14 diciembre 1978

Ambos medios compiten por los lectores contrarios a la Constitución

EL ALCÁZAR califica de ‘miserable’ a su competidor EL IMPARCIAL por un artículo de Adolfo Lucas Reguilón contra Franco y la rojigualda

Hechos

El 14 de diciembre de 1978 el periódico EL ALCÁZAR dedicó su editorial a una análisis crítico a su principal competidor, el diario EL IMPARCIAL, cuya actitud editorial calificó de ‘miserable’.

Lecturas

El director del periódico El Alcázar, Antonio Izquierdo Ferigüela publica el 15 de diciembre un editorial contra el diario El Imparcial que dirige Julio Merino González considerando que este periódico tiene una actitud ‘miserable’ por tener columnistas como el comunista Adolfo Lucas Reguilón. El Imparcial reproducirá íntegro el ataque del diario El Alcázar limitándose a asegurar que aquel texto producía ‘dolor y pena’. Ambos periódicos compiten por el mismo nicho de lectores aunque El Imparcial es un diario de la mañana y El Alcázar lo es de la tarde.

Los periódicos El Alcázar de Diarios y Revistas S.A. (DYRSA) y El Imparcial de Editora Independiente S.A. eran los dos únicos grupos periodísticos de ámbito nacional que se habían posicionado en contra de la Constitución en el referéndum de 1978 y ambos eran detractores del Gobierno de Suárez. Pero a pesar de eso (o precisamente por eso) mantenían una mala relación, al competir con un nicho similar, aunque con diferencias de estrategia apreciables. DYRSA estaba controlada por la Confederación Nacional de Combatientes que presidía el exministro franquista José Antonio Girón de Velasco y nutría sus páginas de artículos de nostalgia hacia el régimen de Franco. En cambio, El Imparcial junto a su feroz línea anti-Suárez, publicaba columnas de firmas con un posicionamiento antagónico al de la línea del periódico como los comunistas Francisco García Salve o Adolfo Lucas Reguilón. Este último sería el que ocasionaría el primer enfrentamiento al publicar un artículo en el que calificaba a Franco de «tirano». Un adjetivo que llevó al director de El Alcázar, Antonio Izquierdo Ferigüela a publicar un editorial contra El Imparcial acusándole de mantener una actitud «miserable». Pese a la magnitud del ataque el director de El Imparcial Julio Merino González no respondió y se limitó a reproducir el ataque con el único comentario de que lo hacía “con dolor y pena”.

regulon El artículo ‘Ahora sí’ del comunista D. Adolfo Lucas Regulón en EL IMPARCIAL causó la ira de EL ALCÁZAR.

13 Diciembre 1978

AHORA SÍ

Adolfo Lucas Reguilon

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Porque lo ha dicho Juan Español. Y punto redondo. Ahora y no antes, es cuando reconozco como legítima una bandera que desde el 18 de julio de 1936 consideré facciosa hasta no ser autorizada por el pueblo, libre y constitucionalmente.

Ahora, y no antes, es cuando reconozco como legítimo un Rey que desde su misma designación ‘a título’ de tal por el tirano (aparte mi respeto y aun cierta simpatía puramente personal) tan sólo he considerado como un heredero y apéndice residual de la negra noche anterior en nuestra historia.  Aun cuando, a fuer de leal, debo advertir que este acatamiento no va a frenarme en mis convicciones y lucha consecuente, DENTRO DE LOS LÍMITES CONSTITUCIONALES QUE EL PUEBLO ME IMPONE POR AHORA, por el único régimen que considero idóneo para la auténtica liberación de la clase trabajadora. Que en mi concepto sólo puede alcanzarse acabando con la explotación del hombre por el hombre, en un sistema republicano, bajo el poder popular, antiparasitario.

Ahora, y no antes es cuando reconozco como legítimo todo cuanto manda la Constitución, ya refrendada según todas las previsiones, afortunadamente, en cuanto camino hacia adelante. Camino que debemos recorrer todos en inalterable paz cívica. Discutiendo – discurriendo – juntos, sí, pero con respeto mutuo entre adversarios ideológicos leales. Jamás como enemigos soberbios criminales ni terroristas, desde arriba o desde abajo. Para razonar y convencer (nunca vender ni derrotar) a la ciudadanía, y unirla en sus tendencias más positivas y eficientes; para reformar, dentro de los propios cauces constitucionales y sus leyes complementarias, todo cuanto sea preciso. Hasta la total eliminación de tanta injusticia, egoísmo, vicio y corrupción impuestos por el degenerante sistema capitalista. Hasta alcanzar las condiciones socioeconómicas indispensables, esenciales, para la verdadera democracia que, evidentemente, está aún lejana. Hasta llegar al socialismo verdadero, irreversible, por la única vía hoy eficaz, cual es la vía cultural y pacífica. Hasta implantar el poder popular permanente, sin ‘ricos’ ni ‘pobres’, sino todo lo contrario: que cada cual y todos, según edad y condiciones, trabajen de acuerdo con su capacidad, los que la tengan, y reciba cada uno según sus necesidades. Exactamente como hoy ocurre en todo hogar normal, cuya despensa provee a todos los miembros de la familia según disponibilidades y necesidad de cada uno, desde el recién nacido hasta el abuelo. Que eso y no otra cosa es precisamente el comunismo, el cual sólo podrá alcanzarse después de varias generaciones humanamente educadas en la civilidad sin contradicciones antagónicas…

No importa ahora cifras, aun cuando oportunamente habrá que considerarlas; no importan los métodos de la ‘telesuárez’ que habrán de erradicarse por cuanto que nuestro pueblo ha demostrado con su sentido de responsabilidad histórica no estar compuesto de parvulitos; no importan sino las tareas futuras de los españoles conscientes de las dificultades hasta su completa liberación de las garras de una decadente ‘civilización occidental’.

Ahora sí, me dispongo en mi insignificancia, pero con siempre renovado ánimo crítico y constructivo, para contribuir al esclarecimiento y rectificación de cuantos de cuantos errores o inconveniencias alcance a ver, empezando por mi mismo.

Pero se equivocará quien piense que esta Constitución o cualquier otra va a resolver por sí misma ni uno de los problemas fundamentales de este país. Ahí reside el engaño interesado que algunos jefes o dirigentes más o menos responsables ante el futuro han sembrado entre las filas ‘disciplinadas’… Por el contrario, debemos considerar que es ahora cuando los auténticos servidores del pueblo habremos de desplegar todo lo mejor de nuestras capacidades para, con las leyes en la mano, y los inevitables sacrificios, derribar el viejo armatoste.

Dentro del espíritu y la letra de esta Constitución, sí; con sus posibles y sucesivas reformas… Porque lo ha dicho Juan Español. Y punto redondo.

Adolfo Lucas Reguilón

14 Diciembre 1978

CARETAS FUERA

Editorial (Director: Antonio Izquierdo)

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Esa máquina de despropósitos que es el diario EL IMPARCIAL Se ha permitido, en pluma de su columnista, el montañero comisario político Adolfo Lucas Reguilón, calificar de facciosa durante un periodo de su historia a la bandera de España, de tirano a Franco y de negra noche anterior los años del Régimen pasado.

No nos sorprende EL IMPARCIAL. Apenas nacido, ya advertimos que se trataba de un diario que aparecía bajo el signo de la confusión. No nos engañamos. Sus contradicciones dialécticas, por más “imparcialidad” que se les eche, resultan cada día más y más evidentes. Si no fuera que de EL IMPARCIAL lo sabemos casi todo, esas contradicciones, lo mismo que les ocurre a muchos de sus atribulados lectores que caen en la cuenta, cuando no caen en la trampa no dejarían de sorprendernos. Pero no es ese el caso.

Más que de ‘imparcialidad’ – una vela a Dios, otra vela al diablo – habría que hablar – digámoslo descarnadamente – de cinismo sin mesura: No duda en acogerme bajo el manto generoso de lo nacional e incluso de lo franquista y no menos generosamente brinda sus páginas a las apologías de Santiago Carrillo y de la Pasionaria: moralista de un lado y pornográfico del otro; contundente en apariencia y propagandita de bulos y rumores hasta la exasperación, con disimulo falsamente noticioso, a poco que se le raspe la pintura; sembrador de especulaciones; vividor de sensacionalismos; cultivador, a falta de otros méritos, de un vedetismo ridículo. ¿Qué clase de imparcialidad es ésta?

La imparcialidad no radica por si misma ni en una opinión ni en su opuesta, sino en la verdad. ¿Cuál es la verdad de EL IMPARCIAL, la bandera como un símbolo inequívoco de respeto, o su calificación de enseña facciosa? ¿El estadista excepcional o el tirano de la noche negra? Que nos lo explique. Si está en lo primero, sobra lo segundo; si está en lo segundo sobran las coartadas periodísticas.

Hay muchas formas de agravio, pero la más baja de todas es la que se oculta y se disimula, la que se acoge en la generosidad y a la amistad – es amistad y esa generosidad que EL IMPARCIAL ha traicionado tantas veces – la que se disfraza de lo que no es y conduce a sus lectores hacia una estafa ideológica que no queremos silenciar y que no vamos a callar ahora en adelante.

Servimos a nuestro deber informativo con esta aclaración. Pero esperamos aclarar de una vez por todas una situación que establece confusiones inaceptables. Que autoproclamado ‘hermano pequeño de EL ALCÁZAR’ sin que nosotros lo tuviéramos nunca como tal.

No tendremos ni quiera por amigo a quien, cobarde, impunemente, ataca con vileza a Francisco Franco o proclama como facciosa a la bandera nacional por el hecho de haber sido la bandera del 18 de julio. Pero tampoco tendremos por amigo a quien pretende, insistimos, estafar la ardorosa ingenuidad de un pueblo deseoso de verdades limpias. La actitud de EL IMPARCIAL, que no es de hoy, que es reiterada, cosa que estamos dispuestos a demostrar minuciosamente, es una actitud miserable.