8 diciembre 1991

Haro Tecglen acusa a Losantos de 'perseguidor, 'chivato' y 'gentuza'

El encarcelamiento de la poetisa María Elena Cruz enfrenta a los columnistas Jiménez Losantos (ABC) y Haro Tecglen (EL PAÍS)

Hechos

  • El 8.12.1991 D. Federico Jiménez Losantos publicó en ABC un articulo sobre la forma de comportarse de varios columnistas ante la condena en Cuba de Dña. María Elena Cruz Varela. El 14.12.1991 el diario EL PAÍS publicó un artículo sobre el Sr. Jiménez Losantos firmado por D. Eduardo Haro Tecglen.

04 Diciembre 1991

Cuba

Maruja Torres

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El Grupo de Río se ha felicitado en la reunión de Cartagena de Indias por haber conseguido apuntalar la democracia en América Latina. Guau. A lo mejor quieren decir que se felicitan por haber puesto a civiles en las presidencias de los Gobiernos y porque han conseguido que los militares se salgan de la foto, manteniéndose cómodamente a la sombra, con las manos libres, conservando el status y actuando siempre que les parece.Si es así, es cierto que hay que congratularse. El modelo temo gris para seguir a Dios rogando y con el mazo dando se ha impuesto con éxito en el centro y en el sur. Lástima de la mancha verde oliva de Fidel: rompe la tersura impecable de un continente en el que el porcentaje de desheredados, de genocidios de indígenas, de matanzas de niños mendigos, de clases medias depauperadas y de derechos humanos ultrajados han sido definitivamente desterrados al fondo de un pozo cubierto por un seto de gardenias. Por no hablar de la corrupción y el nepotismo, y de las vinculaciones con el narcotráfico de alguno.

De modo que de los únicos descontentos de quienes se habla es de los de Fídel. Diciendo de paso que no merece gran respeto alguien que ha condenado a su pueblo a no tener otra alternativa informativa que leer el Granma todos los días o escuchar la infame Radio Reloj, es como para morirse de vergüenza enterarse de cómo esos demócratas conectados a Washington por el pulmón del Fondo Monetario Internacional se afanan por integrarse en el nuevo orden mundial apuntándose a entregar la cabeza del barbudo.

Que el Grupo de Río se regocije, pero que no nos haga tragar el sapo de que lo que sus integrantes deciden sobre Cuba surge de sus propias voluntades. Vale con la villanía, pero que no nos impongan la farsa.

08 Diciembre 1991

Mujeres barbudas

Federico Jiménez Losantos

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Hace unos veinte días la escritora María Elena Cruz Varela, Premio Nacional de POesía de Cuba y una de las integrantes del grupo liberal Criterio Alternativo, fue apeladap or una turba de agentes castristas, le echaron café sobre la cabeza, le metieron papeles suyos en la boca y, a golpes, la obligaron a comérselos. Luego, siempre a golpes, fue arrastrada hasta la calle y la devolvieron a su casa. A los dos días fue encarcelada inedmiatamente a dos años de cárcel por sus gravísimas actividades políticas. El atentado cometido por María Elena Cruz Varela había sido el de distribuir por la calle unas pocas octavillas confeccionadas por ella en las que invitaba a los que las leyeran a conocer a su grupo Criterio Alternativo.

Yo esperaba que las habituales defensoras de la mujer en apuros, las Rosa Montero, Maruja Torres y demás, salieran en defensa de María Elena. He ahí una mujer en los treinta y ocho de su edad, con dos hijos, huésped de las musas, que es apaleadap or orden de un Gobierno despótico, arrastrada por la calle, obligada a comer sus manuscritos y arrojada a la cárcel por querer ser libre. Pues no. Lo que estas encantadoras e inteigentes colegas han producido son esforzadas defensas del verdugo de María Elena, publicadas esta semana pasada en el periódico que publica estas cosas. Tanta sensibilidad derrochada en columnas, reportajes y entrevistas para concluir en la defensa del régimen que así trata a una mujer, a una escritora, a una persona. ¿Qué no hubieran hecho y dicho si la mujer fuera chilena o argentina años atrás? ¿Qué habrían atacado más: al verdugo por macho o al macho por verdugo? ¿Al tirano por barbudo o a las barbas por tirano? Pero a Fidel Castro no. Es su hombre. Por él están dispuestas a ser mujeres barbudas.

No han dejado de defender al tirano tampoco los Vázquez Montalbán, los Alberti, los Francisco Umbral, los Haro Tecglen. A este último maestro de periodistas le han dado el premio de Derechos Humanos, nada menos. ¿Se ha encaminado a la embajada castrista para pedir la libertad de María elena Cruz Varela? No. ¿Cómo va a comprometer su prestigio de progresista defendor de los derechos humanos pidiendo la libertad de una escritora presa? Eso para los reaccionarios. Los auténticos progresistas, los estalinistas berroqueños y las mujeres barbudas como la Montero, la Torres, la Pottecher o nuestra Aurorita Pavón, esán defendiendo la última trinchera de la libertad. María Elena, en cambio, la ataca desde la cárcel.

Además de las soldaderas de Fidel y de sus carceleros honorarios, estamos oyendo callar estruendosmente a dos huéspedes recientes del caudillo caribeño. El asturiano Rodríguez Vigil estuvo con Cascos y con María elena hace un mes, gimoteando comprensión para la dictadura y fotógrafos para él. ahora calla como un muerto, como un muerto de miedo que da pena. Y también calla el penúltimo abogado de Fidel, el paisano del tirano don Manuel Fraga Iribarne, que, ahíto de cámaras y de empanada también nos dio grandes lecciones diplomáticas sobre la mejor forma de tratar a un dictador. Tal vez por experiencia, nos recomendó llevarnos bien con él. He ahí los frutos. ¿Por qué calla ahora don Manuel? ¿Por qué no escribe, con su vecino Rodríguez Vigil una carta pública al carcelero cubano pidiendo que suelte a María Elena para Navidad y a toda la isla para año nuevo?

A todos los muertos les crece la barba. A las ideas muertas, también.

Federico Jiménez Losantos

14 Diciembre 1991

El perseguidor

Eduardo Haro Tecglen

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Sale la carita triste, con su barba femenina, de Juan de la Cruz: recitadores recuerdan sus versos, tan difíciles de decir: son íntimos. Cuarto centenario, murió hoy, digamos; perseguido, mal tratado, despreciado, pobre por vocación. Hace unos días murió Mozart: no dejó para pagar al médico. Amamos a los artistas cuando están muertos, pagamos a quienes comercian con su memoria. A menos que sea el enemigo el que nos persiga. Nadie leyó a María Elena Cruz Varela, cuban: la tortura Castro y ya tiene fieles. Estaría bien si no fueran acusicas. Uno, Jiménez Losantos, hace el censo de los que no han levantado su voz (o no la ha oído) contra la persecución; me acusa más porque otros dicen que defiendo los derechos humanos. Como los frailazos de la inquisición, piden siempre pruebas de pureza de sangre. ¡Qué gentuza ha dado el anticomunismo! Leen a los otros para llevar la cuenta de sus omisiones y ponerles en la picota. antes, podía ser la cárcel. Se ciegan – este chivato, Losantos – y no se enteran. Desde que protesté contra lo de Padilla, y hace 20 años, hasta estos mismos días. Que vergüenza: me estoy justificando ante un cazador de brujas. Prefiero ser la bruja. Lo soy: nadie me va a hacer decir que Castro es peor que Batista, ni peor que Pinochet, ni peor que el Bush del a guerra del Golfo, ni que el Reagan de Panamá. Ni que su lucha no ha tenido un sentido. Ni nadie me va a hacer decir que no tengo miedo – humano – a que lleguen las mafias de Miami, pistola en mano para limpiar el régimen de Fidel Castro. Por cierto, también he condenado el terrorismo. Para que no busquen en las coelcciones de los periódicos por donde dañarla quien cuenta lo que ve y percibe. Se empeiza por recordar a San Juan de la Cruz y no se sabe donde se va a terminar en esa historia de perseguidos y maltratados. Aunque no hay por qué limitarlos a músicos y poetas, salvo que se tenga un sentido de clase o de gremio. Otros son niños en Brasil o Colombia. Que son, eso sí, regímenes democráticos ejemplares, constitucionales.

17 Diciembre 1991

Ella sigue en la cárcel

Federico Jiménez Losantos

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Hace unos días escribí un comentario sobre la poetisa cubana, María Elena Cruz Varela, que fue salvajemente asaltada por las turbas oficiales del régimen castristas y posteriormente condenada a dos años de cárcel por el gravísimo delito de haber tirado unas octavilla invitando a los habitantes de La Habana a unirse a su grupo político, el Liberal Criterio Alternativo.

Lamentaba yo en ese comentario no ver a nuestras feministas más distinguidas protestando por el atropello de esa mujer y escritora, como ellas, cuando ningún personaje de sexo femenino que luche por la libertad suele carecer de su abogacía progresista. Y sigo lamentándolo porque la protesta de Alberti, Vázquez Montalbán, Rosa Montero o Maruja Torres seguramente conseguiría sacar del a cárcel a María Elena mucho antes qeu si protestamos los insolidairos de siempre y los nuevos, los que, después de la caída del muro, han asumido el fracaso de los regímenes totalitarios su necesaria erradicación.

Pero cometí el error de aludir a Eduardo Haro Tecglen, el teórico de TRIUNFO en los años del franquismo tardío, al que le acaban de dar un premio por su defensa de los Derechos Humanos, y hay que ver como se ha puesto. Digo yo que el premio de una asociación que hasta hace un tiempo dirigía Mohedano no es como para indignarse si alguien pide pruebas de su eficacia. Y lo que yo le pedía al que Víctor Márquez Reviriego con su generosidad histórica ha llamado ‘maestro de periodistas’ era, sencillamente que acudiera con el reciente aval de su premio a la Emabajada castrista a pedir la libertad de María Elena. Tampoco creo que, cualquiera que sea la dureza de la crítica política, haya saltado yo las lindes de la corrección habitual en estos casos.

Pues bien, el señor Haro se ha puesto como un basilisco. Ni que hubiera derribado yo solo el muro de Berlín, ante cuyas ruinas oficia diariamente sus lamentaciones. Me llama ‘inquisidor’, ‘acusica’ y ‘chivato’, como lo leen. Y además me incluye entre la ‘gentuza que ha producido el anticomunismo’. ¡Caramba con el libro de estilo de EL PAÍS! En fin, ya lanzado proclama heroicamente que a el nadie le va a hacer decir que Castro es peor que Bush.

Tranquilícese, don Eduardo, esto no es Cuba. Aquí, como en Estados Unidos, puede usted decir que Bush es el mal y Castro el bien, o el mal necesario y no pasará nada. Donde pasa, y mucho, es en Cuba. Dice usted que firmó hacem uchos años un papel en favor de Heberto Padilla. ¿Y veinte años después sigue defendiendo a Castro? ¡Admirabel coherencia inteletual y vigorosa defensa de los derechos humanos!

Veamos, venerable maestro, ¿ante quién sel e acusa quién es chviato de nadie en una democracia? Usted sueña con Cuba. Usted no concibe otra lógica que la diferencia de ideas que la policial. Llamar inquisidor a quien denuncia que una persona está injustamente encarcelada y cuyo caso silencian los que dicen apoyarl a lucha contra la opresión, es algo menos próximo al delirio totalitario que a la simple vileza intelectual. Como eso de que alguien puede leerle a usted sól opara criticarlo o que se puede utilizar a los escritores presos jubilosamente. Pero ¿no le da vergüenza escribir eso a su edad?
Sobre la ‘gentuza que produce el anticomunismo’, permítame decirle que, en todo caso, yo pertenezco a la ‘gentuza’ producida por el comunismo. Acabaré mi bachillerato leyendo y releyendo los artículos de TRIUNFO en los que se demostraba la superioridad total del socialismo sobre la democracia liberal. Me costó algún tiempo desintoxicarme y por eso tengo debilidad por los disidentes del paraiso comunista. Ese confortable paraíso intelectual del que se siente injustamente arrojado tanto estalinista emérito.

Y mientras, María Elena, sigue en la cárcel.

Federico Jiménez Losantos