18 octubre 1981

El país acabará permaneciendo en la alianza atlántica junto a Estados Unidos

Elecciones Grecia 1981: Andreas Papandreu logra formar el primer gobierno socialista griego con un discurso anti-OTAN

Hechos

El 18 de octubre de 1981.

20 Octubre 1981

Grecia y la OTAN

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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EL RESULTADO -más claro de lo que se esperaba- de las elecciones griegas es consecuencia de varios factores, entre los cuales no es el menos interesante el desgaste de un centro que se dejó ir a la derecha, en parte porque en ella está su propio punto de gravedad, en parte por su tendencia al compromiso con los elementos supervivientes y bien instalados de la dictadura reciente. Debe considerarse, pues, el resultado del escrutinio como una expresión de la «voluntad de cambio», que fue tan importante en las elecciones francesas y que ahora sólo representa el apoyo a un socialismo decidido a corregir el histórico desdén de los poderes hacia las clases medias y bajas, derrotadas en cada vaivén político. Las promesas de una política económica que cierre el paso al capitalismo salvaje, a la hegemonía de los bancos y a la corrupción; la restauración de los poderes locales, prácticamente ocupados por una corriente que va del llamado centro a la extrema derecha; la contención del Ejército que sigue ejerciendo un papel predominante en la vida civil, y la apertura de costumbres son varios de los elementos que constituyen el núcleo del cambio que se espera.Desde fuera de Grecia, lo que más importa en este momento es la inclusión, en el programa de los socialistas -que llegan al poder sin necesidad de compartirlo con nadie-, del abandono de la OTAN. Este solo punto puede haber suministrado un buen número de electores, si tenemos en cuenta que el pacifismo ya muy extendido por Europa ha prendido con fuerza en Grecia, sobre todo contando con los momentos de riesgo por los que atraviesa esa zona mediterránea. El golpe de Estado de los coroneles interrumpió hace años un proceso electoral -previsto para un mes después- en el que culminaría la tendencia neutralista. Ahora, estas elecciones han supuesto, en cierto sentido, una reafirmación de la voluntad de entonces.

La dureza con que se cortó el neutralismo griego en 1967 indica, sin embargo, que pueden esperarse toda clase de dificultades para la salida de la OTAN. La importancia de Grecia es hoy mayor que antes, y su vecina y vieja enemiga, Turquía, ha respondido ya con un golpe de Estado y una dictadura que se endurece por momentos -acaba de prohibir todos los partidos políticos- ante los fuertes intentos de neutralidad, y aún puede relacionarse el atentado que costó la vida a Sadat y la represión que él había emprendido con el juego neutralización-beligerancia de Egipto, dentro prácticamente de la misma zona que Grecia.

No parece, con todo, que pueda ser, en lo inmediato, la violencia la que intente disuadir a Papandreu -que, por otra parte, ni siquiera pretende salir de la cultura, la civilización y el modo de vida de Occidente- del abandono de la OTAN. Existen numerosas cartas previas. Una de ellas es que el despegue de la OTAN se decida por referéndum y que el referéndum deba convocarlo el presidente de la República -Karamanlis, otanista y derechista, elemento moderador, en gran parte, de todo el progresismo de Papandreu-. Otra es la fuerte presión de los militares, son unánimemente otanistas, y, finalmente, una serie de ofertas exteriores que aparecerán pronto. Un factor importante es el de hacer ver a Papandreu que no estará equilibrado, fuera de la OTAN, con Turquía al lado y mimada ya por el atlantismo militar y político. Una nueva serie de dificultades fronterizas y en Chipre, con Turquía podría ser un arma de presión considerable. En síntesis, que Papandreu va a encontrar toda clase de dificultades para salir de la OTAN -como va a hallar toda clase de obstáculos para desarrollar su plan social- y bastantes tentaciones para permanecer en la Alianza y para mantener sus acuerdos bilaterales con Estados Unidos.

De todas formas, y ante esta circunstancia, el papel de España en la OTAN, como clave del otro extremo del Mediterráneo y como territorio desde el que influir sobre toda la zona, aumenta. El interés por contar con España se multiplica en Estados Unidos y en el cuartel general, junto al miedo a que el ejemplo griego venga a cundir en este país. Habrá que contar, pues, con que las presiones se multipliquen. Aun cuando Grecia no salga inmediatamente de la OTAN, aun cuando Papandreu retrase el cumplimiento de su promesa o Karamanlis y otras fuerzas se lo impidan, desde el punto de vista de la OTAN, Grecia comienza ya a ser un país dudoso, cuya posible defección tendrá que compensar necesariamente.