20 octubre 1978

El director del periódico, Alejandro Armesto, mantiene una línea pro-Suárez y pro-UCD

El periódico ARRIBA invita al líder comunista Santiago Carrillo a visitar la redacción de su diario enfureciendo a la ultraderecha

Hechos

El 20.10.1978 el diario EL ALCÁZAR publicó el artículo ‘Almuerzo en ARRIBA’.

20 Octubre 1978

Almuerzo en ARRIBA

Antonio Izquierdo

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La invitación formulada por ARRIBA, Alejandro Armesto, al aparato, al secretario general del Partido Comunista, Santiago Carrillo, al habla, no me ha causado asombro. Quien hoy estampa su nombre como director al pie de una cabeza mutilada, pero que aún conserva el nombre de su fundador, tiene que ver con el único, admirable, ilustre y desaparecido ARRIBA, lo que yo con Pravda. El actual periódico, que usurpa su título y utiliza, indebidamente, unas instalaciones que no le pertenecen, es como una vil caricatura del diario que, durante la totalidad de los años del Régimen de Franco, fue órgano del Movimiento Nacional. Con aquel diario hubiera sido rigurosamente incompatible la dirección de don Alejandro Armesto y la visita de don Santiago Carrillo en el despacho del director de ARRIBA no es responsable, desde luego, el secretario general del Partido Comunista. ARRIBA fue heredero directo del semanario falangista y nunca desmintió su origen. Este periódico de ahora, que invita, zalamero y cursi, a quien representa más notablemente a los ejecutores de José Antonio, no tiene siquiera ni el pudor de ocultar su falsificación. El ARRIBA que ha visitado Santiago Carrillo es un ARRIBA impostor; un fraude y una demostración palmaria del desahogo de unos políticos arribistas que se han convertido en compañeros de viaje o tontos útiles del comunismo.

Santiago Carrillo no ha visitado ARRIBA, el ARRIBA que izaba bandera de independencia nacional durante el asedio a España en los difíciles cuarenta; o el ARRIBA laborioso, gallardo e inteligente que desplegaba sus páginas como un regalo para la inteligencia y para el espíritu; o el ARRIBA que apoyó, desde su firme lealtad a Francisco Franco, el desarrollo que ofrecía paz y bienestar a todo un pueblo. Las egregias figuras desaparecidas de aquella singular Redacción, que yo quiero fijar en el nombre inmarchitable de Ismael Herráiz, se habrán estremecido al contemplar una mesa expectante y menesterosa en torno a una de las figuras más tristemente célebres de nuestra historia reciente. No puede sentirse ofendido nadie que haya conocido ARRIBA y contemple ahora ARRIBA, nadie que sepa la verdad, que esté en el secreto de las cosas y que advierta la felonía y la vileza con que pretende humillarse, falsificando una cabecera, a un tiempo que, cuando menos, fue rico en decoro y elegancia. Santiago Carrillo ha visitado una ruina. Una sombra. Un reducto viciado por la falsedad y el equívoco. No ha visitado ARRIBA. ARRIBA murió, dignamente, el 20 de noviembre de 1975. Es probable que aquél fuera su destino. No se pueden aderezar festines sobre cadáveres, ni sobre desahogos, ni sobre desperdicios. Lo que queda en ARRIBA es eso. Un puro y maloliente desperdicio. Nada más.

Antonio Izquierdo