15 octubre 2002

El gigante FIAT de Italia entra en crisis

Hechos

Fue noticia el 15 de octubre de 2002.

15 Octubre 2002

Fiat, problema europeo

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La Fiat, el grupo industrial más emblemático de Italia, está haciendo aguas. Su hundimiento sería una tragedia para Italia y para el conjunto de la UE, y arrastraría a numerosas empresas del sector auxiliar y de componentes del automóvil. La disposición de Berlusconi (y del Banco de Italia) a salvar, o al menos ayudar, a la Fiat, parece razonable.

El sector del automóvil está sobredimensionado, en Italia y en Europa. Es lógico que sus problemas afloren en una fase de debilidad económica como la actual, en la que cae la venta de coches. En el caso de Italia y de la Fiat, es un hecho la competencia de otros países con costes más bajos. También lo hemos visto en España con Seat, y lo seguiremos viendo. La ampliación de la UE acelerará la competencia de países con costes laborales significativamente más reducidos.

Naturalmente, Fiat tiene problemas propios. Con pérdidas crecientes de cuota de mercado, un endeudamiento de más de 6.000 millones de euros y erosionado su valor de mercado, la dirección ha amenazado en primera instancia con suprimir 8.100 puestos de trabajo. En vísperas de una huelga general convocada con anterioridad para el viernes próximo, esta perpectiva ha disparado la intervención del Gobierno. El problema es que, internamente, los propietarios no están de acuerdo con qué salida tomar. ¿Segregar la rama automovilística del Grupo Fiat o llegar a alianzas con otras empresas? Son conscientes de que General Motors, que ya posee un 20% de la unidad de automóviles de la marca italiana, puede hacerse con el resto. Sea cual sea la salida, Fiat puede vivir el fin de la saga familiar de los Agnelli, con repercusiones en otros sectores, incluida la cultura y los medios de comunicación.

Desde la dimensión europea, es conveniente que la UE se plantee cuáles deben ser los márgenes de ayudas de Estado a la Fiat. Sin duda, la Comisión Europea velará para evitar que nuevas ayudas nacionales se conviertan en subvenciones encubiertas, o pongan en excesivo peligro el Pacto de Estabilidad presupuestaria en la zona euro. Es razonable que los Gobiernos se planteen mecanismos para defender algunas industrias; no para mantener las ineficientes, sino para invertir en el fortalecimiento de la capacidad competitiva de cada país y de la UE. Ahora bien, en el fondo de esta crisis late la cuestión de si los negocios genuinamente nacionales son compatibles con la globalización o siquiera con la mera integración económica de la gran Europa que viene.

28 Junio 2003

Fiat, en picado

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La crisis del grupo automovilístico Fiat está alcanzando proporciones dramáticas, tanto por la gravedad de la trayectoria económica de la empresa como por las sombrías perspectivas de que pueda remontar el vuelo y asentarse de nuevo como uno de los pilares industriales de Italia y de Europa. La compañía acumula una deuda de 11.200 millones de euros -que algunos analistas multiplican por tres- y perdió 3.900 millones el año pasado. La acumulación de pérdidas ha obligado al grupo a sucesivos recortes de plantilla -el año pasado ejecutó 8.100 despidos-, que pretende culminar ahora con un plan de ajuste que afectará a otros 12.300 trabajadores. La posibilidad de que entre las 12 plantas de producción que se pretenden cerrar ahora figure la de Iveco España (la antigua Pegaso) no está descartada. La supervivencia de Fiat pende del delgado hilo de la confianza que suscite en las entidades financieras, que se resisten a renegociar un préstamo de 3.000 millones de euros y una ampliación de capital de 1.842 millones.

El imperio empresarial de los Agnelli se está desmoronando poco a poco, y bien puede decirse que la errática gestión empresarial tiene la mayor responsabilidad en el desastre. Es verdad que el mercado automovilístico es un negocio maduro, que en muchos países no puede desarrollarse más. Pero precisamente esa evidencia es la que debería haber empujado a los gestores de Fiat a ajustar al milímetro los costes de producción, reducir la sobrecapacidad de sus plantas, aumentar la inversión tecnológica y meditar con más cuidado los planes industriales que ha presentado. No basta con desplazar la producción a países con costes laborales más bajos.

El caos en la gestión se aprecia con mayor transparencia cuando se recuerda que en el último año se han producido más de media docena de cambios en los puestos de mayor responsabilidad del grupo. Quizá por ello el actual plan de ajuste resulte insuficiente para detener la decadencia económica de Fiat. Su futuro parece ser el de disolverse en General Motors, si es que la compañía estadounidense encuentra rentabilidad en absorber una empresa que tuvo sus oportunidades y las desaprovechó.