18 enero 1968

Una iniciativa del director del periódico del Movimiento, Manuel Blanco Tobio

El ARRIBA acusa a los periódicos del Opus Dei (MADRID, EL ALCÁZAR y ND) de querer introducir la democracia liberal en España

Hechos

El 18 de enero de 1968 el diario ARRIBA publicó el editorial ‘El Rayo que no cesa’.

Lecturas

El periódico público Arriba dirigido por Manuel Blanco Tobío publica un editorial contra tres diarios privados: el Diario Madrid de FACES y los diarios de PESA, Nuevo Diario y El Alcázar a los que acusa de pretender presentarse como ‘periódicos democráticos’ para presentar al resto como periódicos ultraderechistas.

BlancoTobio_PP El periodista franquista D. Manuel Blanco Tobio, director de ARRIBA, a través de un artículo titulado ‘El Rayo que no cesa’, acusó a tres periódicos de fingir que eran franquistas para, poco a poco, ir infiltrando ideas democráticas en la sociedad española. Antes que él ya había deslizado esa acusación desde PUEBLO, D. Emilio Romero. Tanto ARRIBA como PUEBLO son periódicos públicos, financiados por el Estado, a través de la Secretaría General del Movimiento uno y la Organización Sindical el otro. Mientras que los tres periódicos a los que acusan son privados.

TRES PERIÓDICOS ACUSADOS DE ‘DEMO-LIBERALES’

Madrid Diario MADRID propiedad de FACES (vinculado al Opus Dei). Director: D. Antonio Fontán.

cabecera_NUEVODIARIO_manipulada NUEVO DIARIO propiedad de PESA (vinculada al Opus Dei). Director: D. José Luis Cebrián Boné.

cabecera_alcazarPESA EL ALCÁZAR propiedad de la Hermandad, pero gestionado por PESA (vinculada al Opus Dei). Director: D. Luis Apostua.

15 Enero 1968

Revés

PUEBLO (Director: Emilio Romero)

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En relación con el proyecto de ley sobre secretos oficiales NUEVO DIARIO aventuraba en su edición de ayer un juicio sobre nosotros que nos ha llamado la atención por pintoresco. Escribía el colega: “Muy significativa es la opinión del diario PUEBLO; que, extrañamente, no parece coincidir con la de ARRIBA”. Nos parecen respetabilísimas las opiniones de ARRIBA o las de cualquier otro colega y con ellas coincidimos unas veces y disentimos otras, el adverbio extrañamente de verdad que nos ha chocado. Y suponemos que a nuestros lectores también. Lo cierto es que a nosotros no se nos hubiera ocurrido hablar de extrañas coincidencias entre MADRID, EL ALCÁZAR y NUEVO DIARIO, citados meramente a título de ejemplo. Es posible que tampoco hablemos nunca de extrañas discrepancias entre los citados periódicos, mentados siempre por un ejemplo, porque tenemos un profundo respeto por las opiniones ajenas y porque aceptamos en toda su profundidad la contrastación de pareceres. ¿Estamos?

N.

18 Enero 1968

El Rayo que no cesa

Manuel Blanco Tobío

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La crítica – y su variedad más convincente, la autocrítica – el contraste de pareceres, la pluralidad y la diversidad, son funciones, actitudes y hechos reconocidos como buenos y necesarios por nuestras leyes constitucionales y practicados con sentido de la responsabilidad por la mayoría de los periódicos españoles. A mayor abundamiento, reconocemos por nuestra parte que en la transición del régimen de Prensa anterior a la Ley actualmente en vigor, es natural que se produzcan desfases ocasionales; después de todo, el ejercicio de la libertad exige pasar un permanente test de sensibilidad inteligencia y responsabilidad. Un ejercicio sólo apto para sociedades adultas.

Pero en el marco de las nuevas libertades, un trío de diarios madrileños ha irrumpido agresivamente, manipulando la crítica por sistema venga o no a cuento, Haciendo del contraste de pareceres en la Prensa un continuo e igualmente sistemático asalto a las actitudes y política editorial de otros periódicos; denunciando sin cesar a cuanta institución u organización del Régimen no actúa con arreglo a los esquemas políticos de esos tres diarios.

Y ¿cuáles son esos esquemas políticos? Se transparenta a través de sus editoriales y articulistas una triple dirección:

  1. A) Restauración en España de un sistema de partidos políticos, parlamentario y demo-liberal, para cuya realización se propone, siempre de forma subrepticia, la liquidación o inutilización del Movimiento como organización de la Organización Sindical y de la Prensa del Movimiento, entre otras cosas. Munición de este ataque: Acusar al Movimiento de ‘inmovilista’, a la Organización Sindical de no representativa y a la Prensa del Movimiento de gubernamental.
  2. B) Enmascaramiento de su verdadera identidad política con fines proselitistas, tras etiquetas que deben estimar como ideológicamente atractivas: posar de izquierdas, de socialistas, de europeístas, etc. Y como complemento de esto, etiquetar a otros de ‘ultra derechas’, de ‘reaccionarios’, cuando no de nazis.
  3. C) Exaltación para ganar todos los posibles concursos de popularidad, del sentimiento de inconformismo de la juventud reclamando para ella cuanto la halague e indultándola incluso de actos de desorden y violencia; proponiendo modelos extranjeros de prestigio sobre los que calcar nuestros rumbos políticos haciendo abstracción de todo realismo y condicionando nuestra aceptación en Europa a la adopción de una política contra la que el pueblo español votó masivamente el 14 de diciembre de 1966.

Podríamos ilustra cuanto llevamos dicho con una masiva antología de los tres diarios en cuestión. Tal vez lo hagamos. Pero de momento ahí queda el testimonio de unos hechos impresos y divulgados y nuestra pregunta final: ¿qué es lo que se proponen con esa triple conducta y con esa triple vocación sintonizada, de oposición, de ataque por sistema, de denuncia de instituciones y de organizaciones que, sin duda, son perfectibles, que deben serlo, pero que están en nuestro orden constitucional y que operan en virtud de una normalidad nunca invocada por los tres diarios, como no sea para ignorarla? Y ¿quién inspira y respalda esa triple vocación y desde qué posiciones políticas y económicas?

 Decía Abraham Lincoln que se puede engañar a una persona durante mucho tiempo; que se puede engañar a muchos por poco tiempo, pero que no se puede engañar a todos todo el tiempo. El respeto que nos merecen las opiniones de los demás nos ha inducido a guardar largo silencio sobre el tema que estamos tratando, pese a hallarnos bajo el fuego continuo de la ‘triple vocación’. Pero ciertamente no nos han engañado ni aturdido tantos disfraces de palabras vistiendo la oposición sistemática con la ropa del ‘contraste de pareceres’, los partidos políticos con la de ‘pluralidad’ y etc. Disponemos ya de todo un voacbulario de equivalencias. Es de la ‘triple vocación’, un código descifrado. Sabemos lo que quieren. Dios quiera que ellos también lo sepan.

Comprendemos y admitimos que en toda sociedad libre hay un sitio para una Prensa combativa e inconformista y hasta hipercrítica dentro de la Ley. Pero no es ese el caso de los tres diarios a que nos referimos. No creemos en una Prensa que se reserva para sí misma los atractivos del oposicionismo y simultáneamente una críptica participación en el Poder, que se cuelga una etiqueta socialista para, a renglón seguido, adoptar posiciones marcadamente capitalistas; que, representando a un sector burgués y conservador de la sociedad española, llega a tener indulgencia por puro arbitrismo, incluso para el desorden y la violencia, y que entiende la competencia, siempre sana y deseable, como un ejercicio en desprestigio de la otra Prensa.

Lamentamos todo esto y lamentamos que se haya presentado la necesidad de redactar este editorial. Y, por supuesto, los tres diarios a los que venimos refiriéndonos son MADRID, EL ALCÁZAR y NUEVO DIARIO.