21 enero 2012

Kim Schmitz, fundador de la página, salta a la fama como Kim Dotcom

El FBI aplasta Megaupload, la principal web de descargas del mundo y presenta a sus resposables como delincuentes

Hechos

  • El 20.01.2012 la policía de los Estados Unidos suprimió la web de intercambio Megaupload y encarceló a sus responsables encabezados por el Sr. Kim Schmitz.

Lecturas

El 20.01.2012 la policía de los Estados Unidos suprimió la web de intercambio Megaupload y encarceló a sus responsables encabezados por el Sr. Kim Schmitz. Los otros detenidos fueron los Sres. Bram van der Kolk, Mathias Ortmann y Finn Batato.

LA ESPAÑOLA ‘SERIES YONKIS’ SE DESVINCULA DE MEGAUPLOAD

El mismo día en que se hacía pública la destrucción de Megaupload, la web española Series Yonkis (en la que la mitad de sus enlaces dirigían a Megaupload), publicaba el siguiente comunicado:

20.1.2012

Debido a ciertas informaciones aparecidas en medios de comunicación tras el cierre de Megaupload, que relacionan este portal con Seriesyonkis o Peliculasyonkis, queremos aclarar que:

La empresa Burn Media, S.L., titular exclusiva de dichas páginas desde agosto de 2010, en ningún momento ha tenido contacto ni relaciones comerciales de ningún tipo con Megaupload.

Megaupload es una empresa diferente y, por tanto, completamente desvinculada a los servicios de Burm Media, S.L. Por este motivo, cualquier reclamación por el cierre de la página deberá hacerse a Megaupload, que es la que ofrecía los diferentes servicios de hospedaje a los usuarios registrados.

LOS FUNDADORES DE SERIES YONKIS, DESVINCULADOS DEL PORTAL

SeriesYonkis Por otro lado, apenas unos días antes de la destrucción de Megaupload, el día 18 de enero, se hacía público un comunicado de los fundadores del portal, Series Yonkis, D. Jordi Tamargo y D. David Martínez, en el que anunciaban que habían vendido el portal (el 29.01.2012 concedían una entrevista al suplemento ‘Crónica’ de EL MUNDO). Ese día 18, Series Yonkis había emitido otro comunicado al respecto:
A raíz de la noticia publicada en diversos medios a propósito del «abandono» de los proyectos SeriesYonkis y PelículasYonkis por parte de David Martínez y Jordi Tamargo, en nombre de la sociedad Burn Media, S.L., titular exclusivo de dichos servicios, debemos indicar:

 • Que dichas personas dejaron de formar parte de Burn Media S.L. hace aproximadamente un año, por lo que desde entonces no están en absoluto relacionados con las webs titularidad de Burn Media S.L.: seriesyonkis.com y peliculasyonkis.com. Por otro lado, en ningún caso y pese a las afirmaciones de David Martínez, ellos nunca fueron los fundadores de SeriesYonkis.

• Que como resulta evidente, la continuidad o no de SeriesYonkis y PeliculasYonkis depende exclusivamente de su titular, Burn Media S.L., siendo su intención la de proseguir en sus actividades a todos los efectos, mejorar los servicios y explotar nuevos caminos y posibilidades.

• Que, por tanto, la información difundida por David Martínez y Jordi Tamargo no puede dar lugar a entender ninguna interrupción, abandono o alteración de las actividades y servicios indicados, puesto que dichas personas no tienen derechos o poder de disposición alguno sobre los mismos, y como ya se ha expresado, no forman parte de Burn Media S.L.

• Que la información publicada en varios medios de comunicación no ha sido en ningún momento contrastada con Burn Media S.L.

• Que el comunicado por parte de Jordi Tamargo y David Martínez, en ningún caso transmite información veraz y actual sobre Burn Media S.L. o sus páginas webs.

22 Enero 2012

La megarredada

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El cierre de Megaupload en Estados Unidos no puede asimilarse a una acción contra la libertad de expresión o a una redada sobre internautas incautos. Doctrinalmente sigue vivo el debate sobre si es punible, o no, mantener una página de enlaces que remita a contenido protegido. Muchos jueces en España, por ejemplo, las han eximido de responsabilidad penal. Pero en este caso, está claro que la base del negocio de los marchantes de Megaupload era el cobijo de obras audiovisuales cuyo acceso y descarga permitían sin tener las licencias pertinentes: es decir, robo a gran escala.

En este caso ha habido unas víctimas directas: aquellos internautas que confiaron en este servicio para albergar sus propios documentos. No era la fuente principal de sus ingresos, pero Megaupload también funcionaba como una nube, otra en Internet, donde el cliente puede archivar sus documentos con la ventaja de que podrá acceder a ellos remotamente, desde cualquier máquina. Con el cierre de los servidores de la compañía, quienes tenían en depósito sus archivos se encuentran con que no pueden acceder a ellos. Es más que probable que la defensa de Megaupload sea insostenible. Pero también es discutible si la forma en que se planteó la redada del FBI tuvo presente los intereses de unos pocos clientes honestos y se hizo con las debidas garantías para sus archivos. Instala la inseguridad sobre un servicio que tiene una lógica abrumadora, las nubes de Internet, pero que necesita para consolidarse que no haya sustos como el que están viviendo esta semana usuarios de la citada web.

La redada se ha celebrado justo la semana en que Internet se sublevó contra unas leyes en EE UU que, con el legítimo estandarte de combatir la piratería, proponen medidas preocupantes. Unas leyes, ahora congeladas, que no gustaban en la Casa Blanca y que el episodio Megaupload quizá hace prescindibles

21 Enero 2012

Megaupload y los piratas de internet

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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INTERNET ESTÁ ya tan íntimamente unido a nuestras vidas que todo lo que le afecta genera un debate casi tan visceral como el del pisotón de Pepe a Messi. Lo hemos comprobado en las últimas horas con el cierre de la página de descargas Megaupload. Por eso es conveniente analizar sus consecuencias con una cierta distancia. Lo primero que hay que decir es que Kim Schmitz, el fundador del portal, es un delincuente condenado en, al menos, tres ocasiones anteriores por fraude informático, uso ilegal de información privilegiada y malversación de fondos. Un malhechor que vio en internet el caldo de cultivo ideal para seguir robando a los ciudadanos.

Schmitz montó en 2005 este sistema de carga y descarga de archivos que tenía tres fuentes de ingresos: las suscripciones de los usuarios, la publicidad que conseguía gracias al tráfico del portal y el alquiler de la página a otros portales para que tuvieran acceso a sus contenidos, como es el caso del español Seriesyonkis.com, también investigado por el FBI. Como esos ingresos se generaban contraviniendo las leyes de propiedad intelectual, Schmitz y seis colaboradores han sido acusados de conspiración para cometer crímenes y delitos contra la propiedad intelectual al crear «una organización criminal responsable de una enorme red de piratería informática».

El FBI no ha actuado, pues, contra internet, sino contra unos presuntos piratas que se enriquecían a través de la red. Se calcula que Megaupload habría generado unas pérdidas de 500 millones de dólares a la industria audiovisual y habría obtenido ilegalmente unos beneficios de 175 millones. Por eso, hay que aplaudir con decisión a la Justicia norteamericana, que sale activamente en defensa de los creadores de contenidos.

El cierre de Megaupload se ha producido días después de la protesta de parte del sector de internet contra la Stop Online Piracy Act (SOPA) y la Protect Intelectual Property Act (PIPA) que debaten las autoridades norteamericanas para proteger la propiedad intelectual. En el caso de Megaupload, la actuación del FBI puede conculcar el derecho a la privacidad de los usuarios que han alojado en él contenidos particulares -vídeos y fotos familiares, por ejemplo- y algunas asociaciones de consumidores ya han empezado a moverse en este sentido. Pero en ningún caso hemos de ver la clausura del portal como un atentado contra la libertad de información como demagógicamente decían algunos ayer. Sería lo mismo que acusar a las editoriales de restringirla por poner precio a los libros que lanzan al mercado.

El caso Megaupload ha tenido mucha repercusión en España porque el Gobierno acaba de dar el visto bueno al reglamento que desarrolla la Ley Sinde, aunque tiene aspectos diferentes a la SOPA: nuestra legislación no permitiría el cierre de una página -sí la retirada de contenidos-, ni actuar contra los usuarios finales como prevé la norteamericana. Pero, sobre todo, pone en la primera plana informativa un tema que en absoluto está solucionado. Porque Megaupload se cerrará, pero seguro que buena parte de sus 50 millones de usuarios diarios ya han encontrado acomodo en otra página similar. La Justicia de EEUU clausuró por el mismo motivo el portal Napster en 2001 y no arregló la situación.

La cuestión es más profunda. En el ámbito de la creación y distribución de contenidos culturales, la Red implica un cambio radical del negocio. Hay que buscar un nuevo papel para todos los que intervienen en él, que debe ser reconocido y pagado en su justo término, pero que será diferente al de la época previa a internet. Hay modelos legales de éxito -como la tienda iTunes, el portal de música Spotify o el de cine Netflix- que hay que seguir explorando. Y que la Justicia persiga al delincuente.

23 Enero 2012

¿Ha empezado la I Ciberguerra Mundial?

Shangay Lily

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El día en que el FBI, a golpe de fascismo, cerró Megaupload, en twitter se pudieron ver mensajes tan apocalípticos como este:

La razón de ese demoledor anuncio en gallego es, por supuesto, no sólo el cierre de la página de descargas sino la detención de sus propietarios de modo algo sumario, publicitado y excesivo. Este paso viene tras saberse que el congreso de los EEUU está reculando su apoyo a las polémicas leyes SOPA y PIPA contra las descargas de contenidos en internet. Tan rotunda ha sido la respuesta de la población internauta que algunos senadores claves para que ese intervencionismo salvaje en un país que continuamente alardea de libertad (aunque eso sea una mentira del tamaño de Alaska) salga adelante, se han echado atrás. No está nada claro que una medida tan impopular, que tan claramente ataca el espejismo de «libertad» (de nuevo, el eslogan sobre el que se ha construido el Imperio Capitalista), vaya a salir adelante.

A los pocos minutos de las inexplicables detenciones y el cierre de Megaupload, Anonymous atacaba varias páginas del gobierno e instituciones estadounidenses como protesta. En cierto sentido, sí que había comenzado la ciberguerra.

La industria creada en torno a la cultura y el arte (un error en si mismo el concepto) se ha quedado anquilosada en su miserable avaricia y se niega a aceptar la nueva realidad que internet y el flujo de información y cultura ha traído a este nuevo milenio. Es de comprender que los empresarios, que levantaron fortunas especulando con el arte y creación de otros, no quieran perder el monopolio que habían forjado, pero la ciudadanía tampoco va a ceder su nueva libertad y acceso a la cultura libre que de repente se ha encontrado.

Como me argumentaba un amigo hacker (sí, ¿qué pasa?, parece ser que en Público todos tenemos un amigo hacker), «si se sigue con ese cierre de las páginas de intercambio de archivos lo único que van a conseguir es que se vuelva al top manta y a que las mafias vuelvan a hacer dinero explotando a emigrantes ilegales en lugar de que ciudadanos libres compartan cultura o entretenimiento».

World War Web («red mundial en guerra», un juego de palabras con el famoso acrónimo «www» o world wide web, «red mundial»)  ya ha sido trending topic en twitter. Y las acciones de distintos grupos mundiales se aprestan a responder con contundencia.

Lo más escandaloso de toda esta situación es la hipocresía con la que las grandes corporaciones y la industria van de víctimas y ocultan que los grandes promotores y beneficiados de esta cultura P2P son ellos que han convertido esto en una valiosísima herramienta de promoción gratuita. A ver cómo se cree el ciudadano que se «cuela» cada disco o película en el momento más oportuno para promocionar su llegada a las tiendas o pantallas. Un trabajo que los más enterados, los creadores de tendencia, hacen gratis para discográficas y estudios de cine con el consentimiento de estos. Pero eso ni se menciona. Como no se menciona que los que verdaderamente se han hecho de oro han sido todos los creadores de los artilugios para poder compartir cultura y entretenimiento: discos duros, media players, servidores, móviles, ipads y mil aplicaciones para que toda esta industria pueda seguir generando dividendos… pero eso no sirve al gran discurso hipócrita. Ellos quieren lo imposible: que te vendan el arma, te venden los ojos, te sujeten el brazo cuando apuntas, te digan que no pasa nada si disparas en esa dirección y luego, cuando mates a otro semejante que les estorbaba te detengan por asesino.

Y, sobre todo, ¿por qué el FBI no muestra esta contundencia contra Wall Street, los paraísos fiscales o los defraudadores? Que esos sí que están haciéndonos perder millones. Robando y beneficiándose de la especulación. Matando de hambre a 3/4 partes del planeta mientras exhiben un exceso de despilfarro soez.