12 octubre 1982

Último intento de Luis María Anson de intentar forzar un Estatuto de la profesión periodísica

EFE y LA HOJA DEL LUNES anuncian la creación de un Colegio de Periodistas en Madrid y DIARIO16 les acusa de ‘farsa’

Hechos

El 12.10.1982 el periódico DIARIO16 publicó un editorial titulado: «Colegio dep eriodistas: La última farsa’.

12 Octubre 1982

Colegio de Periodistas: La última farsa

DIARIO16 (Director: Pedro J. Ramírez)

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La agencia EFE, LA HOJA DEL LUNES y demás medios controlados directa o indirectamente por el zar Anson, han lanzado este fin de semana las campanas al vuelo, al anunciar la constitución del Colegio de Periodistas, como consecuencia del acuerdo entre la Asociación de la Prensa y una denominada Asociación de Licenciados en Ciencias de la Información.

El representante de ésta, un muchacho apellidado Campoy, tuvo no obstante el pudor de reconocer en televisión que el pacto suscrito no tiene otro valor que el de mera declaración de intenciones, en espera de que el Parlamento legisle el sobre el estatuto de la profesión periodística.

Si como es de suponer los partidos políticos mantienne sus actuales posiciones sobre el tema, este nefasto proyecto de gremialización del periodismo solamente saldría adelante si el Sr. Fraga consiguiera la mayoría absoluta de la Cámara.

Las bases sobre las que se pretende asentar este inexistente colegio no pueden ser más fantasmagóricas: consisten en reunir todos los ingredientes más mezquinos del corporativismo – numerus clausus, lucha contra el intrusismo, prebendas colegiales que nada tienen que ver con la libre información – y en añadirles el absurdo de los llamados ‘profesionales no ejercientes’. Este monumento al surrealismo – nadie puede ser profesional sin ejercer o al menos haber ejercido – trata de captar engañosa y cruelmente a toda esa seria de jóvnees que ni siquiera puede decirse que estén en paro, pues en la mayoría de los casos no han llegado a acceder al mercado de trabajo.

Resulta deleznable comprobar, una vez más, como se deforma la verdad, por parte de quien mayor obligación tendría de guardarla.