30 diciembre 2006

El candidato terminará huyendo del país según su versión por persecución política, según los chavistas para escapar de investigaciones por posible corrupción

Elecciones Venezuela 2006 – Hugo Chávez logra su tercera victoria electoral incrementando su mayoría frente a Manuel Rosales

Hechos

El 3.12.2006 el comandante de Venezuela, comandante Hugo Chávez Frías fue reelegido presidente frente a la candidatura de D. Manuel Rosales

05 Diciembre 2006

Chávez, con alternativa

Editorial (Director: Javier Moreno)

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No han sido los 10 millones de votos de su apuesta, pero, con más de seis a su favor, Hugo Chávez ha conseguido el mejor resultado de la historia electoral venezolana, doblando prácticamente, según los resultados oficiales, a su rival, Manuel Rosales, que sensatamente aceptó su derrota. Éste, con más de un 38% de los votos, puede convertirse, por vez primera en muchos años, en una alternativa si sabe convertir el mero antichavismo en un proyecto constructivo y atractivo, aunque queden varios años para la celebración de nuevas elecciones legislativas. El comandante ha proclamado que seguirá adelante con surevolución bolivariana. Debe ser consciente de que la sociedad venezolana, especialmente en las grandes ciudades, aunque cansada, está dividida y en el fondo pide serenidad, además de justicia social.

El resultado es el que aproximadamente apuntaban las encuestas. A la espera del dictamen de los observadores extranjeros, entre ellos la UE, Chávez ha ganado con claridad, aunque según Rosales la distancia ha sido menor de la oficial. No es para sorprenderse, debido a que el presidente, que entra así en su tercer mandato por otros seis años -y que promete eternizarse-, ha contado con los fondos derivados de un petróleo caro, y en una parte importante los ha dedicado a programas para los pobres, que se han volcado con él en los comicios. Ésta debe ser una lección para todos, en Venezuela y en América Latina: la pobreza reclama a golpe de votos que se ocupen de ella.

Dicho esto, Chávez no está en la mejor de las situaciones para hacer lo que le venga en gana. Interiormente, controla las principales instituciones y el petróleo del país. Pero la venezolana es una sociedad civil fuerte, aunque la calle no sea ya el lugar para la confrontación política. La variopinta oposición ha logrado por vez primera unirse en torno a un candidato, mientras prácticamente han desaparecido los partidos tradicionales como el democristiano Copei y la socialdemócrata Acción Democrática. El país ha cambiado.

En el terreno exterior, Chávez sigue con su incendiario discurso contra Bush, Mister Danger, como le llama. Pero el secretario de Estado adjunto para América Latina, Thomas Shanon, que ha supuesto un cambio de tono y de política en Washington, tendió ayer una mano a Caracas esperando que Chávez muestre «más interés por el diálogo». Que las izquierdas hayan avanzado en América Latina no significa que el chavismo lo haya hecho en igual grado. La reciente incapacidad de Chávez de hacer elegir un representante venezolano para el Consejo de Seguridad de la ONU le debería llevar a reflexionar sobre sus propios límites. La democracia empieza con los votos, pero su ejercicio implica el respeto al Estado de derecho.

05 Diciembre 2006

Chávez, el presidente perpetuo

Editorial (Director: José Antonio Zarzalejos)

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Con su victoria electoral del domingo, Hugo Chávez empieza a dar forma a su proyecto de convertirse en dirigente vitalicio de Venezuela, amparado por una legitimación democrática superficial que le ahorre las molestias de la crítica internacional: lleva en el poder desde febrero de 1999, ha obtenido un nuevo mandato hasta 2013, que debería ser el último según la Constitución que hizo a su medida, y ya ha anunciado que una de las primeras normas que piensa reformar será la limitación correspondiente para llegar a mantenerse como poco hasta el año 2021 y cumplir así su sueño de celebrar personalmente el bicentenario de la batalla de Carabobo con la espada del libertador Simón Bolívar en la mano. Mientras los precios del petróleo se lo hagan posible, Chávez se puede permitir una política populista que, adecuadamente mezclada con un lenguaje revolucionario, propio de otros tiempos, le proporciona un inmenso caudal de votos. Como resultado, se agravará la división política del país y la economía productiva -la que no depende del petróleo- continuará su carrera hacia el abismo. Sus ingerencias, más o menos públicas, en todo el continente para favorecer la emergencia de líderes que difundan sus ideas se mantendrán como el norte de su política exterior. Venezuela va a seguir despilfarrando los mejores años de ingresos petroleros para que Chávez pueda hacer realidad sus fantasías históricas .
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El candidato perdedor, Manuel Rosales, probablemente sabía de antemano que resultaba muy difícil vencer una estructura político-militar bien organizada y que usa y abusa sin escrúpulos de los mecanismos del Estado, los pocos que aún quedan y que no han sido transferidos a la esfera de acción personal del presidente. Como programa, hay que reconocer que lo que prometía el gobernador del Estado de Zulia -más dádivas, aunque con otra forma de utilizar el dinero público- tampoco era lo que necesita en estos momentos un país como Venezuela, pero al menos ha logrado mantener la unidad de la oposición a Chávez, cuya disgregación había sido hasta ahora su talón de Aquiles. Preservando activamente esta unidad bien forjada, Rosales puede ser más útil a los venezolanos que retirándose otra vez a sus cuarteles de invierno para vivir también de las rentas petroleras en su feudo.
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En Iberoamérica ha habido otros regímenes, como el del PRI mexicano -acertadamente considerado como la «dictadura perfecta»-, que tardaron casi setenta años en ser vencidos democráticamente. Si los adversarios de Chávez no hubiesen cometido tantos errores, ahora no estarían pensando en estos términos. Pero no les queda otro remedio que perseverar en la unidad y en el ejercicio democrático de la oposición si quieren salvar a su país, algún día, de los delirios de Chávez.