16 junio 1969

La división de la izquierda causa que ninguno de sus candidatos, ni socialistas, ni comunistas, llegue a la segunda vuelta

Elecciones Francia 1969 – El ‘gaullista’ Georges Pompidou se convierte en nuevo presidente derrota al liberal Alain Poher

Hechos

En junio de 1969 se celebraron las dos vueltas para las elecciones presidenciales en Francia.

Lecturas

Las elecciones de 1965 eligieron presidente de Francia al General De Gaulle para un mandato de 7 años (hasta 1972), pero tras la crisis política de 1968-1969 presenta su dimisión en abril de 1969, lo que ha llevado a convocatoria de nuevas elecciones presidenciales.  

El ex primer ministro durante el gaullismo, Georges Pompidou obtuvo 11.064.871 votos (el 58,21%) en las elecciones celebradas hoy y será el 19º presidente de la República de Francia (y el 2º de la V República).

En la segunda vuelta electoral Pompidou derrotó con claridad a su oponente Alain Poher, que obtuvo 7.943.118 votos (el 41,78%). Poher, en su calidad de presidente del Senado, había reemplazado interinamente a De Gaulle en la presidencia de la república, tras la renuncia de este, el 28 de abril pasado, después del fracaso del referéndum sobre una modificación constitucional.

Pompidou tiene 57 años, y es hijo de un maestro; estudió en el instituto Louis-le-Grand (donde fue condiscípulo del poeta Léopold Séndar Senghor) y luego en la Escuela Normal Superior.

Se diplomó en letras y en ciencias políticas; ha tenido tiempo de hacer de todo y hacerlo bien: colaboró con la Resistencia, fue director de un importante banco, llegó a ser primer ministro de De Gaulle y además ha publicado una interesante e inteligente Antología de la poesía francesa.

Pompidou será un presidente dotado de amplios poderes y nadie ignora que su política interna y externa será de tipo gaullista.

El mandato de Pompidou debía durar hasta 1976, pero se verá truncado por su repentino fallecimiento en abril de 1974, convocándose nuevas elecciones para mayo de 1974.

18 Junio 1969

Personalización del poder

Pilar Narvión

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La elección de Pompidou como Presidente de la República francesa nos pone ante un problema que sería inútil intentar ignorar: el de la personalización del Poder

Es evidente que el no a De Gaulle del referéndum del 27 de abril reflejaba la realidad de un país que estaba fatigado de once años de poder gaullista y deseaba un cambio. El deseo era tan evidente que votaron contra el general incluso una parte de los franceses más apasionantemente fieles a la figura histórica de De Gaulle. Yo he visto llorar, como si hubiese perdido a alguien de la familiar a una respetable dama francesa la noche del 27 de abril, sin que me causase excesiva sorpresa su llanto, sabiendo que había votado no. Por encima de su fidelidad al hombre de la liberación los franceses deseaban ardientemente un cambio de equipo.

Una corriente de ese cambio se manifestó seguidamente por la marea favorable a Poher que siguió a la dimisión del general De Gaulle. Nadie dudaba del triunfo del presidente interino que representaba por fin la renovación de los cuadros políticos de mando en el país.

Analizándolo con objetividad el programa de Poher, en lo que se refiere a la política económica internacional y parlamentaria, está muy acorde con las ideas de la mayoría moderada del pueblo francés a lo que hay que añadir que él representaba el cambio tan ansiado de todos.

¿Por qué se ha quedado Poher en la estacada después de un comienzo de campaña tan decididamente positivo?

Sencillamente por la importancia decisiva que la personalidad de los candidatos adquiere en este tipo de elecciones. La pieza entera de su personalidad desde la manera de hablar hasta la forma de encender los cigarrillos, desde su forma de vestir hasta la cultura o la inteligencia que se le suponen.

Al comenzar la campaña, Poher contaba con un crédito fabuloso a escala nacional. Las simpatías hacia el senador eran generales. Todo el mundo veía en él el negativo de De Gauelle, modesto donde el general era soberbio, prudente donde el general era audaz, mesurado donde el general era desmedido: familiar donde el general era distante: vulgar donde el general era aristocrático. Todo se le dio a Poher gratuitamente: se le atribuyeron sin medida todas las virtudes de que careció el general y con él se vio llegar al Eliseo un equipo de hombres nuevos capaces de gobernar a Francia a la medida y en la medida de su realidad de hoy, un tanto alejado de la grandeur gaullista.

¿Qué ha ocurrido durante la campaña electoral? Ha ocurrido sencillamente que POher ha perdido el solo la elección. Conforme han ido pasando los días, el hombre sencillo y modesto se hacia cada vez más chiquitito, más vulgar, más insignificante, frente a la personalidad de Pompidou, que se iba creciendo afirmando perniando con toda la fuerza animal y hace de él un soberbio ejemplar del hombre de Estado.

Es inútil pretender otra cosa: las minorías de políticos profesionales han votado a Pompidou y han animado su campaña por razones profesionales para el francés medio que ha colocado a los dos candidatos en su sitio, esto es, en la derecha del país, y que no se ha molestado en estudiar a fondo las diferencias de matiz que separan sus dos programas, el francés medio ha votado a Pompidou exclusivamente en razón de sus cualidades personales que son las que de verdad lo distancian y lo diferencias de su contrincante.

Entre Pompidou y Duclos existe un abismo político, dos conceptos opuestos de la sociedad y de sus estructuras, dos filosofías dispares, sus modos de entender la historia universal, dos posiciones situadas en las antípodas de la teología actual. Entre Poher y Pompidou la diferencia es de matices.

Todo el mundo sabe que tanto Giscard d´Estaing, como Pinas y Duhamet, a los que se considera futuros ministros de Pompidou eran de entrada hombres del no y aliados naturales de Poher. Los tres son centristas pertenecientes a la oposición gaullista, se han aliado a Pompidou no en razón de su gaullismo, sino en razón a su personalidad, puede que les ha merecido más confianza su personalidad que la de Poher.

Al parecer las debilidades del personaje Poher de una parte y por contraste reafirmarse las de Pompidou, el personal político de la derecha y el centro ha elegido y en honor a la verdad, hemos de resaltar que ha elegido en función de la personalidad de los candidatos mucho más que en función de su programa o su apellido político.

Pilar Narvión