‘El Larguero’ (Cadena SER) destapa un intento de soborno del Barça al jugador Luis Milla, si lograra que perdiera el Real Madrid

Milla no ha estado afortunado. Seis meses después del encuentro Tenerife-Real Madrid no puede salir diciendo que un antiguo compañero trató de sobornarle. Y mucho menos si carece de pruebas para demostrarlo.

Ahora tendrá que apechugar con las consecuencias. El Barcelona podría no conformarse con el veredicto del Comité de Competición. Podría llevar el asunto por los tribunales.

Milla ha puesto en entredicho a toda la plantilla azulgrana. Este caso no es equiparable al de las primas a terceros. Aquello era una pillería. El soborno es un delito.

Milla va a provocar con sus declaraciones, incluso, un cisma en Alberto Bosch, pues mientras José Miguel Zubizarreta no ve materia para que el Comité de Competición entre de oficio, el secretario general de la RFEF, Gerardo González, desde Las Palmas, opina justamente lo contrario.

Está claro que el secretario general no debe inmiscuirse en el terreno del Comité y en público mucho menos, pero Zubizarreta tampoco debe entender como una frivolidad un caso tan grave.

Milla, quizá inconscientemente, quizá no, ha llamado delincuentes a veinte jugadores del Barcelona, ya que no se ha atrevido a señalar con el dedo al autor de la llamada telefónica o, mejor dicho, a quien él creyó haber escuchado al otro lado de la línea.

Milla debería tener conocimiento suficiente como para saber que no se puede tirar la piedra y esconder la mano, máxime en un caso tan grave como el que nos ocupa.

Además, él sabe que es un caso grave porque cuando hace unos meses los compañeros de EL PAÍS, con Javier Villarroya de testigo, le preguntaron qué había de cierto en los rumores que ya entonces estaban en la calle, respondió: “No sé nada de eso. ¡Qué cosa tan rara!”.

Y tan rara. Ni una miserable cinta magnetofónica que presentar como prueba. Ni un solo testigo. No le va a creer nadie. Ante un juez sería carne de cañón.

José Vicente Hernáez