22 julio 1966

Tras la demanda, el periódico ARRIBA tuvo que publicar una rectificación

El socialista Federico de Carvajal demanda al director de ARRIBA, Blanco Tobío, por calificarle de ‘enemigo de España’

Hechos

El militante del Partido Socialista Obrero Español – organización no legalizada en 1966 –  D. Federico de Carvajal, defensor de la monarquía parlamentaria, presentó una demanda contra el director del ARRIBA por considerarse aludido en su editorial titulado ‘La Monarquía de todos los enemigos’.

Lecturas

22 Julio 1966

LA MONARQUÍA DE TODOS LOS ENEMIGOS

ARRIBA (Editorial)

Director D. Manuel Blanco Tobío

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Pocas dudas podíamos tener los españoles, pero desde ayer ya sabemos perfectamente cuál es la Monarquía que no encontrará abiertas, ni siquiera entornadas, las puertas de España: la Monarquía de todos los enemigos. Los ha citado, uno a uno, con sus nombres y apellidos, en un artículo que es casi un responso funeral, uno de los menos discretos propagandistas monárquicos desde las páginas de ABC. El servicio más menguado que puede ofrecerse a la Monarquía es la de dibujarla con trazos tan rechazables y temibles que deben ser mirados con repugnancia o irritación por la gran mayoría de los españoles. Querer hacer de la Monarquía un borrón del Movimiento; querer resucitar el cadáver de la Monarquía liberal entregada a querer resucitar el cadáver de la Monarquía liberal entregada a los múltiples brazos de los partidos; querer dar marcha atrás a la Historia para hacernos repasar capítulos tan cerrados como tristes, querer remover los cimientos de nuestra paz, de nuestra prosperidad, de nuestros principios, para elevar sobre la nada legitimistas castillos de viento; enrolar bajo la bandera monárquica un exiguo ejército de tullidos políticos, de habituales del disfraz de aspirantes a validos, es definir claramente la Monarquía que no tiene entrada en España. Y la definición en este caso, ha sido precisa y perfecta. (…)

Es difícil borrar de la memoria de los españoles palabras que aún no han sido desmentidas ni confesadas como pecados irrepetibles. Los principios que fundamentan la vida colectiva de los españoles son mucho más firmes que todas las pretendidas legitimidades dinásticas y todas las arrogantes pretensiones al Trono de España. La ley de Sucesión es palabra común de Francisco Francio y del pueblo español y es palabra que nadie que la haya atacado puede borrar. Los españoles mejor dispuestos a aceptar la Monarquía han esperado en vano durante diecinueve años que quien pronunció entonces estas palabras las retire con la buena fe de quien reconoce un error insalvable por no enmendarlo: ‘Todas las ventajas de la Monarquía hereditaria desaparecen en el proyecto de la ley de Sucesión, que abre la puerta a numerosas querellas intestinas y nos hace retroceder a una de esas formas imperfectas de Monarquía electiva que siempre ha conducido a los pueblos a tan trágicos conflictos en el transcurso de su evolución. Ante estas intenciones tengo el ineludible deber de protestar y reafirmar solemne y públicamente el supremo principio de legitimidad que yo solamente encarno’ (Don Juan de Borbón en el Manifiesto del 7 de abril de 1947). Y do años antes escuchamos los españoles, en momentos en que culminaba nuestra unión absolutamente unánime en torno a Francisco Franco y frente a la enemiga de un mundo apasionado recién salido de una guerra terrible, otras palabras tampoco desmentidas: ‘No incito a nadie a la rebelión, pero quiero recordar a aquellos que apoyan el actual sistema político la inmensa responsabilidad que contraen contribuyendo a prolongar una situación que conduce inevitablemente al país a una catástrofe’ (Don Juan de Borbón en el Manifiesto de Lausanne del 24 de marzo de 1943).

La más inmediata catástrofe en que podríamos desembocar es la de dar paso a una Monarquía representada por estas palabras y defendida por quienes pretenden, sin razón y haciendo un flaco servicio a los que dicen patrocinar, convertirlas en culpa y error transmitidos a los descendientes de esa rama dinástica.

Los hombres que escriben en ABC consideran tal vez demasiado fácil crear una legalidad y arraigarla en el corazón y en el entusiasmo del pueblo y darle veintisiete años de continuidad, de paz, de asistencia popular, cuanto tan frívolamente intentan encerrar esos años en un paréntesis para reanudar el párrafo de desgracias. Los hombres que escriben en ABC con sus ‘interregnos’, con sus ‘barcos a la vista’, con sus ‘monarquías noruegas o suecas’, están patrocinando la Monarquía de todos los enemigos. Y sólo y nada más que de todos los enemigos.

El Análisis

ABOGADO SOCIALISTA GANA A PERIODISTA FRANQUISTA

JF Lamata

Dos lecturas pueden hacerse sobre el pleito: o ‘abogado gana a periodista’, lo que desde el punto de vista corporativista periodístico debería parecer algo negativo o ‘socialista gana a franquista’, lo que desde el punto de vista corporativista democrático debería parecer algo positivo.

La segunda lectura es, sin duda, interesante de cara a la época en la que se produce: año 1966, Gobierna el General Franco con su dictadura. Sin embargo se permite abiertamente que un militante socialista – partido ilegal – demande abiertamente a un periódico público – del Estado – como era el ARRIBA y le obligue a rectificar.

¿Hubiera sido posible algo similar tan sólo 25 años atrás, en 1946? No parece probable, puesto que en aquel momento alguien que se declarara socialista tendría bastantes dificultades de declarar públicamente su ideología sin poner con ello en peligro su libertad o su propia identidad física.  No se puede hablar de libertad plena en la España de 1966, pero ya no era exactamente igual a la negra España de 1939-1945.

J. F. Lamata