25 diciembre 2000

El presidente, Pedro Alonso, también abandona la formación cuyo liderazgo quedará ocupado por una Mesa Nacional durante cuatro años

Crisis en Democracia Nacional: Su líder, Francisco Pérez Corrales, dimite como Secretario General y abandona el partido

Hechos

  • En su número del 25-26 de diciembre de 2000 el diario LA VANGUARDIA anunció que tanto el secretario general como el presidente del partido Democracia Nacional, D. Francisco Pérez Corrales y D. Pedro Alonso abandonaban la formación.

Lecturas

CO-PROTAGONISTAS DEL ENFRENTAMIENTO

 El ex miembro de la organización filonazi CEDADE, D. Christian Ruiz, lideró junto a D. Laureano Luna el sector crítico de Democracia Nacional, que logró la retirada política del Sr. Pérez Corrales, que era la cabeza del partido desde 1996.

 El antiguo cantante, D. Manuel Canduela, que lidera el partido en la Comunidad Valenciana entrará en la Mesa Nacional que dirigirá el partido hasta que se elija un nuevo líder.

 D. Antonio Martín Beaumont, ex dirigente de las juventudes del Partido Popular, con cierta influencia en Valencia, y miembro del Partido Demócrata (PADE) negoció con el Sr. Pérez Corrales la posible integración de su grupo en Democracia Nacional, las negociaciones resultaron infructuosas por el rechazo del Sr. Martín Beaumont a los sectores más radicales de DN.

Miserias y esperanzas

Ernesto Milá

Leer

Cuando DN contactó con Martín Beaumont, Pérez Corrales tenía la esperanza de poder integrarlo en el partido. Lo invitaron a una universidad de verano en donde pronunció una inenarrable conferencia sobre “el populismo” en el que en mi modestia intelectual confirmé que el populismo no era nada aunque para Beaumont fuera “dar la razón al pueblo” que era como lo de la canción catalana aquella de “¿Qué mes voleu? Volem pa amb oli”. Hablé con Beaumont y con alguno de los suyos, lo suficiente como para advertir que pertenecían a ese tipo de gente que no se compromete en nada si no se le ofrece a cambio la perspectiva infalible de que será llevado bajo palio al parlamento. Luego Beaumont tuvo el mal detalle de firmar algunos mensajes en el Foro Disidencias como “Elena Atxaga” aludiendo a mí como “peligroso ultra” para luego alegar que con ultras como yo no se podía comprometer. Toda esta peripecia y tensiones internas entre Pérez-Corrales y Pedro Alonso de un lado y Laureano Luna y Christian Ruiz de otro, indujeron a los primeros a irse a casa. Creo que no fue la mejor solución y que en un partido como DN cabían unos y otros, y, en cualquier caso, todos los que no necesitaban palio bajo el que cobijarse. A todo esto el PADE siguió cada vez más desarbolado, Cutillas, tal como había hecho en Patria y Libertad, vivía en un mundo irreal y terminó disolviendo el invento esperando vanamente que el PP los llamara ofreciéndoles alguna canonjía.

En DN, el vacío dejado por Pérez-Corrales y Pedro Alonso fue sustituido por una Mesa Nacional de la cual emergió la figura de alguien del que me contaban que había sido cantante skin y cuyo principal mérito era haber aparecido en un telechou de Ana Rosa Quintana y no haber hecho el ridículo. Se trataba de Manuel Canduela, valenciano, que en 2004 se erigió en presidente de la Mesa Nacional. Lo de “valenciano” lo subrayo porque resultaba un misterio el por qué motivo DN era absolutamente inexistente en Valencia. Pero entonces -algunos por que consideramos que era buena que alguien se atreviera a ponerse al frente del asunto y otros porque no cayeron- no preguntamos a qué se debía que Valencia fuera un páramo para DN… a pesar de en otro tiempo haber contado con una fuerte base militante. Ignorar estos detalles siempre, antes o después se paga.
No solamente el partido era inexistente en Valencia, sino que en otras provincias también había problemas. En Barcelona, por ejemplo. Ignacio Mulleras, o “Nacho Canet”, o Nacho Mulleras, en cualquier caso, era de los fundadores de DN, pero, en realidad, su grado de identificación con la tesis de la “autonomía histórica” era nulo. También aquí, ignorar el detalle sobre la base de que era un tipo enrollado y bien dispuesto, no iba a ayudar en el futuro, a la vista de que albergaba la esperanza de poder reconciliar algún a DN con el piñarismo al que se sentía emocionalmente vinculado. Para ello, a la que se le daba la ocasión –recuerdo un 1º de mayo, sin ir más lejos- aprovechaba para glosar la obra de Franco ante el peor público posible para tales loas y alabanzas. Luego estaba Madrid. En la capital, el partido era poco menos que inexistente. Permanecí tres meses en la capital y el local, instalado en un lugar recóndito, de un lugar remoto, dejado de la mano de dios, era una barra de bar y un almacén de material. El bar era frecuentado lo más habitualmente por críos y allí empezaba y terminaba casi todo. En términos políticos, DN en Madrid capital fue siempre un cero a la izquierda. Sin embargo, a pocos kilómetros de allí, en Alcalá, había florecido un grupo local que consiguió arraigar y funcionar, más o menos, autónomamente, cosechando incluso buenos resultados en las elecciones municipales.

Los 800 militantes que tuvo DN en su fundación se fueron extinguiendo y posiblemente en 2001 no quedarían ni 250. Entre ese año y 2004 hubo un repunte, pero el crecimiento era débil, vacilante y, en cualquier caso, poco significativo.

El Análisis

CUITAS DE MICROBOS

JF Lamata

¿Qué era exactamente lo que enfrentaba internamente en Democracia Nacional al sector del Sr. Pérez Corrales y Alonso por un lado y con los Sres. Laureano Luna y Christian Ruiz? Difícil saberlo. Si el ser humano tiende al garrotazo, el que tiene vocación político aún más. Pero en realidad eran tan poco conocidos los ‘enfrentados’, que era difícil que despertara el interés de nadie, eran cuitas de microbios, electoralmente hablando.

Pongamos datos objetivos: Democracia Nacional se presentó en las elecciones generales de 2000 dentro de la coalición ‘Plataforma España 2000’ aliados con el grupo falangista valenciano de D. José Luis Roberto, que luego sería partido. ¿Y cuánto sacó? 9.500 votos. A efectos generales un zurullo, lo cuál no sorprende que al cabeza de lista del tema, el Sr. Pérez Corrales, optara por tirar la toalla y marcharse a su casa. ¿Y quién se quedó con Democracia Nacional? Ni el neonazi Sr. Christian Ruiz ni el Sr. Martín Beaumont, sería el Sr. Manuel Canduela. Otro microbio.

J. F. lamata