3 septiembre 2020

Critican el cartel de la serie ‘Patria’ de Fernando Aramburu (HBO) por hacer equidistancia entre los terroristas de ETA y los supuestos torturadores de la Policía española

Hechos

El 3.09.2020.

03 Septiembre 2020

Martin Villa en una promo de HBO

Antonio Maestre

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"Aramburu, a quien el cartel de HBO un día antes le parecía fenomenal y no puso ningún pero, tuvo que salir para decir que ese cartel es desacertado y que todo mal. Es un arte el proceder de algunos intelectuales orgánicos de este país que solo se mojan a favor de corriente y salen secos del chorreo"...

A Fernando Aramburu le gustó el cartel de Patria de la HBO para promocionar la serie sobre su novela si atendemos a su mensaje sobre el mismo en la Gran Vía de Madrid. Un día después, el cartel provocó una campaña de la extrema derecha para promover el boicot de la plataforma de series porque el teaser promocional incluía la imagen de un torturado en Intxaurrondo y eso es inaceptable para los que solo quieren la historia contada desde su sesgo político. Y claro, Aramburu, a quien el cartel un día antes le parecía fenomenal y no puso ningún pero, tuvo que salir para decir que ese cartel es desacertado y que todo mal. Es un arte el proceder de algunos intelectuales orgánicos de este país que solo se mojan a favor de corriente y salen secos del chorreo. Admirables los Aramburus de este país.

Hay una línea de Fernando Aramburu en su texto de descargo que suscribo totalmente: «Una clara línea divisoria entre quien sufre y quien hace sufrir». Lo acertado de esa línea hay que aplicarla después, con valentía, si crees en ella, y hasta puede que el que hiciera sufrir luego fuera el sufriente. Y es entonces una obligación moral denunciar a todos y cada uno de los que hacen sufrir. El terrorista de ETA que asesina a un concejal del PP, el Guardia Civil que tortura en Intxaurrondo a un etarra, o a un sospechoso de serlo, el inocente asesinado por el terrorismo de Estado. En esas líneas hay que establecer una clara línea divisoria entre el que sufre y los que hacen sufrir. Y así la historia se cuenta completa, también en un cartel. Sin necesidad de equiparar o comparar, que eso se verá. Simplemente narrar la historia que fue sin olvidar relatos de sufrimiento.

Porque la historia de nuestra democracia es una sucesión de teasers, entendidos como una reducción muy sintetizada del relato social. No hubiera sido un escándalo ver a Martín Villa en un cartel sobre una serie de la democracia española junto a las víctimas de la matanza de Vitoria, ocupando el mismo espacio, porque ahí sí el teaser sería realista a la historia oficial. La elaboración final de la serie acabaría con el responsable político de la muerte de Pedro María Martínez Ocio, Francisco Aznar Clemente, Romualdo Barroso Chaparro, José Castillo García y Bienvenido Pereda Moral como un prohombre de la democracia, que hizo carrera en diversos consejos de administración y que después de que una investigación de una jueza en Argentina le haga declarar consigue cartas de favor de los cuatro presidentes del gobierno, incluido para su propia vergüenza la del presidente que aprobó la Ley de Memoria Histórica en 2007.

Pero todo eso no es una serie ni una novela, es la realidad. El relato forjado durante cuarenta años que lleva a cuatro presidentes del gobierno a mandar cartas de apoyo a Rodolfo Martín Villa en los días previos a la declaración del expolítico falangista por su responsabilidad en la matanza de Vitoria es la de la humillación constante a las víctimas del franquismo más allá de un cartel promocional sobre un libro que desde luego está lejos de ser una afrenta a las víctimas de ETA. La indignación iracunda sobre el cartel promocional de HBO sobre Patria suena a burla a quien busca justicia en Argentina o escarba en las cunetas buscando a sus familiares entre el desdén y el olvido de los Aramburus de este país que solo levantan la voz cuando la corriente puede llevarlos lejos de su posición de comodidad y buen bolsillo. Ejerzan, a ver si es verdad que creen en esa magna doctrina de establecer una clara línea divisoria entre quien sufre y quienes hacen sufrir.