19 abril 1973

Desde 'El Proceso de Burgos' se había convertido en uno de los principales dirigentes de la banda

El terrorista Eustakio Mendizázal, «Txikia», dirigente de ETA, muere en un enfrentamiento a tiros con la policía franquista

Hechos

El 19 de abril de 1973 murió Eustakio Mendizabal.

21 Abril 1973

Dirigente terrorista de la ETA, muerto a tiros por la Policía

INFORMACIONES (Director: Jesús de la Serna)

Leer

Eustaquio Mendizázal (a) «Txikia», principal responsable del frente militar de la E. T. A., resultó muerto a primeras horas de la noche del pasado jueves en un enfrentamiento con la Policía.

Según parece, Mendizábal fue identificado en el barrio de Algorta y al serle dado el alto se dio a la fuga, haciendo uso de las armas que portaba. Los funcionarios de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, que lo identificaron corrieron tras él largo trecho, y se intercambiaron numerosos disparos. Finalmente, «Txiquia» fue alcanzado y cayó al suelo. Fue trasladado inmediatamente al Hospital Civil de Bilbao, pero falleció a poco de ingresar. Parece ser que el activista llevaba varias armas en su poder.

Según informaba ayer «El Correo Español-El Pueblo Vasco», de Bilbao, Eustaquio Mendizábal iba acompañado, al parecer, de otro activista que logró fugarse. El citado diario informa que ambos se percataron de que eran seguidos por funcionarios de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, al descender del tren en Algorta. Al comenzar el tiroteo y caer «Txikia» herido, su acompañante consiguió darse a la fuga a través del monte.

Mendizábal fue inmediatamente trasladado da una ambulancia al Hospital Civil de Basurto (Bilbao), donde ingresó a las siete y media de la tarde. Se le practicó una disección de vena y una transfusión de medio litro de sangre, pero, pese a los esfuerzos de los médicos, dejó de existir a las ocho menos cinco.

Prácticamente podía considerarse a Eustaquio Mendizábal Benito el más importante dirigente de la E. T. A. en el interior, es decir, en España. Posiblemente a partir de ahora las diferencias entre los activistas —legales o liberados, da lo mismo— de los frentes que podríamos calificar activos (militar y cultural, que operan en misiones arriesgadas, sometidos al desgaste de la clandestinidad y expuesto» directamente a la acción de la fuerza pública) y del político, cuyos dirigentes viven en Francia, se agudizarán.

En la actualidad ya existían diferencias entre los tres frentes, reprochando los otros dos al frente político «apatía y aburguesamiento», que a pesar de todo, a la hora de la verdad era quien mantenía la dirección de la E. T. A. Disensiones, incluso entre los miembros del frente militar (los tres hermanos Echave que viven en Bayona) y el propio Mendizábal. Este último fue el que mantuvo firme la exigencia inicial de 50 millones de pesetas en el rescate del señor Huarte, en vez de aceptar la rebaja de 25 millones que proponían desde Francia. En discrepancias semejantes, Escubi Larraz —también más disciplinado— tuvo peor suerte y fue expulsado de la E. T. A. en 1970 por los directivos del frente político y patricios fundacionales: Alvarez Emperanza, Del Vane, Imaz y Madariaga. Frente a esta V Asamblea existe desde hace un par de años la otra, la VI, de tendencia trotskista. Los de la quinta siempre han acusado —y han aprovechado recientes entrevistas publicadas en la Prensa italiana para confesarlo sin recato— la indigestión de marxismo que los miembros con formación universitaria querían imponer a la E. T. A., desviándola potencialmente de los «genuinos» fines de creación de un Estado vasco soberano («Euskadi», según la palabra inventada por Sabino Arana Goiri hace ya casi ochenta años), que la animaban. La VI Asamblea parece que viene de nuevo a reincidir en esta línea proscrita.

Eustaquio Mendizábal Benito, de veintiocho años, era persona de humilde extracción, sin instrucción superior; ingresó joven en la Orden Benedictina, abandonando su convento de Lazcano (Guipúzcoa) para dedicarse plenamente a actividades separatistas. Hombre de acción, con dotes de mando pero no de liderazgo (era poco apto para cultivar sus propias «relaciones públicas» dentro de la E.T.A y se le acusaba de hosco y ambicioso), razón por la que ha tenido frecuentes diferencias personales con los líderes más «cómodos» del frente militar, a quienes acusaba de invertir el fruto monetario de sus delitos, asaltos y rescates en provecho personal.

Últimamente, de hecho, parece que todas las grandes acciones terroristas, de la E.T.A. salían de la dirección de Mendizábal. Se sabe que intervino en el secuestro del cónsul Beihl en San Sebastián, en los intentos fallidos de secuestro, también en la capital donostiarra del cónsul francés y del industrial Orbegozo; dirigió el secuestro de Lorenzo Zabala y por último el de Felipe Huarte, de cuya custodia se encargó personalmente. Asimismo dirigió el robo de tres toneladas de dinamita en una cantera próxima a Hernani (Guipúzcoa).

Con el fallecimiento de Mendizábal son ya cinco las bajas mortales causadas en enfrentamientos armados habidos con la fuerza pública desde 1968.