sumaron directamente al acto en el nuevo Estadio de Anoeta, yo calculo que el total de asistentes oscilaría entre las 35 y las 45.000 personas. Esta estimación viene avalada también por el intercambio de impresiones que el día de la fecha mantuve con el edil del Partido Popular don Gregorio Ordóñez, quien me comunicó que la Guardia Municipal llevaba contados 28.000 manifestantes cuando ya había transcurrido bastante más de la mitad de la marcha. Por otra parte el 18 de septiembre, en idénticas circunstancias y con el mismo propósito, me situé en la calle de San Martín delante de la Cafetería Europa y pude comprobar que en la manifestación convocada por Herri Batasuna pasaban 400 personas por minuto y que la duración de la marcha fue de una hora y siete minutos. Teniendo en cuenta que, a diferencia del caso anterior, la práctica totalidad de los asistentes participaron en el desfile desde el principio hasta el final, calculo que el número total superó levemente las 30.000 personas. Es decir, que me parece algo exagerada la estimación de la Policía Municipal de 38.000 para la manifestación abertzale y absolutamente imposible de creer la de 68.000 para la primera manifestación».

CONSIDERANDO que a pesar de haber quedado establecida en la propia discusión del jueves mi disposición a reconocer que la primera manifestación fue más numerosa que la segunda, aunque no tanto como se ha venido diciendo oficialmente, disposición que corroboro ahora, fue el excelentísimo Señor Ministro del Interior quien, además de llamarme «recién llegado a la democracia», reiterando así anteriores alusiones que parecerían hacerle poseedor de alguna clave. oculta de mi biografía, la cual solicito haga pública para mi propia ilustración, me retó a mantener un debate, fijado por don Luis del Olmo para este lunes, anunciando su objetivo de cara al mismo en los siguientes términos: «Yo le voy a decir cuál es la línea editorial de su periódico».

CONSIDERANDO que este debate viene precedido en el tiempo por los celebrados en TVE en noviembre de 1988 y en Antena 3 en febrero de 1993 y que en ambos casos el Excelentísimo Señor Ministro acudió pertrechado de dossieres elaborados por los servicios policiales y funcionariales de su departamento, con el propósito de distorsionar mi imagen pública, sacando fuera de contexto tal o cual párrafo, tal o cual titular y creando así una impresión engañosa sobre mi posición ética y política entre esa amplia mayoría de la población que, desgraciadamente, no lee la prensa y no ha tenido la oportunidad de comprobar por sí misma cuál ha sido mi trayectoria durante mis veinte años de ejercicio profesional, trece de ellos como director de periódicos.

CONSIDERANDO que al término del primero de dichos debates el Excelentísimo Señor Ministro del Interior, en presencia de varios testigos, entre ellos el Ilustrísimo Vocal de este digno Tribunali don Federico Jiménez Losantos, me dirigió veladas o más bien expresas amenazas sobre mi futuro profesional y que pocas semanas después sus pronósticos se vieron recompensados por los hechos.

CONSIDERANDO que desde entonces el Excelentísimo Señor Ministro del Interior ha demostrado una obsesión desmedida  hacia el periódico que dirijo y en especial hacia mi persona, reflejada en episodios como el que le llevó a comentar el 7 de febrero de 1990: «Yo lo que quiero demostrar es que soy mucho más listo que Pedro J. (aun no había recurrido a la devastadora estrategia de llamarme «Pedro José») y, sobre todo, que se mucho más que él».

CONSIDERANDO que el Excelentísimo Señor Ministro del Interior ha formado parte destacada de los sucesivos gobiernos que en los últimos años han emprendido acciones legales contra EL MUNDO y otros medios de comunicación críticos, con el obvio propósito de quebrar su trayectoria ascendente, llegando a aprobar el proyecto de Código Penal conocido como Ley Mordaza.

CONSIDERANDO que a pesar de todo ello, y siendo consciente de mi posición de inferioridad a la hora de tratar asuntos en los que el Excelentísimo Señor Ministro apelará con su habilidad reconocida al sustrato autoritario de una sociedad como la española a la que la historia no le ha dado nunca la oportunidad de habituarse al aprecio y defensa del Estado de Derecho, he aceptado de buen grado su desafío y me dispongo a encerrarme durante el tiempo que sea menester con el Excelentísmo Señor Ministro en un estudio de radio, por estimar que se trata de un interesante precedente que puede dar pie a que cada vez que alguno de ustedes critique expresiones o conductas de altos cargos, sea objeto de un reto similar que le lleve a batirse en duelo con el titular de Economía, el ministro de Asuntos Exteriores o quién sabe si el propio presidente del Gobierno, para el general deleite de la audiencia.

CONSIDERANDO por último que si bien la tradición de respeto a los derechos de los detenidos acreditada en su corta pero elocuente existencia por la Cárcel de las Ondas no me hace temer por mi integridad física, a pesar del carácter bronco y pendenciero tantas veces exhibido por el Excelentísimo Señor Ministro, no encuentro en su reglamento penitenciario ningún artículo que me ofrezca protección suficiente frente a los decibelios nocturnos -para entendernos, ronquidos- que la dimensión y textura de su caja torácica permite suponer que emitirá el Excelentísimo Señor Ministro. Por todo lo cual e invocando las eximentes de falta de premeditación y alevosía respecto a los sucesos del jueves, así como la ausencia de antecedentes penales, el arriba firmante SOLICITA:

Que sea revocada su condena quedando en libertad sin cargo ni fianza alguna, o en su defecto que durante el periodo de confinamiento le sea aplicado el «tercer grado» y se le conceda el pase de pernocta, o en su defecto que tras compartir celda con el Excelentísimo Señor Ministro durante las interminables horas del día, se le permita conciliar el sueño en un habitáculo separado cualesquiera que sean sus condiciones.

Gracias éstas que espera obtener de la justicia y benevolencia de sus señorías en Madrid a 2 de octubre de 1993, festividad de los Santos Angeles Custodios, Leodegario, Modesto, Primo, Gerino, Eleuterio, Cirilo, Secundario, Teófilo y Saturio.