7 abril 2005

El polémico periódico es propiedad de tres grupos a partes iguales: el Grupo Godó, el Grupo Planeta y la Generalitat de Catalunya (a través del Instituto de Crédito catalán)

El columnista del diario catalán radical AVUI, Salvador Sostres, se burla del idioma castellano: «es una lengua de pobres»

Hechos

El 7.04.2005 el diario AVUI publicó el artículo ‘Parlar espanyol és de pobres’ firmado por D. Salvador Sostres

Lecturas

D. Salvador Sostres, tertuliano ocasional del programa ‘Crónicas Marcianas’ que Gestmusic hacía para TELECINCO, realizó el siguiente comentario:

Parlar espanyol és de pobres

Salvador Sostres 

A Barcelona fa molt hortera parlar espanyol, jo només el parlo amb la minyona i amb alguns empleats. És de pobres i d’horteres, d’analfabets i de gent de poc nivell parlar un idioma que fa aquest soroll tan espantós per pronunciar la jota. Aquests que no parlen en català sovint tampoc no saben anglès, ni francès, ni qui és monsieur Paccaud. Però no només a Catalunya l’espanyol és un símptoma de classe baixa. L’amic Riera em facilita aquestes dades de l’ONU del 2002. Renda per càpita de Noruega, 36.600 dòlars; Dinamarca, 30.940; Islàndia, 29.750. Tots tres països riquíssims, amb economies internacionalitzades i llengües més petites que la nostra però que les parlen sense complex. 

Contra aquesta absurda creença que el català ens tanca portes, aquestes dades prou eloqüents de si serveix o no serveix una llengua minoritària. En canvi en el meravellós món hispànic la pobresa és l’única dada.

La mitjana dels 13 principals països americans que tenen l’espanyol com a llengua, comptat des de l’Argentina, Xile i Mèxic fins a Nicaragua, Hondures i l’Equador, és de 6.209 atrotinats dòlars de renda per càpita. Catalunya parlant català i malgrat l’espoli fiscal infligit per una Espanya que no té ni la decència de publicar les xifres del robatori, té una renda de 26.420 dòlars.

Hem de triar model: Noruega o afegir-nos a la caravana de la misèria. Només cal veure com les zones més riques de l’Estat tenen una altra llengua pròpia: i és evident que l’Estat el mantenim, pagant molt i molt, els que no parlem en tercermundista.

És veritat que en espanyol s’han escrit pàgines d’una bellesa emocionant, però el destí dels països que el parlen ha estat històricament d’una fatalitat irrevocable. Parlar espanyol sí que tanca portes, i destins: mira. L’independentisme a Catalunya està absolutament justificat encara que només sigui per fugir de la caspa i de la pols, de la tristesa de ser espanyol.

07 Abril 2005

HABLAR ESPAÑOL ES DE POBRES

Salvador Sostres

Leer

En Barcelona queda muy hortera hablar en español, yo solo lo hablo con la criada y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace un ruido tan espantoso para pronunciar la jota.

Estos que no hablan catalán, a menudo tampoco saben inglés, ni francés, ni quién es monsieur Paccaud. Pero no solo en Cataluña el español es un síntoma de clase baja. El amigo Riera me facilita estos datos de la ONU del 2002.

Renta per cápita de Noruega, 36.600 dólares; Dinamarca, 30940; Islandia, 29.750. Tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas más pequeñas que la nuestra pero que las hablan sin complejos. Contra esta absurda creencia de que el catalán nos cierra puertas, estos datos sobradamente elocuentes de si sirve o no sirve una lengua minoritaria.

En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. La media de los 13 principales países americanos que tienen el español como lengua, desde Argentina, Chile y Méjico hasta Nicaragua, Honduras y Ecuador, es de 6.209 maltrechos, dólares de renta per cápita.

Cataluña hablando catalán y a pesar del espolio fiscal infringido por una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo tiene una renta de 26.420 dolares.

Hemos de escoger modelo: Noruega o unirnos a la caravana de la miseria. El independentismo en Cataluña esta absolutamente justificado aunque solo sea para huir de la caspa y el polvo, de la tristeza de ser español.

Salvador Sostres

27 Octubre 2006

Hablar en español es de horteras

Luis María Anson

Leer

Cuatrocientos millones de personas hablan español en el mundo como primer idioma. Una insignificancia. Los estudiantes de Estados Unidos, nación en cabeza hoy entre las grandes potencias, han elegido la lengua de Cervantes por encima del francés, el alemán o el italiano. Una pequeñez. En los principales países del mundo, desde Japón a Alemania, desde China a Brasil, el español es, tras el inglés, el idioma que más se estudia. Una cuestión menor.

No sé yo por qué todos esos millones de hombres y mujeres no se sienten avergonzados de hablar castellano. En el diario independentista Avui, de José Manuel Lara, Salvador Sostres, en un artículo que, tal vez por la campaña electoral, se está distribuyendo ahora por e-mail (yo lo recibí ayer), afirmaba que «en Barcelona queda muy hortera hablar en español». Es incomprensible que 400 millones de hispanohablantes no se hayan dado cuenta de lo que con tanto acierto denuncia Sostres. «Yo sólo hablo español con la criada y algunos empleados», añade el eximio intelectual en su artículo de Avui. Nadie en su sano juicio entiende por qué Ortega y Gasset y Xavier Zubiri hablaban con sus discípulos en español, por qué Juan Marsé y Miguel Delibes escriben en castellano, por qué Velázquez y Antonio López se expresan en la torpe lengua de Quevedo.

«Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel, hablar un idioma que hace un ruido tan espantoso para pronunciar la jota», continúa Salvador Sostres, cargándose de razón. Parece mentira que el vasco Miguel de Unamuno hablara y escribiera en este idioma de analfabetos y que lo mismo hicieran Jorge Luis Borges o Pablo Neruda. ¡Qué vergüenza para Lope de Vega y Lorca, para Juan Ramón Jiménez y Octavio Paz, para Francisco de Goya y Pablo Picasso, para Luis Buñuel y Pedro Almodóvar, para Jovellanos y Manuel Azaña, para Severo Ochoa y Ramón y Cajal, expresarse en un idioma de horteras, de analfabetos y de gentes de poco nivel.

«El independentismo en Cataluña» -concluye rotundo Sostres- «está absolutamente justificado aunque sólo sea para huir de la caspa y el polvo, de la tristeza de ser español». Puta España.

La caspa y el polvo sepultan, sin duda, la obra de Ernesto Sábato y Julio Cortázar, de Juan Rulfo y Miguel Ángel Asturias, de Rubén Darío y Vicente Aleixandre. Los estudiantes de español en Australia y Corea, en la India y Suráfrica, en Brasil y Canadá, no saben la atrocidad que están cometiendo. El idioma que aprenden les convertirá de forma irremediable en horteras y gentes de escaso nivel. Los mexicanos y argentinos, los cubanos y colombianos, los chilenos y peruanos, tras conocer las enseñanzas derivadas del alto magisterio de Salvador Sostres, renegarán, sin duda, de su lengua materna y se precipitarán a estudiar la que el articulista de Avui les señale para emanciparse del analfabetismo y la hortera condición. Es seguro que Menéndez Pidal, si viviera, daría la razón a Sostres y confesaría contrito sus culpas. Azorín y Cavia, Luis Calvo y Sáenz Guerrero también lo harían. Y sin duda lo harán Paco Umbral y Raúl del Pozo, Alfonso Ussía y el genial Mingote.

No nos damos cuenta de lo atroz que es hablar y escribir en español. Estamos en babia. ¡Qué decadencia la nuestra! Cuatrocientos millones de cretinos analfabetos hablando castellano y nosotros sin enterarnos de lo horteras que son. ¿Adónde hemos llegado? Sostres -del que, por cierto, he leído excelentes artículos, esta cagadita aparte- sólo habla español con la criada y algunos empleados. Reconozco que soy un ser deleznable porque los jueves, en la Real Academia Española, hablo en castellano con Francisco Nieva y con Emilio Lledó, con Pere Gimferrer y Paco Rico, con Carlos Bousoño y Castilla del Pino, gentes del todo abominables, analfabetos supinos y escritores de bajísimo nivel.

.

Luis María Anson