3 febrero 2012

En medios de comunicación como EL CONFIDENCIAL.COM se señaló a varios miembros del Grupo Intereconomía como José Javier Esparza o Luis Losada como miembros de la organización secreta 'Yunque'

El diario LA GACETA retira un artículo de su director, Carlos Dávila, en el que criticaba a ‘El Yunque’

Hechos

El 1.02.2012 la portada del diario LA GACETA no incluyó el habitual artículo del director D. Carlos Dávila en portada.

01 Febrero 2012

EL YUNQUE

Carlos Dávila

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Me repelen las sociedades secretas. Todo lo que no está en el aire y se puede ver en libertad me causa alipori. Ahora se habla y no se acaba del Yunque, una presunta organización, super estructura a lo marxista la llamaría yo, que sobrevuela, quiere dominar y hasta intercambia miembros con instituciones católicas perfectamente identificadas y visibles. El Yunque es el radicalismo llevado a la intolerancia y a la marginación de todo aquello que se opone a sus designacios. Me causa pavor. Los católicos no precisan de una secta de este jaez para influir, cual es su deber, en la sociedad; es más, la secta les perjudica gravísimamente. La noticia es que se está colando por todos los orificios de nuestra pánfila comunidad y que incluso tiene su empeño en dominar las conciencias más púberes. Cuidado

El Yunque

Carlos Dávila

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En Intereconomía, tiempos en los que yo era director de LA GACETA, los socios de la secta se movían como pez en el agua. Tenían para el menester o agregados conscientes o imbéciles a tiempo completo que colaboraban para medrar en la Casa. De ellos se servían para hacer los trabajos más sucios porque Losada, Cucarella, director de la televisión del Grupo y compañía no daban abasto para vender sus tóxicos productos. EL más eficaz de los conmilitones era el primogénito del presidente, Julen Ariza, un personaje del que hay que destacar cuatro características: su tremendo talibanismo en lo falazmente religioso, su desprecio a los inferiores, su enrome estulticia e incapacidad profesional y, en contraposición, su hipocresía para presentarse como uno más en la organización de la casa.

Reté a los percebes y no me arrepiento. Hastiado como estaba del manejo de los yunques de Intereonomía y repleto de información sobre cómo actuaba esta secta en algunas diócesis españolas (Getafe o Valencia por ejemplo) me ocupé en denunciar su actividad el día 31 de enero de 2012 serían las seis de la tarde, escribí en el billete un pequeño artículo.

El artículo se publicó en la primera edición. Aquella noche rara avis por aquellos días, no habían dado siquiera las doce cuando recibí en mi móvil la llamada del editor Julio Ariza. “Oye, ¿tú has escrito para mañana ‘El Yunque?” “Sí, claro”, le contesté rápido. Y ahí, en ese momento, se traicionó clamorosamente: “Yo no lo he leído, pero me han dicho – se entrecortó – que es un ataque furibundo”. Repliqué: “No, cuento la verdad y expresó mi opinión y añadí: ”y, por cierto, si tú no lo has leído, ¿quién te lo ha avisado?”.

Al modelo que inscribía todas las páginas del diario sólo teníamos acceso autorizado las siguientes personas: yo, como director, Mayte Alfageme, Javier Ruiz de Vergara (redactor de Diseño y Cierre), Fernando Macho (director técnico) y nadie, NADIE más.

No hizo falta investigación alguna. “Verás, es que mi hijo Julen ve también el periódico”. “Yo – repliqué – no le he dado autorización para hacerlo y soy el director. ¿Tú se la has dado?” “Bueno, se me ha olvidado decírtelo”. O sea, que el espía censuraba el periódico. Insólito e irritante. Julio Ariza no quiso continuar por ese camino y me pidió solemnemente: “Carlos, si esto se publica mañana, tengo un incendio en Intereconomía”. “¿Me estás ordenando algo?”, respondí. “No, te ruego que tengas en cuenta esto.

Así fue. Y se preguntarán los lectores: por qué me avine a suprimir en segunda edición mi trabajo. Pues confieso: aún no me lo perdono. Si recuerdo que Ariza me dio las gracias efusivamente y al día siguiente ante todos los jefes de Redacción aseguró: “Carlos Dávila, es el mejor director de periódicos de Madrid, tiene toda mi confianza y espero que nos jubilemos juntos”. Esa era la condición que yo le había puesto para retirar mi ‘billete’. Gilipollas de mí. En pocos días conocí  que Ariza se había quejado ante tres personas, un alto cargo del PP, el director de comunicación de un banco y un colega de EL MUNDO de que ‘no podía conmigo, no sé como quitármelo de encima”. O sea, me estaba apuñalando por detrás con el auxilio de El Yunque doméstico de su familia, que ya por entonces había decretado que un ser tan deleznable impío como yo, que un defensor de la derecha pagana como el aún director del diario, tenía que ser ejecutado en cualquier amanecer.

El Análisis

¿DE QUIÉN FUE LA IDEA?

JF Lamata

Si el objetivo de retirar el recuadro contra el Yunque era porque consideraban que era darle demasiada importancia a algo que no lo merecía, al quitarlo sólo conseguían que adquiriera mayor relieve. Y si lo quitaban porque era verdad que existía el Yunque al quitarlo sólo conseguían corroborarlo. En mi caso, que algo conozco aquella casa, debo decir que nunca di demasiada credibilidad a ninguna de las teorías yunqueras que circulaban… hasta que se produjo ese suceso.

¿Quieren que la cosa suene aún más conspiranoica? El director de LA GACETA fue destituido unos meses después de ese incidente y él mismo nos aseguró que ‘El Yunque’ era el responsable de su patadón.

J. F. Lamata