14 febrero 2022

Elecciones Castilla y León 2022 – El PP recupera la primera posición pero dependerá de Vox con quien forma un Gobierno de coalición

Hechos

El 13.02.2022 se celebraron elecciones autonómicas en las Cortes de Castilla y León.

Lecturas

Las anteriores elecciones de Castilla y León fueron en 2019.

Las elecciones autonómicas en Castilla y León, las primeras convocadas por esta comunidad en solitario permiten al Partido Popular y a su candidato D. Alfonso Fernández Mañueco recuperar la primera posición, pero lejos de la mayoría absoluta y en total dependencia de Vox que, con D. Juan García-Gallardo ha logrado un incremento espectacular de votos al pasar de 1 a 13 procuradores.

Los partidos de la izquierda, el PSOE con D. Luis Tudanca Fernández y Unidas Podemos con D. Pablo Fernándes Santos, experimentan un severo retroceso, mientras que Ciudadanos, con D. Francisco Igea Arisqueta se desploma al pasar de 12 a un único procurador.

También logran representación la UPL de D. Luis Mariano Santos Reyero, Soria ¡Ya! de D. Ángel Ceña Tutor y Por Ávila de D. Pedro Pascual Muñoz

RESULTADO DE LAS ELECCIONES AUTONÓMICAS DE CASTILLA Y LEÓN:

  • Partido Popular – 31 escaños.
  • PSOE – 28 escaños.
  • Vox – 13 escaños.
  • Unión del Pueblo Leonés – 3 escaños.
  • Soria ¡Ya! – 3 escaños.
  • Unidas Podemos – 1 escaño.
  • Ciudadanos – 1 escaño.
  • Por Ávila – 1 escaño.

PARTIDO POPULAR: UNA VICTORIA POR DEBAJO DE LAS ESPECTATIVAS

El Sr. Fernández Mañueco ha obtenido la victoria y podrá seguir siendo presidente de Castilla y León, pero su triunfo es amargo, dado que ha quedado por debajo de las expectativas que eran o la mayoría absoluta o al menos que el PP lograra sumar más procuradores que la suma de PSOE y Unidas Podemos (empata con ellos). Por lo que el Sr. Fernández Mañueco ha pasado de un momento en el que podía gobernar con un Gobierno de coalición con Ciudadanos con mayoría suficiente para gobernar a un toda una legislatura, a un gobierno en coalición con Vox.

El candidato del PSOE, D. Luis Tudanca Fernández, fue uno de los grandes derrotados de la noche. Ha perdido la condición de fuerza más votada que logró en 2019 (donde el pacto PP + Ciudadanos le impidió gobernar) y ha vivido una considerable pérdida de votos. En su discurso de derrota abrió la puerta a su retirada como líder del PSOE en Castilla y León.

La formación Vox que lidera D. Santiago Abascal y con D. Juan García-Gallardo como candidato ha logrado ser uno de los dos grandes ganadores (junto con ‘Soria Ya’) al pasar de 1 a 13 escaños demostrando que el partido sigue siendo una fuerza en alza. Eso a pesar de – o quizá precisamente por – la campaña de demonización de la izquierda contra ellos y la actitud hostil del PP que teme que su ‘molesto’ aliado pueda quitarle votos. Vox solicita recibir el mismo trato que recibió Ciudadanos en 2019 (cargos a cambio de su apoyo) por lo que el Sr. García-Gallardo será vicepresidente de la comunidad.

Unión del Pueblo Leonés y su actual líder D. Luis Mariano Santos, puede incluirse entre la lista de ganadores por incrementar su presencia en Las Cortes de Castilla y León al pasar de 1 a 3 procuradores.

Soria Ya, la formación defensora de la España vaciada en Soria cuyo cabeza de lista era D. Ángel Ceña Tutor, es el otro gran ganador moral de estas elecciones junto con Vox. Su formación ha logrado ser la más votada en la provincia de Soria, la única por la que concurrían (por primera vez) ante la bajada del PP en esa provincia y la caída del PSOE que cayó al tercer lugar.

D. Pedro Pascual Muñoz, líder de Por Ávila, formación creada por antiguos dirigentes del PP de Ávila decepcionados con su partido por considerar que había abandonado a esa provincia ha logrado revalidar su acta de procurador que ya obtuvo en las pasadas elecciones de 2019.

Unidas Podemos y su candidato, D. Pablo Fernández Santos, han visto con su formación lejos de levantar ilusión, sigue su cuesta abajo al quedarse con un único procurador en Castilla y León.

El mayor derrotado, como se esperaba, a vuelto a ser Ciudadanos, que ha pasado de ser la formación bisagra del parlamento de Castilla y León, a casi desaparecer con un único diputado, D. Francisco Igea, su candidato, que ha pasado de ser vicepresidente de la junta a sentarse en el grupo mixto junto a Unidas Podemos.

14 Febrero 2022

Casado fracasa en todos sus objetivos

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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En las elecciones autonómicas de este domingo en Castilla y León el PP perdió un Gobierno de coalición confortable con un Ciudadanos en derribo y lo ha cambiado por un futuro incierto en manos, literalmente, de la extrema derecha.

Pablo Casado precipitó el adelanto electoral en esa comunidad en clave de guerra interna con Ayuso —se trataba de demostrar que no es la presidenta madrileña quien consigue mayorías arrasadoras sino el PP— y en clave externa como inicio de su escalada a La Moncloa jalonando de éxitos el calendario electoral que tenemos por delante hasta las generales del 2023.

Nada de eso ha ocurrido. Mañueco ha ganado las elecciones, sí, pero solo con dos escaños más respecto a los comicios de 2019, que fueron el suelo histórico del partido en esa comunidad. Y el PSOE sufre con la irrupción de las plataformas locales —pierde siete escaños— pero aguanta como segunda fuerza a solo tres asientos de los populares. Y a cambio, Castilla y León, y España, ven multiplicarse a la extrema derecha que gana votos y poder. Abascal ya reivindicó en la noche del domingo “su deber y su derecho” a formar Gobierno en Castilla y León, tras el espectacular resultado conseguido por Vox. Pasan de un procurador a 13 y son imprescindibles en cualquier ecuación. El PP ni siquiera se beneficia de la debacle de Ciudadanos que parece engordar exclusivamente a los ultras.

El experimento más peligroso que había en estas elecciones consistía en facilitar el acceso de Vox al Gobierno de una comunidad porque nunca había existido una ultraderecha con una expectativa demoscópica tan alta como la que ha exhibido Vox. Casado y su equipo pueden atribuirse el éxito del experimento. Este domingo, todos los portavoces populares insistían en que el Partido Popular formará Gobierno sin ninguna mención a la debilidad en la que les dejan las urnas para conseguir ese objetivo. Las noches electorales dejan resacas de difícil digestión cuando nada sale como se había previsto. La duda a partir de ahora será hasta dónde se cuestione el liderazgo de Casado en el seno de su partido. Cuando Ayuso copia a Abascal, lo frena; cuando Casado lo intenta, lo impulsa. Su primera derrota en esta convocatoria sin sentido llegó con la llamada de auxilio a la presidenta madrileña para que acudiera a remontar la campaña. Se lo van a recordar día sí y día también. Y por el camino, España se pierde un discurso de oposición a la altura de la cuarta potencia europea.

El daño colateral más serio que deja la frivolidad con la que Génova se ha tomado la gobernabilidad de una comunidad autónoma es, efectivamente, el poder de Abascal. España enfrenta dilemas que ya conocen otros países europeos donde sólo la firmeza de la derecha clásica ha impedido la entrada en las instituciones de los populismos que crecen cavando trincheras ideológicas. El PP se enfrenta a una decisión que determinará la política de este país. Habrá que ver también si el resto de las fuerzas políticas en las Cortes de Castilla y León plantean alguna solución que impida a los populares lanzarse en brazos de Vox. El resultado electoral ofrece otros ángulos de interés como la irrupción de las plataformas locales que hablan de una España que se siente ignorada o preterida y que envía un mensaje potente hacia los Gobiernos autonómicos y hacia La Moncloa.

14 Febrero 2022

Otro fracaso de Sánchez

ABC (Director: Julián Quirós)

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Anoche fue un paso más en el progresivo cambio de ciclo en el ámbito nacional. El sanchismo ya no encandila y se ha visto golpeado

La primera conclusión de las elecciones celebradas ayer en Castilla y León es el triunfo nítido de la derecha sobre la izquierda, y la opción factible de que el PP pueda continuar en el poder después de 35 años ininterrumpidos. Eso sí, con un pírrico triunfo de 31 escaños, solo dos más que en 2019, y bastante por debajo de las expectativas que Génova y Pablo Casado habían generado cuando plantearon este órdago de desgaste autonómico progresivo a Pedro Sánchez. Ahora el PP, que cerró la noche con un poso de amargura, queda bajo la absoluta dependencia de la voluntad de Vox. Si Santiago Abascal quiere, habrá un gobierno en solitario de Fernández Mañueco, aunque notoriamente debilitado, lo que demuestra que la operación del PP no ha sido un éxito precisamente.

Y si Vox no aceptase limitarse a dar un apoyo externo al PP y exigiera entrar en el Gobierno, como hizo anoche mismo postulándose para la vicepresidencia, podría llegar a producirse la remota opción de una repetición de los comicios. Por eso, el principal problema que resolver será el de la gobernabilidad, ya que a esta hora no es descartable que el PP no acepte conformar un primer gobierno de coalición con Vox para no fortalecerlo más ante las futuras elecciones generales.

El PP ganó anoche solo dos escaños, y con nulo porcentaje de voto por encima de 2019, lo cual no es en absoluto un buen dato. Perdió 50.000 votos. Cabe preguntarse si para este viaje hacían falta las alforjas de cambiar a un socio razonablemente manejable como Francisco Igea, de Ciudadanos, por Vox y sus firmes condiciones. En cambio, el dato positivo para Génova es que donde hace tres años ganó el socialista Tudanca con 35 escaños, ahora lo ha hecho el PP, aunque sea de modo tan raquítico, y por apenas dos puntos. Aun así este dato enlaza con una de las claves nacionales de la noche: el varapalo sufrido por el sanchismo, y no solo por Tudanca. Tras Galicia, el País Vasco y Madrid, el PSOE ha perdido otro plebiscito sobre Sánchez y su gestión en La Moncloa, de modo que otra vez queda desmontada la mentira instigada por el CIS, y por buena parte de la izquierda, de que el PSOE llegaba al ‘rush’ final de la campaña como ganador. Perder, y además fallar en el cálculo con siete escaños, no es un error menor. Era otra trampa demoscópica diseñada para intentar condicionar el voto en los últimos días sin la menor credibilidad.

Como consecuencia de ello, anoche fue un paso más en el progresivo cambio de ciclo en el ámbito nacional. El sanchismo ya no encandila y se ha visto golpeado. Sus engaños han dejado de ser creíbles. Las movilizaciones de última hora en el PSOE ya son una farsa mitificada, su desgaste aumenta exponencialmente, y el aparato de propaganda con las ayudas europeas no tiene tirón alguno. No es Castilla y León, donde el PSOE siempre lo tuvo difícil. Es que el deterioro de Sánchez es inexorable, y además ve cómo el PP y Vox se benefician de la práctica desintegración de Ciudadanos como tercera fuerza de la derecha. El reparto por bloques ideológicos ahora ya no favorece tanto a la izquierda. A Sánchez no le han servido de nada las manipulaciones del CIS, ni la crisis de gobierno, ni la nueva estrategia electoral apartada del marchamo que le concedía Iván Redondo. El sanchismo se va marchitando, y la siguiente prueba de fuego será Andalucía.

El aldabonazo de la noche lo dio Vox sin la menor duda. De un escaño pasó a trece, y con más de la mitad de porcentaje de voto que el PP. Un éxito indudable, similar al que obtuvo ya en Andalucía, Cataluña o Madrid. Además, Abascal no necesita grandes fichajes para seguir incrementando su implantación nacional. Justo todo lo contrario que Ciudadanos, que al perder once de sus doce procuradores requiere un urgente paso por el diván. La cuestión es que Inés Arrimadas no tiene ya ningún margen de maniobra y que su nueva táctica desesperada de girar hacia el PSOE tampoco le resulta útil ni creíble.

Otras claves de los comicios fueron la pérdida de un escaño de un Podemos en declive, el surgimiento de Soria Ya con tres escaños, lo que puede alimentar con éxito nuevas fórmulas de la España vacía ante las generales, o que Unión del Pueblo Leonés ganase dos procuradores. De cualquier modo, la proporción de voto -la derecha muy por encima del 50 por ciento- va a sumergir a la izquierda en una profunda crisis de identidad lo que resta de legislatura nacional.

14 Febrero 2022

Un monstruo se abre camino

Virginia Pérez Alonso

Directora de Público.es

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Alfonso Fernández Mañueco tuvo un sueño húmedo y se puso a intentar en Castilla y León lo logrado por Isabel Díaz Ayuso en su convocatoria electoral de mayo pasado: quitarse a Ciudadanos de encima, gobernar en solitario y de paso hacerle una finta a la investigación judicial abierta a su partido por corrupción.

Pero Mañueco no es Ayuso y Castilla y León no es Madrid. Y resulta que allí Vox ha acabado por comerse a esa «derechita cobarde» que cada vez se diluye más dentro de la extrema derecha. Y nos ha alumbrado un monstruo; un monstruo que crece a una velocidad difícil de digerir, a dos años (a lo sumo) de unas elecciones generales y a pocos meses de unas andaluzas. Un monstruo que tiene nombre, fascismo, y que ahora cuenta con opciones de entrar en un gobierno por primera vez en la historia de esta maltrecha democracia española.

El PP pretendía gobernar cómodamente en solitario y el tiro le ha salido por la culata. Porque además aspiraba a sacarle tanta ventaja a Vox que la simple posibilidad de un gobierno conjunto fuera impensable. Y aquí estamos: con un Mañueco que se queda a diez procuradores de la mayoría absoluta y un Vox que crece de uno a trece (gana 136.687 votos) y sin cuyo apoyo el PP nada puede hacer.

Si había alguna remota esperanza de que la ultraderecha no pidiera entrar en el Gobierno, Abascal las ha despejado todas: «Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García Gallardo» (su candidato). ¿Y por qué razón no querría Vox formar parte de un Gobierno? Para salvaguardar su ‘pureza’ de cara a unas futuras generales; es más rentable políticamente estar a la gresca desde la oposición que gobernar y las posturas anti-elite del partido de Abascal son las que lo han traído hasta donde está.

Más ingenuo todavía sería depositar alguna esperanza en Mañueco. Aunque el PP dijo la semana pasada que no habría pacto con la ultraderecha, ya sabemos que su palabra vale tanto como la nada. En este espacio de mentira sistemática enmarco el anuncio de Mañueco en su discurso triunfal de hablar con «todos». Pero a estas horas del ya casi 14 de febrero de 2022 ninguna formación política ha mencionado siquiera las palabras «cordón sanitario» o el tan manido «frente amplio», ya sin tacticismos de izquierdas, solo para salvaguardar la democracia.

Sí, Mañueco ha ganado dos asientos en Las Cortes, pero ha perdido 55.225 votos (-0,06 puntos en porcentaje de voto) y ha conseguido la normalización de la extrema derecha como candidata válida a entrar en un gobierno de este país. ¿Para este viaje necesitábamos semejantes alforjas?

Porque tremendo viaje el de esta convocatoria electoral en Castilla y León, más allá de las aterradoras implicaciones que tiene el meteórico ascenso de la extrema derecha, que se queda solo a 149.628 votos de los obtenidos por los socialistas.

PP y PSOE suman el peor resultado histórico del bipartidismo en esta comunidad autónoma: un 61,5% de los votos entre ambos. El peor dato anterior fue un 64% en 2015, año en que concurrían por primera vez las formaciones de la ‘nueva’ política: Podemos y Ciudadanos. Ciudadanos, por cierto, pierde once procuradores para quedarse con uno y firma con este resultado su acta de defunción. Dicho de otra manera, Vox capitaliza la sangría de Cs, aquel partido que nacía como transversal y de centro; «ni de izquierdas ni derechas», ya saben.

Mientras, el bloque que conforma la coalición de Gobierno se deja ocho procuradores: siete el PSOE (pierde la friolera de 117.889 votos), uno Unidas Podemos en concurrencia con IU por primera vez en Castilla y León). Y, apenas superado el ecuador de la legislatura, la situación merece una reflexión seria. O bien las políticas que están poniendo en marcha no sirven para afianzar (ganar ya suena a utopía) poder territorial o bien a este Gobierno le faltan poetas que canten y vendan sus medidas.

Tampoco hay buenas noticias en el bloque provincial de la llamada la España Vaciada; al menos no en cuanto a la configuración de un nuevo espacio que atienda las necesidades reales de los ciudadanos castellanos y leoneses. Soria, y ya, podríamos decir haciendo una chanza simplista. Aunque sin quitarle mérito a su gesta de haberse convertido en la primera formación de su provincia; y un buen impulso para UPL, que obtiene un resultado histórico.

El futuro que arrojan estos comicios es oscuro. Una comunidad despoblada y envejecida, en la que los jóvenes se ven obligados a emigrar para poder subsistir. Lo explicaba bien el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, en un tuit: «En 1987 vivían en CyL 2.582.327 personas de las cuales 1.997.693 tenían derecho a voto. Hoy viven en CyL menos de 2.379.530 personas (datos junio 2021) y están llamadas a las urnas 2.094.490. El dato es escalofriante. Somos muchos menos y mucho más viejos».

Un nuevo Gobierno del PP implica condenar a muerte los ya maltrechos y escasos servicios públicos de Castilla y León y sentenciar, por tanto, su futuro entero. Sí, Castilla y León es país para viejos y el PP quiere que siga siendo así: es el único voto que consigue rentabilizar todavía, aunque a veces le salga a perder. Añadir a Vox suma a la ecuación el deterioro de los derechos de todos y un retroceso a debates ya superados. Es el regreso al pasado. El pasado al que nunca quisimos volver.

14 Febrero 2022

El PP consolida el giro político en España

LA RAZÓN (Director: Francisco Marhuenda)

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El Partido Popular sigue siendo el referente del centro derecha en España y, por lo tanto, la única alternativa real de gobierno en el conjunto de la nación

El Partido Popular ha ganado las elecciones autonómicas en Castilla y León y su líder, Alfonso Fernández Mañueco, podrá gobernar la Junta con el apoyo de Vox. Estos son los resultados de las urnas, que no admiten demasiadas interpretaciones.

Los electores, por supuesto, han pasado factura a Ciudadanos por el adelanto electoral y a las dos formaciones de izquierda que conforman el Gobierno de la nación, PSOE y Unidas Podemos, han sufrido una derrota sin paliativos. Los socialistas han perdido 7 escaños y la coalición ampliada de la izquierda radical apenas ha salvado los muebles, con un procurador por Valladolid. Se excusará el mal resultado en el surgimiento de agrupaciones de carácter provincial, próximas al centro izquierda, como Soria Ya. Pero, con ser cierto, también lo es que sus votantes han preferido respaldar una nueva marca electoral antes que renovar su apoyo al Partido Socialista.

En definitiva, los populares consolidan en Castilla y León el giro político en España, calcando los resultados que las encuestas de ámbito nacional atribuyen al centro derecha y que tuvo su preludio en los comicios celebrados en la Comunidad de Madrid, donde la opción de la izquierda ha pasado a ser residual. Sin duda, desde los diferentes sectores gubernamentales se tratará de infravalorar la victoria de Fernández Mañueco, no sólo por considerarla muy alejada de las expectativas iniciales, sino acentuando el innegable éxito de Vox, que ha pasado de tener un procurador en las Cortes a los 13 actuales. Y, sin embargo, en menos de dos años, los populares no sólo han enjugado la victoria del PSOE de 2019, sino que lo han hecho forzados a convocar el adelanto electoral por las maniobras de su socio de gobierno.

Y en unas circunstancias políticas que cualquier analista independiente reputaría como poco favorables para el Gobierno saliente. Sí, pese a que Fernández Mañueco ha tenido que gestionar una de las crisis sanitarias más graves que haya conocido el mundo, obligado a tomar medidas difíciles y siempre impopulares, y pese a que las consecuencias sociales y económicas de la pandemia se han hecho sentir con fuerza, la mayoría de los castellanoleoneses han depositado su confianza en el presidente de la Junta. Se nos dirá que la ganancia ha sido demasiado exigua, sólo dos escaños más sobre los obtenidos en 2019, pero se ha producido en un momento de alta fragmentación política, que, forzosamente, afecta a las formaciones mayoritarias. Pero lo que importa es que el Partido Popular sigue siendo el referente del centro derecha en España y, por lo tanto, la única alternativa real de gobierno en el conjunto de la nación. En este sentido, está muy lejos de nuestra intención rebajar el buen resultado de Vox, pero, con todo, la formación que preside Santiago Abascal se ha quedado 18 escaños por detrás de Fernández Mañueco.

13 Febrero 2022

Fiasco de Pablo Casado en Castilla y León

Ignacio Escolar

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Ni mayoría absoluta ni gobierno en solitario: el PP gana las elecciones y presidirá la Junta, pero fracasa en la estrategia política de relanzar a Pablo Casado como referente de la derecha, frente a Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal

La derecha lleva gobernando Castilla y León desde 1987, desde hace tres décadas y media, desde antes de que cayera el Muro de Berlín. No es novedad que vaya a seguir haciéndolo tras esta noche electoral y no fue esa tampoco la razón por la que el Partido Popular decidió convocar elecciones anticipadas, año y medio antes de cuando tocaba votar.

Recordemos lo ocurrido, ahora que el PP intenta reescribir su argumentario y vender una historia que no pasó: que convocaron las elecciones para evitar una supuesta moción de censura de Ciudadanos en Castilla y León que nunca existió.

No es esa la realidad. Desde Génova adelantaron las elecciones porque veían al alcance de la mano la mayoría absoluta, porque creían que sacarían a Ciudadanos completamente del mapa, porque pensaban que no dependerían de Vox. Lo hicieron para lanzar el “efecto Casado”, y compensar el “efecto Ayuso”, para demostrar que era el presidente del PP quien tiraba del partido, y no solo la lideresa de Madrid.

Ninguno de esos grandes objetivos se ha cumplido hoy. Ni siquiera el que más cerca han estado de lograr: hundir del todo a Ciudadanos, que mantiene un último escaño en el parlamento regional. El de Francisco Igea. Que al fin es consciente del tipo de socio que es el PP.

La derecha ha ganado las elecciones y Alfonso Fernández Mañueco tiene todas las cartas para seguir al frente de la Junta de Castilla y León. Pero ahí se acaban las buenas noticias que el PP puede vender. Ser la primera fuerza en las elecciones, en detrimento del PSOE, no pone más fácil a Alfonso Fernández Mañueco ni la investidura ni la gobernabilidad. Mejora en dos escaños el resultado de 2019 y gana las elecciones frente al PSOE por apenas un punto y medio de distancia.

En porcentaje de votos, Mañueco se queda prácticamente en el mismo sitio en el que estaba hace dos años: que ya fue el peor dato del PP en la región en cinco décadas. Si hubiera conocido este resultado de antemano, es muy dudoso que hubiera forzado este adelanto electoral.

El PP dependerá completamente de Vox, que ya ha adelantado su intención de formar parte del nuevo Gobierno. El PP se resiste, y se resistirá todo lo que pueda. Pero no parece que tenga otra opción.

Para Pablo Casado, el fiasco es evidente. Toda la estrategia diseñada por Génova pasaba por gobernar en solitario en Castilla y León y consolidar a Casado como alternativa a Pedro Sánchez, como gran referente de la derecha frente a Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal. No ha sido así, y son muchos en su partido quienes hoy cuestionan en privado su liderazgo al frente del PP.

Casado ha protagonizado una campaña desastrosa, con intervenciones indistinguibles de su propia caricatura. Para la historia –del humor– quedarán esos discursos cómicos, rodeados de vacas y ovejas, sobre la remolacha, los urbanitas, las sopas de ajo o el vino prieto picudo para desayunar.

Está por ver también si el calendario de elecciones en cascada que había diseñado el Partido Popular sigue en pie. En Andalucía ya habían empezado los trámites para aprobar el contrato para el recuento electoral; estaba previsto convocar las elecciones en cuestión de días. Ya no es seguro que vaya a ocurrir. Juanma Moreno Bonilla hoy ya sabe que un adelanto es la garantía de un gran ascenso de la ultraderecha. Si logra repetir como presidente de la Junta de Andalucía, será con un vicepresidente de Vox.

Soria Ya se garantiza ser el nuevo Teruel Existe en el panorama nacional. Con este resultado –primera fuerza en la provincia, tres escaños y más del 40% de los votos– asegurarían uno de los dos diputados que reparte esta provincia en las próximas generales. La mala noticia para la izquierda es que lo lograría a costa del PSOE, que se queda como tercera fuerza. El otro diputado de Soria, si esto fueran unas generales, sería para el PP.

Casado ha fracasado en su estrategia. Pero eso no significa que la izquierda tenga algo que celebrar. Entre PSOE y Unidas Podemos se dejan ocho procuradores en las cortes. El PSOE pierde siete escaños y casi cinco puntos, en gran medida por el auge de los partidos de la España vaciada. Y en Unidas Podemos se dejan dos puntos y la mitad de sus escaños: de dos a solo uno.

Hace solo siete años, en 2015, Podemos obtuvo 10 procuradores en las cortes de Castilla y León. Hoy mantienen solo uno. Lo mismo que tenía Izquierda Unida en el año 2011.

El fracaso de la izquierda en un territorio que siempre le ha sido hostil es también consecuencia del desgaste del Gobierno de coalición en la España monolingüe –las Castillas, Madrid, Andalucía, Murcia…–, donde pagan el coste de la gobernabilidad. No hay políticas de izquierdas en el Parlamento nacional que no pasen por catalanes y vascos, como ha vuelto a quedar claro con la reforma laboral. Pero pactar con ERC, Bildu o PNV supone un coste para la izquierda en la España interior.

No mejora el PP, aunque siga gobernando. No gana la izquierda, que pierde aún más pie. Tampoco el supuesto centro, Ciudadanos, que nunca actuó como si realmente se creyera esa posición. Al margen de Soria Ya, los grandes triunfadores de la noche están en la ultraderecha, en Vox. Que se convierte en la tercera fuerza política de la comunidad, como ya lo es en el Parlamento nacional.

¿El auge de la ultraderecha es un cambio de ciclo? Está por ver. En las últimas elecciones generales, Vox consiguió el 15,21% de los votos en toda España: un 16,8% en Castilla y León. En estas autonómicas han crecido algo menos de un punto: llegan al 17,63%. No se han disparado: sacan casi lo mismo que lograron la última vez que se votó, dos años atrás. Pero hay un cambio importante: son decisivos para gobernar la comunidad.

Las primeras palabras de Santiago Abascal no dejan lugar a dudas de cuál es ahora su intención: a su candidato “se le está poniendo cara de vicepresidente”. Es dudoso que acepten otra opción, que es una pésima noticia para toda España y para Castilla y León. Será la primera administración de importancia en España donde la ultraderecha gobernará.

13 Febrero 2022

Un gran fracaso de Casado y García Egea

LIBERTAD DIGITAL (Presidente: Federico Jiménez Losantos)

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El resultado del PP en las elecciones de Castilla y León es un desastre sin paliativos. Podrán seguir gobernando si logran llegar a un acuerdo con Vox, pero aunque Mañueco siga en la presidencia de la Junta, no puede ocultarse el hecho de que los populares han empeorado el peor resultado histórico del partido en la región y han perdido más de 50.000 votos.

Tampoco podemos olvidar que estas elecciones se convocaron con dos objetivos claros: tener una mayoría más amplia en la región que les permitiese gobernar con más comodidad; e impulsar a Pablo Casado de cara a las elecciones generales, convirtiendo al presidente del PP en el gran valor electoral del partido y, con ello, relegando a barones como Ayuso, Juanma Moreno o Feijóo, que cada día parecen molestar más a la dirección nacional del partido.

Ninguna de las dos cosas ha ocurrido, en lo regional ha pasado más bien lo contrario: ahora Mañueco tiene que negociar un acuerdo de gobierno con un partido con el que es obvio que los populares se sienten mucho más incómodos que con los socios con los que lograron pactar en 2019.

Y peor aún es el resultado obtenido en la estrategia nacional: Pablo Casado ha sido protagonista absoluto de una campaña que sólo puede calificarse de desastrosa y en la que han pasado de encuestas que les daban 40 procuradores a un resultado final lejísimos de ese pronóstico.

La campaña ha sido mala, el resultado ha sido peor y la dirección popular ha quedado completamente en evidencia: no sólo no han logrado sus objetivos sino que han dejado claro que no son capaces ni de lanzar mensajes que logren movilizar a su electorado, ni de trazar una estrategia coherente, ni de gestionar su relación con Vox y la batalla electoral con un partido al que, empeñado en tratarlo como si fuera su peor enemigo, Casado no logra quitarle ni un voto.

Para colmo, el líder del PP ha decido no comparecer en la noche electoral –¿si el resultado ha sido un éxito por qué no sale a apropiárselo como hizo en Madrid?– y ha dejado que sea el secretario general el que dé las explicaciones oficiales, lo que Teodoro García Egea ha hecho en una comparecencia aún más desnortada que la campaña, sin atreverse ni siquiera a mencionar a Vox y presumiendo de una victoria pírrica como si hubiese sido un triunfo arrollador, esgrimiendo una serie de excusas ridículas para justificar un resultado desastroso del que él es uno de los máximos responsables.

La dirección nacional del PP pretendía darse un baño de masas y un paseo militar en una región que les es propicia –no en vano los populares llevan 35 años gobernando allí– y sólo han logrado mostrar sus evidentes carencias, poner en cuestión su liderazgo y complicar aún más la construcción de esa alternativa a Pedro Sánchez y su gobierno socialcomunista que España necesita desesperadamente.

Es evidente que el PP necesita un cambio de estrategia que sólo puede ser creíble si pasa por un cambio de personas: alguien tiene que asumir esta debacle y Casado tiene que tener muy claro que, si no lo hace ahora su secretario general, lo tendrá que hacer él mismo mucho antes de lo que cree.

14 Febrero 2022

Casado está desnudo

Daniel Basteiro

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La derecha gobernará en Castilla y León. Así ocurre desde 1987 y así ocurrirá tras las elecciones de este domingo. Se esfuma la posibilidad surgida de las urnas en 2019 y que Ciudadanos decidió utilizar para apuntalar aquí también al PP al tiempo que ponía otro clavo en su propio ataúd político.

El PP seguirá gobernando en Castilla y León. Eso no cambia, pero casi todo lo demás, sí. Aquí algunas conclusiones:

El PP fracasa en sus objetivos. Recordemos cuáles eran: la mayoría absoluta (la que tienen Feijóo, Vara y Page) o, al menos, gobernar con cierta tranquilidad al tener, sin pactos, más escaños que partidos que le son hostiles (lo que tiene Ayuso). Ni una cosa, ni otra. Porque gobernar ya gobernaba. Ese no era el objetivo (era el del PSOE) y si ahora los argumentarios del PP nos intentan convencer de otra cosa es, precisamente, para maquillar ese fracaso.

Las elecciones en Castilla y León no refuerzan al PP. Lo debilitan (de hecho pierde más de 54.000 votos) y lo dejan a merced de Vox, que obtiene un resultado notable. Alfonso Fernández Mañueco seguramente se fue a la cama este domingo pensando en cómo se le va a complicar la vida. Vox está crecido (tanto que pasa de 1 a 13) y no quiere ser un mero espectador. Como escribió Jesús Maraña antes del cierre de campaña, cambiar a un vicepresidente de Ciudadanos por uno de Vox es «un pan como unas hostias» en toda regla.

De ser el principio del ciclo electoral al ¿fin? de una pésima estrategia. ¿Dimitirá alguien en Génova? ¿Cesará Casado a García Egea, ya muy cuestionado dentro del PP? La concatenación de fiascos es notable. Génova decidió hacer campaña contra los fondos europeos y acabó provocando una cascada de respaldos de primer nivel al Gobierno desde Bruselas. Su grupo parlamentario pensó que le iba a asestar el golpe de gracia a Sánchez con la reforma laboral y el error de Alberto Casero (revestido de conspiración de Estado) frustró la operación y dejó en evidencia las malas artes de la peor derecha.

¿Y la campaña? Enero comenzó con las macrogranjas y Casado llegó a descalificar al PSOE y a Sánchez por “no pisar el estiércol”. Su campaña acabó siendo un meme, una sucesión de ocurrencias (“Muchas veces no había agua y teníais que beber vino”, el Congreso es “un parlamento serio, con dos esculturas de los Reyes Católicos”) en las que no faltó sugerir que ERC o ETA se presentaban a las elecciones.

Pero no nos equivoquemos, Casado ha hecho la campaña que ha querido. La que le ha pedido el cuerpo. Y no lo ve, pero está desnudo y a merced de Vox. Seguramente en Sevilla Juanma Moreno Bonilla tomará nota antes de aceptar alegremente ser una pieza más en el ciclo del que presumen en Génova.

El PP quería o la mayoría absoluta o un escenario como el de Ayuso. Ni una cosa ni la otra. Y Vox cree que ya está en disposición de comerse al PP

Vox cree que ya está en disposición de comerse al PP. Pedir una vicepresidencia no es un capricho sino una jugada estratégica muy pensada. Santiago Abascal está tratando de superar la adolescencia política de la ultraderecha en España para dar el salto a la gestión institucional. Hasta ahora la había rechazado en otras autonomías y en ayuntamientos, más centrado en llamar la atención y arañar al PP. Para lograr esa pátina de respetabilidad, necesita dejar de dar miedo a parte de la derecha mostrando que puede gobernar sin sobresaltos. Que no se acaba el mundo. Que son como el PP, pero mejores. Es exactamente el camino inverso al del PP, que lleva tiempo confiando en que si imita a Vox, taponará la fuga de votos. Que tiene que utilizar el mismo tono y, a veces, las mismas palabras, para que votar a Abascal no tenga sentido. He ahí las verdaderas primarias de la derecha, en las que Castilla y León es sólo una etapa más. Están muy lejos de estar resueltas.

Un muy mal resultado para la izquierda. El PSOE se deja más de 117.000 votos de los 479.000 que obtuvo hace dos años y el espacio de Unidas Podemos, cerca de 40.000 de los en torno a 100.000 que sumaron entonces Podemos e IU. Las elecciones les pillaron a contrapié, pero no es excusa. Tampoco la irrupción de partidos de la llamada España Vaciada, cuyo avance en modo alguno compensa el retroceso de los dos partidos de ámbito español. El propio Tudanca, en un discurso ejemplar, sugirió algo parecido a un paso atrás, asumiendo en primera persona los resultados pese a la victoria socialista en cuatro provincias. Unidas Podemos confirma su debilidad tras una campaña sin apenas presencia de su principal activo, Yolanda Díaz, volcada en el Ministerio. El resultado es un severo toque de atención a los dos partidos y también a los socios en el Congreso. O le sacan más partido al Gobierno de coalición y evitan el ruido de sables, o acabarán en la oposición. Y Vox, en el Gobierno.

Demasiado tarde para Ciudadanos, demasiado pronto para la España Vaciada. El mal resultado de los naranjas es consecuencia de una deriva de difícil arreglo. Soria ¡Ya! emula con un espectacular resultado a Teruel Existe y abre camino para la España Vaciada pero, descontado Unión del Pueblo Leonés (que responde a otras dinámicas y tiene mucha más trayectoria), confirma que al movimiento en sí, y ya no digamos a su articulación, le falta un incierto camino por recorrer.

¿Cordón sanitario a regañadientes o un truco que dejar en evidencia? Mañueco ha pedido al PSOE que le permita ser presidente para que su investidura no dependa de Vox. Es una oferta envenenada, casi retórica, que parte del cálculo de que será rechazada. El PP parece muy cómodo muy a menudo con Vox y muy temeroso de que la ultraderecha los considere progres. Algo similar, pero al revés, ocurre en un PSOE al que dirigentes de Unidas Podemos caracterizan todos los días como de derechas. Hay una cierta izquierda que encuentra seguridad, que prefiere odiar a gusto al PP por pactar con Vox que dejar fuera de juego a la ultraderecha a cambio de concesiones concretas y tangibles.

Ferraz y Tudanca tienen sobre la mesa la posibilidad de responder al PP exigiendo un compromiso claro y constatable de inversión pública en sanidad y educación, el blindaje de políticas de Igualdad y sociales (por ejemplo, para proteger a personas migrantes) o una ruptura con Vox igualmente patente allí donde el PP tenga algo que perder al hacerlo. Y si la mano tendida de Mañueco es para la galería, en cuanto se traten contenidos concretos caerán las caretas. Cuando hablamos de cordones sanitarios en otros países conviene no olvidar que no sólo es necesario que la derecha ponga pie en pared (incluso aunque no se lo pida el cuerpo) sino que pueda hacerlo porque tiene alternativa. Si todo es un truco, insisto, caerá por su propio peso sin más damnificado que el PP por ir de farol.

13 Febrero 2022

Castilla y León: al PP no le queda otra que pactar con VOX

Alfonso Rojo

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Todos los ojos estaban clavados hoy en Castilla y León, algo que nunca había ocurrido en la política española y la realidad no ha decepcionado.

Victoria del centro derecha, ajustada pero suficiente, y tremendo revés para el socialcomunismo.

Concluido casi el escrutinio, el PP suma 31 procuradores y VOX llega a 13, lo que les permite sumar 44, tres por encima de la mayoría absoluta y 15 más que toda la izquierda y asociados juntos.

El PSOE se queda en 28, Podemos apenas saca 1, lo mismo que Ciudadanos, y los ‘parroquiales’ recogen lo suyo: Unión del Pueblo Leonés junta 3, Soria Ya consigue otros 3 y Avila ya logra 1.

Aunque los socialistas desvinculan este resultado de la política nacional, lo cierto es que es la segunda gran derrota que obtiene el sanchismo en diez meses.

A la postre, la posibilidad de un gobierno del PSOE y Unidas Podemos ha acabado movilizando al electorado de centroderecha. Probablemente eso ha sido el mayor acicate.

Esta comunidad, que históricamente es el germen de España, donde conviven forzados León y Castilla y que habitualmente solo sale en los grandes medios de comunicación nacionales en Semana Santa con sus procesiones, o cuando ocurre una desgracia, deja este 13 de febrero varios mensajes clave:

Primero, que el PP y VOX deben entenderse, máxime después de la desaparición de Ciudadanos, que parece imparable a pesar de que Francisco Igea haya logrado retener su escaño.

Segundo, que Pedro Sánchez está en retroceso. Estás elecciones autonómicas van a ser interpretadas como un nuevo plebiscito sobre la gestión del aliado de etarras y golpistas y el vaticinio es claro.

Tercero que VOX y su candidato, Juan García-Gallardo, emergen como  grandes triunfadores de la noche.

Ellos y Soria YA!, primera fuerza política de la provincia, que después de dos décadas de activismo pasará de las pancartas a las Cortes.

También la UPL que ha crecido de forma espectacular, suma 3 procuradores y más de 40.000 votos.

Para Unidas Podemos la bofetada de realidad ha sido tremenda. Confiaban en pasar de dos a tres procuradores tras su acuerdo con IU y se han quedado en uno.

Este 13 de febrero de 2022 va a marcar a fuego el rumbo de la política española.

El equipo de gurús que Sanchez tiene en La Moncloa ha cambiado radicalmente su discurso y asegura ahora que con estos resultados, que incluyen una bajada de siete procuradores, no se debe «extrapolar a unas elecciones generales».

Se equivocan, porque lo ocurrido el 13-F acelera la deriva iniciada el 4 de mayo de 2021, en Madrid, cuando la popular Isabel Diaz Ayuso arraso en las urnas, postulándose como el estandarte de la libertad frente al socialcomunismo sanchista.

En Periodista Digital apostamos por el triunfo del centroderecha.

Nos parecía impensable que con un Gobierno central tan tóxico y con un líder socialista tan mentiroso, chapucero y amoral, pudiera suceder otra cosa.

Lo lógico era que el electorado decente, honrado, patriota y responsable enviase a todos los españoles el mensaje de que nuestro país necesita un viraje ideológico y otro modo de gobernar.

Y lo ha hecho.