17 diciembre 2017

Ya ocupó la presidencia en el periodo 2010-2014

Elecciones Chile 2017: Sebastián Piñera recupera la presidencia de Chile para la derecha derrotando al periodista Alejandro Guillier

Hechos

El 19.11.2017 y el 17.12.2017 se realizaron las dos vueltas de las elecciones presidenciales en Chile.

Lecturas

LA PERIODISTA BEATRIZ SÁNCHEZ, SORPRESA DE LA 1ra VUELTA:

La división de los partidos de la izquierda oficialista en dos candidaturas, la del periodista ex presentador de televisión Alejandro Guillier por un lado y la Carolina Goic por los democristianos, pero por delante de Goic se coló por sorpresa la también periodista Beatriz Sánchez, que mostró tener un gran respaldo electoral. También por delante de Goic se coló el candidato independiente José Antonio Kast, acusado de ultraderechista por la prensa europea.

Primera Vuelta:

  • Sebastián Piñera – 36,64%
  • Alejandro Guillier – 22,7%
  • Beatriz Sánchez – 20,27%
  • José Antonio Kast – 7,93%
  • Carolina Goic – 5,88%

Segunda Vuelta

  • Sebastián Piñera – 54,58%
  • Alejandro Guillier – 45,42%

 

18 Diciembre 2017

Un despliegue histórico para la derecha

John Müller

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"Quien diseñó la estrategia de los apoderados es el auténtico ganador de esta elección presidencial".

Cuando la historia mire la votación de anoche y la extraordinaria movilización con que ha concurrido la derecha a la misma, esta elección será reconocida como un hito.

Para algunos -los que están acostumbrados a trenzar los hilos de la historia- tendrá el mismo carácter fundacional que tuvo el plebiscito de 1988 para la Concertación. Pocas veces la derecha ha transpirado tanto y se ha comprometido a ras de suelo con el buen funcionamiento del sistema democrático como ocurrió ayer con los casi 50 mil voluntarios que reclutó como apoderados.

El supuesto error de los votos marcados que monopolizó la primera semana de la campaña electoral de la segunda vuelta en realidad terminó siendo un acierto de Piñera. Esa polémica, que fue vista como un fallo que podía hundir al candidato, en realidad apuntaba a un movimiento de base que se estaba desarrollando en la derecha sin prisas pero sin pausa.

El oficialismo, obnubilado con los prejuicios que atribuyen al voto conservador una mayor pasividad y falta de compromiso, no fue capaz de leer que la auténtica carga explosiva del mensaje no era el cuestionamiento a la institucionalidad electoral, sino la radicalización y alistamiento de sus bases.

La decisión de reclutar apoderados, después de que en la primera vuelta algunos de ellos abandonaran sus mesas de votación tras acudir por unas pocas horas, tuvo un efecto multiplicador: cada apoderado suponía sensibilizar a dos, tres o cuatro personas más de su entorno familiar o social respecto de la elección. De allí salieron parte de los 860 mil votos adicionales que Piñera sumó en esta segunda vuelta y que salen de descontar de sus 1.370.000 votos nuevos los 523.213 que teóricamente José Antonio Kast podía transferirle.

Este mismo expediente fue utilizado por la entonces Concertación por el No en el plebiscito de 1988. Las famosas líneas «N» y «O» de control en cada mesa no solo duplicaban el número de apoderados del pinochetismo y cumplían con su objetivo original que era garantizar una votación limpia, sino que aterrizaban en la realidad la posibilidad de que el No ganara, lo hicieron visible para muchos chilenos y lo legitimó como opción en las familias.

Ayer, más de siete millones de chilenos, medio millón más que en la primera vuelta, fueron a sufragar. Lo ocurrido contradice también a quienes apostaban por un presidente devaluado, con menos de tres millones de votos, fruto de una caída de la participación. Piñera ha obtenido casi 3,8 millones de sufragios, más votos que los que consiguió Bachelet en la segunda vuelta de 2013. Su mandato resulta extremadamente reforzado.

Piñera ganó la elección porque logró galvanizar a los suyos y disuadir a los votantes de su rival que, por vergüenza ante la gestión de Bachelet o por la falta de entusiasmo con su candidato, decidieron no ir a votar.

En los próximos días surgirán análisis muy detallados sobre el origen de los votos de Chile Vamos, pero lo que está claro es que hay más votos de derecha que lo que se pensaba y que si alguien sabe qué teclas pulsar, puede movilizarlos con éxito.

Quien diseñó la estrategia de los apoderados y empleó las historias de los votos marcados como elemento de movilización es el auténtico ganador de esta elección presidencial. Pero más allá de la estrategia, lo ocurrido ayer en las mesas electorales ha sido una experiencia vital para la mitad del electorado que tiene todos los elementos para transformarse en el hito inicial de una nueva narrativa basada no en la victoria de un individuo (Sebastián Piñera), sino de un colectivo: una centroderecha democrática, plural, y que ahora sabe que suma más de lo que pensaba.