20 febrero 1985

Aparentemente el objetivo parecía que iba ser un secuestro, los asesinos de ETA acusaban al banquero de ser responsable del desmantelamiento siderúrgico de pueblos vascos

El Director del Banco Central, Ricardo Tejero Magro, asesinado por el ‘comando Madrid’ de ETA de Macario y Urrusolo Sistiaga

Hechos

El 20.02.1985 fue asesinado el directivo del Banco Central, D. Ricardo Tejero, a tiros.

Lecturas


Hechos: El 19 de Febrero de 1985 era asesinado a tiros en el garaje de su casa Ricardo Tejero Magro en Madrid. Ricardo Tejero era Director y Consejero Delegado del Banco Central (actualmente integrado en el BSCH). Desde el principio de los setenta, el terrorismo tubo en la banca española uno de sus principales objetivos para actos violentos de gamberrismo, pero no llegaron al asesinato hasta Ricardo Tejero, al que los terroristas culparon del «desmantelamiento siderúrgico» de sus pueblos.

Víctimas Mortales: D. Ricardo Tejero Magro

LOS ASESINOS:

venancio Venancio Sebastián Horcajo fue el primer terrorista cómplice de aquel crimen en ser detenido por confundirse en las instrucciones sobre a donde tenía que desplazarse. Fue condenado a 26 años de cárcel en 1985.

macario_7 Ignacio Aracama ‘Macario’, uno de los dos asesinos materiales fue condenado en 1998 a penas que sumaban 43 años de prisión por aquel asesinato.

urrusolo_sistiaga José Luis Urrusolo Sistiaga el otro asesino material del Sr. Tejero fue condenado en 2002 a penas que sumaban 43 años de cárcel.

rosario_delgado Los otros dos miembros del comando eran Rosario Delgado y Antonio Gabiola, que serían condenados a 26 años de prisión por su colaboración en el asesinato.

20 Febrero 1985

Un nuevo crimen

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera)

Leer

ETA Militar -si se confirman las sospechas fundadas de que ha sido esta organización terrorista la autora del atentado- se ha cobrado una nueva víctima en la persona de Ricardo Tejero, alto directivo del Banco Central. Pocas contradicciones hay tan escandalosas como las que destruyen los discursos de las organizaciones situadas en la orla ideológica y política de ETA, dispuestas a apoderarse hipócritamente de la honrada bandera de los derechos humanos cuando conviene a sus propósitos agitadores, pero resueltas también a negar la atroz naturaleza de los inhumanos crímenes perpetrados por los terroristas. Los etarras han terminado por transformar su sistemática y repugnante conculcación de los derechos humanos en una siniestra actividad profesional. Para los terroristas la vida humana es una simple mercancía, sin que exista solución de continuidad entre la operaciones de secuestro destinadas a recaudar dinero y el brutal sacrificio del rehén que no puede ser aprehendido o cuya familia no consigue reunir el dinero suficiente para pagar el rescate.El asesinato de Ricardo Tejero ha golpeado a la opinión pública, tanto por la actividad profesional de la víctima como por el contraste existente entre ese audaz crimen -realizado a plena luz del día en una céntrica calle madrileña- y el retroceso de las agresiones terroristas durante los últimos meses. Aunque las bandas armadas continúan esporádicamente perpetrando asesinatos y realizando secuestros (todavía permanece en poder de ETA el industrial Ángel Urteaga), la acción combinada de las soluciones políticas (en especial la reinserción social), de las actuaciones policiales y de la colaboración del Gobierno francés habían reducido sensiblemente la libertad de movimientos, la capacidad de fuego y la adopción de iniciativas de esa organización criminal. En cualquier caso, el asesinato de Ricardo Tejero parece la trágica consecuencia de los desesperados intentos de ETA Militar para rehacer su malbaratada hacienda mafiosa, debilitada por las medidas del Gobierno francés en el departamento de los Pirineos Atlánticos y por las crecientes dificultades de la organización terrorista a la hora de imponer con éxito las extorsiones gansteriles rebautizadas como impuestos revolucionarios.

Siempre que la brutalidad terrorista perpetra un nuevo crimen, el dolor y la indignación ante la sangre inocente derramada se mezclan con el deseo y la esperanza de que la víctima inmolada sea la última. Se ha dicho en numerosas ocasiones que nadie puede estar al amparo de la furia homicida de un asesino suelto. Pero los progresos realizados en los últimos meses en la lucha contra ETA dan fundamento para creer que el final de esa pesadilla está cada vez menos lejano. No hay razones para suponer que la colaboración del Gobierno socialista francés, que ha tenido el valor de arrostrar la impopularidad en su país con su política de detenciones, extrañamientos, deportaciones y extradiciones se detenga o cambie de signo. Las medidas de reinserción social comenzadas durante la etapa de UCD, y de las que se han beneficiado hasta ahora fundamentalmente los ex militantes de ETA Político-militar, pueden contribuir al desarine de los sectores vinculados con ETA Militar que no sean responsables de delitos de sangre. Las actuaciones policiales ganarán en eficacia a medida que la información mejore. Finalmente, el pacto de legislatura suscrito entre el Gobierno del lendakari Ardanza y el Grupo Parlamentario Socialista puede valer para intensificar la toma de conciencia por la sociedad vasca de la imperiosa necesidad de erradicar la violencia terrorista como requisito para lograr que la autonomía de Euskadi se consolide.