1 junio 1974

Está considerado un franquista reformista

El joven franquista Rodolfo Martín Villa, ex responsable del SEU y Delegado Sindical, es nombrado Gobernador Civil de Barcelona

Hechos

El 1 de junio de 1974 D. Rodolfo Martín Villa fue designado Gobernador Civil de Barcelona.

Lecturas

D. Rodolfo Martín Villa tomó posesión como Gobernador Civil de Barcelona el 1 de junio de 1974 designado por el Gobierno de D. Carlos Arias Navarro.

LA PRENSA FRANQUISTA DE BARCELONA LE RECIBE CON ELOGIOS

Ha sido nombrado gobernador civil de Barcelona don Rodolfo Martín Villa, joven político de 39 años que no va a necesitar ningún periodo de rodaje, pues conoce ampliamente la provincia, de donde años atrás fue delegado de Sindicatos y a donde se desplazó en numerosas ocasiones cuando desempeñaba la Dirección General de Industrias Textiles.

En su caso, ese regreso a una tierra, a unos hombres y a unas peculiaridades es también un retorno a viejas amistades y significativas vivencias que, en la década de los sesenta, cuando el país iniciaba confiadamente su escalada, tuvieron amplio desarrollo. Ahora su inserción política tiene mayor responsabilidad. Precisa mejores atenciones y prudencias. Pero confiamos que en Martín Villa tales cualidades han de mostrarse, pues su experiencia sindical amplia y destacada en un puesto-clave de la Organización le ha de permitir esa precisa medida en que el cargo de gobernador civil se desenvuelve. En cierta ocasión afirmó: “el político no puede utilizar la demagogia de los gestos, pensado capitalizar así su prestigio. En político, como en todo, sólo es útil la voluntad de servicio. La tarea de un político se cifra en la prudencia. Y la prudencia no cuenta de antemano con resultados espectaculares. Es más considero que el político tiene que desdeñar lo espectacular, la ligereza y, sobre todo, la frivolidad. El político puede ganarse a la gente, sí, pero sólo a partir de su obra.

Y a esta definición atiende la personalidad de Martín Villa, hombre formado en la postguerra, que fue consejero del Reino y pertenece a la nueva generación que basa su propia ejecutoria no en los sucesos del pasado, sino en las urgencias del futuro. Aunque esto no eluda su categoría afirmación de que el 18 de Julio se hizo también para asegurar que no habría que repetirlo’. En esta línea, resulta significativo, que su primera labor en el nuevo cargo sea la preparación de la primera visita del presidente del Gobierno de Barcelona.

Es un hecho y son unos momentos que pueden tener importante influencia en el porvenir.

Por lo demás, todo relevo implica una despedida; en este caso la de Tomás Pelayo Ros, quien ha desempeñado con tacto el gobierno, siempre complejo, de una provincia en el más rápido proceso de crecimiento. Su paso deja la estela de la rectitud y la constancia de una total entrega, datos que Barcelona ha sabido siempre valorar y recordar en toda ocasión. Pelayo Ros puede estar seguro que deja en esta ciudad un excelente recuerdo y mejores amistades.