6 febrero 1976

Cristobal Páez reemplazado por Alejandro Armesto al frente del periódico

El ministro Adolfo Suárez echa a Emilio Romero como Jefe de la Prensa del Movimiento y nombra a Blanco Tobío

Hechos

El 6 febrero de 1976 D. Emilio Romero fue relevado como Delegado Nacional de la Prensa por decisión del ministro del Movimiento, D. Adolfo Suárez. Su sucesor fue D. Manuel Blanco Tobío.

Lecturas

Emilio Romero Gómez es destituido como Delegado Nacional de la Prensa y la Radio del Movimiento por el Gobierno a instancias del nuevo ministro Secretario general del Movimiento, Adolfo Suárez González. Su salida supondrá también la de Julio Merino González como Director de Pyresa y la de Cristobal Páez García como Director de Arriba. El nuevo máximo responsable de la Prensa del Movimiento será Manuel Blanco Tobío que nombra a Alejandro Armesto Buz.

En lo referido a la Agencia Efe el Gobierno designa a José María Alfaro Polanco como Presidente (cargo vacante desde la muerte de Manuel Aznar Zubigaray) y a Carlos Mendo Baos como Director en sustitución de Alejandro Armesto Buz, que ha pasado a la dirección de Arriba. El Consejo de Administración de Efe queda formado además de por Alfaro Polanco y Mendo Baos por Carlos Sentís Anfruns, Gonzalo Ferrari, Manuel Blanco Tobío y Gonzalo Cerezo.

La llegada de D. Adolfo Suárez al cargo de Secretario General del Movimiento a finales de 1975 significó un nuevo cambio en la Prensa del Movimiento que hasta ese momento dirigía D. Emilio Romero. El Sr. Suárez optó por despedir al Sr. Romero. Su salida de la Prensa del Movimiento significó que también abandonaran sus cargos D. Julio Merino (director de la agencia PYRESA), D. Cristobal Páez (Director de ARRIBA) y D. José Antonio Gurriarán (Subdirector de ARRIBA).

Se daba la circunstancia de que tanto el Sr. Romero como el Sr. Suárez se conocían desde hacía mucho tiempo, ambos eran abulenses y habían sido amigos. Pero aquella antigua amistad no significó que hubiera sintonia. Consultado por LA HEMEROTECA DEL BUITRE, el periodista D. Luis Ángel de la Viuda consideró que el Sr. Romero creía que sería una especie de ‘consejero’ privilegiado del Sr. Suárez cuando lo que pasó fue todo lo contrario. La relación entre el político y el periodista sería hostil a partir de ese momento.

En sus memorias D. Emilio Romero asegura que el motivo de su destitución era otro. Según él las palabras que le dijo el Duque de Suárez al cesarle fueron:  “Emilio, tengo que darte el cese porque has abierto la Prensa del Movimiento a la información y a las opiniones, cuando ésta ha de ser cerrada y gubernamental, pero te vamos a conservar el sueldo como asistente ministerial”. Vete a la mierda”, respondió el periodista y le dio la espalda.

 D. Manuel Blanco Tobío reemplazó a D. Emilio Romero como Delegado Nacional de Prensa y Radio del Movimiento.

 D. Alejandro Armesto será el nuevo director del diario ARRIBA en sustitución de D. Cristobal Páez, el director nombrado por D. Emilio Romero.

Titular_Arriba_ArmestoPaez El diario ARRIBA dio amplia información del cambio de director de D. Cristobal Páez por D. Alejandro Armesto.

Titular_arriba_reforma El diario ARRIBA mantendría una línea aperturista en clara sintonía con los franquistas aperturistas del Gobierno.

UN GALLO DESPLUMADO

Sin PUEBLO, ni ARRIBA, D. Emilio Romero no se retiraría del periodismo e intentaría nuevos proyectos como la revista LA JAULA primero o el periódico EL IMPARCIAL después, pasando por intento de reflotar INFORMACIONES. Pero ninguno de estos proyectos se caracterizaría por una duración demasiado prolongada. Tras el fracaso de todos ellos el Sr. Romero pasaría a ser columnista en periódicos como el ABC inicialmente y más tarde el YA con una línea editorial muy marcada: ataque total a todo lo que tenga que ver con D. Adolfo Suárez.

29 Mayo 1976

Entrevista

Emilio Romero

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  • Pasemos a su vertiente periodística. ¿Cuál fue la razón auténtica de que dejaras PUEBLO?
  • Una invitación muy apremiante, muy afectuosa y muy intensa de algunas personalidades que pusieron delante de mí el dramatismo de la prensa del Movimiento como una realidad de cuarenta periódicos que se vendrían debajo de un momento a otro. Pensaban en un profesional que para ellos poseían solvencia, que era yo, capaz de remediar la angustiosa situación. Convocaron mis lealtades, mis compromisos, mi propio oficio, y entonces, con gran sentimiento dejé PUEBLO y me fui a la prensa del Movimiento. Allí traté de hacer una prensa que sobreviviera a tal situación abriendo las compuertas de la información y convirtiéndola en plural de opiniones, puesto que el Movimiento, según dicen las Leyes Fundamentales, es la comunión de todos los españoles en los Principios. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando don Adolfo Suárez, un hombre joven, de las generaciones nuevas, me llamó para decirme que me relevaba porque yo había abierto la prensa del Movimiento a la información y a las opiniones, cuando debía ser cerrada y gubernamental. El ministro del Movimiento estaba equivocando el Movimiento, porque éste es muy superior como entidad y responde al país y al Gobierno, que es una forma de poder. Luego no me ha extrañado, ha sido su enterrador.
  • A Emilio Romero le han atacado mucho. ¿Cómo tomaba por ejemplo que CAMBIO16 le llamara durante una temporada Romero de la romería?
  • Lo que ha sucedido con esa revista es que al lado de personajes que poseen alguna entidad intelectual y literaria hay también enanitos; entonces aparece la obstinación en descalificar o agredir o injuriar a Emilio Romero. A quien de verdad estaba descalificando esta campaña era a los mismos que la producían; a mí no.

Mi llegada a la prensa del Movimiento y mi cese

Emilio Romero

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El ministro José Utrera me hizo la reflexión de la quiebra de aquellos periódicos, de la necesidad de actualizarlos en una línea política más abierta, y recordándome mis obligaciones como presidente de la Comisión de Medios de Comunicación Social del Consejo Nacional, adonde un día me llevó Torcuato Fernández Miranda en mi condición de consejero nacional. Realmente, habíamos llegado a todos los techos del periódico, no se nos había dejado hacer su ampliación a Cataluña, al País Vasco y a Andalucía, y entonces me dio la ventolera del cambio; aunque tampoco todo eso tenía cierto aire de trampa, y no por parte de Utrera, sino por la del ministro de sindicatos, Fernández Sordo, un asturiano políticamente itinerante, que si hubiera durado mucho el Régimen, seguramente se hubiera mareado. Así es como lo acepté. A Carlos Arias Navarro le sorprendió mucho esta decisión mía. Allí me encontré una empresa con pérdidas cuantiosas y una esclerosos política e informativa total. Carlos Arias no estaba dispuesto a seguir dando dinero, y entonces comencé dos operaciones de salvación: una de cirugía, para acabar con algunos periódicos que no se justificaban, por falta de lectores y de anunciantes; y otra de actualización política e informativa en la apertura con un relevo considerable de directores. La verdad es que todo empezó a funcionar. Cerramos el años con más dinero por publicidad, más lectores y una optísima disposición de existencia, de influencia y de mercado.

En los finales del año 75, se hizo cargo de la Secretaría General del Movimiento Adolfo Suárez, y su comportamiento era de mandón provinciano y providencial. Su disconformidad con la línea de apertura de los periódicos era sorprendente. Su tratamiento contra articulistas abierto, era el de suspensión de su columna, o el cese. Tales fueron las amenazas expresadas a mí contra Figuero, Pla y Piza, tres estupendos periodistas; y que no acepté. Me retrotaía a los tiempos de Juan José Pradera y Raimundo Fernández Cuesta. . Yo no salía de mi sorpresa; y, naturalmente, no le hacía caso. Organicé un Consejo de Directores de todos los periódicos de la Cadena y les di la buena nueva de la transición hacia la democracia en los marcos de la legalidad y refiriéndome al uso de las libertades de información y de opinión; y Suárez clausuraba estas reuniones con un discurso de los años cuarenta. El almirante Luis Carrero se habría enternecido. Un buen día me llamó para comunicarme mi cese y estaba blanco como el mármol. Le costaba trabajo decírmelo. Yo le conocía de antes, fue siempre una figura secundaria y doméstica. Sus palabras textuales auquella mañana fueron éstas: “Has abierto la Prensa del Movimiento a la información y a las opiniones y ésta tiene que se cerrada y gubernamental”. Le contesté que el cese por estos motivos era asombroso pero correcto, porque jamás dirigiría periódicos de esas características. A continuación me hizo la propuesta del personaje político picaresco e ínfimo. Me dijo que quería conservarme el sueldo, y que sería nombrado asesor del ministro de Hacienda, que era Villar Mir. Entonces, y como era natural, le mandé a la mierda, y le volví la espalda con una despedida que había merecido.

Este personaje, Adolfo Suárez, sería después uno de los restauradores de la Democracia, con la exigencia natural del pluralismo político, de las libertades y de la nueva aurora democrática del país Tartufo a su lado era una ursulina.

El Análisis

UN ARRIBA 'SUARISTA'

JF Lamata

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La etapa de D. Cristobal Páez al frente de ARRIBA no fue especialmente comentada porque para todos fue identificada como la etapa ‘de D. Emilio Romero’ que era el que actuó en verdad como amo del cortijo durante ese periodo. Algo parecido pasó en la etapa de D. Alejandro Armesto, puesto que su mandato el ARRIBA se convertiría en un periódico ‘suarista’ en el que el Sr. Suárez pasaría a ser el amo del cotarro. Llegando incluso a apoyar el ARRIBA la legalización del PCE.

La actuación del ARRIBA ‘suarista’ mosqueó especialmente a los sectores más inmovilistas del franquismo que consideraban que los suaristas estaban ‘manchando’ aquel legado. Uno de los que más llegó a denunciarlo públicamente fue el periodista D. Antonio Gibello desde EL ALCÁZAR. Lo más complejo es que como la Prensa del Movimiento aún tenía en nómina a periodistas franquistas-inmovilistas como D. Juan Aparicio o D. Rafael García Serrano, el ARRIBA suarista tenía el mal trago de tener que publicar artículos que contradecían la línea suarista dle periódico. En realidad el Sr. Suárez quería hacer desaparecer los principales símbolos franquistas y eso incluía el diario ARRIBA, aunque no lo hiciera hasta 1979.

J. F. Lamata