2 noviembre 1990

El grupo de Rupert Murdoch se alinea con la política anti-euro de la primera ministra Margaret Thatcher

El diario británico THE SUN lanza una agresiva campaña contra Jacques Delors por defender una moneda única para Europa

Hechos

En noviembre de 1990 el diario THE SUN publicó una cadena de artículos y portadas contra el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

03 Noviembre 1990

ATAQUE A LOS FRANCESES

The Guardian

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AL diario británico The Sun no le gustan los maricas, los «señoritingos» y los «pitagorines». Pero nunca había actuado tan viciosamente con sus temas «estrella» como lo hizo el jueves con los «gabachos». El titular de primera página decía con rima en inglés: ¡Que te den por el culo, Delors!. Y una mano (en el puño aparecía la bandera británica) hacía un gesto obsceno para reforzar el mensaje, para que no pudiera escaparse nadie, «Los lectores de The Sun se van a apresurar a decir al tonto francés que se meta el ECU donde le quepa». Cita literal. Las páginas dos y tres daban una guía ciudad por ciudad para insultar a los asquerosos «gabachos». Luego, había una pequeña historia instructiva y algunas bromas. Ejemplo de historia: «Los franceses se rindieron a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial mientras nosotros resistimos». Ejemplo de broma: ¿Qué saldría si cruzáramos un orangután con Jacques Délors? Respuesta: Un mono retrasado mental.

Y para rematar, reprodujo 10 preguntas que había enviado por telefax al «Gabacho Jefe», muy ocupado para poder responderlas. Ejemplo de una pregunta: «¿Detesta usted al pueblo británico? Parece que quiere despojarnos de nuestra soberanía e individualidad». A principios de semana, había escrito un elegante editorial sobre el Eurotúnel: «Esta semana los túneles desde Gran Bretaña y Francia se han encontrado bajo el Canal. Por primera vez en millones de años, los europeos han vuelto a quedar unidos a la encantadora Gran Bretaña. Bienvenidos de nuevo a la civilización». Se pueden dar tres reacciones posibles a todo esto. La primera es el ultraje. La segunda es tomárselo como una chanza inocente. La tercera es tomárselo en serio. Ser maleducados con los extranjeros es ya una larga y exitosa tradición yen The Sun. Pero el propio periodico esta lleno de «súdaca» «cabezas cuadradas», «espaghets» y otra serie de «guiris». ANTECEDENTES Las hostilidades con los franceses comenzaron en 1984 con la guerra del cordero, que provocó el titular el titular: ¡Iros a freír espárragos, «gabachos»! El periódico -como ahora- invitaba a hacer chistes de «gabachos» (¿Cómo llamarías en Francia a una chica? Repuesta: Turista). La campaña coincidió con un estudio que demostró que los franceses eran quienes usaban menos jabón con respecto a los europeos. El editor de The Sun envió inmediatamente un paquete con cepillos de dientes, calzoncillos y jabón a la Embajada francesa en Londres. El título decía: «Oficialmente, los franceses son unos guarros». Los franceses no han sido los únicos atacados. El periódico emprendió una cruzada para salvar un burro aparentemente maltratado en España. Se pudieron oír las protestas del embajador español ante el título de ¡Un montón de cojones! -parte del texto estaba en español en el original y había una nota explicativa a pie de página.

03 Noviembre 1990

Inglaterra, «to be or not to be»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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ES relativamente sencillo construir un túnel que una a Inglaterra con el Continente, lo realmente difícil es persuadir a muchos británicos del sin sentido de su aislacionismo. Una mentalidad que ni el tiempo ni el progreso ha logrado desterrar de buena parte de la sociedad inglesa, una forma de entender la vida que se traduce en la actitud que anida en Downing Street. La dimisión de sir Geoffrey Howe por discrepar de la política antieuropeísta de la Thatcher ilustra con claridad hasta qué punto el debate sobre la relación del Reino Unido con Europa divide actualmente a la sociedad británica y al Partido Conservador. No se ha marchado un ministro cualquiera. El último superviviente del Gabinete formado por la señora Thatcher en 1979, ha sido un decisivo puntal del thatcherismo, como ministro de Finanzas primero y jefe de la diplomacia después. Era, al mismo tiempo, el que calmaba «a los invitados europeos después de que Thatcher rompiese la porcelana» en gráfica síntesis del «Financial Times». Europeísta convencido, ha sido firme partidario de la integración en la CE en contra de la tesis de la primera ministra que, en 1989 lo relegaba de la jefatura del Foreing Office para darle el cargo meramente decorativo de viceprimer ministro. Con un epicentro tan significativo, el terremoto político estaba servido. La diferencia de criterios sobre las relaciones con la CE fue la razón de una larga serie de dimisiones (los ministros de Empleo, Industria y Gales), encabezadas por la más sonada de todas, la del titular de Economía, Nigel Lawson, principal valedor de la integración de la libra en el Sistema Monetario Europeo. El detonante de la ruptura definitiva de Howe se produjo a propósito de la Cumbre de Roma, cuando Thatcher se negó llevar a cabo la segunda fase de la Unidad Monetaria Europea. Desilusionado, el viceprimer ministro, no pudo resistir entonces la tentación de criticar duramente la actitud de la «premier» y sólo cuatro días más tarde presentaba su dimisión. Howe sostiene la tesis de que la integración británica no tiene por qué condicionar la soberanía del país. «La soberanía es como la virginidad o se tiene o no se tiene» observa. Pero la señora Thatcher no lo entiende así a juzgar por su actitud reticente. Ahora que ha abandonado Howe, la primera ministra se las va a ver con un partido dividido por esta cuestión, y debilitado frente a los laboristas. Pero la discusión no es exclusiva del Partido y del Gabinete. El país entero se plantea estos días el dilema, casi metafísico, de si debe seguir encastillado en el aislacionismo o si debe apostar por el europeísmo. «To be or not to be». ¿Qué quiere ser Inglaterra? Los resabios seculares de narcisismo insular y de xenofobia siguen arraigados en amplias capas de la sociedad como pone de manifiesto la soez campaña contra la unificación económica en general y contra Delors y los franceses en particular emprendida por «The Sun», el diario británico de mayor tirada. Estéril actitud, en cualquier caso, desde el momento en que el Reino Unido no puede aspirar, a estas alturas, a seguir siendo una isla de por vida.