27 enero 2023

El asesinato del sacristán católico Diego Valencia en Algeciras por el yihadista Yassine Kanjaa reabre el debate por el tratamiento mediático al terrorismo islámico

Hechos

El 26 de enero de 2023 murió asesinado a machetazos D. Diego Valencia, sacristán de una parroquia de Algeciras.

Lecturas

SACRISTÁN ‘FALLECIDO’

Tanto el presidente del Gobierno como el Jefe de la Oposición publicaron tuits lamentando que un sacristán hubiera ‘fallecido’, aunque evitando la palabra ‘asesinato’ o referencias al carácter religioso del crimen.

27 Enero 2023

Extremar el celo ante la radicalización islamista

EL MUNDO (Director: Joaquín Manso)

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LAS INFORMACIONES que se van conociendo sobre el atentado cometido en Algeciras por un islamista magrebí evidencian hasta qué punto los ataques de posibles lobos solitarios suponen un desafío para el Estado de derecho. Como ha desvelado este periódico, desde hacía meses las fuerzas de seguridad vigilaban a Yasin Kanza -sin antecedentes en España- por su actitud social agresiva, y habían extremado la vigilancia sobre él en los últimos cuatro días. Sabían que había increpado en público a mujeres por no vestir el velo, llevaba al menos siete meses pendiente de expulsión por su situación irregular en España y ya había sido deportado de Gibraltar en 2019 -en tan solo tres días- tras llegar en una moto de agua desde Marruecos.

El miércoles, Kanza entró en dos iglesias con un machete, asesinó a un sacristán e hirió a un sacerdote. Tras el atentado ha trascendido además que exaltaba al Estado Islámico desde sus redes sociales. Dentro del siempre difícil equilibrio entre libertad y seguridad, la información de la que disponemos sobre el caso obliga al Ministerio del Interior a extremar el celo ante este tipo de perfiles. Resulta crucial que Grande-Marlaska ofrezca explicaciones precisas sobre qué ha fallado en Algeciras.

En España, desde los atentados del 11-M la labor de las fuerzas de seguridad contra el yihadismo se ha intensificado. No solo en cuanto al volumen de operaciones, sino también a la hora de detectar lagunas que entorpecían el trabajo policial cuando se trataba de actuar contra los potenciales lobos solitarios. Estos suponen un reto mayor que los grupos organizados, ya que sus vínculos con las células no son orgánicos y porque para frenarlos se requiere una intervención decisiva en el ámbito privado, donde el salafismo mejor anida. Por eso desde hace ocho años las fuerzas del orden cuentan con mecanismos legales que permiten arrestar a quienes se están radicalizando antes de que preparen los atentados. En conjunto, desde 2004 se han registrado 1.091 detenciones y dictado más de 300 condenas.

En la última década, con excepción de los atentados en Barcelona y Cambrils de 2017, España no ha tenido que lamentar tragedias vinculadas al Estado Islámico o al Daesh, a diferencia de lo ocurrido en países como Francia o Alemania. El problema, en todo caso, es de dimensión europea. Y así quedó de manifiesto en la reciente cumbre hispanofrancesa, donde el presidente Macron se negó a abrir los pasos fronterizos de los Pirineos alegando precisamente riesgos de seguridad. En este sentido, el Gobierno afronta la próxima semana una cita clave: la cumbre bilateral España-Marruecos, país con el que la cooperación en materia de inmigración debe necesariamente reforzarse.

27 Enero 2023

Los peores yihadistas, periodistas

Federico Jiménez Losantos

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AUNQUE LA base de la yihad o guerra santa está en el Corán y no en la cabeza de ningún loco, su verdadera fuerza reside en las nutridas brigadas mediáticas occidentales, que disculpan cualquier atrocidad islamista antes y después de cometerse.

Antes, porque no hay que incurrir en la islamofobia, palabreja progre que señala la inferioridad moral de cualquier civilización de origen cristiano, como la española, frente a las de origen islámico, como Marruecos o Catar. Después, porque cuando un islamista mata invocando el nombre de Alá nunca es un islamista que mata en nombre de Alá. Es un «lobo solitario», «un perturbado», «no se deben adelantar conclusiones», «hay que dejar investigar a la policía» y, sobre todo, como ha enfatizado el portavoz de la Conferencia Episcopal, en sentido homenaje franciscano a la lombriz de tierra, porque es necesario «no culpar a ninguna religión de esos actos de violencia».

Miente. En todo el mundo se cometen masacres en nombre de una religión o a su sombra, desde la India a China o Irán. Y aquí han asesinado a un sacristán, casi degollado a un cura y herido a tres feligreses, tras amenazarles por no cambiar su culto de Cristo a Alá. ¿Y no tiene que ver con ninguna religión? Será con el fútbol, donde la brigada mediática para linchar a Vinicius finge que no ha inducido a que lo ahorquen. Salvo entrevistar y jalear a los que lo patean. Ahora #todossomosvini. Ja.

El caso de España es singular. Oficialmente, es un Estado aconfesional, pero el Gobierno agrede a diario a una sola religión, la católica, a sus símbolos, sus ritos y su historia, inseparable de la de la nación, que se reconstruyó como Estado cristiano derrotando al islam. Era un poco islamófoba.

Por eso, la avanzadilla inculpatoria y la retaguardia exculpatoria del islamismo reside en los medios, con la izquierda y la bendición del Papa, que justificó la masacre de Charlie Hebdo diciendo que, si atacaran a su madre, él también pegaría. Y movía el puñito y la prensa reía. Pero #todossomoscharlie. Ja.

Marlaka Balarrasa cuenta con los medios para borrar las huellas de su incompetencia. Y Sánchez se arrodillará sin lumbalgia en Rabat ante el Comendador de los Creyentes.

Pero insisto: los peores yihadistas, los periodistas.

28 Enero 2023

El sacristán 'fallecido'

Juan Manuel de Prada

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Resulta muy llamativo y esclarecedor que, al expresar en sendos mensajes birriosos su pésame por el asesinato de Diego Valencia, sacristán de la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, el doctor Sánchez y el pretendiente Feijoo utilicen idénticas palabras. Ambos hablan de un «ataque» ocurrido «en Algeciras» evitando mencionar la naturaleza del «ataque» y el lugar – un templo católico – donde se ha perpetrado; ambos se refeieren a un «sacristán fallecido» como si hubiese muerto al llegar al término natural de su vida.  Como no somos conspiracionistas, entendemos qe el doctor Sánchez y el pretendiente Feijoo no se han puesto de acuerdo para escribir sus respectivos pésames, pero, no habiéndose puesto de acuerdo, las coincidencias de sus mensajes resultan todavía más estremecedoras, pues delatan el tipo humano o anélido al que ambos pertenecen.

El sacristán Diego Valencia no falleció, sino que fue asesinado. Y no fue asesinado por cualquier causa, sino in odium fidei, que es esa fosforescencia extraterrenal que envuelve con un halo la Iglesia de Cristo. Este odium fidei, que subyace en todo martirio es de naturaleza preternatural, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas. Y a juicio de Ernest Hello, se trata de una última prueba de las verdades de la fe, pues nada hay tan evidente como el odio que esa fe provoca en muchos. Y no hay mayor signo visible de lo sobrenatural que un martirio.

El doctor Sánchez y el pretendiente Feijoo cortados por el mismo pat´ron, no pueden designar la naturaleza del crimen de Diego Valencia, porque su fosforescencia extraterrenal abrasa sus almas podridas. Por eso recurren a eufemismos grimosos; por eso ambos, en el colmo de la infamia, afirman que el sacristán ha fallecido. Vivimos en un continente maldito que ha decidido renegar de la fe que lo fundó. Para ello necesita mahometanos furiosos como el que macheteó a Diego Valencia; pero necesita también a humanos o anélidos como el doctor Sánchez y el pretendiente Feijóo, que proscriben todo signo sobrenatural de la vida pública. El mahometano furioso y estos tipos anélidos actúan a modo de tesis y antítesis hegelianas, actuando como los brazos de una tenaza hasta alcanzar una síntesis común, que es la supresión de la fe.

28 Enero 2023

Por cristiano

Jorge Bustos

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Sin ánimo de declarar cruzada alguna, y sin necesidad de coincidir con Federico en que todos los periodistas sean yihadistas -como mucho la mitad-, confieso que me admira el desparpajo con que la brocha mediática ante el crimen machista es sustituida por el fino pincel ante el crimen islamista. Pero ya se sabe que la actualidad es un lienzo infinito sobre el que cada cual proyecta su sesgo ideológico. De ahí que quienes apresuren el diagnóstico identitario en el caso de una mujer asesinada «por el hecho de ser mujer» prefieran acudir a la sociología o a la salud mental del autor («es pobre», «está desequilibrado») antes que afirmar que un sacristán ha sido asesinado por el hecho de ser cristiano. Por si faltaran pistas, los ataques ocurrieron en dos parroquias, un cura y tres feligreses también han resultado heridos y el asesino era fan del Daesh en Facebook. Igual no hace falta llamar a Sherlock Holmes.

El misterio es otro: por qué ciertos políticos y periodistas habituados a señalar el móvil identitario de género se muestran incapaces de reconocer el móvil identitario de credo, que no de raza. Logran viajar de la identidad al razonamiento frente a determinados asesinatos pero quedan paralizados frente a otros: jamás les oiremos deslizar que tal o cual maltratador vivía al borde de la exclusión social o aventurar atenuantes de carácter psiquiátrico, pese a que incurren con gran énfasis en la analogía del «terrorismo machista». Si extremamos la cautela opinativa ante el estereotipo del musulmán agresivo por ser musulmán, no se entiende que no lo hagamos ante el estereotipo del hombre agresivo por ser hombre. A no ser, claro, que se trate únicamente de señalizar nuestra militancia oficial en la lucha contra el machismo y la xenofobia, y nuestra derrota privada en la lucha por la honestidad intelectual.

Digamos obviedades. Las víctimas mayoritarias del terrorismo islamista son otros musulmanes. Asociar islam con violencia solo puede ser fruto de la ignorancia o de maniobras populistas para explotar electoralmente un miedo infundado. La democracia, el feminismo, el pensamiento secular y la libertad de expresión no arraigan en sociedades islámicas con el mismo éxito que en las cristianas, por decirlo con dulzura. Y el caso de Algeciras no revela un conflicto religioso latente sino una amenaza salafista global de la que Al-Ándalus no se librará.

Querido campeón del laicismo, nadie va a cuestionar tu compromiso ilustrado por aceptar los términos exactos de la noticia: ningún católico ha apuñalado a un musulmán. Ha sucedido lo contrario.

29 Enero 2023

Algeciras

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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La estigmatización del Islam confunde la fe religiosa con el yihadismo radicalizado y promueve peligrosas actitudes de odio

Pese a la incertidumbre en torno a la personalidad del autor del ataque en Algeciras a dos iglesias católicas que le costó la vida al sacristán David Valencia y heridas a un sacerdote y tres feligreses más, la información disponible apunta a la acción solitaria de un joven marroquí, Yassine Kanjaa, súbitamente radicalizado y, según la investigación, consumidor en redes de “material yihadista”. El joven, de 25 años, cambió de hábitos, de ropa y de convicciones, incluida la certeza de “ver al diablo”, según los compañeros con los que vivía, en los últimos dos meses. Quince días antes de salir de la infravivienda que compartía con otros jóvenes armado con un machete, y en dirección a dos iglesias, ya había amenazado de muerte a varios de sus propios compañeros y en Marruecos había estado bajo tratamiento psiquiátrico, según ha podido comprobar EL PAÍS en su ciudad natal en Marruecos, Ued el Marsa. La Fiscalía de la Audiencia Nacional investiga los hechos como posible acto de terrorismo en la variante del “salafismo yihadista”, ante el grito que profirió invocando a Alá mientras blandía el machete contra las víctimas.

A la inmediata reacción de la comunidad musulmana de Algeciras condenando sin contemplaciones el acto se ha unido la reacción de la Conferencia Episcopal y las palabras pacificadoras del sacerdote herido, Antonio Rodríguez, en defensa de los “valores evangélicos de paz, concordia, de amor y de servicio”. Nada de ello ha impedido que Vox actuase como la ultraderecha xenófoba que es y lanzase de inmediato en redes mensajes que vinculaban expresamente la religión musulmana, la inmigración irregular y la violencia, en mensajes dirigidos a alimentar el miedo y la paranoia contra quienes sobreviven en condiciones de máxima precariedad tras llegar a España, como en este caso, en patera.

Más alarmante es el empeño del líder del primer partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en diferenciar entre las religiones en cuyo nombre se mata y aquellas otras —la católica— en las que no se hace “desde hace siglos”. La frase improvisada del dirigente popular contiene lagunas de conocimiento histórico y un sustrato argumental peligroso: habla de “nosotros” para referirse a los católicos un político que aspira a gobernar un país en el que ese “nosotros” incluye a ciudadanos de muy diferentes creencias religiosas. Imposible no acordarse del modelo que encarnó Jacinda Ardern en el atentado de marzo de 2019, cuando fueron asesinados 49 personas en dos mezquitas en Nueva Zelanda por un supremacista australiano y supo asegurar que “ellos son nosotros”, en referencia a los inmigrantes asesinados, muchos de ellos musulmanes, y con su nuevo hogar en Nueva Zelanda.

La extrema dificultad de prever la conducta terrorista de los llamados “lobos solitarios” no devalúa el trabajo de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que reaccionaron de forma muy rápida ante los primeros avisos sobre el ataque en Algeciras. Queda por determinar los motivos por los que no se ejecutó la orden de expulsión dictada el 3 de noviembre, como sucede con cerca del 90% de órdenes, según fuentes del Ministerio del Interior. La investigación en curso y la actuación de la justicia determinarán finalmente la motivación de esta tragedia sin que nada invite a bajar la guardia ante la amenaza del yihadismo.