EL IMPARCIAL ficha como columnista a José María Ruiz Gallardón, uno de los principales lugartenientes de Fraga

“No caeré en la trampa de adoptar medidas de excepción para el País Vasco”. El señor Presidente del Gobierno, excelentísimo señor don Adolfo Suárez González, se ha pronunciado así en recientes declaraciones. Examinemos el caso con algún cuidado.

Parece que la prudencia política aconseja tratar las situaciones normales con medidas normales y las excepcionales con medidas de excepción. El que éstas entren en vigor no es cuestión de deseo, sino de necesidad. Si la situación en el País Vasco es ‘excepcional’, sólo con medidas excepcionales’ se podrá resolver. Y si esto es así, señor Presidente del Gobierno. ¿puede usted asegurar a los españoles que lo que está ocurriendo en el País Vasco es normal, o sea, no excepcional? Más todavía. Si lo que allí acontece es natural, ¡por qué resultan ineficaces las medidas normales? ¿O es que acaso tampoco estas se aplican?

Afirma usted – porque quiere y puede – que no está dispuesto a caer en la mentada trampa. Me parece muy bien. Pero ¿qué entiende usted por trampa? ¿Son o no son trampas las que cada día y desde hace muchos meses se tienden a las Fuerzas de Orden Público y a los ciudadanos vascos? ¿Tiene usted derecho a zafarse de eso que califica de trampa, dejándola bien urdida para que sirva de cepo en el que dejan su vida centenares de ciudadanos? Y ¿Dónde, en que texto legal, en qué precepto escrito o consuetudinario puede usted encontrar apoyo para tales habilidades que tanta sangre cuestan? Si en este país fuera verdad eso de que ya no somos súbditos, sino ciudadanos, ¿podría usted seguir ni un minuto más como presidente de un Gobierno que se niega a poner coto a tanto asesinato so pretexto de que adoptar medidas enérgicas y excepcionales equivale a que usted caiga en sabe Dios qué tramp? ¡Caiga usted, señor Presidente, en esta y en otras muchas trampas, si en ello va la integridad física de un solos español y la moral de las FOP! Tenga la seguridad de que nunca será usted más legítimamente ensalzado si, con pulso firme y con claridad de ideas, y por descontado, con las medidas excepcionales y ordinarias que sea menester, logra acabar con la hemorragia que padece España en el País Vasco.

Señor Presidente, lo único que tiene usted que hacer es gobernar. Y la única trampa que debe evitar es el desgobierno, traducido, desgraciadamente, en lesiones, atracos, voladuras, impuestos revolucionarios y asesinatos.