8 noviembre 1992

El director de DER SPIEGEL, Stefan Aust, despedido tras un peculiar pacto entre los redactores y el Grupo Bertelsmann

27 Noviembre 2007

Los redactores 'echan' al jefe

Carlos Álvaro Roldán

Leer

Antes de conocer los particulares detalles de este caso, más de un director de periódico o revista en el mundo habrá tragado saliva e incluso pegado un respingo tras ser informado del golpe de Estado fraguado por los redactores del prestigioso Der Spiegel alemán contra su cabeza pensante, Stefan Aust desde 1994.

Los periodistas, dueños del 50,5% de las acciones de la revista, aprovecharon que Aust andaba perdido de vacaciones en una idílica playa de Indonesia para ejecutar hace unos días lo que el popular diario Bild ha definido como «una revolución palaciega». El director de la publicación esperaba renovar su contrato hasta 2010, pero los trabajadores han echado al jefe con la connivencia del resto de los dueños y tendrá que abandonar su puesto en diciembre de 2008.

«Der Spiegel tiene necesidad de un nuevo rostro más moderno», justificaba la revuelta en la prensa alemana el presidente de la asociación de empleados, Armin Mahler. «Queremos recuperar a un lector joven», con «buenas ideas frescas» a las que Aust no podía responder.

Los empleados disponen de unas semanas para presentar al resto de los dueños de la revista su propuesta de nuevo director. Y aunque las deliberaciones de la redacción se realizan en completo secreto, algunas fuentes ya confirman que la nueva materia gris del todopoderoso Der Spiegel no surgirá de la cantera, sino que vendrá de fuera.

Entre los nombres que se barajan se encontraría Giovani di Lorenzo, actual director del semanario progresista Die Zeit, o el jefe de orquesta del conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung, Frank Schirrmacher.

Aust dirigía la revista desde hacía 13 años y durante su mandato, al contrario que otros medios escritos que han visto reducidas sus ventas y tienen que hacer equilibrios con la publicidad, ha mantenido los altos resultados e incluso ha reforzado el prestigio y la presencia de Der Spiegel tanto en televisión (producción de reportajes) como en internet, donde su página web es la referencia informativa en lengua alemana entre los medios de comunicación del mundo.

Sin embargo, la relación de Stefan Aust con sus redactores ya comenzó mal desde el primer día. El fundador de la revista, Rudolf Augstein, le nombró director en contra de la opinión de los trabajadores. Desde entonces, los empleados han criticado siempre un cierto estilo «autoritario» del director, acompañado de un carácter «arrogante y cínico».

La revista, de unas 200 páginas semanales con una proporción de dos de información por una de publicidad, ha logrado forjarse en su medio siglo de existencia, desde su primer ejemplar el 4 de enero de 1947, una imagen intachable, con la publicación de primicias sobre corrupciones políticas y múltiples escándalos.

Sin embargo, desde su propia redacción, e incluso en otros medios más progresistas, se le acusa de un giro neoliberal en sus páginas y de cierto «populismo», que lo han convertido en «el semanario de derechas», según sentenciaba el diario de izquierdas Tageszeitung un día después de conocerse la no renovación del contrato de Aust.

Desde algunos medios se destaca que los otros propietarios de la revista no han movido un dedo por Aust. Desde 1974, cualquier empleado con más de tres años de antigüedad en la revista tiene derecho a participar en la gestión y a recibir beneficios. El 24% de la empresa está en manos de los herederos de Augstein y un 25,5% pertenece a una filial del grupo Bertelsmann.